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Una efeméride por día: descubre el Calendario científico escolar 2024

Por Mar Gulis (CSIC)

¿Te imaginas el mundo sin neveras, lavadoras, bolígrafos o, lo que es peor aún, sin café? Que hoy vivamos con estas cosas ha sido posible gracias al avance de la ciencia y del conocimiento, y concretamente a que el 16 de mayo de 1884 el inventor y empresario Angelo Moriondo patentara la primera máquina moderna de café expreso; el 11 de noviembre de 1930 Albert Einstein y Leó Szilárd obtuvieran la patente US1781541 por su invento: un refrigerador; y el 29 de septiembre de 1899 naciera el inventor László Bíró, que dio lugar a numerosos utensilios, como una máquina de lavar la ropa, un perfumero y el bolígrafo.

Portada del Calendario científico escolar 2024

El Calendario científico escolar es utilizado anualmente por más de 800.000 personas.

Un total de 366 efemérides como estas las encontrarás en el Calendario científico escolar 2024, año bisiesto, que ofrece conmemoraciones científicas diarias y que ya está disponible para su descarga gratuita en 11 idiomas diferentes. El nuevo calendario viene cargado de aniversarios tan relevantes como el del 29 de febrero, Día Europeo de las Enfermedades Raras, celebrado por primera vez en 2008, con el objetivo de concienciar sobre las enfermedades que, por su carácter excepcional, son invisibles para gran parte de la población. O como la del 1 de noviembre de 1755, fecha grabada en la historia portuguesa, cuando tuvo lugar el Gran Terremoto de Lisboa. La búsqueda de una explicación científica del mismo reunió un importante equipo de especialistas y sentó las bases de la sismología moderna.

La iniciativa de crear un calendario de efemérides científicas parte del Instituto de Ganadería de Montaña (CSIC-Universidad de León), y recibió el pasado año el I Premio CSIC de Divulgación Científica y Ciencia Ciudadana en la categoría de Obra Unitaria, por su “originalidad, participación colaborativa, impacto en la sociedad, accesibilidad, sostenibilidad, variedad de formatos, y su capacidad de conjugar la historia de la ciencia con la actualidad investigadora”. Con este impulso, el proyecto ha desarrollado el calendario por quinto año consecutivo, ha lanzado una nueva web y ha dado un vuelco lúdico a la guía didáctica, incorporando actividades de gamificación, como el juego de la oca.

La oca de la ciencia del Calendario científico escolar 2024

La quinta edición de esta iniciativa se acompaña de una guía didáctica con actividades lúdicas, como el juego de la oca.

Además, el calendario 2024 mantiene el recurso de las efemérides en lectura fácil para alumnado con problemas en la competencia lectoescritora y el formato accesible para personas con discapacidad visual.

En esta ocasión, el calendario dedica los espacios a pie de mes a publicaciones periódicas. Entre las 12 seleccionadas se encuentran el Diario del Jardín Botánico, las revistas IAA Información y actualidad astronómica y NaturalMente, y el Boletín CC2, al que debes suscribirte si quieres estar al tanto de las novedades en cultura científica del CSIC.

Viajes en el tiempo

El Calendario científico escolar 2024 nos lleva atrás en el tiempo hasta el año 1076, concretamente al 31 de marzo, cuando nació el alfaquí Abu Bakr Ibn al-Arabi, quien escribió numerosas obras con las que difundió los conocimientos jurídicos de oriente en su tiempo. Pero también nos traslada al futuro próximo, al 28 de julio de 2024, Día Mundial de la Hepatitis, que busca sensibilizar sobre las hepatitis víricas, que inflaman el hígado y causan enfermedades hepáticas graves y cáncer de hígado.

Y entre medias, nos encontramos con los hermanos Lumière en la París de 1895 presentando al público su invento llamado cinematógrafo; con Marie y Pierre Curie en su laboratorio el 21 de diciembre de 1898 descubriendo un nuevo elemento químico: el radio; con el astrónomo Edwin Hubble anunciando la existencia de otras galaxias distintas a la Vía Láctea en 1924; o incluso con nosotros y nosotras mismas en 2001 abriendo por primera vez Wikipedia.

¿A qué esperas para descubrir el resto de efemérides científicas del calendario 2024? También puedes seguirlas diariamente a través de la cuenta de X @CalCientifico.

Nueve libros del CSIC para disfrutar de la ciencia, la historia o el arte

Por Mar Gulis

¿Sabías que el físico Erwin Schrödinger, el creador de la famosa paradoja del gato, fue también poeta? ¿O que en el Tierra hay ocho millones de especies sin contar a las bacterias? ¿Habías oído hablar de los juicios sumarísimos a los que fueron sometidas las personas represaliadas por el franquismo? Estos son solo algunos de los temas que abordan los nuevos libros publicados por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en 2023.

En este post te presentamos las novedades de Editorial CSIC escritas para un público amplio o no necesariamente especializado: libros en los que podrás descubrir aspectos poco conocidos de la historia de la ciencia, como la contribución de las mujeres a la ilustración botánica; explorar los últimos avances científicos en los ámbitos de la nutrición o la búsqueda de vida extraterrestre; o acercarte a un pasado no tan distante, como el de las expediciones militares españolas en Asia a finales del siglo XVIII.

Caseta del CSIC en la Feria del Libro de Madrid / Álvaro Minguito

En todos los casos se trata de libros escritos por especialistas y revisados por pares que podrás encontrar en librerías, el portal de edición electrónica del CSIC o en la caseta de Editorial CSIC en la Feria del Libro de Madrid. Varios de ellos, los marcados con asterisco, también se presentarán el martes 30 de mayo, a las 19:00, en el Pabellón Europa de la Feria. ¡No te los pierdas!

Historias de ciencia, arte y literatura

Ellas ilustran botánica*. Sorteando infinidad de dificultades, las mujeres han estudiado y difundido la flora a lo largo de la historia. Este libro da cuenta de ello reproduciendo más de 50 de obras botánicas de gran valor realizadas por mujeres entre el siglo XVII y la actualidad. Dibujos, grabados, pinturas y fotografías se entremezclan con ensayos y biografías que revelan “cómo se han ido trazando los caminos de la igualdad” en el ámbito de la ilustración botánica. Toya Legido, profesora de Bellas Artes en la Universidad Complutense de Madrid, coordina esta cuidada monografía, en la que historia, sociología y cultura ayudan a desentrañar las relaciones entre ciencia, arte y género.

Fragmento de ‘Los bosques más antiguos?, ilustración incluida en ‘Ellas ilustran botánica’. / © Aina Bestard

Schrödinger, poetaConocido por ser uno de los padres de la física cuántica y el creador de la paradoja más célebre de su disciplina, Erwin Schrödinger tuvo una vida apasionante en la que también cultivó la filosofía y la poesía. En Erwin Schrödinger y el salto espacios-tiempo de Galileo Galilei, la poeta Clara Janés presenta el pensamiento y la obra del Schrödinger humanista. Las relaciones del científico con intelectuales como Ortega y Gasset o Xavier Zubiri o su fascinación con España son otros de los temas tratados por la autora. La obra se ha publicado conjuntamente con ‘Gedichte’ [poemas] y Fragmento de un diálogo inédito de Galileo, una selección de poemas y textos literarios, algunos inéditos, escritos por Schrödinger.

Santiago Ramón y Cajal. Hasta donde quieras llegar. Cajal fue muchas otras cosas además de pionero de las neurociencias y Premio Nobel de Medicina. Esta breve biografía dirigida al público juvenil recorre su trayectoria científica y cuenta aspectos de su vida personal menos conocidos. Los historiadores Elisa Garrido Moreno y Miguel Ángel Puig-Samper reseñan que el prestigioso científico español fue también un niño travieso que trepaba a los árboles, un adolescente rebelde al que le gustaba la pintura o un joven que trabajaba con tesón su musculatura. Publicado por primera vez en 2021, el libro ha sido reeditado este año en acceso abierto con motivo de la celebración del Año Cajal.

Autorretrato de Ramón y Cajal realizado en su juventud.

Erudición sobre hormigas y rositas: acerca de los libros y las mujeres que los escriben*. ¿Qué diferencias hay entre la novela de alguien que se dedica en exclusiva a la escritura y la de alguien que tiene otro trabajo y cuida de su familia? En este ensayo publicado en abierto, la escritora y editora Elena Medel reflexiona acerca de cómo el género y la clase social inciden sobre la escritura. La autora aborda, sin esconder sus “costuras y contradicciones”, cuestiones como si existe o no la literatura femenina; y también dialoga sobre las circunstancias que rodean al hecho de escribir con escritoras de distintas épocas y procedencias, como Virginia Woolf, Gertrude Stein o Carmen Martín Gaite.

Los avances de la ciencia, para todos los públicos

La vida y su búsqueda más allá de la Tierra. ¿La vida extraterrestre será similar o muy distinta a la que conocemos en la Tierra? En este libro de divulgación, Ester Lázaro explica que hay “buenas razones” para creer en la vida extraterrestre, y defiende que probablemente será muy diferente a cómo la imaginamos. La investigadora del CSIC se pregunta qué características tendría que tener un objeto que halláramos fuera de la Tierra para ser considerado un ser vivo, y recorre algunos de los lugares del cosmos más prometedores para encontrar vida: Marte, las lunas de Júpiter o los exoplanetas situados en la zona de habitabilidad de sus respectivas estrellas.

Las moléculas que comemos. Azúcares, hidratos de carbono, fibra, grasas, minerales, proteínas y vitaminas son los componentes básicos de los alimentos, las moléculas que comemos. ¿Qué propiedades tienen? ¿Por qué son importantes para nuestro desarrollo y salud? ¿Cómo proporcionan a los alimentos sus diferentes aromas, colores, sabores y texturas? ¿Qué tipo de reacciones químicas se producen al cocinar? Esta guía didáctica coordinada por las investigadoras del CSIC Inmaculada Yruela e Isabel Varela responde a estas y otras preguntas sobre la alimentación y las moléculas presentes en nuestra dieta. El libro incluye sencillas explicaciones y una amplia variedad de experimentos y talleres que pueden hacerse tanto en la cocina de casa como en el colegio.

Cómo se meten ocho millones de especies en un planeta. ¿Por qué hay monos en Sudamérica? ¿Por qué en el ecuador hay más especies que en los polos? ¿Por qué se dice que hay ocho millones de especies diferentes en el planeta y no solo cien o cien millones? ¿Por qué la especie más competitiva no gana a todas las demás y vive sola dominando el mundo? Para responder estas preguntas, el investigador del CSIC Ignasi Bartomeus realiza un recorrido a través de la historia de la ecología, una disciplina nacida hace apenas 150 años. En este libro de la colección ¿Qué sabemos de? presenta las principales leyes que regulan las comunidades ecológicas y los cuatro mecanismos básicos que determinan los ecosistemas: la evolución, la dispersión, las regulaciones bióticas y abióticas y, por último, la suerte.

Un pasado muy presente

Tragedia en tres actos. Los juicios sumarísimos del franquismo*. Durante la guerra civil y la posguerra, más de medio millón de personas fueron sometidas a juicios sumarísimos: procedimientos regidos por la jurisdicción militar, carentes de garantías y en los que la mayoría de las sentencias supusieron condenas a muerte. El antropólogo de la UNED Alfonso M. Villalta Luna reconstruye la dinámica de estos procesos y las vivencias de sus protagonistas: los presos que desde el interior de la cárcel intentan escapar de la muerte, los militares que sobre el estrado buscan una condena en el consejo de guerra y los familiares y amigos, que realizan viajes y gestiones repletos de incertidumbres y adversidades con el fin de salvar la vida de sus seres queridos.

Consejo de guerra contra los supuestos integrantes de la llamada ‘Checa de Bellas Artes’. / Revista Semana.

La Escuadra de Asia. Entre 1795 y 1803, mientras el mundo entero está en guerra, una pequeña división es enviada a Filipinas para proteger los intereses españoles. Capitaneada por Ignacio María Álava, la Escuadra de Asia tendrá que hacer frente a una misión compleja y lidiar con huracanes, asaltos, incendios, persecuciones, engaños, corruptelas y rivalidades. El historiador Pablo Ortega-del-Cerro relata las hazañas y vicisitudes de la expedición y se adentra en un periodo especialmente convulso, caracterizado por la rivalidad militar y económica entre Gran Bretaña y España. Este episodio excepcional le permite observar el nacimiento de una nueva realidad global.

Cartel del CSIC para la Feria del Libro 2023. / Irene Cuesta

Catorce científicas e inventoras que quizás no conozcas

Por Mar Gulis

Si piensas en científicas o inventoras, ¿serías capaz de dar varios nombres? Sea cual sea tu respuesta, en este post vamos a descubrir a mujeres que han hecho historia por sus descubrimientos y avances científicos. Sin ellas, puede que no estuviésemos aquí, que no existiesen algunos de los objetos que nos rodean, que no contáramos con la atención sanitaria que recibimos o que no tomáramos ciertos alimentos.

La primera persona que vio un coronavirus al microscopio fue una mujer

Empecemos hablando de mujeres que hicieron grandes aportaciones en el ámbito de la salud. June Dalziel Hart (1930-2007), conocida como June Almeida, fue una viróloga escocesa, pionera en nuevos métodos de identificación y captación de imágenes de virus. Fue la primera persona en ver un coronavirus al microscopio. Con motivo de la pandemia de COVID-19, su nombre volvió a resonar, ya que investigadores chinos utilizaron sus técnicas para identificar el virus. Sin su trabajo, no hubiera sido posible una identificación tan temprana.

Por su parte, la genetista estadounidense Mary-Claire King (1946) identificó los genes responsables del cáncer de mama (BRCA1 y BRCA2) y aplicó la secuenciación de ADN para identificar a víctimas de violaciones de los derechos humanos. Y en su mismo país, la analista de datos de la NASA Valerie Thomas (1943) diseñó el transmisor de ilusión: un dispositivo óptico utilizado para la reproducción de imágenes de forma remota que emplea espejos parabólicos. Hoy, esta técnica se utiliza también en cirugía y en el cine 3D.

Si nos remontamos un poco en la historia, durante la Primera Guerra Mundial encontramos a la física rusa Alexandra Glagoleva-Arkadieva (1884-1945), que diseñó una instalación de rayos X para buscar restos de metal y balas en soldados heridos. Más tarde, su invención sería reutilizada para ayudar en partos.

Y un poco más atrás en el tiempo, tenemos a la médica neerlandesa Aletta Henriëtte Jacobs (1854-1929), que en 1881 realizó el primer estudio sistemático de la anticoncepción. Jacobs defendió los derechos reproductivos y sexuales de la mujer, y llegó a instalar el primer centro de planificación familiar de los Países Bajos para mujeres en situación de vulnerabilidad.

Del estudio de la caña de azúcar al agar-agar

En alimentación, la botánica Janaki Ammal (1897-1984) se centró en el estudio de la berenjena, hortaliza que le dio nombre entre sus colegas -Janaki Brengal-, y de la caña de azúcar. Fue la primera científica en cruzar esta planta con el maíz para conseguir variedades de alto rendimiento que pudieran cultivarse en su país, la India. Por su parte, la bioquímica Kamala Sohonie (1912-1998) investigó los efectos de las vitaminas y los valores nutritivos de las legumbres, el arroz y otros alimentos consumidos por los sectores más pobres del país. Además, fue la primera mujer india en recibir un doctorado en una disciplina científica.

¿Y qué sería la cocina actual sin el agar-agar? La microbiológa estadounidense Fannie Hesse (1850-1934) descubrió esta sustancia como agente gelificante de los medios de cultivo de microorganismos.

Mary Elizabeth Hallock-Greenewalt (1871-1950) ideó el órgano de color

Las máquinas llegaron para quedarse

Si hablamos de máquinas y de sus inventoras, también hay nombres para conservar en la memoria. ¿Has oído hablar del órgano de color? Fue ideado por la estadounidense de origen sirio Mary Elizabeth Hallock-Greenewalt (1871-1950) y lo llamó Sarabet. Este instrumento emitía luces de colores con intensidades y matices sincronizados con la música de un fonógrafo asociado, de un modo similar a cómo hacen ahora muchos dispositivos electrónicos. Hallock-Greenwalt también era pianista e inventó un tipo de música visual, que llamó Nourathar, de las palabras árabes nour (luz) y athar (esencia).

El lavavajillas es un electrodoméstico presente en muchas cocinas que comenzó a popularizarse en los años 50 de siglo XX. Josephine Cochrane (1839-1913), de Estados Unidos, fue la inventora de la primera máquina lavavajillas que resultó exitosa comercialmente. Eso sí, Hay que decir que estos primeros lavavajillas requerían gran cantidad de agua caliente y que las casas adaptaran su fontanería.

Josephine Cochrane (1839-1913) fue la inventora de la primera máquina lavavajillas que resultó exitosa comercialmente

Quienes trabajamos con ordenadores a diario utilizamos algún procesador de texto. Esto es gracias a la ingeniera informática estadounidense Evelyn Berezin (1925-2018), que en 1968 desarrolló la idea de un programa para almacenar y editar textos.

Y siguiendo con el almacenamiento de información, la inventora española Ángela Ruiz Robles (1895-1975) dio lugar a la Enciclopedia Mecánica, que podría considerarse el primer libro electrónico de la historia. Se trataba de un dispositivo en el que mediante pulsadores subían mecánicamente, o por aire comprimido, las diferentes lecciones; además, se podían aumentar de tamaño e incluso iluminar.

Cómo pensamos, nos sentimos o nos comportamos

El estudio de la mente humana también ha recibido importantes contribuciones de mujeres. Por ejemplo, la psicóloga estadounidense Mary Ainsworth (1913-1999) desarrolló la teoría del apego para explicar el vínculo entre niños y niñas y la primera figura, que actúa como cuidadora. La investigadora señaló la importancia de una relación sana para la salud emocional en la infancia por su impacto en la vida adulta.

Por su parte, la neurocientífica y psicóloga rusa Natalia Bekhtereva (1924-2008) desarrolló nuevos enfoques neurofisiológicos, como la medición de la actividad impulsiva de las neuronas humanas. Además, puso en marcha un método complejo para estudiar los mecanismos cerebrales del pensamiento, la memoria, las emociones y la creatividad.

Esta es solo una selección de mujeres que se han dedicado a la ciencia y la tecnología, pero la lista obviamente no termina aquí. A lo largo de la historia, ha habido numerosas científicas e inventoras, aunque sus nombres hayan quedado relegados a un segundo plano. Rescatarlas del olvido no solo contribuye a que las mujeres ocupen el lugar que se merecen en la historia de la ciencia, sino también a que cada vez haya más investigadoras y tecnólogas.

Las mujeres invisibles en la aviación y la carrera espacial de EE.UU.

Por Pedro Meseguer* (CSIC) y Mar Gulis

La invisibilidad física ha sido un tema recurrente en la narrativa fantástica, mediante polvos mágicos, capas de invisibilidad o con recónditos mecanismos científicos. Ha generado relatos extraordinarios que tanto la literatura como el cine han aprovechado para construir tramas de misterio. Por el contrario, la invisibilidad social, la que ignora de plano a un grupo de personas en una sociedad, es real y profundamente dañina para la sociedad. Ejemplo de ello es la historia de un grupo de mujeres matemáticas negras que trabajaron como computistas para la aviación y la exploración espacial en los Estados Unidos, primero en la NACA (National Advisory Committee for Aeronautics) y después en la NASA (National Aeronautics and Space Administration). A lo largo de la historia han permanecido invisibles, excepto en el libro Hidden Figures (Figuras ocultas en castellano), de la escritora estadounidense Margot Lee Shetterly, y la película con el mismo nombre (2016).

Fotograma de la película ‘Figuras ocultas’ / Fox 2000 Pictures

Para conocer su historia hay que remontarse a la década de los años 40 del siglo pasado, cuando Estados Unidos entró en la Segunda Guerra Mundial. La necesidad de diseñar y mejorar los aviones militares llevó a contratar a muchas mujeres como computistas, ya que la mayoría de los hombres estaba en el frente. En 1943, tras un año de guerra, estaba claro que vencer pasaba por la supremacía aérea. Eso implicaba mejores aviones, lo que requería una cantidad enorme de cálculos. En aquel momento las computadoras digitales no estaban disponibles —el ENIAC fue uno de los primeros ordenadores y se instaló en 1946—, por lo que esos cálculos se harían a mano, con la ayuda de reglas de cálculo y máquinas electromecánicas. La NACA (institución predecesora de la NASA que había nacido en la anterior gran guerra) contrató personal técnico en su centro de investigación de Langley, en Hampton (Virginia). Ese estado, bajo las leyes de Jim Crow, era uno de los más beligerantes a favor de mantener la segregación racial. Bajo la fórmula de “separados pero iguales”, la segregación impregnaba todos los ámbitos de la vida social: “los negros y los blancos vivían por separado, comían por separado, estudiaban por separado, se relacionaban por separado, iban a la iglesia por separado y, en la mayoría de los casos, trabajaban por separado”. Y los servicios para la comunidad negra, especialmente la educación, eran de peor calidad.

La historia invisible de Dorothy Vaughan, Mary Jackson y Katherine Goble Johnson

En este contexto, en Langley se constituyeron dos grupos de computistas: la unidad del este, compuesta por mujeres blancas, y la unidad segregada del oeste, formada por mujeres negras y comandada por una mujer blanca. Entre ellas, la más veterana era Dorothy Vaughan, que entró de computista en la unidad oeste y llegó a ser su directora en 1951. Tras la guerra, muchas de sus integrantes fueron transferidas a otros departamentos no segregadas y, en 1958, esa unidad se desmanteló, terminando de forma oficial con la segregación en el centro de investigación.

Dorothy Vaughan, Mary Jackson y Katherine Goble Johnson son las protagonistas de esta historia

Pero la comunidad negra seguía siendo de segunda. La crisis de los nueve de Little Rock en 1957, o la decisión del gobernador de Virginia de cerrar las escuelas en las ciudades que habían seguido adelante con la no segregación en 1958, eran muestras claras de la tensión racial existente en la sociedad, que aparecía al llevar a la práctica el derecho a la educación. Si volvemos unos años atrás, cuando las necesidades militares debido a la guerra de Corea se habían vuelto a agudizar, a la unidad comandada por Dorothy Vaughan entró, en 1951, Mary Jackson. En 1956, Jackson comenzó a estudiar ingeniería, con un permiso especial de la universidad de Virginia para asistir a clase con estudiantes blancos. Y más tarde fue promovida a ingeniera aeroespacial. En 1953, se unió a la unidad Katherine Goble Johnson, quien pronto fue transferida a la División de Investigación de Vuelo, donde alcanzó un trato con los ingenieros por sus sólidas aportaciones. Las decisiones se tomaban en reuniones a las que solo asistían los ingenieros varones, pero ella pidió asistir. Sin embargo, le respondieron: “las chicas no van a las reuniones”. Rompió la norma y pudo asistir. Más tarde, cuando la NACA se transformó en la NASA, John Glenn, el astronauta del primer vuelo orbital estadounidense, pidió que fuese Johnson quien revisase los números, antes de su viaje. Los cálculos se habían realizado con computadoras, pero Johnson repitió todo el cómputo y lo corroboró. El vuelo fue un éxito. Después, la ingeniera estuvo implicada en el cálculo de las órbitas del módulo lunar y el módulo de servicio en la misión Apolo que llevó astronautas a la Luna.

La ingeniera Katherine Goble Johnson participó en el cálculo de las órbitas del módulo lunar y el módulo de servicio en la misión Apolo que llevó astronautas a la Luna

La llegada de computadoras significó un cambio sustancial en el trabajo de estas personas. Dorothy Vaughan y Katherine Goble Johnson se reciclaron como programadoras de Fortran y continuaron calculando con los primeros mainframes, que alimentaban con cintas y tarjetas perforadas. Mary Jackson trabajaba como ingeniera, y en los años 70 pasó a integrar el Comité Federal de Mujeres. Después fue nombrada directora del Programa Federal de Mujeres para ayudar a las mujeres en Langley.

El libro Figuras ocultas no deja dudas sobre la trascendencia del trabajo realizado, de forma invisible, por estas y otras mujeres. Ahora esa labor comienza a ser reconocida públicamente. De hecho, en la ciudad de Hampton (Virginia), se inauguró en 2017 un centro de computación con el nombre de una de ellas: el Katherine G. Johnson Computational Research Facility, integrado en el NASA Langley Research Center. Un acto en el que ella estuvo presente. Katherine G. Johnson murió en 2020, y su trayectoria ha dejado una estela imborrable de trabajo bien hecho, y un ejemplo nítido para todas aquellas mujeres que se quieran dedicar a la ciencia y la tecnología.

 

*Pedro Meseguer es investigador en el Instituto de Investigación en Inteligencia Artificial del CSIC.

La vuelta al mundo de Jeanne Baret

María Teresa Telleria (CSIC)*

Este año, en el que conmemoramos el quinto centenario de la culminación de la primera vuelta al mundo por Juan Sebastián Elcano (1476-1526), nada mejor para celebrar el 8 de marzo que recordar la figura de Jeanne Baret (1740-1807), la primera mujer que completó el viaje de circunnavegación. Lo hizo dos siglos y medio después, disfrazada de hombre, al servicio del botánico Philibert Commerson (1727-1773) y enrolada en la expedición marítimo-científica de Louis Antoine de Bougainville.

Ilustración del proyecto ‘Oceánicas: la mujer y la oceanografía‘, del Instituto Español Oceanográfico (IEO-CSIC). / Ilustradora: Antonia Calafat

La mujer que burló su destino

La historia de Jeanne Baret es la crónica de una mujer valiente que no renunció a sus aspiraciones y luchó por su libertad. Trasgredió las normas de su tiempo y su epopeya es la crónica de un viaje de ciencia y descubrimientos con la botánica –la ciencia que se ocupa del estudio de las plantas– como compañera.

Contra todo pronóstico, Jeanne Baret formó parte del universo de aventura y exploración que, en el Siglo de las Luces, rodeó el mundo de la botánica. Nació en la región de Borgoña, en el centro-este de Francia, mediado el año de 1740. Hija y nieta de campesinos, por generaciones su familia se había ocupado de las labores del campo y a esas faenas parecía predestinada. Una vida a golpe de estaciones, partos, arado, yugo y zapapico era su destino. Pasó la infancia ayudando a su familia en tiempo de siembra y cosecha y, el resto de las estaciones, acompañando a su madre en las de recolección de plantas medicinales.

El conocimiento empírico de las plantas y sus propiedades terapéuticas, heredado de su madre, le abrió sin sospecharlo las puertas del mundo. El botánico Philibert Commerson se fijó en ella y en su experiencia y, al quedarse viudo, la contrató como ama de llaves. Baret le entregó su vida y Philibert compartió con ella su ciencia.

Grabado de autoría desconocida, publicado en ‘Navigazioni di Cook del grande oceano e intorno al globo’, Vol. 2 (1816).

El eunuco de la Étoile

Cuando a Commerson le ofrecieron la posibilidad de enrolarse como naturalista del rey en la expedición que, comandada por Bougainville, se preparaba para dar la vuelta al mundo, ella se aprestó a seguirle. Jeanne Baret no estaba dispuesta a quedarse en París, sola, cuidando de la casa y esperando su regreso. Acompañaría a Philibert en su exploración, aunque para ello tuviera que contravenir las leyes que prohibían a las mujeres embarcarse en los buques de la armada.

Para conseguir su objetivo, preparó un plan. Se disfrazaría de hombre y se enrolaría en el viaje de circunnavegación como criado del botánico. Un plan descabellado al que Commerson se negó rotundamente para, después, acabar claudicando.

Llegaron por separado al puerto de Rochefort de donde partieron, juntos, el 1 de febrero de 1767. Jeanne quería conocer el mundo y las plantas que proliferaban en las costas del inmenso océano, pero las cosas no fueron como imaginaba. A bordo de la Étoile, la urca reducida y claustrofóbica en la que navegaron durante muchos meses, vivió el pánico, la ansiedad, la pesadilla y el horror de sentirse continuamente vigilada y acechada por una tripulación a la que su disfraz de criado no engañaba. Su apariencia, su voz y sus modales la delataban y, para defenderse, además de llevar unas pistolas, tuvo que mentir confesando que era un eunuco.

La travesía fue larga hasta arribar a Port Louis, en Isla de Francia –hoy República Mauricio–, a primeros de noviembre de 1768. Permaneció allí durante seis años, hasta finales de 1774 cuando zarpó rumbo al puerto de L’Orient, en Bretaña, a donde llegó en la primavera de 1775. Había culminado su vuelta al mundo.

En este viaje Baret se probó a sí misma. Trabajó hasta la extenuación, padeció hambre y sed, miedo y soledad. Se codeó con la bondad más noble y la maldad más abyecta y logró sobrevivir tras su bajada a los infiernos.

Recorrido realizado por la circunnavegación de la expedición de Louis Antoine de Bouganville (1776-1779).

Buganvillas y el árbol del pan

Durante el viaje, esta mujer valiente prestó un servicio a la ciencia en el campo de la botánica. A ella le debemos el hallazgo de la buganvilla, que localizó en los alrededores de Rio de Janeiro en julio de 1767.  La historia se cuenta como sigue: Commerson estaba indispuesto, recluido en el camarote de la Étoile. No se podía mover. Una antigua herida en la pierna, que se abría con recurrente asiduidad, le impedía desembarcar y Baret debía realizar sola el trabajo en tierra firme. Comenzó la labor de exploración y, según pasaban los días, debía alejarse más y más de la costa adentrándose en el bosque tropical. Fue allí, donde su esfuerzo obtuvo la recompensa al toparse con una planta, la más hermosa que jamás había recolectado. De vuelta en la urca, al presentarle a Commerson aquel arbusto de coloridas brácteas, este fue consciente de que era una especie desconocida para él y para el resto de sus colegas botánicos. Decidió dedicársela a Louis A. de Bougainville, el comandante de la expedición, y la bautizó como: Bougainvillea spectabilis.

Izquierda: Bougainvillea speciosa, zincograbado de James Andrews (1801–1876), publicado entre 1861 y 1871. / Wellcome Library (Londres). Derecha: portada del libro sobre J. Baret de María Teresa Tellería (RJB-CSIC).

Jeanne Baret conoció muchas plantas más y, entre ellas, el árbol del pan, que vio por primera vez a su paso por Tahití. Este árbol producía unos frutos del tamaño de las calabazas que con solo hornearlos proporcionaban un pan tierno y esponjoso; debió parecerle creado para satisfacer las necesidades del hombre pues, sin trabajo, suministraba el alimento de cada día. Ahora, evocarlo nos lleva a ponderar el valor de las plantas ayer y hoy y a pregonar la necesidad de su estudio y conservación.

Tras su regreso a Francia, Baret se retiró a Saint-Aulaye y ahí se pierde su rastro. Sabemos que falleció en 1807, a la edad de 67 años.

El recuerdo de Jeanne Baret, este 8 de marzo, nos proyecta una hazaña al servicio de la ciencia que abre caminos de inspiración y esperanza.

 

*M.ª Teresa Telleria es investigadora ad honorem del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en el Real Jardín Botánico (RJB-CSIC), y autora de Sin permiso del rey (Espasa, 2021), libro donde reconstruye la extraordinaria peripecia de Jeanne Baret. Puedes ver la presentación del mismo en el RJB-CSIC aquí.

365 efemérides para 2022. ¡Descarga gratis el nuevo calendario científico!

Por Mar Gulis (CSIC)

¿Sabías que tal día como hoy, en 1906, nació el químico Albert Hofmann, que descubrió la estructura de la quitina y demostró los efectos psicotrópicos del LSD mientras estudiaba los alcaloides del cornezuelo del centeno? ¿Y que el 17 de mayo de 2014 descubrieron en Argentina el dinosaurio Patagotitan mayorum, el más grande conocido hasta el momento? En el Calendario científico escolar 2022 encontrarás estos y otros 363 aniversarios científicos, con historias tan curiosas como la del 25 de junio: en 1498, un emperador chino presentó el primer cepillo de dientes provisto de cerdas, las cuales se extraían del cuello de cerdos y se cosían a unos mangos de bambú o de hueso. Más adelante, los mercaderes llevaron este invento a Europa.

Con el objetivo de visibilizar los avances de la ciencia y la tecnología a lo largo de la historia, así como a sus protagonistas, el Instituto de Ganadería de Montaña (IGM), centro mixto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universidad de León, ha desarrollado un año más esta iniciativa, que cuenta su tercera edición, dirigida fundamentalmente al público infantil y joven. El Calendario científico escolar 2022, así como la guía didáctica para diferentes niveles y asignaturas, se puede descargar gratuitamente en la web del IGM en diez idiomas diferentes: castellano, gallego, catalán, euskera, asturiano, aragonés, inglés, francés, esperanto y árabe.

En esta ocasión, el nuevo calendario ha querido poner el foco en la igualdad y la diversidad a través de conmemoraciones como el nacimiento de la médica e inventora Patricia Bath el 4 de noviembre de 1942. Ella fue la primera mujer afroamericana en recibir una patente con finalidades médicas, y su invento, el aparato Laserphaco Probe, se usa en la actualidad para tratar las cataratas. La publicación también recuerda, entre otras cosas, que el 5 de julio de 2018 se celebró el primer Día del orgullo LGTBIQA+ en las disciplinas de ciencia, tecnología, matemáticas e ingeniería, y que el 4 de septiembre de 1939 Alan Turing comenzó a trabajar en el descifrado de los códigos secretos alemanes en la Segunda Guerra Mundial.

Del mismo modo, el calendario 2022 recoge efemérides que recuerdan la importancia de la conservación del medio ambiente y de las especies, entre las cuales está la del fallecimiento, el 7 de septiembre de 1936, del último tigre de Tasmania, motivo por el que Australia conmemora cada 7 de septiembre el Día de las Especies Amenazadas.

Pero entre las novedades de esta edición destacan los hitos sobre arabismo y ciencia hispanomusulmana, que ponen en valor nuestra herencia. ¿Sabías que la Alhambra de Granada está adornada por los poemas de Ibn al-Jatib? Este médico, escritor y político andalusí nació el 15 de noviembre de 1313 y escribió más de 70 obras, que incluyen un tratado sobre la epidemia de la peste. El Calendario científico escolar 2022 nos descubre también historias como la de Al-Razi que, entre muchas cosas, realizó la primera destilación del petróleo para obtener querosenos y es considerado el descubridor del ácido sulfúrico y del etanol.

La vacunación: desde 1796 a nuestros días

El desarrollo del nuevo calendario ha sido posible gracias a la ayuda de numerosas entidades y personas colaboradoras, entre las que destaca la comunidad educativa. Además de estar en permanente contacto con el profesorado a través de las formaciones para integrar el uso del calendario en las aulas, la organización ha realizado campañas para que sea el propio alumnado el que envíe propuestas para el nuevo calendario. Una de ellas fue durante la Semana Mundial de la Inmunización y el resultado fue un éxito.

Muchas de las propuestas recibidas sobre la vacunación como bien público que salva vidas se han incluido en la publicación. Resaltamos algunas de ellas: el 14 de mayo de 1796, el niño James Phipps se convirtió en la primera persona vacunada de la historia, cuando Edward Jenner le administró la vacuna que había desarrollado contra la viruela; el 1 de abril de 1885, el médico Jaime Ferrán empezó a inocular en Valencia su vacuna contra el cólera, la primera contra esta enfermedad, para intentar frenar la epidemia que se extendía por la ciudad; el 8 de agosto de 2013 probaron una nueva vacuna contra la malaria con un índice de eficacia de hasta el 100%; el 27 de marzo de 2014 se dio por erradicada la poliomielitis del sudeste asiático gracias a las campañas de vacunación; y finalmente, el 27 de diciembre de 2020, Araceli Hidalgo, de 96 años, se convirtió en la primera persona vacunada frente a la COVID-19 en España.

Y si crees que haces buenos selfies, espera a ver el que se tomó el astronauta Akihiko Hoshide el 5 de septiembre de 2012 mientras orbitaba alrededor de la Tierra en la Estación Espacial Internacional. La foto, en la que se ve el Sol al fondo, se hizo viral en redes sociales.

Descarga gratis el nuevo Calendario científico escolar 2022 y no te pierdas todas las efemérides destacadas del año.

Cinco pinturas contemporáneas que hablan mucho de ciencia

Por Mar Gulis (CSIC)

Este próximo jueves, 25 de marzo, el Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC) inaugura la exposición Arte y ciencia del siglo XXI. La muestra reúne obras de 35 artistas contemporáneos que trabajan en España: 66 cuadros y 11 esculturas figurativas que el Museo ha puesto a dialogar con la ciencia de hoy. ¿Cómo? Conectando el tema de cada obra con una línea de investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, como la alimentación, el envejecimiento, el calentamiento global, la evolución humana o la desigualdad de género. Si quieres ir abriendo boca, aquí tienes algunos de los cuadros que encontrarás en la exposición.

Egg IV

En la muestra, este óleo hiperrealista de Pedro Campos sirve para introducir la investigación en alimentos funcionales de Marta Miguel. Los compuestos bioactivos presentes en alimentos como el huevo son utilizados por esta especialista del Instituto de Investigación en Ciencias de la Alimentación (CSIC-UAM) para elaborar productos que mejoren nuestro metabolismo y prevengan enfermedades relacionadas con nuestro estilo de vida o la malnutrición.

Juanito

La nitidez y definición de esta obra son abrumadoras. Se trata de una pintura al óleo en la que José Luis Corella retrata a un hombre con alzhéimer. Esta enfermedad, cada vez más común entre nuestros mayores, impide generar nuevas neuronas a quienes la padecen. En la exposición, el cuadro nos conduce hasta el Centro de Biología Molecular Severo Ochoa (CSIC-UAM), donde María Llorens estudia la neurogénesis adulta en humanos y modelos animales para diseñar terapias que permitan retrasar o disminuir los síntomas del alzhéimer.

El escondite

¿Qué nos distingue verdaderamente de los simios? Este óleo de Arantzazu Martínez suscita una pregunta fundamental a la que tratan de responder investigadores como Antonio Rosas, del MNCN-CSIC. La respuesta está relacionada con el bipedismo, que libera las manos y las convierte en herramientas de precisión, y con el posterior incremento de la capacidad cerebral. Sin embargo, aún nos queda mucho por saber sobre cómo, cuándo y por qué nuestros ancestros modificaron su anatomía y sus modos de vida. Eso nos permitirá entender mejor de dónde venimos, pero también a dónde vamos como especie.

Patio

La subida del nivel del mar provocada por el calentamiento global es evocada en esta imagen onírica, pintada al óleo por Santos Hu. La obra da pie al investigador del MNCN-CSIC David Vieites, comisario de la exposición, a hablar del impacto del cambio global en el modo de vida de millones de personas o de la pérdida de biodiversidad. De este modo, el cuadro nos lleva hasta los centros del CSIC que estudian estos fenómenos y las medidas que hacen falta para prevenirlos y remediarlos.

La labor invisible

La pintora Carmen Mansilla denuncia en este óleo elaborado ex profeso para la exposición que las artes y las ciencias han compartido a lo largo de los siglos la exclusión de las mujeres. Científicas y artistas quedaron ocultas y sus nombres empiezan a conocerse y valorarse en su justa medida con los estudios de género. El Museo destaca que investigadoras como la física Pilar López Sancho –impulsora de la Comisión Mujeres y Ciencia del CSIC– lideran el cambio hacia una mayor participación de las mujeres en ciencia y tecnología.

Ocho civilizaciones africanas que todo el mundo debería conocer

Por Sirio Canós Donnay (CSIC)*

Durante muchos años, a África se le ha negado su papel en la historia de la humanidad. A pesar de su gran importancia, el pasado del continente africano es poco conocido más allá de por albergar los orígenes de nuestra especie y el Egipto faraónico. Afortunadamente, poco a poco vamos sabiendo más de los cientos de civilizaciones y culturas que han poblado la historia africana y de su papel fundamental en la historia global. Repasamos aquí algunas de ellas:

1. Kush (siglos X a. C.-IV d. C.)

Pirámides de Kush

Pirámides en el cementerio real de Mëroe. / Nina R (CC-BY-SA-2.0).

Cuando hablamos de pirámides, tendemos a pensar inmediatamente en Egipto. Sin embargo, el país con más pirámides del mundo no es Egipto, sino Sudán, que cuenta con más de 300, aunque de menor tamaño que las de su vecino septentrional. Muchas de estas pirámides se encuentran en el cementerio real de Mëroe (en la imagen), y albergan los restos de sus reinas y reyes.

2. Aksum (siglos I-X d. C.)

Imagen de estelas de Aksum

Estelas de Aksum, Etiopía. / Rod Waddington (CC-BY-SA-2.0).

Al sudeste de Mëroe, en la actual Etiopía, encontramos Aksum, la capital del imperio del mismo nombre, que se convirtió en el estado más poderoso de la región tras el declive de Kush. Sus enormes ruinas incluyen cientos de estelas de hasta 33 metros de altura, que representan edificios de hasta 13 pisos (con sus puertas y ventanas grabadas en la piedra) y fueron erigidas para conmemorar personajes notables y/o que se lo pudieran sufragar.

3. Tichitt Walata (siglos XX-V a. C.)

Ruinas de asentamientos de Tichitt Walata en la actual Mauritania. / Augustin F.C. Holl.

Al sur del Sáhara, en la actual Mauritania, encontramos las ruinas sorprendentemente bien conservadas de la civilización de Tichitt Walata. Sus enormes asentamientos de piedra seca de hasta 80 hectáreas ocupan un territorio de 200.000 kilómetros cuadrados, y datan de una época en la que no existía nada que se acercara ni remotamente a esa escala en Europa.

4. Jenne-Jeno (siglos III a. C.-IX d. C.)

Escultura de terracota ubicada en el Musée National du Mali

Imagen cedida por el Musée National du Mali.

Jenne-Jeno, en el actual Mali, fue una de las primeras ciudades al sur del Sáhara y una prueba de que es posible una ciudad sin necesidad de grandes jerarquías. En vez de organizarse en torno a un solo núcleo urbano dirigido por unas élites, sus habitantes se dividieron en barrios, cada uno sobre un montículo, separado del resto y ocupado por profesiones distintas (herreros, pescadores, alfareros), ninguno más rico o poderoso que los otros. Jenne-Jeno desarrolló además una tradición escultórica muy sofisticada (ver terracota en la imagen), de la que desgraciadamente sabemos poco debido al saqueo de muchas de sus piezas.

5. Costa Swahili (siglos X-XVI d. C.)

Restos de las mezquita de Kilwa Kisiwani

Restos de las mezquita de Kilwa Kisiwani. / Janetmpurdy (CC-BY-SA-2.0).

La costa oriental de África ha sido desde principios de nuestra era un nodo fundamental en las redes de comercio del Océano Índico, que conecta el interior del continente con Arabia, India y China. A partir del siglo X d. C., surgieron desde Somalia hasta Mozambique una serie de ciudades-estado costeras gobernadas por élites mercantiles swahilis, que se hicieron rápidamente con el control del comercio índico. Una de ellas fue Kilwa Kisiwani, en la actual Tanzania, que en el siglo XIV fue descrita por el viajante árabe Ibn Battuta como una de las ciudades más bellas y mejor construidas del mundo. Entre sus muchos edificios monumentales destacaba su mezquita (en la imagen), construida con roca de coral y decorada con bóvedas de porcelana china.

6. Gran Zimbabue (siglos VII-XV d. C.)

Torre cónica ubicada en el gran recinto de las ruinas de Gran Zimbabue. / Andrew Moore (CC-BY-SA-2.0).

Cuando los primeros europeos llegaron a Gran Zimbabue en el siglo XIX se quedaron tan impresionados con el tamaño y la arquitectura de sus ruinas que dijeron haber encontrado la capital de la Reina de Saba. Aunque la conexión bíblica es más que dudosa, Gran Zimbabue fue sin duda alguna un gran centro político y comercial, famoso por sus minas de oro. Es además el único yacimiento arqueológico que ha dado el nombre a un país y aparece en su bandera: el pájaro de su izquierda es una escultura que se encontró durante las excavaciones.

7. El imperio de Mali (siglos XIII-XVI d. C.)

Fragmento del Atlas Catalán (1375) atribuido al iluminador Cresques Abraham y conservado desde el mismo siglo XIV por la Biblioteca Real de Francia, actualmente la Bibliothèque National de France

Fragmento del Atlas Catalán (1375) atribuido al geógrafo, cartógrafo e ilustrador mallorquín Cresques Abraham, donde aparece el emperador de Mali ofreciendo una gran pepita de oro a un comerciante árabe. / Fuente: Bibliothèque National de France.

El imperio de Mali, del que se deriva el nombre del actual país, llegó a controlar gran parte del África occidental, desde la costa a Burkina Faso y de Mauritania a Sierra Leona. Su emperador más famoso, Mansa Musa (que aparece sentado en su trono en el mapamundi mallorquín de la imagen) ha sido reconocido como la persona más rica de la historia de la humanidad, muy por encima de Bill Gates y Jeff Bezos. Y no sin motivo: en su viaje a El Cairo en el año 1.324, llevó consigo tanto oro que devaluó el precio en la ciudad durante más de dos décadas.  En el mismo viaje, conoció al poeta y arquitecto granadino Abu Ishaq al-Sahili, al que se trajo de vuelta a Mali para que diseñara mezquitas y redecorara la sala del trono.

8. Benín (siglos VI d. C.-actualidad)

La ciudad de Benín en 1668 según el holandés Olfert Dapper.

La ciudad de Benín, en la actual Nigeria, desarrolló un sistema de murallas de más de 16.000 kilómetros de largo, el cual conectaba 500 asentamientos distintos sobre una superficie de 6.500 kilómetros cuadrados. Aunque poco conocidas, estas murallas son la segunda mayor estructura humana del mundo, solo por detrás de la Gran Muralla China.

 

* Sirio Canós Donnay es arqueóloga africanista e investigadora Marie Curie en el Instituto de Ciencias del Patrimonio (INCIPIT) del CSIC.

Érase una vez… 10 cuentos infantiles para escuchar en casa y ‘flipar’ con la ciencia

Por Mar Gulis (CSIC)

Envuelta en música de suspense y ruidos de tormenta, la voz de una narradora inicia el relato así: “Esta historia comienza una lluviosa tarde de otoño en un oscuro despacho lleno de polvo. Nuestra heroína, Angelina McBustillo, estaba enfrascada revisando las pruebas de uno de sus últimos casos…” ¿Quién es la protagonista de la historia? Angelina es una reputada detective que un día recibe un misterioso encargo: averiguar la identidad de un fósil de renacuajo y esclarecer qué le sucedió hace millones de años.

Asunción de los Ríos

El cuento ‘Buscando lo invisible’ está centrado en la investigadora del MNCN-CSIC Asunción de los Ríos, cuyo trabajo se centra en el funcionamiento de ecosistemas microbianos. / Alfonso Nombela.

Esta es la trama de ‘El misterio de la familia Pelobates’, uno de los 10 cuentos que forman la colección Cuéntame cómo dedicarme a la ciencia, coordinada por el Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC). Científicas famosas como Valentina Tereshkova, Ada Lovelace o Lynn Margulis, junto a investigadoras actuales del CSIC, protagonizan relatos para escuchar en casa durante estos días de confinamiento. Dirigidas a niños y niñas de entre cinco y doce años, las narraciones pretenden despertar el interés por la ciencia entre el público infantil y romper estereotipos de género.

A través de la ficción y de la vida real de mujeres inspiradoras, tratan cuestiones como el cambio climático, la carrera espacial o el nacimiento de la programación. La fauna acuática y las amenazas a las que se enfrenta; qué son los genes y por qué nos parecemos entre nosotros; en qué consiste la endosimbiosis seriada o cómo la paleontología permite descifrar el pasado a través de los fósiles son algunos de los temas abordados en ‘Estrellas, erizos y peninos’, ‘La boga en verso’ o ‘Una historia de parecidos’, entre otros cuentos.

Ángeles Bustillo

Ángeles Bustillo, investigadora del MNCN-CSIC especializada en petrología, progatoniza el cuento ‘El misterio de la familia’. / Alfonso Nombela.

Apoyados en la narración oral, los relatos, que duran entre 6 y 15 minutos, se centran también en aspectos como la importancia del trabajo en equipo, la superación de los miedos personales o la satisfacción de descubrir y aprender a través de la investigación.

La colección está formada por cuentos creados por las cooperativas Biodiversia y Pandora Mirabilia e ilustraciones originales de Alfonso Nombela e Irene Cuesta. Cinco de las historias pertenecen a la serie Un cuento propio y las otras son cinco cuentos originales que están protagonizados por investigadoras del MNCN-CSIC.

Además de estos cuentacuentos que se pueden disfrutar en familia, la colección propone actividades educativas de contenido científico. Con instrumental sencillo y fácil de conseguir, niños y niñas podrán crear un bosque interminable, confeccionar un árbol de la vida, fabricar un fósil o extraer los genes de una fresa. Para quienes se atrevan con los audiovisuales, también hay un desafío: crear un vídeo clip de la canción original Quiero investigar.

Lynn Margulis

La bióloga evolutiva estadounidense Lynn Margulis es la figura principal de ‘El baile de las bacterias’. / Irene Cuesta.

Si quieres saber más sobre Cuéntame cómo dedicarme a la ciencia, lo mejor es que visites su página web. De momento puedes echar un vistazo a la lista de cuentos orales que incluye la colección:

  1. La boga en verso, protagonizada por la investigadora del MNCN especializada en el estudio de los peces de agua dulce Ana Isabel Perdices.
  2. El misterio de la familia Pelobates, protagonizada por la investigadora del MNCN especializada en petrología Ángeles Bustillo.
  3. Estrellas, erizos y pepinos, protagonizada por la bióloga marina mexicana María Elena Caso.
  4. Valiente Valentina, protagonizada por la cosmonauta rusa Valentina Tereshkova.
  5. Yo quiero ser como Trótula de Salerno, protagonizada por la médica del medievo Trótula de Salerno.
  6. Una historia de parecidos, protagonizada por la investigadora del MNCN especializada en genética sistemática Annie Machordom.
  7. El baile de las bacterias, protagonizada por la bióloga evolutiva estadounidense Lynn Margulis.
  8. Buscando lo invisible, protagonizada por la investigadora del MNCN Asunción de los Ríos, cuyo trabajo se centra en el funcionamiento de ecosistemas microbianos.
  9. El bosque interminable, protagonizada por la investigadora del MNCN especializada en ecofisiología vegetal Ana Rey.
  10. La encantadora de los números, protagonizada por la matemática británica Ada Lovelace.
  11. Quiero investigar, canción del proyecto.

La colección Cuéntame cómo dedicarme a la ciencia ha sido financiada por la Fundación española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT).

¿Nos encaminamos hacia la sexta extinción?

Por Mar Gulis (CSIC)

“El 25% de las especies de la Tierra desaparecerá en las próximas décadas si el cambio climático persiste. Es decir, en función de las emisiones y del grado de calentamiento global, perderemos de 500.000 a un millón de especies de animales y plantas”. Esta es la respuesta de la bióloga evolutiva Isabel Sanmartín, investigadora en el Real Jardín Botánico (RJB-CSIC), a la pregunta de si hay evidencias científicas suficientes para predecir el impacto del aumento de las temperaturas sobre la biodiversidad.

Invernadero del Real Jardín Botánico del CSIC / Irene Lapuerta

A partir del análisis de fósiles y de reconstrucciones de ADN, Sanmartín investiga cómo se adaptaron las plantas en el pasado a las variaciones climatológicas. Esas indagaciones le dan pistas para entender lo que sucede en el presente y vislumbrar qué sucederá en el futuro. Y las evidencias se acumulan: “El calentamiento global se está produciendo tan rápido que es muy difícil que las especies consigan adaptarse”, señala. Ahí están los datos: “Por ejemplo, en los bosques tropicales, donde vive el 50% de los organismos de la Tierra, calculamos que desaparecerá el 45% de las plantas”.

El aumento de la temperatura y la destrucción de hábitat, en gran medida provocados por la actividad humana, son las principales causas de esta pérdida de biodiversidad que ya se denomina “sexta extinción masiva”, afirma la bióloga.

Las variaciones del clima no son algo nuevo. A lo largo de la historia de la Tierra, factores geológicos como la tectónica de placas han generado cambios climáticos. Las reconstrucciones paleoclimáticas realizadas permiten afirmar que “cuando los continentes estaban juntos, en Pangea, el clima era árido y frío; en cambio, cuando se separaron el clima se hizo tropical. Eso se ve a lo largo de los últimos 600 millones de años”, explica Sanmartin.

¿Qué es entonces lo que hace que el actual calentamiento global dispare las alarmas en la comunidad científica? Básicamente, la velocidad a la que se producen estos cambios y lo que ello implica. “Quizá lo más relevante de esta era del Antropoceno es precisamente lo distinta que es de otras extinciones masivas que se han producido antes. En los cambios climáticos producidos por el movimiento de los continentes, los tiempos son geológicos; estamos hablando de varios de millones de años. El Antropoceno son [como mucho] 10.000 años, desde la aparición de la agricultura, y sin embargo la tasa de extinción de fondo –el número de extinciones por millón de especies por año (background extinction)– ha aumentado entre 100 y 10.000 veces”, detalla Sanmartin.

Más allá del impacto ambiental, la desaparición de tantas especies afectará directamente a la agricultura y por tanto a la obtención de alimentos para el sustento humano, pero también a la economía o incluso a la aparición de conflictos entre comunidades. La Plataforma Intergubernamental de Ciencia y Política sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas (IPBES) de la ONU advierte que estamos ante la primera gran extinción causada por el ser humano, y desde distintos foros científicos, personal investigador de todo el mundo acumula conocimiento y plantea soluciones a este problema.

La pérdida de biodiversidad es uno de los grandes desafíos asociados al cambio global, entendido este como el conjunto de impactos medioambientales provocados por la actividad humana. En el CSIC queremos divulgar lo que dice la ciencia respecto a esta cuestión. Con ese objetivo hemos creado el espacio ‘Científicas y Cambio Global’, donde entrevistamos a Isabel Sanmartin y otras investigadoras que, desde muy diversas disciplinas, tratan de comprender el alcance de este fenómeno, sus causas, sus efectos y qué podemos hacer para afrontarlo.

Científicas y Cambio Global cuenta con la colaboración de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología – Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades.