Desvaríos energéticos: la culpa fue del cha cha cha

Por Juan Castro – Gil – Abogado y secretario de ANPIER


Es admirable comprobar cómo vemos a nuestros responsables gubernamentales apuntar con el dedo hacia otro lado cuando se trata de responsabilidades más o menos incómodas, mientras que para identificar todo aquello que pudiera resultar elogioso, el mismo índice acusador orbita 180 grados para señalarse a sí mismo y a su propio mecanismo.

Todo aquel que tiene que discutir en una mesa con responsables energéticos de la actual Administración, ya sabe que tendrá que escuchar sin demasiados análisis de profundidad que las primas a las renovables fueron un disparate de ZP, como si aquel señor pasase por allí y no resultase ser Presidente del Gobierno. Ahora bien, si hay que señalar que España fue una potencia mundial en energía solar y eólica, el dedo «señalador» gira inmediatamente y el discurso se ciñe a las políticas de emprendimiento y al empuje gallardo de tan cabales tecnologías desde las épocas de Don Pelayo.

No oiremos fácilmente a responsables políticos autoinculparse del terrible disparate millonario del Castor, pese a haber costado una enormidad a los ciudadanos y pese a haber provocado cientos de terremotos en la costa levantina. La culpa evidentemente fue del que autorizó, o del que supervisó, o del que no previó, o del que finalmente pagó, pero siempre será de otro. Parece que todos olvidan que cada uno de los sujetos que participaron en tamaño disparate, tenían responsabilidad como miembros de la misma Administración.

No oiremos fácilmente a responsables políticos autoinculparse del terrible disparate millonario del Castor, pese a haber costado una enormidad a los ciudadanos y pese a haber provocado cientos de terremotos en la costa levantina.

Pero no crean que esto del “acusiquismo” es entre parroquias. ¡Qué va! Por ejemplo, no es fácil que personajes del gobierno cierren filas actualmente con el Ministro de Energía por no querer cerrar las muy contaminantes plantas de carbón; y si les preguntas, eso no es política de Gobierno, es política del Ministerio. Como si hubiese alguna diferencia.

En esa misma dirección, a poco que te muevas por los territorios, descubres como altos responsables del establishment ponen en cuestión que la política “no muy prorrenovable” del gobierno no es cosa del Partido Político que lo ostenta esta temporada, sino de las personas concretas que lo detentan en el presente, como si aquellos, no fuesen más que entes etéreos que se colaron por la ventana y cuyos actos no abarcasen realmente a la institución que ocupan.

Hace unas semanas, un Delegado Provincial de una Consejería de una Comunidad Autónoma de cuyo nombre no quiero acordarme, tuvo el valor de asegurarme que un acto administrativo firme desde hacía más de seis años no tenía especial relevancia porque el titular del servicio en el momento de su dictado era de otro partido y no tenía ni idea de la materia en cuestión. Y se quedó tan pancho.

Seguramente, en el culmen del despeje de responsabilidades, vimos hace unos días como el propio Ministro de Energía de España aseguraba, cual portero de fútbol despejando un centrochut, que la inseguridad jurídica del país no la provocaban los extenuantes cambios normativos que sufrimos, sino los pérfidos sujetos que las sufren y que tienen la desdichada idea de recurrir todas las normas a los tribunales de Justicia.

La inseguridad jurídica del país no la provocaban los extenuantes cambios normativos que sufrimos, sino los pérfidos sujetos que las sufren y que tienen la desdichada idea de recurrir todas las normas a los tribunales de Justicia.

A la vista de esta realidad que nadie podrá discutir, Ustedes se pueden imaginar a cualquiera de los millones de turistas que nos visitan de fuera de España, o a los cientos de miles de inversores que de una manera o de otra invierten aquí sus pecunios, escuchando a nuestros representantes, ante cualquier tipo de reclamación, que no es culpa de la Administración, que es culpa del Ministro, o del Concejal, o del Alcalde, o del Presidente de la Comunidad, o del sursum corda

En fin, quizás el problema es que en España parece que nadie tiene culpa de nada, o quizás suceda que tenía razón Gabinete Galigari y la culpa es siempre del cha cha cha.

En fin.

2 comentarios · Escribe aquí tu comentario

  1. Dice ser Sociólogo Astral

    Demasiados políticos enchufoides en la luz «trabajando» de «asesores». cementerio de elefantes para ir a morir la carrera laboral antes de la pensión.

    19 febrero 2018 | 13:20

  2. Dice ser Abogados Coruña

    Es indignante que ocurra esto y que nunca hay responsables

    11 febrero 2019 | 12:15

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