Descorche Descorche

Puede que en el vino no esté la verdad, si es que sólo existe una,pero lo que es seguro es que está el placer y juntos vamos a encontrarlo

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Diferencias entre Francia y España: La viña

En varias discusiones surgen las diferencias entre los vinos españoles y los franceses. Son tantas que las tendré que explicar en varios días. Pero la gran diferencia, la que marca todo, es la viña. En Francia todo parte de la viña, en España no.

En todos los viñedos franceses, desde Borgoña hasta Champagne, lo que determina la calidad de un vino es el pago, el cru. La calificación de los vinos puede variar según las zonas. Un Premier Grand Cru es lo máximo en Burdeos, un Grand Cru lo es en Borgoña o en Champagne. Pero lo que se valora es la calidad de la viña, el terroir.

Viene siendo así desde hace muchos años. La clasificación de los vinos de Médoc en Burdeos data de 1855. Ese mismo año Jules Lavalle establece por primera vez una clasificación de los distintos pagos de Borgoña, que divide en cuatro categorías: Tête de Cuvée, Première Cuvée, Deuxième Cuvée y Troisième Cuvée. Cinco años más tarde el Comité de Agricultura de Beaune hace oficial una clasificación basada en la suya.

Estas clasificaciones siguen vigentes en la actualidad sin prácticamente ningún cambio. Y eso ha garantizado durante años que las uvas con las que se elabora un vino proceden de ese pago.

La tentación de crecer, de vender más vino, es algo inherente a la mentalidad empresarial. Pero las bodegas no podían hacerlo, pues perdían su calificación original y eso era empresarialmente malo. Han estado obligadas a seguir elaborando sólo esa finca y han pasado de generación en generación el conocimiento total de esas cepas. Saben como responden ante las lluvias, ante la sequía, ante el calor o ante el frío. Tienen una referencia histórica de añadas con características similares y saben los errores que han cometido en cada caso.

En España lo que se legisla, posiblemente por la influencia histórica del Jerez, es el tiempo de crianza. Por eso los vinos son Crianza, Reserva o Gran Reserva. Un sistema difícil de explicar y difícil de entender, sobre todo fuera de nuestras fronteras.

Viña Ardanza, Viña Albina y todos los vinos históricos, los que empezaron a finales del siglo XIX, recibían esos nombres porque las uvas procedían de los viñas así llamadas. Pero como no era obligatorio legalmente que así fuese, eso se olvidó y hoy siguen con el nombre pero no con la filosofía y las uvas proceden de cualquier parte de Rioja. Ya no existe el factor terroir, sino el factor elaboración. Se impone el papel del hombre sobre el terroir.

No tenemos esa memoria histórica de la que antes hablaba. Podemos saber si un pago es mejor que otro, pero los hemos elaborado juntos durante años. En las bodegas privadas y en las cooperativas. Un padre no puede explicar a su hijo el comportamiento específico de una viña, la forma como hay que elaborarla para que de su mejor resultado, porque no lo sabe, no lo ha hecho nunca.

Hay excepciones pero son tan pocas que casi se pueden nombrar sin ocupar mucho espacio.

Una es Vega Sicilia que, aunque durante años ha comprado uvas de fuera de la finca, ahora se nutre sólo de los históricos viñedos. Pero la gran suerte que tuvo Vega Sicilia es que durante años a los dueños de la bodega el vino no les importaba mucho, pues su negocio era otro, y eso le permitió salir de la época de absurdo desarrollo vinícola sin tocar su filosofía.

Otro caso es Viña Tondonia, donde el respeto a la tradición es un lema que la familia López de Heredia no ha dejado de cumplir jamás. Muchos años considerados como raros por sus vecinos hoy se reconoce su estilo.

Vistazo a las revistas de vino españolas

Empecemos por Sobremesa. Aparece en portada Juan García, que antes de ser Mister Mundo parece que trabajo como sumiller en el restaurante de su hermano. Su aparición viene a cuento debido a un interesante artículo sobre el servicio de sala en los restaurantes. Su título ya lo identifica Protagonista, La Sala: La hora del cambio. Reflexiones interesantes y un artículo serio de Saúl Cepeda. La pregunta que me hago es ¿qué pinta Mister Mundo como foto de portada?

Hay un artículo de Diego Muñoz que, como siempre, hay que leer. Diego Muñoz es uno de los mejores conocedores de vinos del mundo, sobre todo de Francia y Alemania y sus reflexiones y entrevistas son de lo mejor que se publica en la prensa española. Cierra la revista la inevitable mesa de cata.

Sibaritas abre con su editor y director, José Peñín, que, tras la polémica del número anterior, se centra en el vino y el cambio climático. Bueno algo de polémica si hay en su encendida defensa de Pancho Campos, personaje controvertido.

Continúa con una entrevista a Egon Müller, aprovechando la cata que se organizó en Madrid. Una frase resume su visión:

Somos viticultores ligados a un suelo

¿Quieres saber cuáles son los vinos más vendidos de España? Sigue leyendo la revista pero la respuesta es un poco deprimente.

La sorpresa viene después con 6 páginas sobre la Coca-Cola escritas por el propio Peñín. No hay errata, son sobre la Coca-Cola.

Buenas colaboraciones y Paz Ivison. Paz es una persona que maneja como nadie la entrevista y el reportaje basado en las opiniones de los protagonistas, posiblemente porque sabe escuchar. Para cerrar otra mesa de cata.

En Gourmets la base central es una cata de vinos generosos.

La Manzanilla Pasada Pastrana, con 8,5/10 es la mejor puntuada en su campo. En Amontillados, con 9,25/10, están Tradición y Amontillado Viejo Argüeso. El Oloroso Sibarita, el Palo Cortado Viejo Don Pedro Romero y los Pedro Ximénez La Cañada de Pérez Barquero y Santa Ana 1861 de Emilio Hidalgo, todos con 9,25, son los mejor puntuados en el resto de categorías.

Buena entrevista de Oscar Caballero a Jaume Tàpies, actual presidente de la cadena Relais & Château.

En Vino + Gastronomía la portada se centra en la casquería de pescado. Después una entrevista con John Radford, que da un titular que suscribo por entero:

Un vino tiene que decirnos de dónde viene.

Pero lo hacen tan pocos.

Reportaje sobre los tintos andaluces, otra mesa de cata y artículo de Juancho Asenjo, otro personaje de lectura siempre obligatoria, aunque lo de siempre y obligatoria suene reiterativo.

PlanetaVino, que dirige Andrés Proensa, se centra en los vinos de los Montes de Toledo, para hablar después del Palo Cortado y los paisajes vinícolas de Lanzarote.

En Vinum la portada es para los cocineros. Después le llega el turno al vino con una entrevista a Marcos Eguren y un reportaje sobre la vendimia 2007 en distintas partes del planeta.

Lo más destacable, la entrevista a Jean-Claude Berrouet. Con su modestia y su inteligencia lo resume todo fácilmente:

Los vinos de culto existen desde hace siglos. La novedad es el culto a la persona en el mundo del vino. Y eso caerá sobre la conciencia de los periodistas. El starsystem genera ediciones. Pero fuera del pequeño mundo del vino, estas estrellas no tienen gran empaque. Por eso me alegro de no pertenecer verdaderamente a ese mundo. Quien me conoce sabe que soy el hombre que está detrás de Petrus. Cuando ya no trabaje para Petrus, nadie se interesará por mí.

Toda le entrevista merece la pena y se puede leer entera aquí, pero entresaco este párrafo con el que coincido también

La cantidad de vinos catados. Los estudios psicológicos demuestran que si se catan cien vinos en una mañana, de lo cual hacen alarde algunos degustadores, al final todos los catadores seleccionan los mismos vinos, es decir, los más densos y concentrados. Realmente es hora de replantearse este procedimiento. Antes, mi abuelo, cuando era comerciante de vinos, cataba un solo vino en una semana entera. Si el viernes todavía le gustaba, lo incluía en su oferta. Actualmente, los periodistas especializados deben comentar para sus lectores el máximo número de vinos en el lapso de tiempo más breve posible.

No olvidéis después de leer la entrevista que es el enólogo de Petrus.

El estilo de vinos que me gusta

Tendría que haber sido el primer tema pero lo ha ido dejando por lo complejo de la explicación. Y es que definir que tipo de vino es el que más me gusta es complicado. Empezaré por definir lo que no me gusta y de la negación saldrá algo positivo.

No me gustan los vinos elaborado con uvas sobremaduradas, aquellos en los que la fruta se expresa confitada.

No me gustan los vinos con sobre extracción. No me gusta que la madera se note en el vino, ni aunque esté enmascarada por los toques de torrefacto que aporta un buen, y excesivo, tostado de las barricas.

No me gustan los taninos secos, ni que haya gente, incluida especialistas, que digan que con el paso del tiempo se van a limar: un tanino seco es seco hasta que el vino muere.

Resultado de todo esto no me gustan los vinos concentrados y pastosos, de entrada rotunda y que se mueren a mitad de la boca.

No me gusta que los vinos de una zona sean tan iguales a los de otra, que las técnicas de elaboración se impongan hasta el punto de que es imposible saber la procedencia de los vinos, el lugar donde han nacido las uvas.

Algunos amigos cuando les cuento esto me dicen que acabo de eliminar a la mayor parte de los vinos top que se elaboran en España y es posible que sea así, pero la moda de la concentración, la búsqueda del estilo que supuestamente gusta a Parker no me interesa. Este tipo de vino me aburre.

Me gustan los vinos en los que el hombre interviene poco en la elaboración, aunque haya trabajado a fondo el viñedo.

Mi trabajo acaba cuando la uva llega a la bodega

decía el gran Denis Mortet, del que otro día hablaré más.

Me gustan los vinos que expresan su terroir, que son diferentes, únicos, aunque tengan defectos. Me gustan los vinos frescos, con acidez y buena fruta.

Adoro Borgoña, me gustan los buenos mencías leoneses o gallegos, la expresión elegante del Duero, el equilibrio y la finura de los buenos riojas, la Cabernet Franc y la Chenin Blanc del Loira, el Riesling de Alemania, la Grüner Veltliner austriaca, los grandes y olvidados vinos de Jerez, la frescura del moscatel de la Axarquía de Málaga, la intensidad auténtica de los buenos douros, la cariñena del Priorat, el Champagne de los buenos viticultores, la sutileza de una bodega del Penedès como Can Ràfols, los viejos oportos, las garnachas llenas de sutileza procedentes de viejas cepas…

De esos vinos voy a ir hablando en este blog para que juntos podamos disfrutarlos.

Dos nuevos 100 de Parker, sin Parker

Dos nuevos vinos españoles alcanzan la puntuación de 100 en la revista de Robert Parker The Wine Advocate. Son el vino riojano Contador 2005 de Benjamín Romeo y el del Priorat Clos Erasmus 2005.

No es Parker mi pasión personal y normalmente su gusto y el mío no van parejos, pero no dejo de reconocer que cuando él da una alta puntuación a los vinos que más conoce, como es el caso de Burdeos, suele acertar. Puede que olvide otros estilos, que a mi me atraen más, pero un 100 suyo, la máxima nota que otorga, es sinónimo de calidad.

Los vinos españoles hace tiempo que dejó de catarlos personalmente y en su lugar lo hace su colaborador Jay Miller. Y, aunque a nuestro mercado exterior le venga bien, parece que el señor Miller ha decidido ser más generoso con las puntuaciones.

Ningún 100 de Parker en la historia y en la primera cata de Miller cinco vinos alcanzan esa puntuación: Clos Erasmus, Pingus, Termanthia, Contador y Viña El Pisón. Los cinco de la añada 2004. Y ahora nuevamente otros dos vinos alcanzan el 100. Llevamos siete 100 de Miller en dos años. Insisto comercialmente para España muy bien.

Estos son los 23 mejores vinos españoles para The Wine Advocate.

Con 100 puntos sólo dos vinos: Contador 2005 y Clos Erasmus 2005

Con 99 puntos aparecen 4 vinos: Pérez Barquero PX 1905, Pingus 2005, que en esta añada se queda a un punto de la gloria, Vega Sicilia Único Reserva Especial y Espectacle 2004, un vino del Monsant que elaboran juntos René Barbier, Fernando Zamora y el importador americano Christopher Cannan.

16 vinos son puntuados con 98. Vega Sicilia Único 1998, Raúl Pérez Ultreia de Valtuille 2005, Raúl Pérez El Pecado 2005, L’Ermita 2005, Aro de Muga 2004, El Nido 2005, Nit de Nin 2005, Mas Doix Costers de Vinyes Velles 2005, Malleolus de Sancho Martín 2005, Villacreces Nebro 2005, Aurus 2005, Emilio Hidalgo Pedro Ximénez Santa Ana, Pérez Barquero Amontillado, La Viña de Andrés Romeo 2005, Aalto PS 2005, Clos Mogador 2005, Mas d’en Compte Planots 2005

Los blancos obtienen peores notas, siendo el más puntuado con 96, Françesc Sánchez con su Bas Blanc de Monsalvat 2006, una mezcla de Macabeu y Trepat Blanc, para mi desconocida.

Le siguen con 95 el Clos d’Agon 2006 y con 93 hay seis vinos: dos Penedès, El Rocallís 2002 de Can Ràfols dels Caus y el Xarel.lo de Nun Vinyas dels Taus 2006, y cuatro albariños, el Pazo de Señorans Selección de Añada 2003 , Leirana Barrica 2006, A Trabe 2006 y Sketch 2006, estos tres últimos elaborados también por Raúl Pérez.

Las calificaciones de vinos a mi siempre me han parecido discutibles y no me gusta puntuar las emociones, pero es evidente su reflejo y su influencia en el mercado y por eso las pongo aquí.

Nieve en la viña

Los viticultores están contentos. Está nevando, poco pero está nevando. A pesar de las heladas nocturnas, en algunas ocasiones hasta – 4ºC, las temperaturas durante el día subían hasta los 15ºC y la viña se desarrollaba a toda velocidad.

Lloraban cuando las podas

me decían Gaby Rivero desde Marqués de Velilla en la Ribera del Duero y Rodrigo Fernández desde Agrícola Labastida en Rioja.

Durante el invierno las cepas están en el letargo invernal, están dormidas, la savia no circula y la planta no tiene hoja. Están así mientras el suelo no alcance una temperatura superior a los 10 grados.

Las heladas mantienen el suelo frío pero las altas temperaturas de a mediodía, impropias de la fecha, hacían que el suelo se calentase y la savia empezase a circular por la planta. Empezaba el periodo de crecimiento primaveral y empezaba mucho antes de lo debido.

Después del lloro, que se llama así porque el cortar la planta parece que llora, viene la brotación y después el crecimiento de los sarmientos, la floración y casi seguro la helada.

Por eso están contentos, porque el frío y la nieve van a retrasar la brotación y se aleja, de momento, el riesgo de heladas. Que dure este frío piden. Pero por ahora la foto es sólo un sueño, no hay tanta nieve en ninguna viña española. ¿Sólo por ahora?