Por Fernando Ferrando – Vicepresidente de la Fundación Renovables
Barcelona creará una empresa municipal para comprar y vender electricidad
Hace un par de semanas la teniente de alcalde de Ecología, Urbanismo y Movilidad del Ayuntamiento de Barcelona, Janet Sanz, presentó la iniciativa de la creación de una empresa municipal para comprar y vender energía eléctrica. La empresa empezaría a funcionar en el otoño de 2018.
A pesar de que la noticia era esperada ya que se incluía en el programa con que Barcelona en Comú se presentó a las elecciones de mayo de 2015, ésta ha generado, tanto en redes sociales como en la prensa escrita, múltiples comentarios y, como no podía ser de otra forma, con una clara división de opiniones.
Lo curioso de las distintas posiciones a favor, fundamentalmente por considerarla como una medida de lucha contra el oligopolio eléctrico, o en contra, por considerar que la iniciativa no generará valor económico suficiente, es que ambas adolecen del mismo error, que no es otro que intentar explicar algo nuevo con los razonamientos que se utilizaron para validar o refutar el anterior. Bajo mi punto de vista, la iniciativa hay que entenderla y considerarla desde la necesidad de recuperar la electricidad como un bien de utilidad pública y de primera necesidad a la que todos no solo tengamos el derecho de acceso universal, sino que su precio sea asumible independientemente de la capacidad económica de cada uno para asegurar la cobertura de una necesidad básica.
La electricidad debería ser considerada como un derecho básico como lo es la sanidad, la educación, o la vivienda… y creo que el Ayuntamiento de Barcelona ha dado un gran paso hacia adelante.
Bajo el punto de vista de la solidaridad y corresponsabilidad territorial la iniciativa lleva explícito el apoyo a la generación de energía mediante el aprovechamiento de las fuentes de energía renovables en instalaciones municipales y de aquellos particulares que decidan generarse su propia energía eléctrica, posición que el Ayuntamiento ha defendido desde siempre en contra de lo establecido por el Ministerio de Industria, Energía y Turismo.
Abrir la posibilidad a gestionar la energía generada por el Ayuntamiento y destinarla como herramienta social para cubrir necesidades es algo que nos debería de alegrar y que, en definitiva, lo único que hace es asumir un compromiso de erradicar la pobreza energética que ni la Administración Central ni el sector eléctrico han asumido como suyo.
Las ciudades son devoradoras de recursos y consumen más del 75% de la energía, siendo causantes del 80% de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero. Bueno es que Barcelona asuma su papel para humanizar la vertiente energética y promueva la autosuficiencia energética como medida de solidaridad territorial y de compromiso con el medio ambiente y la sostenibilidad.
Seguramente los Servicios Jurídicos del Ministerio estarán ya analizando dónde se ha extralimitado el Ayuntamiento en sus competencias o en qué términos su actuación deja de ser constitucional, cuando lo que debería ser anticonstitucional es ir contra la ética y la solidaridad al no considerar en la reforma eléctrica que la energía es un bien de primera necesidad y oponerse al desarrollo de las renovables, únicas fuentes de energía autóctonas, necesarias y suficientes con las que contamos para la cobertura de las necesidades energéticas.
Jaume Sisa en 1975 grabó una canción inolvidable “Qualsevol nit pot sortir el sol” (Cualquier noche puede salir el sol) y cuya última estrofa incluyo en el presente artículo. Creo sinceramente que 40 años después el Ayuntamiento de Barcelona ha empezado a hacer realidad este deseo desde la solidaridad y el compromiso.
(*) Oh, benvinguts, passeu passeu, ara ja no falta ningú, o potser sí, ja me n’adono que tan sols hi faltes tu, també pots venir si vols, t’esperem, hi ha lloc per tots. El temps no compta, ni l’espai, qualsevol nit pot sortir el sol.
(*) Oh, bienvenidos, pasad, pasad, ahora ya no falta nadie, o quizás sí, ya me doy cuenta que solo faltas tú, también puedes venir si quieres, te esperamos, hay sitio para todos. El tiempo no cuenta, ni el espacio, cualquier noche puede salir el sol.
Bacelona caurà.
Així serà, per aliar.se amb el maligne i per ser indigne als ulls de Déu.
Oh, Barcelona, Oh Barcelona, aviat coneixerèu l`horror, la mortandad, la inseguretat ciutadana, la por, el mal viure, l’angoixa, ….
Sintetitzant, el caos.
Amén.
29 julio 2016 | 02:47