¿Una política energética continuista? ¿De quién depende?

Por Mª Concepción Cánovas – Experta en energías renovables

A diferencia de la pasada legislatura, en caso de que finalmente se constituya un nuevo Gobierno, el Parlamento estaría llamado a tener un papel importante en el avance hacia un modelo energético sostenible, tal y como ha referido en este espacio el presidente de la Fundación Renovables. Esta institución sería la única capaz de contrarrestar una política continuista en este ámbito, a la vista de manifestaciones y posicionamientos hechos públicos recientemente y que difícilmente hacen prever que se vayan a producir las modificaciones sustanciales en el ámbito energético que desde diferentes entornos de la sociedad se están demandando.

Por una parte, el secretario de Estado de Energía en funciones se postula para ser elegido ministro y con tal fin solicitó en Cataluña los apoyos de los presidentes de los principales grupos energéticos, entre los que se encontraban Gas Natural Fenosa, Cepsa y Repsol. Tal y como han recogido los medios de comunicación, reconoció “lo bien que les ha ido a los empresarios con él” y que “les seguiría yendo bien si él siguiera en el Gobierno”. La noticia no puede ser más explícita sobre lo que ha supuesto esta legislatura para el sector energético convencional, al mismo tiempo que se han demonizado sectores como el de las renovables, recibiendo las empresas que lo representan un trato de absoluta ignorancia por parte de la Administración sin precedentes en la historia de este sector.

Consecuentemente la producción de electricidad con carbón y ciclo combinado han crecido en 2015 un 23,8% y un 18,7% respectivamente, y nuestras emisiones de CO₂ en este año han aumentado por segundo año consecutivo hasta alcanzar un 5%.

No obstante, esta realidad no ha impedido que la propia vicepresidenta del Gobierno declarara, con ocasión de la firma del Acuerdo de París, el compromiso del Partido Popular con la protección del medio ambiente y aprovechara para sacar a colación el liderazgo de España en tecnología renovable, liderazgo perdido precisamente bajo su Gobierno.

Además del Gobierno, también en estos días la vicepresidenta de la Comisión Nacional de la Competencia, organismo independiente que tiene como objetivo garantizar la libre competencia, ha anunciado que “el futuro energético va ser mucho mejor siempre y cuando no se vuelvan a repetir problemas del pasado como el déficit de tarifa”. Quizás haya que recordarle a la Sra. vicepresidenta que el aberrante concepto del déficit de tarifa fue una decisión política tomada en el año 2000 por un Gobierno del mismo partido que la nombró a ella para maquillar en un año electoral la inflación real alcanzada, y que una vez creado ha sido mal utilizado por el resto de Gobiernos que le precedieron. En su intervención la vicepresidenta al mismo tiempo que defendía el objetivo de una transición energética y la necesaria asunción de un papel activo por parte del consumidor, declaraba que integrar las renovables supondría pagar un precio de inversión mucho más alto que el que se podría pagar dentro de cinco o seis años, volviendo al tópico de la necesidad de cambiar el modelo, pero cuanto más tarde y más lejos mejor. Se olvida esta señora de las declaraciones del propio Comisario Europeo de Acción por el Clima y Energía, Sr. Arias Cañete, sobre la experiencia de la Unión Europea que entre los años noventa y el 2014 ha reducido hasta un 24% las emisiones de gases contaminantes al mismo tiempo que las economías europeas han crecido un 50%.

También parece olvidar que gracias a las renovables los precios del mercado eléctrico son bastante inferiores a los que serían en ausencia de las mismas, como se refleja claramente en el gráfico adjunto sobre la evolución del precio del mercado diario de la electricidad (línea roja) y el de la generación eólica (línea azul) durante el pasado mes de mayo.

A la vista de esta y otras muchas manifestaciones que sería interminable traer a colación y tal y como decíamos al principio, en el caso de que se constituya un nuevo Gobierno, o el Parlamento asume un papel proactivo en el cambio del modelo energético ya que cuenta con una mayoría parlamentaria a favor del mismo, o nos encontraremos con más de lo mismo en la próxima legislatura.

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