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El chantaje de Villar al Gobierno: prefiere mantener la posibilidad de que España se quede sin Mundial

A Ángel María Villar, suspendido como presidente de la RFEF, le da absolutamente igual que España vaya al Mundial. Lo dejó bien claro en la rueda de prensa que ofreció hoy. Es su as en la manga para chantajear al Gobierno, una amenaza en toda regla. «El Gobierno es libre de hacer lo que quiera, pero tiene que cumplir con la normativa de FIFA, estamos inscritos voluntariamente».

Ángel María Villar

Ángel María Villar (EFE).

Que la FIFA amenace con dejar a España fuera del Mundial es su chantaje, su manera de presionar para que le sea quitada su inhabilitación. Varios de los periodistas que acudieron a la rueda le preguntaron, en numerosas ocasiones, si estaría dispuesto a terminar con esa amenaza convocando unas elecciones y acabando así con la posibilidad de la exclusión. Su respuesta fue, en todas ellas, que no. Que es el Gobierno, a través del CSD, el que debe retirar la denuncia existente. El fútbol por encima de las leyes, por encima de la corrupción, por encima de todo.

Villar tiene en su mano, efectivamente, acabar con esa amenaza. Pero no lo hace ni lo va a hacer, porque lo que le importa no es el fútbol español, ni los éxitos de la selección española, sino mantener su poder, seguir siendo el amo del cortijo. Llevaba 29 años siéndolo, y no va a renunciar a ello tan fácilmente, cree que la mejor manera de continuar es sembrando la duda sobre la posibilidad de que España no vaya al Mundial. En esas manos ha estado nuestro fútbol desde 1988.

La suplencia de Iker Casillas en el Oporto y sus quejas sobre la prensa española… ahora

Iker Casillas vuelve a estar en el ojo del huracán. Sus dos suplencias consecutivas, en la Champions ante el Leipzig y en la Primeira Liga portuguesa el sábado ante el Paços de Ferreira, han desatado todo tipo de rumores sobre el motivo de haber perdido el puesto de titular.

Iker Casillas

Iker Casillas en un partido con el Oporto (EFE).

La situación ha producido bastante sorpresa, dado que el portero español estaba cuajando una buena campaña (especialmente si lo comparamos con la primera en Portugal), encajando menos goles que nunca. Pero pese a ello el guardameta titular para Sergio Conceiçao, entrenador de los dragones, es ahora José Sa.

La rumorología se puso rápidamente en marcha, como no podía ser de otra forma. Y apuntó tres motivos:

  1. O Jogo aseguró a que al técnico luso le molestaba el uso que hace Casillas del teléfono móvil y la actitud del portero en los entrenamientos, lo que fue recogido por varios medios de comunicación españoles.
  2. El fair play financiero. Casillas firmó un acuerdo por dos temporadas con derecho a una tercera. En las dos primeras, el Real Madrid pagaba una buena parte del sueldo, pero no sucede así con la tercera. Así, con el alto salario del español, el Oporto podría estar en apuros económicos ante las estrictas exigencias de la UEFA, y dejar en el banquillo al español sería una buena forma de presionarle para que se fuera en enero, más aún si sigue aspirando a jugar el Mundial, como el mismo ha declarado en más de una ocasión.
  3. La más torticera de todas. Mourinho está detrás de todo. Al ser muy amigo de Conceiçao, todo responde a un maquiavélico plan del malvado exentrenador del Real Madrid y ahora en el United como venganza por su antigua enemistad con el portero español. Sí, esto se ha visto en medios españoles. En 2017.

 

Hoy, Casillas se ha mostrado muy molesto en las redes sociales, y ha cargado contra estas informaciones de los medios españoles con su habitual retranca tuitera. Contra Gol, Marca y Mundo Deportivo, concretamente. No deja de ser irónico que Iker se queje del trato que recibe de la prensa española, después de años y años de favoritismos, cientos de artículos apoyándole contra viento y marea y cómo se ha obviado sus malas actuaciones y ensalzando paradas del montón al grito de ‘El Santo’.

Cuando cualquier plan parece mejor que ver a la selección española

Venga, una de confesiones al hilo de la acertada columna de Juanma Trueba de hoy: el viernes no vi el partido de la selección española.

Gol de España

Los jugadores de la selección celebran un gol (EFE).

Decía Trueba que «ni el más fervoroso de los aficionados al fútbol se habría atrevido a retrasar una cita por el partido de la selección (clasificatorio, les recuerdo), pero sí lo hubiera hecho por un torneo de verano«. Voy aún más lejos, no hace falta que sea una cita, basta cualquier plan medianamente interesante. Una buena cena, o unas cañas entretenidas, como fue mi caso.

El caso es que allí estaba yo con esas cervezas, y por ahí andaba el partido de España ante Israel en una tele perdida en un irlandés. «Vamos a ganar por tres goles al menos», dije con desinterés cuando me preguntaron si no quería verlo. Tenía que haber apostado.

Y es que la clasificación mundialista se ha convertido en eso, en un auténtico coñazo, permítanme decirlo así. En el partido ante los hebreos solo había dos posibilidades: que te aburrieras o que acabaras cabreado. Una victoria fácil, como así fue, hubiera supuesto dos horas más pendiente del whatsapp o de Twitter que del partido, mientras que de no haber ganado, un enfado monumental pensando en tiempos mejores, en cuando hace nada éramos campeones del Europa y del mundo.

Como a España le ha tocado esta vez un grupo más o menos difícil, tenemos un par de encuentros de lo más interesantes ante Italia (ya solo queda uno, después de verano), lo que dará algo de emoción a la clasificación. Pero miro con envidia a Sudamérica y esos choques apasionantes, con Argentina y Chile enfrentándose en un duelo con muchas cosas en juego en la madrugada del jueves. Ese sí lo vi, el partido fue esperpéntico futbolísticamente hablando pero tuvo la salsa de este deporte, lo que nos hace amarlo: emoción.

Mucho se está debatiendo sobre si esta selección de Lopetegui enamora o no ante las flojas entradas en los campos en los que está jugando (El Molinón el viernes fue un buen ejemplo), pero probablemente el gran problema esté en la FIFA y ese sistema de clasificación europeo que hace que el 95% de los partidos sean un verdadero bodrio.

¿Por qué ha perdido interés el fútbol de selecciones?

Lopetegui da instrucciones a los jugadores de la selección española en Las Rozas (EFE).

Lopetegui da instrucciones a los jugadores de la selección española en Las Rozas (EFE).

Afrontamos este fin de semana y principios de la semana que viene el último parón de selecciones de 2016. No habrá otro hasta el próximo mes de marzo. Pero más allá de fases finales de Eurocopas y Mundiales, se respira en el ambiente un decaimiento general del interés del público por el fútbol de selecciones.

Existen varias teorías. Este mismo viernes, el periodista inglés Steve Busfield trata este asunto en un interesante artículo en Yahoo, a propósito de un Inglaterra-Escocia que hace no tantos años hubiera paralizado la isla y que ahora pasa con más pena que gloria.

Busfield apunta varias teorías: desde su punto de vista, los medicres resultados de Inglaterra han hecho lo suyo. Pero no parece exclusivo, porque España ha sido campeona del mundo y bicampeona de Europa hace no tanto y los partidos entre torneo y torneo son una sucesión de aburridos encuentros en diferentes ciudades de España.

Apunta este periodista otro motivo, con el que estoy bastante más de acuerdo: ahora se juegan muchos más partidos. Hay más selecciones (hay más estados) y también se han incrementado los partidos en ligas nacionales y en competiciones europeas. Antes, hace décadas, ver a Pelé era algo muy excepcional. Hoy en día, vemos a Messi dos veces por semana. 

Y en el caso de España, creo que tenemos un motivo importante: nuestro propio carácter. España es un país totalmente polarizado entre Real Madrid y Barcelona. Esa polarización inunde totalmente a la selección. Muchos madridistas habían bautizado a la selección como ‘la Floja’ durante la etapa de Del Bosque, relacionándola con el espíritu de toque del FC Barcelona. Ahora, con Lopetegui, muchos critican (yo mismo no he podido resistirme alguna vez a bromear sobre el asunto) el aumento de presencia de madridistas en la selección.

Seamos realistas: los culés desean que Ramos falle. Los madridistas, que Piqué (capítulo aparte. Muy aparte) líe alguna. A los colchoneros (no es mi caso) les fastidia que haya menos jugadores de su equipo y desprecian a la selección por este motivo.

España es un país cainita. Es muy difícil unirnos. La selección no es la excepción. Y por eso, la mayoría de la afición española está deseando que pase este parón para volver a la sota, caballo y rey de Madrid, Barça y todos los demás.

Las críticas a Gerard Piqué le costarán caro a la selección, no al Barça

Se acabó el parón por selecciones. La liga vuelve este viernes y el Barça juega el sábado en el Camp Nou ante el Deportivo de La Coruña. Sin embargo, el «caso Piqué» sigue levantando ampollas, por desgracia, en gran parte de la geografía nacional y en el sector más «cerrado de mente» de la selección española.

Antimadridista declarado, desde que sacó su mano a pasear tras el 5-0 del clásico del 29 de noviembre de 2010 ante la afición madridista, el central azulgrana ha estado continuamente en el foco de la polémica. Pero ya está harto. Y no me extraña. Ahora, parece que, después de ser campeón del mundo y campeón de Europa con la Roja —además de uno de los mejores centrales que ha pasado por el conjunto nacional— Piqué no quiere llevar la bandera de España en su camiseta. ¡¿Pero qué retorcida idea es esa?!

EFE

Imagen que muestra claramente el corte en las mangas de la camiseta de Piqué. (EFE)

El pasado domingo, Gerard Piqué eligió jugar el partido contra Albania con la camiseta de manga larga (y no la de manga corta que es la que lleva la franja con la bandera en las mangas) porque le dio la gana, porque está en todo su derecho. Pero la camiseta le quedaba «corta de mangas» (deben hacerse a la medida media de los jugadores) por lo que decidió cortarlas y ponerse otra por debajo.

Cuestión de comodidad o superstición. ¿Acaso otros, como Iker Casillas, no hacen lo mismo? Unos se santiguan o saltan al campo con el pie derecho y otros se cortan el pelo de una manera u otra (véase el ejemplo de Morata) y no por ello hay que sacrificarlos. A pesar de las críticas, el central quiso dar explicaciones ante la prensa. Mostró la camiseta que vistió Sergio Ramos durante el partido, que dio la casualidad que era el mismo modelo que el suyo (y nadie lo acusó de nada) pero con las mangas intactas. Supongo que ahora tendrá que estarle eternamente agradecido…

Si tienen un poco de memoria, recordarán que Piqué viste siempre de largo, ya sea con el Barça o con la Selección Española, haga frío o calor. ¿Qué apostamos a que hará lo mismo contra el Dépor? Y seguro que nadie se lleva las manos a la cabeza.

Piqué lleva más de 80 partidos (86 para ser exactos) jugados con España y en todos ellos ha vestido la Rojigualda. No le produce urticaria pese a lo que muchos piensen y —siento decirles— que no es el primer catalán ni será el último que pasará por las filas de la absoluta y seguro que tampoco es el futbolista más «radical» (si definimos con esa palabra a los independentistas) que ha vestido la Roja.

Quizá preferiría jugar en otra selección y quizá no es el jugador español que más siente los colores o el himno; pero nunca ha rechazado disputar un partido, nunca ha menospreciado al equipo y siempre ha celebrado sus victorias como el que más. No creo que merezca tal reproche.

Pero, por ser catalán y estar a favor de la consulta, porque todo lo que se dice sobre él da juego o porque le gusta (o mejor dicho, le pone) estar en el centro de la polémica y lanzar ‘pullitas’ a través de las redes sociales, Gerard Piqué se ha convertido en un blanco fácil para los periodistas, sobre todo para los que la «salsa rosa» les interesa más que el fútbol (¡váyanse a sálvame!) o para los que desprenden merengue por los cuatro costados.

Y lo peor es que, por su culpa, todo esto le va a costar caro a la selección (no al Barça) si de verdad cumple sus palabras y la abandona en 2018, con 31 años. Les recomiendo que vayan pensando recambios que estén a su mismo nivel que, auguro, no será fácil encontrarlos.

Gerard Piqué y la pérdida del beneficio de la duda

Con Gerard Piqué pasa una cosa: hace tiempo que ha perdido el beneficio de la duda. Y lo de ayer y su ‘corte de mangas’ es una más que incluir en su largo historia.

Gerard Piqué

Gerard Piqué en rueda de prensa con la selección (EFE).

Sinceramente, me da igual que los jugadores que compiten en la selección españoles o que no. Que sean de independentistas o se crean más españoles que nadie. Que sean de izquierdas o de derechas, dentro de un límite. Que quieran jugar con España por amar los colores o que solo lo hagan porque no hay una selección catalana y, al menos de momento, esto es lo que hay para ellos. Esto es fútbol, no política, aunque la postura de Piqué al respecto es bastante clara (pide «la consulta, no la independencia» y acude con su hijo a la Diada) y ello levanta ampollas.

Hay además algo en este caso que chirría, como siempre que está el jugador del Barça de por medio. Estamos hablando de un futbolista que no es, ni mucho menos, tonto. Cuando hizo el juego de palabras con que Arbeloa era «un cono… cido» sabía perfectamente lo que hacía y la que se iba a montar. También cuando dijo que con Kevin Roldán «empezó todo». No son gracietas cutres y, lo admito, aun estando fuera de lugar son buenísimas ambas.

No hace mucho, Piqué estaba haciendo una peineta a la vez que sonaba el himno de España, pero ese día se estaba justo chascando los dedos. Le faltó presentar un vídeo diciendo que otro jugador se estaba tocando sus partes en ese momento para aumentar su disculpa, no debió encontrarlo.

Esta vez, a Gerard le molestaban las mangas y, pese a los 15 utilleros que tendrá la selección y las 5 camisetas con su número que habría de manga corta, decidió recortarse las mangas, algo indudablemente más laborioso. Y, lo siento, pero me cuesta creer que fuera un gesto inocente y sin ninguna doble intención.

La frase de Balotelli de «¿por qué siempre yo?» se puede aplicar perfectamente a Piqué. Ha perdido el beneficio de la duda y entre sus provocaciones y los indignados de la bandera española, la selección perderá a uno de los mejores centrales del mundo. O al menos eso dice.

La selección española siempre ganó con Arbeloa y nunca lo hizo con Raúl: sobre la correlación y la causalidad

El otro día leí un interesantísimo artículo que se titulaba ‘Correlación no implica causalidad’. Lo recomiendo enérgicamente. Estos días especialmente, cuando tras la eliminación de España en la Eurocopa se empiezan a sacar conclusiones sobre lo sucedido viendo qué jugadores estaban y cuáles no. El causa-efecto de toda la vida, vamos.

Entonces me ha venido a la memoria un caso: el de Álvaro Arbeloa. Este jugador tiene un interesante récord que creo que no ha sido igualado por ningún jugador en la historia del fútbol (si alguien encuentra otro caso, ruego me lo comunique): ha jugado tres grandes torneos de selecciones (dos Eurocopas y un Mundial) y los ha ganado los tres. Y no, no cuento como gran torneo la Copa Confederaciones. De ese torneo (en 2013) y la sonrojante derrota en la final salió señalado, los acontecimientos posteriores son los que son.

De ello, y siguiendo con el artículo antes mencionado, se puede extraer que sin Arbeloa en la selección no hemos ganado nada, y con él hemos ganado siempre. Maravilloso.

Otro caso interesante es el de Raúl González. Es, creo que en eso debemos coincidir todos, uno de los mejores jugadores de la historia de nuestro país. Pues la selección española no ganó nada hasta que no se fue. Muchos vieron causa-efecto, por supuesto. Muchas veces se oyó el «hasta que no se ha ido, no hemos podido ganar nada». Con un par.

Esto viene al hilo de los motivos por los que España tuvo un ciclo glorioso y después han venido dos desastres consecutivos. Creo que deberíamos coincidir todos en que no hay una causa única, que la responsabilidad de los actores de forma indivodual era más limitada de la que le atribuíamos.

Me viene a la mente el caso de Del Bosque. Tuvo el mérito de tocar poco un equipo ganador, seguir una línea continuista tratando de tocar al equipo lo menos posible, pero lo que en su momento fue una decisión de éxito que llevó a un Mundial y una Eurocopa, se ha vuelto contra él, pues esa misma línea continuista ha llevado a España a dos ridículos también históricos.

Ahora, con el fracaso reciente, se leerán y oirán muchos análisis simplistas (yo tampoco me libro, ojo) sobre si este batacazo ha sido por el seleccionador, o porque ya no somos tan buenos, o porque ya no está Xavi Hernández, o porque ya no hay jugadores con carácter. O porque ahora hay jugadores del Atleti y antes no. O que ha sido la mala suerte (sí, lo escuché en el postpartido de la retransmisión de Telecinco). Es el momento de que todos reflexionemos sobre ellos y, sobre todo, los que mandan y deben decidir el rumbo del equipo, con la elección de un nuevo seleccionador (o la continuidad del que está) a la vuelta de la esquina. Pensar bien hacia dónde vamos sin análisis simplistas. Sí, ya sé que es un imposible viendo quién manda actualmente en la Federación, pero nunca se sabe.

Álvaro Arbeloa y Raúl González

Álvaro Arbeloa y Raúl González después de la victoria del Real Madrid en la Champions de 2014.

Un batacazo que refleja la realidad de la selección española

La selección española no quería una Eurocopa sencilla. De haber empatado Crónica del España – Croacia, una selección que no es ni de las diez mejores del mundo y que no tenía a su mejor jugador, habríamos tenido que un camino de lo más sencillo. Un tercero de grupo (Eslovaquia, Austria, Hungría o similar), Polonia o Suiza en cuartos y una selección de clase media en semifinales. Vamos, algo así como la Champions del Real Madrid, por lo que lo mejor ha sido perder e ir por el lado fuerte de cuadro, que no queremos reproches luego.

Piqué, Juanfran y De Gea

Piqué, Juanfran y De Gea durante el Croacia – España.

En España ha pasado algo que es de lo más habitual. Dos victorias ante dos selecciones menores, y ya nos veíamos casi con el triplete de campeonatos europeos seguidos, éramos casi imparables e Iniesta el mejor jugador del mundo y máximo candidato al Balón de Oro.

Y no, esta selección no es ni la sombra de aquella de 2008 y 2010, simplemente porque tiene peores jugadores. Los de ahora son buenos, muy buenos, pero ya estaban en aquella época y faltan jugadores de la clase y, sobre todo, personalidad de Xavi, Xabi Alonso o Villa. Tampoco la portería nos salva como si sucedía con el mejor Iker. Los relevos, sin estar nada mal, no tienen la jerarquía de aquellos. ¿Cuántos minutos hubiera jugado Nolito, que me parece un gran jugador, en el Mundial de 2010? ¿Y Bruno, que no iba ni convocado?

Aún doy bastante crédito a un equipo capaz de ganar a cualquiera, pero también de perder con cualquiera. Hace 4-6 años, las derrotas eran accidentes, como aquella ante Suiza, ahora son algo normal porque, insisto, el equipo es peor.

Y tampoco hay ayuda desde el banquillo, pues Del Bosque es un excelente gestor de vestuarios (hasta el incendio de Pedro se ha tratado bien, quitándole hierro y no dándole minutos, de momento) pero que nadie espere de él grandes variantes tácticas o que sorprenda al rival con un movimiento inesperado. Su habitual 4-3-3 con mucho jugón y, si vienen mal dadas, un mediocentro defensivo para contener, como ayer Bruno.

Ante Italia, España es ligeramente favorita, pero una eliminación a nadie extrañaría. En octavos de final de una Eurocopa, nada menos. Los días de vino y rosas, de dominio absoluto del fútbol europeo y mundial, se han acabado. Toca sufrir en todos y cada uno de los partidos y afrontarlos con humildad.

Saúl: un golazo para reclamar su presencia en la selección

El fútbol es cuestión, en muchas ocasiones, de tener un poco de suerte. Por supuesto, también de tener las cualidades y saber aprovechar las oportunidades que se tienen, pero que nadie dude que el azar influye en gran medida.

Saul felicitado por Koke

Saul felicitado por Koke (EFE).

Saúl no era titular en el conjunto colchonero al inicio de la temporada, y solo empezó en el 11 inicial en dos de los seis primeros partidos de Liga, pero tras la lesión de Tiago Mendes a finales de noviembre (suerte relativa, por supuesto, que nadie desea que un jugador se lesione), Simeone apostó por él y el canterano ha respondido de manera espectacular, convirtiéndose en uno de los mejores centrocampistas de la Liga.

Su gol ante el Bayern, uno de los mejores de la temporada, son el broche de oro para su fantástica temporada y ya son muchos los que reclaman, y con mucha razón, que esté en la lista de Del Bosque (que vio, por cierto, el partido en el Calderón) para la próxima Eurocopa.

La labor del seleccionador no es, desde luego, nada sencilla. Se encuentra con un grupo de jugadores en los que ha confiado durante muchos meses, pero son varios los que han acabado la temporada de manera muy gris. Se me viene a la mente, por ejemplo, Isco.

Y mientras, tienes a un centrocampista que lleva meses a un altísimo nivel y que llega a una semifinal de la Champions, controla el balón en el círculo del centro del campo, se va de Thiago, Xabi Alonso y Bernat, encara a David Alaba, se acomoda el balón en su zurda y se saca un fantástico disparo que pega en el palo y bate a Manuel Neur. Espectacular. Y tenemos otro nombre que se suma, y de manera más que merecida, al debate de la selección española.

¿Quiere ir Aduriz con la selección española?

Aritz Aduriz ha metido 5 goles esta semana. Ha hecho 10 tantos en 13 partidos en Liga, 20 en 20 partidos sumando los de todas las competiciones (Europa League y Supercopa). Su media es de un gol por partido. Sí, no hay duda: merece ir a la selección.

Aritz Aduriz

Aritz Aduriz celebra un gol ante el Rayo (EFE).

Tras el partido ante el Rayo Vallecano, en el que el delantero vasco hizo un hat-trick, un periodista de Movistar+ le preguntó si quería ir con la selección y la respuesta fue algo ambigua, un ‘sí’ algo light: «Uno siempre quiere mejorar y progresar. Y estar en la selección sería progresar». Nada de por supuesto que sí o «vaya pregunta más tonta, pues claro», sino «sería progresar».

En la selección española, no hay puesto más abierto que el de delantero centro. No hay ningún jugador con el puesto garantizado y Del Bosque duda entre Diego Costa, Morata y Alcácer, sin llegar ninguno de ellos a convencerle del todo.

Sin embargo, y pese a marcar goles sin descanso (repetimos, una media de un gol por partido), Aduriz sigue sin ser convocado y son muchos los rumores que dicen que no va con la selección española porque no quiere. Desde luego, su ambigua respuesta y la persistencia en no convocarle por parte de Del Bosque alimenta dichos rumores. Su rendimiento es tan bueno que es imposible no ser mal pensado.