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Microplásticos: uno de los mayores problemas ambientales del siglo XXI

Por Ana Torres-Agulló (CSIC) *

En 2018, ‘microplástico’ fue elegida como palabra del año por la Fundación del Español Urgente y, desde entonces, su popularidad no ha parado de crecer. La RAE, que aceptó el término oficialmente a finales de 2022, define ‘microplástico’ como “pieza de plástico extremadamente pequeña, manufacturada como tal o resultante de la fragmentación de plásticos más grandes, no soluble en agua y muy poco degradable”. Científicamente, los microplásticos engloban partículas plásticas con un tamaño inferior a 5 milímetros, lo que equivale, aproximadamente, al tamaño de un grano de arroz.

A día de hoy, la mayoría de nosotros estamos familiarizados con esta palabra, ya que por desgracia encontramos microplásticos en todo lo que nos rodea: mares, suelos, alimentos, bebidas e, incluso, el aire que respiramos. Su presencia masiva en nuestro entorno los convierte en uno de los mayores problemas medioambientales del siglo XXI, pero… ¿de dónde salen tantos microplásticos?

Plásticos que se degradan, detergentes o purpurina

La producción de plásticos ha aumentado un 212% en los últimos 70 años, hasta llegar a los 360 millones de toneladas al año. Una de las principales fuentes de microplásticos, y quizás la más conocida, es la degradación de grandes plásticos que se encuentran acumulados en el medio ambiente. La abrasión, la luz solar y otros mecanismos de erosión ‘fabrican’ microplásticos a partir de plásticos más grandes.

Pero, por si la degradación de millones de plásticos no fuese suficiente, existe otra importante fuente de este pequeño contaminante: los plásticos directamente fabricados en este rango de microtamaños. En esta categoría se incluyen microplásticos que consumimos de forma habitual, aunque quizás no de forma consciente, en nuestro día a día: geles exfoliantes, limpiadores faciales, detergentes o productos de limpieza, entre otros.

Un ejemplo paradójico de este tipo contaminación es la purpurina que, de aspecto colorido y brillante, comúnmente asociamos a celebraciones, fiestas y diversión. Sin embargo, es un microplástico altamente contaminante debido a su pequeño tamaño y su amplia utilización, por lo que la Unión Europea ha prohibido su uso y fabricación.

Comerse una tarjeta de crédito cada semana

La abundante presencia de microplásticos en nuestro alrededor hace que estemos constantemente expuestos a ellos y que, como consecuencia, puedan afectar a nuestra salud. Y es que también se han encontrado en la mayoría de compartimentos de nuestro organismo, como los pulmones, la sangre, la orina y hasta la placenta.

Las cantidades que se detectan son variables, pero, por ejemplo, según un informe encargado en 2019 por el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), si considerásemos únicamente los microplásticos que ingerimos a través de alimentos y bebidas… podríamos estar acumulando el plástico equivalente a una tarjeta de crédito cada semana. Y todo esto sin tener en cuenta otras vías de entrada al organismo como la inhalación o el contacto dérmico.

Más investigación, más regulación

Para conocer los efectos de los microplásticos sobre nuestro cuerpo todavía necesitamos más investigación, pero todo apunta a que están directamente relacionados con efectos cancerígenos y procesos inflamatorios. Aunque los resultados sobre la toxicidad de los microplásticos todavía no son concluyentes, sí se ha demostrado la peligrosidad para la salud humana de los aditivos plásticos o metales pesados que se introducen en el organismo junto a los microplásticos . Hoy en día, más de 13.000 compuestos químicos se utilizan como aditivos plásticos. Unos de los más conocidos son los ftalatos, que pueden llegar a suponer hasta el 40% del peso total de algunos polímeros como el PVC. Se ha demostrado que esta familia de compuestos, comúnmente utilizados como plastificantes y retardantes de llama en los plásticos que utilizamos, pueden, además de influir en patologías como la diabetes u obesidad, estar relacionados con enfermedades respiratorias, cardiovasculares y neurológicas o afectar al sistema reproductivo.

La problemática de los microplásticos no ha hecho más que comenzar y, siguiendo con las tendencias de producción de plásticos actuales, se incrementará de forma exponencial en los próximos años. La Comisión Europea está trabajando en su regulación y restricción de su consumo. ¿Conseguirán evitar que nos convirtamos en parte de Barbieland?

*Ana Torres-Agulló es investigadora predoctoral en el Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA) del CSIC.

 

Illustraciencia 11 presenta las mejores ilustraciones científicas del año

¿Sabías que el desierto de Chihuahua vive una culebra con un ‘parche’ en el ojo? ¿Y que los flamencos se alimentan filtrando el agua a través de su pico? ¿Habías oído que nuestro cerebro es un ‘bosque neuronal’? Estos son solo algunos de los fenómenos que las imágenes premiadas en Illustraciencia 11 te invitan a descubrir.

El certamen internacional de ilustración científica y naturalista organizado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Asociación Catalana de Comunicación Científica (ACCC) acaba de anunciar las ocho obras ganadoras de su undécima edición, seleccionadas entre las cerca de 500 que se presentaron. Infografías, acuarelas, ilustraciones digitales, dibujos a tinta o a lápiz… las propuestas escogidas por el jurado y el público demuestran un año más que cualquier técnica es válida para transmitir el conocimiento científico.

Culebra chata del desierto. / Alejandro González Gallina (México)

La culebra ‘pirata’ del desierto de Chihuahua

Premio Ilustración Naturalista

La culebra chata del desierto (Salvadora deserticola) es endémica del desierto chihuahuense, ubicado entre México y Estados Unidos. Se trata del desierto más grande en Norteamérica y el segundo con mayor diversidad a nivel mundial, e incluye los estados mexicanos de Chihuahua, Coahuila, Nuevo León, Durango, Zacatecas y San Luis Potosí y, en Estados Unidos, Arizona, Nuevo México y Texas. De complexión esbelta y tamaño mediano, la Salvadora deserticola es un animal ágil y veloz, reconocible por la singular característica que le da su nombre común: una escama prominente en el rostro y que recuerda a un parche. Algunos investigadores especulan que se trata de una adaptación para cavar en busca de huevos de reptiles (Degenhardt, et al, 1996), aunque la mayor parte de su dieta la componen lagartijas que caza activamente durante el día.

Alimentación por filtración del flamenco común. / Ana Fernández Pero (España)

Pelícanos filtradores

Premio Ilustración Científica

Los flamencos comunes (Phoenicopterus roseus) filtran el agua con su pico para obtener las algas, el plancton y los moluscos de los que se alimentan. Cuando quieren comer, sumergen su cabeza y se desplazan o la mueven de un lado a otro (f). El agua entonces atraviesa su robusto y curvado pico, que posee una serie de laminillas filtradoras y, a continuación, se encuentra con una carnosa lengua provista de pilosidades que facilitan la ingesta de alimento (c). La infografía representa también la cabeza de estos animales (a), el cráneo (b) y la parte superior (d) y las terminaciones nerviosas de su pico (e).

Bosque neuronal. / Blanca Gimeno Capmany (España)

Un bosque de neuronas

Premio Año Cajal

El cerebro es un gigantesco y complejo bosque neuronal. En un milímetro cúbico, el tamaño de la cabeza de un alfiler, hay 27.000 neuronas y mil millones de conexiones sinápticas: un intrincado sistema donde múltiples redes neuronales trabajan en conjunto para resolver problemas complejos, manejar grandes conjuntos de datos y adaptarse a nuevas situaciones. Esta ilustración digital representa este frondoso entramado celular.

Instrumentos musicales cerámicos del pueblo extinto Muisca. / Ariadna Valenzuela (Colombia)

Instrumentos con formas humanas y animales de un pueblo extinto

Mención especial Ilustración Científica

Los muiscas habitaron en el centro de la actual Colombia durante cerca de 2.000 años, pero su civilización se extinguió tras la conquista española. Esta lámina reproduce, con técnicas tradicionales de ilustración arqueológica, algunos de sus instrumentos musicales, que se caracterizan por incluir representaciones de formas humanas y animales. La mayoría son flautas de cuerpo circular (b, d, e y f) que aparentan ser aves con alas extendidas, una forma de representar el vuelo y la cercanía al Sol que la mitología de este pueblo atribuía a estos animales. La imagen también incluye tres instrumentos de percusión: una estatuilla sonajero con forma de mujer (a), un cascabel con forma de ave (c) y una copa sonajero que representa un ser híbrido entre felino y serpiente (g).

Colores del chile de árbol. / Gabriela Zamora Martinez (México)

Los colores del chile

Mención especial Ilustración Naturalista

Picante y de buen aroma, el chile de árbol (Capsicum annuum L. var. annuum) es un ingrediente básico de la gastronomía mexicana. Se trata de un fruto carnoso, brillante y de forma alargada que puede alcanzar los 15 centímetros de longitud. Su etapa de maduración se reconoce por el color. La tonalidad verde intenso es señal de que el fruto se encuentra inmaduro, pero listo para ser recolectado. Con el paso del tiempo, adquiere tonalidades amarillas y naranjas hasta llegar a un rojo brillante, que indica que llegó a su madurez.

Bull Kelp (‘Nereocystis leutkeana’). / Amanda García García (España)

Una macroalga mitológica

Mención especial Ilustración Naturalista

El nombre científico de este organismo, Nereocystis leutkeana, viene del latín y quiere decir ‘vejiga de sirena’. Se trata de una macroalga que puede llegar a medir hasta 36 metros. Su estructura la forman unas raíces (a) que se agarran a las rocas de las profundidades. Les sigue un tallo hueco (b) terminado en un bulbo (c) que contiene monóxido de carbono, lo que permite que se mantenga erguida. De este órgano brotan entre 30 y 64 hojas (d) que ondulan con el movimiento de las mareas, lo que le da el aspecto mitológico que inspira su nombre. Nereocystis leutkeana es la única alga que produce parches de esporas (e), que caen en la cercanía de sus progenitores. De esta forma, surgen los llamados ‘bosques de Kelp’, localizados en el Océano Pacífico. Estas algas sirven como hábitat para muchas especies y son consideradas un preciado bien económico, ecológico y cultural. También podemos encontrarlas en la gastronomía de América y Asia, donde son consideradas un manjar, así como en múltiples referencias del imaginario popular.

‘Cistanche phelypaea – C. violacea’. / Juan Luis Castillo Gorroño (España)

La belleza de las plantas parásitas

Mención especial Ilustración Científica

Existe un grupo fascinante de plantas incapaces de realizar la fotosíntesis y que obtienen sus nutrientes de otras plantas: las plantas parásitas. Estos organismos representan alrededor del 1%, unas 4.000 especies, de todas las plantas con flor y sobreviven conectándose al sistema vascular de sus huéspedes. Cistanche phelypaea (a-k) y C. violacea (l-m) son dos plantas parásitas presentes en la península ibérica. Su tallo subterráneo emerge a la superficie en primavera, exhibiendo una colorida inflorescencia formada por decenas de flores de color amarillo, blanco-amarillento o violáceo en el caso de C. phelypaea y púrpura o violeta en el de C. violacea. Parasitan la raíz de diferentes especies de la familia Chenopodiaceae.

‘Ara glaucogularis’: el guacamayo azul de los Llanos de Moxos. Patricia Nagashiro Vaca (Bolivia)

El guacamayo barbazul, en peligro de extinción

Mención especial del público

El guacamayo azul o guacamayo barbazul (Ara glaucogularis) destaca por su colorido plumaje, pero se caracteriza por el azul con tonalidades turquesa bajo su pico, de ahí su nombre. Las parejas monógamas de esta especie pueden gestar hasta tres huevos al año. Sin embargo, esto no garantiza el nacimiento de polluelos, ya que los huevos son acechados por monos y otros animales. Lamentablemente, esta ave endémica de Bolivia se encuentra en riesgo crítico de extinción debido al tráfico ilegal, los incendios forestales y el cambio climático. La población descubierta en 1993 no superaba los 36 ejemplares, pero, gracias a proyectos de protección y a la creación de cajas nido, su número ascendió a 600 ejemplares libres en 2022. Habitan en los huecos de palmeras (Attalea princepsphalerata, Acrocomia aculeata y Mauritia flexuosa), aprovechando los frutos que les proporcionan como parte de su alimentación.

Si te has quedado con ganas de más ilustraciones científicas, puedes ver las cuarenta imágenes que formarán parte de la exposición Illustraciencia 11 en la web del certamen.

Del Valle de la Muerte a Toledo: el misterio de las rocas que se mueven solas

Por Javier Carmona (CSIC)*

Hace años, en el Valle de la Muerte (California, EEUU), en el lugar más caluroso y más deprimido topográficamente de nuestro planeta (85,5 metros bajo el nivel del mar) junto con el Mar Muerto, se descubrieron unos surcos de arrastre que dejaban tras de sí rocas de tamaño considerable. Las trazas no se encontraban en zonas con pendiente que pudiesen facilitar el desplazamiento de las rocas y, en ocasiones, cambiaban inexplicablemente de dirección.

Roca deslizada en el Valle de la Muerte / Wikipedia

En el lago seco de Racetrack, la zona del valle donde este fenómeno es más frecuente, las rocas tienen un tamaño de entre 15 y 45 centímetros y pesan hasta 30 kilos. La longitud de los surcos que dejan a su paso es de centenares de metros y su profundidad media, de 2,5 centímetros.

A lo largo de los años se han formulado diversas hipótesis para poder explicar estos movimientos: terremotos, huracanes, inundaciones puntuales o un origen biológico, incluso la presencia de extraterrestres o civilizaciones pasadas. Pero, en la naturaleza, la explicación más sencilla suele ser la correcta y este caso no iba a ser de otra manera.

70 años de observaciones

En 1948 comenzaron las observaciones empíricas en la zona. Los movimientos se fueron identificando con estacas, que marcaban la posición original de las rocas y su nueva ubicación si experimentaban desplazamientos en años o meses sucesivos. Pero fue en 2014 cuando el misterio empezó a resolverse. Ese año se publicó un estudio en la revista científica PLOS ONE que incluía observaciones precisas de GPS colocados sobre las rocas y datos obtenidos por una estación meteorológica. También, y por primera vez, se logró grabar una secuencia de imágenes donde se podía observar el movimiento de un bloque a lo largo de más de 200 metros.

Los datos recogidos dejaban claro que el desplazamiento sólo se producía durante el día y en invierno. En ese momento del año las temperaturas diurnas alcanzan los 30 grados centígrados, pero por la noche pueden descender hasta los -10. A esas temperaturas, el agua vertida por las escasísimas precipitaciones invernales se congela. Durante el día, el hielo se funde originando una pequeña lámina de agua, pero, bajo la roca, persiste una fina capa agua congelada. Esto propicia que un poco de viento sea capaz de empujar una roca situada encima del hielo y hacer que se deslice por la superficie sin apenas esfuerzo. Además, si la dirección del viento cambia, el desplazamiento y el surco lo hacen en esa nueva dirección.

De hecho, se pudo comprobar que, con tan solo con una fina capa de hielo de entre 3 y 6 milímetros de espesor, se podía producir este movimiento. También, que una velocidad del viento de 4 o 5 metros por segundo era suficiente para desplazar las rocas a velocidades de entre 2 y 5 metros por minuto. Además, se observó que según la velocidad y la dirección del viento y de la corriente de agua superficial, el movimiento de la roca podía variar. ¡Misterio resuelto!

Rocas que se desplazan en la provincia de Toledo

Se han descrito manifestaciones parecidas de rocas que se mueven solas en España, concretamente en la laguna Altillo Chica, en la localidad de Lillo (Toledo). En este caso, las rocas eran de un tamaño inferior, pero de hasta 8 kilos de peso. Sin embargo, aquí no se desplazan por la presencia de hielo.

Roca deslizada en Lillo, Toledo / Wikipedia

Roca deslizada en Lillo, Toledo / Wikipedia

Esta laguna puede estar parcialmente seca en algunas épocas del año. Cuando aumenta su superficie acuosa, en las zonas menos profundas se generan tapices microbianos. En momentos de tormentas con fuertes precipitaciones y vientos, este tapiz puede actuar como lubricante o incluso romperse, permitiendo el desplazamiento de la roca sobre la superficie, lo que a su vez deja un surco de arrastre. A pesar de que el espesor de la lámina de agua es muy reducido, de apenas 2 o 3 centímetros, y el fondo de la laguna es muy plano, se han medido velocidades en la corriente de agua de 2 metros por segundo con vientos de 14 metros por segundo.

Nuestro planeta es un lugar fascinante, y todavía ocurren multitud de fenómenos sorprendentes que a veces pasan desapercibidos. Solo es cuestión de observar.

 

*Javier Carmona es responsable de comunicación y cultura científica del Instituto de Geociencias (CSIC-UCM).

Pareidolia: en ocasiones veo caras

Por Miriam Caro y Emilio Tejera (CSIC)*

¿Quién no se ha tumbado sobre la hierba, en una apacible tarde de verano, y ha jugado a encontrar formas en las nubes? De igual manera, somos capaces de ver rostros, animales y otros elementos familiares en enchufes, casas o paisajes. Internet está lleno de imágenes de objetos con estas cualidades, pero los seres humanos llevamos estableciendo estas analogías visuales desde hace miles de años.

Roca ubicada en la isla volcánica de Heimaey, al sur de Islandia. / Diego Delso (delso.photo)

Nuestra tendencia a ver más de lo que realmente hay explicaría que el Dolmen de Menga, construido hace más de 5.650 años en la actual provincia de Málaga, se alce frente a la Peña de los Enamorados, con su forma de cabeza. También parece probable que los antiguos homínidos desenterrados en el yacimiento de Makapansgat, en Sudáfrica, se hayan dejado encandilar por un guijarro encontrado en esa zona que, de manera natural, se asemeja a un rostro humano.

Caras por doquier

La creación de este tipo de analogías visuales por nuestra mente se denomina pareidolia. Aunque en un principio se asoció a patologías mentales, hoy tenemos claro que es un comportamiento común en el ser humano desde una edad muy temprana. Es la base del famoso test de Rorschach, y también de los emoticonos. Se ha empleado en el arte, en educación y en medicina, y hay lugares turísticos que han alcanzado notoriedad gracias a él, como la Ciudad Encantada de Cuenca.

La neurociencia ha comprobado que mientras ocurre el fenómeno se activan las mismas áreas cerebrales que reconocen esas formas cuando son auténticas, aunque de una manera ligeramente más lenta que si los estímulos fuesen verdaderos. Los estudios confirman la sabiduría popular acerca de que cada persona evoca imágenes distintas, pero que esas percepciones se mantienen con el tiempo, aunque hayan tenido que señalárnoslas al principio. Compartimos esta capacidad con otras especies, y puede verse alterada por procesos como el embarazo, o en varios tipos de trastornos mentales y neurodegenerativos, lo cual podría contribuir a su tratamiento y diagnóstico.

El hecho de ver caras o formas en todo lo que nos rodea se explica porque nuestro cerebro está preparado para simplificar el entorno. Ya habló de ello la ley de la pregnancia de la Gestalt, según la cual la percepción tiende a adoptar las formas más sencillas posibles. Dentro de esta ley general, nos encontramos con las leyes particulares de proximidad, de cierre, de continuidad o de semejanza, que explicarían el porqué de la pareidolia. Los estudios parecen indicar que, en efecto, nuestras neuronas nos predisponen a “completar el dibujo”, y pueden detectar caras a partir de elementos aislados (sobre todo similares a ojos) más que de imágenes en conjunto, aunque muchos de estos aspectos aún se discuten.

Reconocer elementos sueltos como parte de un todo

La pareidolia forma parte de un concepto más amplio denominado apofenia, por el cual inferimos patrones a partir de datos aparentemente aleatorios. En realidad, sólo es una derivación de un fenómeno normal, y útil desde un punto de vista evolutivo: el ser humano tenía que ser capaz de detectar predadores a su alrededor a partir de sutiles percepciones en el entorno, como movimiento, sonido o algo parecido a unos ojos. Y esto explica que funcione tan bien para reconocer rostros, porque debíamos detectar al vuelo el estado mental de quien nos acompaña, para así decidir con rapidez cómo reaccionar.

Esto nos ha ayudado a sobrevivir, e incluso, más adelante, ha formado parte indeleble de algunas nociones culturales del ser humano: desde la creación de las constelaciones hasta la interpretación paranormal de determinados eventos. De hecho, la ciencia también se basa en ese mismo reconocimiento de patrones, con una salvedad: en lugar de creernos lo que, a primera vista, sugieren nuestras impresiones al relacionar ciertos sucesos (origen de buena parte de las teorías de la conspiración), nos dedicamos a comprobar si las conexiones que genera nuestra mente tienen algún fundamento real.

Vivienda en la ciudad de Sibiu, en Transilvania (Rumanía) / Helena Tejera Puente

En el cuento Funes el memorioso, Borges habla de un hombre con una memoria tan exacta que, para él, era distinto un perro de frente que uno de perfil. Eso le impedía ejercer la capacidad de abstracción y, por tanto, le hacía imposible pensar. La pareidolia, en el fondo, forma parte de lo mismo que nos hace interpretar los símbolos más primitivos (entre ellos los jeroglíficos, o ciertos motivos del arte rupestre) y, por tanto, tiene que ver con mucho de lo que ha sustentado nuestra civilización. Así que, la próxima vez que veas una oveja en una nube, no la desprecies: es más real de lo que parece.

*Miriam Caro y Emilio Tejera son miembros de la Unidad de Biología Molecular del Instituto Cajal (CSIC).

Selección sexual desbocada: cuando los caminos de la seducción son inciertos

Por Gonzalo M. Rodríguez (CSIC)* y Mar Gulis

En Australia, un macho de pergolero satinado (Ptilonorhynchus violaceus) con su plumaje azulado despeja una zona de terreno, construye una especie de escenario y lo tapiza con elementos del mismo color: plumas, piedras, hojas, cristales o plásticos. A continuación, recoge ramitas secas y hace dos paredes que forman algo similar a un pasillo por el que entrar triunfante. Todo ello para deslumbrar a la hembra de su especie.

Macho de pergolero satinado (‘Ptilonorhynchus violaceus’) / Ken Griffiths

Por su parte, en Nueva Guinea y con el mismo propósito, un macho de pergolero pardo (Amblyornis inornata) construye una cabaña de ramitas techada y con aspecto de teatro. Limpia su interior con sumo cuidado para dejar únicamente la tierra a la vista y, sobre ella, va colocando montoncitos de distintos elementos coloridos que dispone como alfombras a la entrada de la pérgola.

En Sri Lanka, un ejemplar de pavo real (Pavo cristatus) despliega su cola en forma de abanico para sorprender a la hembra. Una cola llena de colores, pero aparentemente inútil para el vuelo.

Pavo real (‘Pavo cristatus’) / Jose Miguel Sanchez

Sin duda, procesos fisiológicos o comportamientos tan extravagantes como los descritos han sido seleccionados genéticamente porque provocan una fuerte influencia en las hembras. Pero, ¿por qué pasa esto? ¿Qué tienen esos comportamientos que tanto gustan a las hembras?

Un coste que es necesario asumir

Los ornamentos, los cantos, las mejores cabriolas… son rasgos que se consideran ostentosos, exagerados. Suponen tal riesgo o derroche de energía que, aparentemente, sería más lógico que no existiesen. Sin embargo, pueden explicarse por una relación coste-beneficio en el proceso de comunicación.

Desde el punto de vista del emisor, el macho en este caso, los costes radican en la emisión de la señal, mientras que los beneficios dependen de si el receptor, la hembra, responde o no a la señal enviada.

Por ejemplo, en relación con el coste, cuando el macho de ruiseñor (Luscinia megarhynchos) canta para atraer a la hembra, puede perder hasta un 10% de masa corporal por el esfuerzo que hace. Algo parecido sucede con los machos de muchas especies de lagartos, mamíferos, aves e insectos cuando destinan compuestos muy necesarios para su metabolismo a las secreciones químicas que, a modo de perfume, les permiten llamar la atención de las hembras. Es el caso de las lagartijas lusitana y carpetana (Podarcis guadarramae e Iberolacerta cyreni, respectivamente), que segregan sustancias con ácido oleico y provitamina D3, muy apreciadas por sus parejas.

Macho de lagartija carpetana (‘Iberolacerta cyreni’) / Matthijs Kuijpers

Otros costes a los que el emisor se enfrenta son más indirectos y se relacionan con el riesgo de ser detectado o atraer a individuos indeseados, como depredadores o competidores. Cuando un macho expresa una señal de colores muy llamativos para atraer a una hembra, como la cola del pavo real, asume un riesgo muy grande, ya que no solo será llamativo para la hembra sino que también puede ser visto y cazado por un depredador.

Sin embargo, todos estos costes se compensan con el beneficio que supone fecundar a la hembra. En este caso, el desgate y el riesgo valen la pena.

Cabría preguntarse por qué en los ejemplos citados es el macho el que tiene que hacer tantos esfuerzos para reproducirse. ¿Acaso la hembra no tiene el mismo interés en dejar descendencia? Sí, lo que pasa es que entre ambos sexos hay una diferencia fundamental que da lugar a un conflicto de interés: al macho le cuesta poco producir gametos, y lo hace en gran cantidad, mientras que los de la hembra son pocos y caros. Por eso, para asegurarse descendencia, el macho usa una estrategia basada en conseguir el mayor número de cópulas posibles, mientras que la hembra elige el mejor macho posible. Cantidad frente a calidad.

Cuando la selección se desboca

Lo dicho hasta aquí aclara algunas cosas, pero no acaba de explicar por qué las hembras de algunas especies prefieren machos con rasgos o comportamientos que van en detrimento de sus posibilidades de supervivencia. Para entender esto Ronald Fisher, uno de los genios de la matemática estadística y la biología del siglo XX, expuso la teoría del run-away, es decir selección desbocada.

Pongamos un ejemplo: imaginemos una población de aves en la que los machos son variables en sus rasgos y en la que el emparejamiento se hace completamente al azar, de manera que cada hembra sigue una preferencia distinta al resto. Imaginemos también que, en un momento dado, aparece un nuevo depredador que se mueve por el suelo y que los individuos con una cola más larga y que vuelan mejor consiguen escapar más a menudo de ese depredador.

¿Qué pasará? En pocas generaciones, las hembras con más descendencia serán aquellas que, aunque sea por azar, prefieran aparearse con machos con la cola más larga, porque sus crías también volarán mejor y tendrán más probabilidades de sobrevivir.

Si esa preferencia está ligada a un gen y se hereda, las hembras que elijan machos de cola larga, tendrán hijas que también los prefieran. En este caso, el rasgo del macho (cola larga) y la preferencia de las hembras se habría unido en los mismos individuos y sus genes se heredarían conjuntamente.

Los nuevos individuos se reproducirían más y tendrían más crías y, por tanto, se entraría en un proceso de retroalimentación positiva que desembocaría en que las colas de los machos serían cada vez más largas. Es decir, que ese rasgo se iría exagerando de manera desbocada (de ahí el nombre de esta teoría).

Podría llegarse a un punto en que la cola fuera tan grande que ocasionara un impedimento para la huida de ese depredador. Esto podría parar este proceso de selección, pero no necesariamente. Fisher planteaba que, aunque el rasgo ya no sea óptimo, dado que la preferencia en la hembra sigue existiendo, esos machos seguirán siendo elegidos y el rasgo continuará exagerándose.

Sin embargo, en algún momento entraría la selección natural: la cola sería tan larga que no permitiría volar al ave y los machos con este rasgo serían devorados por el depredador antes de tener oportunidad de reproducirse. Esto supondría el freno definitivo a la exageración.

Está claro que para gustos los colores, olores o sonidos. La preferencia o la atracción puede seguir derroteros muy complicados, variables e impredecibles; también en el juego de la seducción animal para observadores externos como nosotros. En cualquier caso, las preferencias que observamos hoy en las hembras de cualquier especie animal seguramente sean un reflejo del pasado, de ventajas evolutivas que se heredaron por ser beneficiosas y contribuir a incrementar la eficacia biológica de los individuos que las portaban y de aquellos con los que se emparejaban.

 

* Gonzalo M. Rodríguez es colaborador del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC) y autor del libro ‘Cómo se comunican los animales’, con un podcast en Ciencia para leer.

El difícil camino de la pérdida de audición

Por Isabel Varela-Nieto* (CSIC-CIBERER) y Mar Gulis

 

En junio de 1789, Francisco de Goya es designado pintor de cámara por Carlos IV y, tres años más tarde, enferma gravemente en Sevilla. El cuadro clínico es complejo. A sus 46 años, Goya sufre vértigos, acúfenos (ruido en los oídos) e hipoacusia; además de dolores abdominales, alteraciones de la visión, alucinaciones y delirios. Como consecuencia de todo ello, desarrolla una depresión. Su aspecto general se deteriora profundamente y adelgaza de forma llamativa. En 1793 retoma su trabajo. Anda con dificultad, presenta problemas de equilibrio y de visión de los que termina recuperándose en parte, pero, en cambio, quedará sordo de por vida.

La sordera de Goya es profunda. Esto le obliga a abandonar la enseñanza en la Real Academia de Bellas Artes y le crea graves problemas de comunicación y relación que le llevarán a iniciar una etapa de mayor introversión y aislamiento. Sin embargo, aprenderá a leer los labios y el lenguaje de signos, y seguirá pintando y creando obras maestras hasta el final de su vida. Aislado del mundo del sonido, muere en Burdeos en 1828, con 82 años de edad.

Grabado de Francisco de Goya sobre lengua de signos / ¿Qué sabemos de la sordera? (CSIC/Catarata)

Otro caso fue el de Ludwig van Beethoven, que perdió audición muy joven. Entre 1794 y 1796, mediada la veintena, presentó las primeras manifestaciones de su sordera, pero ocultó estos síntomas e inició un largo periplo de médicos y tratamientos diversos. Con 30 y 40 años los zumbidos de oído y la hipoacusia se acentuaron, y durante los últimos ocho años de su vida la sordera fue total.

Ya no podía tocar ningún instrumento. Y, si lo hacía, era de forma automática, sin la expresión y brillantez de su etapa inicial. Dejó de ser capaz de mantener una conversación, se aisló de sus amigos y admiradores, y la constatación de su enfermedad le sumió en la más profunda de las depresiones. Sin embargo, fue una época de composiciones magistrales, en las que en ningún momento se advierte la presencia de hipoacusia en la composición.

A lo largo de la historia muchos personajes relevantes de ámbitos diversos han padecido diferentes grados de pérdida de audición: Alexander Graham Bell, que inventó el teléfono; Thomas Alva Edison, que contribuyó a la difusión de la luz eléctrica; el emperador de Roma Claudio I; la actriz ganadora de un Óscar Marlee Matlin; o Pete Towsend, guitarrista de The Who.

Precisamente este artista advertía a los jóvenes del peligro de sordera que puede suponer el abuso del ‘iPod’ si no bajan el volumen de la música que escuchan. Y es que los músicos son especialmente vulnerables a la pérdida de capacidad auditiva. Phil Collins ha perdido un 60% de la audición, mientras que la rapera estadounidense Foxy Brown perdió su capacidad auditiva por completo en los dos oídos a la vez, y decidió someterse a una operación que a día de hoy le permite oír, pero de manera muy limitada. Por su parte, el famoso vocalista de AC/DC, Brian Johnson, padece de sordera parcial. En 2016, le diagnosticaron problemas auditivos que cuatro años después acabaron con su carrera como cantante en el grupo.

Un tipo de discapacidad

Ejemplos como este ponen de manifiesto el impacto que la sordera tiene en la vida de las personas que la padecen. La pérdida de audición se considera incapacitante cuando es superior a 35 decibelios (dB en el oído que oye mejor). Se calcula que más del 5% de la población mundial, unos 466 millones de personas, sufre una pérdida de audición incapacitante, y se estima que en 2.050 esa cifra superará los 900 millones, una de cada diez personas.

Inmunohistoquímica del órgano receptor auditivo del ratón / SEBBM, Raquel Martínez Vega (Instituto de Investigaciones Biomédicas «Sols- Morreale», CSIC-UAM)

La hipoacusia, que es como se denomina la pérdida de la audición, limita la capacidad de comunicación y la autonomía, y reduce las oportunidades de ser un miembro activo en la sociedad. Los efectos secundarios de esta carencia sensorial pueden incluir cambios en la percepción y en la personalidad, especialmente introversión y aislamiento social.

Cuando la sordera aparece en la edad adulta

La prevalencia de la pérdida de audición aumenta con la edad: entre los mayores de 60 años, más del 25% padece una pérdida de audición incapacitante. A diferencia de las personas con sordera desde los primeros años de vida, quienes sufren pérdida de audición total o parcial una vez adquirido el lenguaje, con frecuencia, suelen rechazar su condición y no reconocen su problema. Además, muchas personas sienten su pérdida auditiva como una amenaza a su integridad física y emocional, lo cual puede llevar a que se aíslen y eviten salir.

Por ello, la sordera tiene implicaciones psicosociales en varios ámbitos: el familiar, donde todos sus miembros tienen que adaptarse a la nueva situación; en el laboral, puesto que la sordera puede impedir o dificultar el acceso a determinados puestos de trabajo; y en el ámbito social, en el que tiende a producirse una reducción del círculo de amistades. De hecho, en personas ancianas la sordera se considera una de las principales causas de aislamiento.

Dibujo científico de Santiago Ramón y Cajal: corte del ganglio espiral y órgano de Corti (N.º 3663)/ Legado Cajal (Museo Nacional de Ciencias Naturales, CSIC)

La sordera en el Día Mundial de la Audición

La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que el 80% de las necesidades de cuidado del oído y la audición siguen estando desatendidas. El organismo internacional estima también que la pérdida de audición no tratada tiene aparejada un coste económico elevado para el paciente y para el sistema de salud, estimado en casi un billón de dólares cada año.

Por eso, el Día Mundial de la Audición, que se celebra el 3 de marzo, hace hincapié este año en promover un cambio de mentalidad respecto al cuidado del oído y la audición que ayude a mejorar el acceso a la atención sanitaria de las personas con sordera y reducir el coste de la pérdida de audición no tratada. En palabras de Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS, “la pérdida de audición ha sido calificada a menudo de ‘discapacidad invisible’, no solo porque no se acompaña de síntomas ostensibles, sino también porque durante mucho tiempo las comunidades la han estigmatizado y los responsables políticos la han ignorado».

 

* Isabel Varela-Nieto es autora, junto con Luis Lassaletta Atienza, del libro ¿Qué sabemos de la sordera? (CSIC-Catarata).

Extirpar de raíz la semilla roja

Por Alfonso Villalta*

El 12 de mayo de 1939 un teniente coronel de la 84 División del ejército franquista fue trasladado a Chillón, una pequeña y tranquila localidad de Ciudad Real con 5.000 habitantes. Tras su rápida visita, el militar redactó un informe en el que reclamaba medidas inmediatas para “extirpar de una manera radical los brotes de antiguas rebeldías, llegando esta extirpación a la semilla que las germinó”.

Enseguida se desplazaron a la localidad nuevas divisiones del ejército. Pero, ¿qué motivaba esa visita, el despliegue militar que la acompañaba y la petición de unas medidas tan duras? Nada más y nada menos que un mensaje manuscrito en un pequeño trozo de papel que había aparecido clavado en un poste de la luz la madrugada del 10 de mayo de 1939. Alguien se había atrevido a desafiar al régimen con algunas palabras subversivas: “[…] menos Franco y más pan blanco y dejaros de tanta misa y pensar en producir […]”.

Pasquín encontrado en el pueblo de Chillón el 10 de mayo de 1939 / Archivo General e Histórico de Defensa (AGHD)

Este papel desató una movilización sin precedentes de las autoridades locales, la guardia civil, los fervientes seguidores de la Falange y, como vemos, también del ejército. Entre otras cosas, las investigaciones iniciadas por las autoridades civiles dieron lugar a procesos militares sumarísimos caracterizados por su vertiginosa velocidad y la ausencia total de garantías judiciales para las personas detenidas.

Las pesquisas concluyeron señalando a un joven veinteañero como el autor de las palabras escritas que habían incendiado el pueblo, cuyo padre languidecía en las cárceles franquistas. Su madre, también prisionera, tuvo que dejar al joven solo al cuidado de sus ocho hermanos. Aquella noche el joven fue a la casa de un amigo que le invitó a tomar unos chatos de vino, y el alcohol le dio la valentía para plasmar en ese papel un grito tan radical como: “Os estáis portando muy mal con esto de meter tanta gente en la cárcel”.

Soñar con pan

Este joven y su amigo fueron condenados a muchos años de prisión y trasladados a la cárcel de Valdenoceda, en Burgos. En sus memorias, uno de los supervivientes de aquel penal, su compañero y paisano Ernesto Sempere, relataba la cruda realidad que sufrieron. Al recordar la comida que recibían escribe: “Soñaba con pan. ¿Cuánta hambre puede tener una persona para que sus mejores sueños sean un simple trozo de pan?”.

Dibujo realizado desde el interior de la cárcel de Valdenoceda por el pintor José Robledano / Sociedad Benéfica de Historiadores Aficionados y Creadores

Sin embargo, para erradicar la semilla roja en la localidad no fue suficiente con la severa condena impuesta a los jóvenes. Tras la aparición del pasquín, fueron detenidos casi 50 hombres. Algunos de ellos estuvieron alrededor de un mes en una cárcel improvisada en una ermita del pueblo. En la madrugada del 3 de junio de 1939, varios de estos hombres fueron conducidos, junto a otros vecinos, a la finca conocida como El Contadero. Este paraje fue el escenario elegido para asesinar y enterrar a nueve de aquellos vecinos de Chillón.

Los procesos sumarísimos de posguerra

Esta y otras muchas trágicas historias han quedado atrapadas en los procesos sumarísimos de la posguerra española. Estos fueron el principal mecanismo utilizado por el franquismo para reprimir al enemigo vencido durante la guerra civil española y la posguerra; y, en consecuencia, se saldaron con miles de sentencias a muerte.

Muchos expedientes de estos procesos se conservan en el Archivo General e Histórico de Defensa. El análisis de esta y otras fuentes -como archivos privados, prensa de la época o testimonios de supervivientes- arroja luz sobre las acciones de quienes estaban detrás de estos procesos, y permite dar nombre y voz tanto a quienes estaban presos como a sus familiares y amigos. Pero este trabajo continúa en proceso y aún quedan muchas historias por contar.

*Alfonso Villalta es antropólogo e historiador. Es director del proyecto Mapas de Memoria (UNED) e investigador del Centro Internacional de Estudios de Memoria y Derechos Humanos de la misma universidad. Además, es autor de Tragedia en tres actos: los juicios sumarísimos del franquismo (Editorial CSIC), un trabajo en el que reconstruye un centenar de juicios sumarísimos acaecidos en las provincias de Ciudad Real, Cáceres, Badajoz, Toledo o Madrid .

Las dos caras del ozono: ¿cuándo es beneficioso y cuándo perjudicial?

Por Pedro Trechera Ruiz * y Mar Gulis (CSIC)

El ozono es un gas incoloro formado por tres átomos de oxígeno (O3). Tiene un gran poder oxidante, por lo que resulta útil para desinfectar superficies o espacios interiores. Pero, ¿qué ocurre cuando los seres humanos respiramos este oxidante? ¿Y qué les sucede a las plantas?

En la troposfera, el ozono (O3) es un gas que se forma a partir de la reacción entre otros contaminantes y la radiación solar. / Pixabay

En la troposfera, el ozono (O3) es un gas que se forma a partir de la reacción entre otros contaminantes y la radiación solar. / Pixabay

Ozono ‘bueno’ y ozono ‘malo’

En la estratosfera (la capa de la atmósfera situada entre los 10 y los 50 km de altura), el ozono es esencial, ya que absorbe la radiación ultravioleta del sol, la que comúnmente entendemos como dañina. Gracias a esta capa estratosférica de ozono, la vida, tal como la conocemos, pudo evolucionar fuera de los océanos. Sin esta capa, la superficie terrestre sería arrasada por la radiación solar. Es lo que se conoce como ‘ozono bueno’.

El ‘ozono malo’ es el que se encuentra en la troposfera, la capa que va desde la superficie hasta los 10 km de altura. En este caso, el ozono se forma a partir de otros gases contaminantes, principalmente óxidos de nitrógeno y compuestos orgánicos volátiles, que provienen en gran parte de actividades humanas como el tráfico y las emisiones industriales. La radiación ultravioleta hace que estos gases sufran reacciones con el oxígeno, que dan lugar al ozono.

Estas reacciones tienen un cierto impacto positivo, ya que eliminan estos gases contaminantes. Sin embargo, generan el ozono troposférico, que tiene un impacto negativo sobre la salud humana y de los ecosistemas.

Según la Agencia Europea de Medio Ambiente, la exposición a O3 puede causar problemas de salud, como tos, dificultad para respirar o daños pulmonares por oxidación. Además, el ozono hace que los pulmones sean más susceptibles a las infecciones respiratorias, puede agravar enfermedades pulmonares, aumentar la frecuencia de los ataques de asma y aumentar el riesgo de muerte prematura por enfermedades cardíacas o pulmonares. El último informe de Calidad del Aire en Europa 2022 de la Agencia Europea de Medio Ambiente estima que, en 2020, los niveles de contaminación por O3 causaron 29.000 muertes prematuras en la Unión Europea.

El ozono en España

La velocidad y el grado de formación de ozono se ven muy incrementados con el aumento de la radiación solar y las emisiones de sus agentes precursores. Por ello sus niveles son más elevados en el sur de Europa y en primavera y verano.

Durante los últimos años, gracias a las políticas ambientales, se ha reducido la concentración de los contaminantes atmosféricos precursores del ozono. Sin embargo, esto no se ha traducido en una reducción proporcional del ozono, debido a la complejidad de su generación (su relación con los precursores no es lineal) y el transporte atmosférico de este compuesto a través de largas distancias.

Promedio anual del máximo diario concentración de ozono en las estaciones de calidad del aire españolas entre 2017 y 2020. Adaptación de los mapas del Plan de Ozono / Bases Científicas para un Plan Nacional de Ozono, MITECO

Promedio anual del máximo diario de concentración de ozono en las estaciones de calidad del aire españolas entre 2017 y 2020. Adaptación de los mapas del Plan de Ozono / Bases Científicas para un Plan Nacional de Ozono, MITECO

En 2021, el 10% de la población europea estuvo expuesta a niveles de ozono superiores al valor objetivo de protección a la salud establecido por la legislación europea (120 µg/m3). Sin embargo, si tenemos en cuenta el valor guía recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que es de 100 µg/m3, más restrictivo que el de la norma europea, entonces el 94% de la población europea respira niveles de ozono superiores a los considerados como seguros.

En España, el 45% de las estaciones de calidad del aire superan el nivel crítico de exposición a la población, y eso que solo el 39% de estas estaciones están situadas en zonas urbanas y suburbanas. No obstante, en 2020 y 2021 por primera vez no se superaron los valores objetivos del ozono en la costa mediterránea. Probablemente esto se debe a condiciones meteorológicas favorables y a la disminución drástica de los contaminantes precursores asociada a la pandemia, que supuso una reducción del tráfico automovilístico y aeroportuario y la ausencia de cruceros.

¿Cómo afecta el ozono a la vegetación?

Además de la salud humana, el ozono troposférico puede dañar a los cultivos, los bosques y la vegetación en general.

Este gas es absorbido por las plantas a través de los estomas, que son unos pequeños poros de las hojas donde se produce el intercambio gaseoso. La planta los abre para absorber el dióxido de carbono (CO2) que necesita para hacer la fotosíntesis, pero también absorbe otras moléculas como el ozono.

Una vez que el ozono está dentro de la planta, se producen una serie de reacciones que oxidan las propias células vegetales, lo que altera su funcionamiento. Para evitar estos efectos negativos, las plantas tienen sistemas de protección celular antioxidantes. Sin embargo, cuando los niveles de ozono superan la capacidad de protección de las células vegetales, se produce una disminución de su crecimiento y productividad, y una aceleración del envejecimiento celular.

En última instancia, esto aumenta la sensibilidad de la planta hacia otros condicionantes como las sequías, las altas temperaturas o las plagas. Incluso es posible que los daños producidos por el ozono puedan llegar a observarse visualmente como pigmentaciones características en hojas de tonos amarronados o rojizos.

Diferentes hojas afectadas por el ozono. Pigmentaciones amarronadas o rojizas en hojas de judía (a) y tomate (c) y necrosis más avanzada en hojas de sandía (b). / CIEMAT-MARM

Diferentes hojas afectadas por el ozono. Pigmentaciones amarronadas o rojizas en hojas de judía (a) y tomate (c) y necrosis más avanzada en hojas de sandía (b). / CIEMAT-MARM

Además, los cultivos pueden sufrir una reducción de la producción y/o la calidad de la cosecha, al igual que adquirir mayor sensibilidad frente al ataque de patógenos. En la Península Ibérica, las cosechas que más se ven alteradas son las que se encuentran en el área mediterránea, debido a las altas concentraciones de ozono y su alta producción agrícola.

Los elevados y prolongados niveles de ozono pueden llegar a disminuir significativamente las cosechas. Cuando sucede un aumento de 60 a 120 µg m-3 de ozono, esa disminución es de un 20-30% en guisantes, judías verdes, boniatos, naranjas, cebollas, nabos y ciruelas; de un 10-19% en lechugas, ciruelas, trigo, cebada, soja, alfalfa, sandía, tomates, oliva y maíz; y entre de un 5-9% en arroz, patatas y uvas. Se estima que las pérdidas económicas globales en 2030 provocadas por el ozono oscilarán entre 15 y 30 mil millones de euros al año.

Plantas como biosensores de la contaminación por ozono

En este contexto de contaminación, el proyecto europeo WatchPlant está desarrollando una nueva tecnología para monitorizar diversas condiciones atmosféricas, como el exceso de ozono. Se trata de un sistema bio-híbrido inteligente basado en sensores que se integrarán con las plantas para detectar las condiciones ambientales adversas a partir de la respuesta temprana de las propias plantas. Capaces de transmitir datos en directo, estos sensores permitirán la monitorización ambiental in situ, sobre todo en áreas urbanas, para establecer una relación entre la contaminación y la salud humana.

Biosensores instalados en plantas de tomate. / WatchPlant

Biosensores instalados en plantas de tomate. / WatchPlant

Resultados preliminares del proyecto muestran que sí hay una relación entre la respuesta fisiológica de plantas como el almendro, el olivo, el limonero o el naranjo y la contaminación atmosférica. Ahora el objetivo es producir un sensor bio-híbrido que mida parámetros de la savia de estas plantas que reflejen los niveles de contaminantes como el ozono (O3). Los datos recabados podrán ser utilizados como complemento a las redes de monitoreo de calidad del aire y por la propia ciudadanía.

Más información sobre WatchPlant: https://watchplantproject.eu/ Twitter: @WatchplantP

 

* Pedro Trechera Ruiz es investigador postdoctoral del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA) del CSIC.

Descubre las 10 mejores imágenes científicas de 2023 con FOTCIENCIA20

Por Mar Gulis (CSIC)

El corte transversal de una cáscara de huevo, la eclosión de un gecko terrestre malgache fotografiada con un smartphone o un ovillo de gusanos parásitos anisakis son algunas de las imágenes más destacadas del año en la iniciativa FOTCIENCIA, que cumple con esta su 20ª edición recopilando fotografías científicas gracias a la participación ciudadana.

Esta iniciativa del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT) ha dado a conocer las mejores fotografías del año 2023. El pelo del estambre de una flor (Erodium moschatum), la simetría del brócoli o tres muestras de epidermis de flor de caléndula captadas por estudiantes de secundaria son otros de los fenómenos retratados en las imágenes seleccionadas de entre más de 475 fotografías. Un comité multidisciplinar formado por 13 profesionales de la ciencia, la microscopía, las artes visuales o la divulgación científica, entre otras especialidades, ha sido el encargado de seleccionar estas imágenes que han sido galardonadas por su belleza, impacto y capacidad para reflejar y describir hechos científicos.

De izquierda a derecha: “Cubismo plutónico”, “Polinización y la agricultura”, “Un ovillo de gusanos parásitos Anisakis extraídos de pescado fresco”, “La sal de la muerte (celular)”, “Biomineralización”, “Un triángulo imposible”, “Biosensores”, “Eclosión en laboratorio”, “Recordando a Cajal para tratar la neurodegeneración” y “Revelación simétrica del brócoli”.

De izquierda a derecha: “Cubismo plutónico”, “Polinización y la agricultura”, “Un ovillo de gusanos parásitos Anisakis extraídos de pescado fresco”, “La sal de la muerte (celular)”, “Biomineralización”, “Un triángulo imposible”, “Biosensores”, “Eclosión en laboratorio”, “Recordando a Cajal para tratar la neurodegeneración” y “Revelación simétrica del brócoli”.

Estas 10 mejores imágenes, que puedes ver en el vídeo de más abajo, junto con una selección más amplia de fotografías, conformarán un catálogo y una exposición itinerante, disponible para su préstamo gratuito, que recorrerá museos, centros de investigación, universidades y espacios culturales de todo el país durante el próximo año.

En esta vigésima edición, a las modalidades de participación habituales –Micro, General, Alimentación y nutrición, Agricultura sostenible y La ciencia en el aula– se han sumado las modalidades especiales Año Cajal, Física de partículas y Sinergias (Arte, Ciencia, Tecnología y Sociedad, ACTS). La difícil captura nanométrica de un radical libre captado al microscopio de efecto túnel y la observación al microscopio de una roca ígnea plutónica de La Cabrera (Madrid) han sido las fotografías galardonadas por primera vez en estas dos últimas modalidades, respectivamente.

La modalidad Sinergias (Arte, Ciencia, Tecnología y Sociedad, ACTS) pretende mostrar trabajos conjuntos del ámbito científico y artístico con el objetivo de ampliar nuevos horizontes inter y transdisciplinarios entre las ciencias y las artes. Este año, una madre geóloga y su hijo estudiante de bellas artes han mostrado en una fotografía esta conexión con una imagen que resulta de un proceso de investigación donde ambos comparten microscopio en busca de colores e imágenes inspiradoras para futuros bocetos en otros soportes.

Como en la anterior edición, FOTCIENCIA contempla la modalidad especial Año Cajal para recoger imágenes que tengan que ver con las neurociencias, sumándose así a la celebración del Año Cajal, impulsado a nivel nacional. La inmunofluorescencia de una sección de cerebelo con dos células de Purkinje, que recuerda a los dibujos de Ramón y Cajal, quien ya describió su estructura, ha sido la imagen seleccionada en esta modalidad.

FOTCIENCIA es una iniciativa del CSIC y la FECYT que invita a que cualquier persona, se dedique o no a la investigación, plasme su visión de la ciencia y la tecnología a través de fotografías. Además, FOTCIENCIA20 cuenta con la colaboración de Fundación Jesús Serra, de GCO (Grupo Catalana Occidente) y, por primera vez, de Leica.

Más información, en este enlace.

Imágenes seleccionadas:

  • Modalidad General:
  1. Polinización y la agricultura / Eduardo Cires Rodríguez
  2. Eclosión en laboratorio / Fernando García Moreno
  • Modalidad Micro:
  1. Biosensores / Concepción Hernández Castillo, Lola Molina Fernández, Isabel María Sánchez Almazo
  2. Biomineralización / María Jesús Redrejo Rodríguez, Eberhardt Josué Friedrich Kernahan
  • Modalidad Año Cajal:
  1. Recordando a Cajal para tratar la neurodegeneración / Pablo González Téllez de Meneses
  • Modalidad Alimentación y nutrición:
  1. Un ovillo de gusanos parásitos Anisakis extraídos de pescado fresco / José Ramos Vivas
  • Modalidad Agricultura sostenible:
  1. Revelación simétrica del brócoli /Samuel Valdebenito Pérez, María Villarroel, Patricia Peñaloza
  • Modalidad La ciencia en el aula:
  1. La sal de la muerte (celular) / Hala Lach Hab El Keneksi, Rebeca Jiménez Uvidia, Chaimae El Idrissi Loukili
  • Modalidad Física de partículas:
  1. Un triángulo imposible / Alejandro Berdonces Layunta, Dimas García de Oteyza
  • Modalidad Sinergias (ACTS):
  1. Cubismo plutónico / Bruno Fernández Delvene, Graciela Delvene Ibarrola

Si pudieses cuidar una roca… ¿cuál sería?

Por Mar Gulis (CSIC)

El Parque Nacional de los Picos de Europa, el Parque Nacional de Sierra Nevada, las Hoces del Duratón en Segovia o La Pedriza en Madrid son mucho más que paisajes asombrosos: albergan Lugares de Interés Geológico que la ciencia reconoce como testigos vivos de la historia de nuestro planeta.

El Instituto Geológico y Minero de España (IGME-CSIC) consciente de esta invaluable riqueza geológica que atesoramos, lanzó en diciembre de 2017 un programa de ciencia ciudadana con el objetivo de conservar, proteger y llevar a cabo un seguimiento del estado de conservación de todos estos enclaves. La colaboración activa y la sinergia entre el público general y la comunidad científica son pilares fundamentales de esta iniciativa, que busca salvaguardar nuestro patrimonio para las generaciones futuras.

Badlands de las Bardenas Reales (Navarra), un laboratorio natural donde observar como determinados procesos geológicos externos están modelando su relieve. Autora: Ana Cabrera Ferrero (IGME-CSIC)

Badlands de las Bardenas Reales (Navarra), un laboratorio natural donde observar como determinados procesos geológicos externos están modelando su relieve. / Ana Cabrera Ferrero (IGME-CSIC)

‘Apadrina una Roca’, que lleva funcionando a nivel nacional desde el año 2017, busca involucrar a las personas que residen cerca de alguno de los más de 4.000 Lugares de Interés Geológico que existen en España. Una de ellas podrías ser tú si te comprometes a visitar ese lugar al menos una vez al año. De esta forma, no solo contribuirás a su conservación y al avance científico; también tendrás la oportunidad de aprender sobre el territorio que te rodea.

Enclaves con valor científico, educativo y turístico

Pero, ¿qué hace que un Lugar sea de Interés Geológico (LIG)? Los espacios que reciben este nombre han sido identificados por la comunidad científica como fundamentales para interpretar el pasado de la Tierra y su evolución. Estos enclaves facilitan el entendimiento de los procesos geológicos actuales y ofrecen una gran oportunidad para mejorar el desarrollo socioeconómico de las zonas rurales.

La denominación reconoce el valor científico, educativo, cultural y/o turístico de un lugar, pero no es una figura de protección. Por eso resulta conveniente llevar a cabo programas como ‘Apadrina una roca’, que sirvan para intensificar y mejorar su conservación, conocimiento y vigilancia.

Si te animas, tendrás la oportunidad de ser padrino o madrina de las rocas en uno o varios de estos enclaves. Puedes elegir entre una enorme variedad de espacios. Entre la diversidad de lugares, encontrarás afloramientos geológicos que albergan rocas, minerales, fósiles y suelos de interés, pero también formas del terreno, estructuras tectónicas e incluso meteoritos de gran importancia científica. Todos estos espacios pueden verse afectados por la acción humana.

Conocer el origen de estos enclaves, los agentes que han intervenido en su formación o el tiempo que ha sido necesario para formarlos, así como las amenazas y los impactos que pueden sufrir, nos dará las herramientas necesarias para entender cómo proteger y cuidar este patrimonio geológico.

¿Dónde están estos espacios? España cuenta con un inventario oficial que localiza, identifica y valora los lugares geológicamente más relevantes del territorio. Lo elabora y mantiene el IGME-CSIC en colaboración con las comunidades autónomas y las universidades. A su vez, la información que proporcionan las personas que participan en la iniciativa alimenta su base de datos y permite actualizar el conocimiento sobre estos espacios recordándonos la importancia de mejorar y proteger el patrimonio geológico de España.

Señalética turística en las Bardenas Reales de Navarra. Informa sobre la regulación normativa en el Lugar de Interés Geológico (LIG). Autora: Ana Cabrera Ferrero (IGME-CSIC)

Señalética turística en las Bardenas Reales de Navarra. Informa sobre la regulación normativa en el Lugar de Interés Geológico (LIG). / Ana Cabrera Ferrero (IGME-CSIC)

¿Cómo participar?

Participar en ‘Apadrina una Roca’ es muy sencillo. Accede a la página web del Inventario Español de Lugares de Interés Geológico (IELIG), busca en el mapa, identifica un espacio y registrarte. No importa el motivo que te mueva a apadrinarlo: que esté cerca de tu pueblo, que lo hayas estudiado o que simplemente te guste.

Si aceptas ser padrino o madrina de una roca, adquirirás un compromiso mínimo que ayudará a su conservación. Por ejemplo, deberás informar de cualquier incidencia que descubras y suponga una amenaza para este espacio, que tendrás que visitar al menos una vez al año.

Además, podrás compartir tus dudas e intercambiar experiencias con el resto de participantes del proyecto. El apadrinamiento es un acto voluntario y gratuito. Solo es necesario que cuides y vigiles tu LIG.

¡Anímate a apadrinar una roca!