Esta tremenda crisis ha puesto en el foco la escasez de material sanitario y la dependencia de terceros países para conseguirlo, con las tristísimas consecuencias que está suponiendo para el país, en general, y para los profesionales del sector sanitario, en particular. Esto me ha traído a la cabeza las alarmantes cifras de dependencia energética que arrastran tanto nuestro país como la Unión Europea (UE).
En el siguiente gráfico, que forma parte del Estudio del Impacto Macroeconómico de las Energías Renovables en España, elaborado por APPA Renovables, podemos ver cómo está conformada nuestra matriz energética: 45% petróleo, 20% gas, 14% renovables, 11% nuclear y 9% carbón.
Dado que España ya no tiene yacimientos de petróleo ni de gas significativos nuestra dependencia energética del exterior es tremenda, con el agravante de que en muchos casos nos ata a regímenes poco o nada democráticos(España ha enviado 26.261 millones de euros a potencias extranjeras como Nigeria, Irán o Arabia Saudí). Efectivamente, España es uno de los países de nuestro entorno con mayor dependencia energética: ni más ni menos que el 73,4%. La UE, en su conjunto, también tiene un gran problema de dependencia energética, pero la cifra es casi 20 puntos menor y se queda en el 55,1% (media de los 28 países de la UE). A estas cifras dramáticas hay que añadir que, en este tipo de estudios, la energía nuclear se considera autóctona, aunque el uranio sea un combustible importado prácticamente al 100%.
Tanto la UE como España tienen que intentar reducir esta galopante dependencia del exterior y para ello, tal y como defiende desde hace casi una década la Fundación Renovables, el triple camino en paralelo es apostar por el ahorro energético, las renovables y la electrificación de la demanda.
- Ahorro energético. El ahorro energético es un yacimiento energético en sí mismo ya que sigue habiendo mucho margen de mejora tanto a nivel de los hogares y las empresas como de la red de distribución. En los últimos tiempos el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), dependiente del MITECO, está haciendo una gran labor de difusión de buenas prácticas para compañías, sector residencial y entidades.
- Electrificación de la demanda. Aunque menos conocida para el ciudadano medio, la electrificación es un elemento fundamental para reducir nuestra dependencia energética. En pocas palabras, consiste en cambiar petróleo y gas natural por electricidad que es la manera más eficiente de generar energía. Los dos principales caballos de batalla serían el transporte, con la entrada progresiva del vehículo eléctrico, y la calefacción (una bomba de calor consume la cuarta parte que la mejor caldera de gas).
- Energías renovables. Lógicamente, de poco serviría electrificar la demanda si seguimos quemando gas y carbón para generar electricidad. Tanto España como la UE tienen un enorme potencial renovable por explotar y el hecho de acelerar esa apuesta nos ayudaría, también, a generar empleo de calidad y a combatir la emergencia climática (a la que no hay que perder de vista, aunque nos aborde otra crisis más urgente). Además de generar electricidad con fuentes renovables desde las grandes plantas, sobre todo, hay que incentivar a los ciudadanos y a las empresas a que apuesten por el autoconsumo fotovoltaico (de momento) porque, además de reducir la dependencia energética, nos permitirá conseguir grandes ahorros en la factura eléctrica.
Afortunadamente, el COVID-19 no ha puesto en jaque nuestro suministro energético (que se ha mantenido infalible gracias a los valiosos profesionales del sector a los que, sin duda, deberíamos aplaudir también a las 20 horas), pero quién sabe si próximas crisis, de otra índole, pueden hacerlo y con nuestro actual consumo de energía final (ver gráfico 2.3) da auténtico pavor pensar en una situación de escasez de gas o petróleo y con cortes de la electricidad o de la banda ancha. Obviamente, no es un problema que pueda solucionarse de hoy para mañana, pero sí debería ser una de las prioridades del ejecutivo, de todas las administraciones y de la sociedad en general, cuando salgamos de esta, ¡qué saldremos! Cuando dobleguemos la curva y aniquilemos al “bicho” una de las tareas urgentes en los próximos años debe ser teñir de azul este gráfico.
La energía es un vector sumamente estratégico y es imperdonable que tanto la UE como España no estemos navegando ya con un rumbo firme a la mayor electrificación posible y al 100% renovable. ¿Nos ponemos a ello?
Por Iván de Otto – Consultor en SdeO Comunicación y socio de la Fundación Renovables