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Sergio Ramos, cada vez más violento: debería dejar de ser capitán de España

Ramos, en el momento de partirle la nariz a Milan Havel, del Viktoria Plzen (EFE).

Lo ha vuelto a hacer. Sergio Ramos le ha partido la nariz a un rival del Viktoria Plzen. El sevillano la lía prácticamente en todos los partidos. Con la edad se supone que debería ir controlando sus impulsos, pero va a peor. Quizá sea que su nivel va bajando. Sea como sea, Sergio Ramos es sinónimo de juego duro y violento.

Por eso, Luis Enrique Martínez debería quitarle el brazalete de capitán de la selección española. El de Camas es indigno de ostentar ese cargo, una posición que representa a todos los españoles. Hace unas semanas, en aquel choque con el canterano Reguilón, Ramos demostró que no sólo está pasado de revoluciones en los partidos ante rivales, sino que también en los entrenamientos con sus compañeros.

Jugar con Ramos es un riesgo muy importante de quedar con 10 en cualquier momento. Además, lo que las aficiones todos los equipos de España sabían lo saben también fuera. Tras la llave con la que dejó fuera de combate a Mo Salah en la última final de la Champions, todo el mundo ha visto la verdadera cara de Sergio Ramos, el jugador más amonestado de la historia de la Champions, de la Liga, del Real Madrid y de España. Un jugador incapaz de controlarse y que sobrepasa la línea de la violencia cada vez más frecuentemente. Y ya está bien.

Luis Enrique insinúa que no va convocar a Jordi Alba y que el motivo no es deportivo

Luis Enrique, en rueda de prensa. (EFE)

Luis Enrique, en rueda de prensa. (EFE)

«Lo veo muy bien, en un nivel muy alto, pero siempre ha sido así». Con esa frase en el descanso del Inter de Milan – Barcelona, el seleccionador español, Luis Enrique, volvió a insinuar ante la prensa que no convocará al lateral izquierdo azulgrana Jordi Alba. Pese a las múltiples demostraciones de calidad que ofrece en cada partido, decisivo y seguro en su posición, el calatán no estará seguramente presente en la próxima lista de la Roja de cara a los próximos partidos de Liga de Naciones (jueves 15 y domingo 18).

La respuesta vino tras el recado que le dejó Gerard Piqué después del gran partido que hizo el de L’Hospitalet al terminar el clásico por no llevarlo a los encuentros internacionales. «Espero que rectifique y lo convoque», dijo a la prensa tras la manita al Real Madrid en el Camp Nou. Luis Enrique recibió el mensaje, lo valora, pero sigue en sus trece. Su visión no ha cambiado.

«Bueno, entiendo el cargo en el que estoy y acepto este tipo de de cosas. Piqué entiende mucho de fútbol, lo conozco muy bien y acepto cualquier consejo. Pero si he llegado a donde he llegado es por mi manera de ver el fútbol, por cómo lo veo y lo entiendo y así seguiré actuando«.

Una injusticia viendo el nivel actual de Jordi Alba, pero otra muestra de la mala relación entre técnico y jugador. Alba no ha jugado todavía ningún partido con España en la época del asturiano. Y en el Barça, con él de entrenador, su participación era discutible: pasó a ser suplente y la llegada de Valverde hizo que recuperara su lugar en el equipo.

Muy español: ya nos creíamos campeones del mundo

Sergio Ramos se lamenta

Sergio Ramos se lamenta (EFE).

Ya nos creíamos campeones del mundo. Tal cual. En este caso, favoritos para la UEFA Nations League y para la próxima Eurocopa, que en el Mundial nos fuimos por la puerta de atrás hace solo unos meses. Eso sí, había muchos -aficionados y periodistas- que estaban convencidos de que España hubiera ganado en Rusia de no ser por el ‘affaire Lopetegui’. No aprendemos.

Lo de hoy de la selección española ante Inglaterra ha sido un golpe de realidad, un toque de atención, una forma de que, por una vez, no lancemos las campanas al vuelo. No nos creamos campeones antes incluso de jugar los torneos. Porque parecía que con los buenos resultados cosechados por Luis Enrique en sus primeros partidos estaba todo hecho, íbamos a ganarlo todo como en el ciclo glorioso 2008-2012.

Pese a lo sucedido en el Villamarín, España sigue teniendo opciones de pasar a la fase final de la Liga de Naciones, y también de hacer un proyecto ilusionante que llegue a los grandes torneos (Eurocopa y Mundial) con ganas de hacer algo grande. Pero siempre desde la humildad, eso que tanto le falta al aficionado español en cuanto llegan dos o tres buenos resultados.

Luis Enrique empieza con tres decisiones difíciles de entender

Iago Aspas, en el pasado Mundial (EFE).

La primera lista de Luis Enrique Martínez como seleccionador nacional de fútbol ha dejado, en mi opinión, menos sorpresas positivas de las esperadas y algunas decisiones difíciles de entender.

La lista del asturiano destaca más por sus ausencias que por sus presencias, en tanto ha dejado fuera a tres jugadores de importancia capital: Iago Aspas, Koke Resurrección y Jordi Alba.

Quiero pensar que se trata de una primera toma de contacto, pruebas de estreno, pero sinceramente, me deja mal sabor de boca.

Iago Aspas es, junto a Isco y Diego Costa, el jugador español que mejor nivel ha mostrado en los últimos tiempos. El de Moaña ha empezado bien la temporada y su presencia, bien sea como titular como revulsivo, me parece capital. Es un jugador que aporta cosas diferentes. Sinceramente, no creo que Suso mejore sus prestaciones.

Sobre Koke, es un jugador que ha sido muy discutido por la maquinaria propagandística, tanto la madridista como la purista azulgrana, pero es un futbolista que no tiene nada que demostrar: es un pilar insustituible en el mejor Atlético de Madrid de la historia, es trabajo los 90 minutos, no le quema el balón y es extraordinario en jugadas a balón parado. Es un perfil difícil de renunciar a él. Ceballos no tiene la continuidad necesaria para ocupar su hueco.

Finalmente, Jordi Alba. El de L’Hospitalet no es el jugador que mejor me cae del mundo, pero hoy por hoy, no tiene rival como lateral izquierdo titular. Gayá y Marcos Alonso, sobre todo este último, merecen estar en la selección, pero dejar fuera a Alba me parece arriesgado.

Ojalá que el tiempo y los resultados me quiten la razón.

España no solo aburre, fue cobarde y toca pedir responsabilidades a Rubiales

España ha muerto víctima de un estilo llevado al extremo, al absurdo. La posesión para no atacar, el pase horizontal para que no te metan gol, la parodia del tikitaka. Qué esperpento el partido ante Rusia en el Mundial.

Diego Costa y Aspas

Iago Aspas entra por Diego Costa en el España – Rusia.

Es momento de reflexionar en nuestro país sobre qué es jugar bien, porque esto no lo es. Poner a un grupo de jugones a pasarse el balón en el centro del campo sin ninguna intención de marcar un gol no es fútbol, al menos el concepto de buen fútbol que todos tenemos. Sinceramente, lo de la primera parte, ganando 1-0 a un rival menor, fue de vergüenza ajena.

Si la primera parte fue el no querer, la segunda fue el no poder. Un equipo de jugadores tan parecidos que da igual que jugara Silva o que entrara Iniesta. Nadie disparaba a puerta desde lejos, porque ninguno está acostumbrado a ello. Nadie encaraba en la banda para buscar un pase desde un lateral. Siempre el pase atrás, el pase interior con suerte entre la nube de defensas rusos.

Y España fue cobarde. Sí, cobarde. Con empate en el marcador, los cambios fueron de hombre por hombre, posición por posición. Ni un solo riesgo. Siempre el doble pivote, con Busquets y Koke solapándose en una labor defensiva que ya era inútil. Se quiso asegurar los penaltis, y los penaltis nos condenaron.

El señalado en estos casos suele ser el entrenador, pero cómo se va a culpar solamente a Fernando Hierro de eso, un hombre que solo había entrenado al Oviedo y que bastante hizo con aceptar el desafío/marrón de dirigir a España. Sus cambios no fueron valientes, aunque la responsabilidad no es solo suya, es del que decidió cargarse un proyecto a dos días del Mundial por un ataque de cuernos. Gracias, señor Rubiales. Disfrute la decisión que tomó.

La gran injusticia de la selección española: Gabi no tuvo sitio, ellos sí

Gabi, en el centro, rodeado de futbolistas que fueron internacionales (ARCHIVO).

Esta semana, los atléticos nos encontramos con una noticia inesperada: siete años después, Gabi, el capitán, se va a Catar para afrontar la recta final de su carrera. Con el madrileño se va un trozo del escudo, un símbolo del mejor Atleti de los últimos tiempos, del Atleti del Cholo. Se va una auténtica leyenda, con más de 400 partidos con la casaca rojiblanca. Pero aprovechando que se va a Catar y que la selección española está jugando el Mundial de Rusia, no está de más recordar que con él, con Gabriel Fernández Arenas, se ha cometido una de las mayores injusticias de la historia de la selección española.

Gabi deja el fútbol de élite con cero internacionalidades absolutas con España. Un futbolista que jugó 7 partidos con la sub-20 y 12 con la sub-21. Un jugador que ha ganado una Liga, una Copa del Rey, dos Europa League, que es doble subcampeón de Europa, supercampeón de España, supercampeón de Europa… y todos estos logros, como titular y capitán del mismo club.

En cambio, Gabi nunca tuvo sitio en la selección. No ya solo en ningún partido de competición internacional, ninguno oficial, sino tampoco en un mísero partido amistoso.

Los predecesores de Fernando Hierro no tuvieron a bien convocarle. Evidentemente, es difícil llegar a la selección, aunque pensando en otros jugadores que sí han sido internacionales, la idea cambia.

Es decir, mientras Gabi nunca se enfundó la roja, hay jugadores que sí podrán contarle a sus nietos que la vistieron, pese a tener muchísima menos relevancia que el madrileño en sus clubes o en su carrera al completo.

Tomando en cuenta el inicio de la segunda etapa de Gabi en el Atlético (2011), en ese tiempo sí han sido internacionales jugadores como Manu del Moral, Javi García, Susaeta, Mario Suárez, Christian Tello, Michu, Alberto Moreno, Raúl García, Munir, Camacho, Aleix Vidal, Juanmi, Mario Gaspar, Etxeita, Diego Llorente, Fornals, Viera o Suso. Con todos mis respetos para ellos (y entre ellos hay algunos que fueron internacionales con la camiseta del Atleti), no creo que ninguno mereciera más la internacionalidad que Gabriel Fernández Arenas.

Gabi, por cierto, nunca dijo una palabra más alta que otra. Mientras algunos han reclamado más presencia en la selección, el madrileño siempre dio lo mismo: humildad, silencio y trabajo. Por eso, van a permitirme que yo, desde estas líneas,  recuerde la gran injusticia que se ha cometido con él.

Lopetegui despedido, el día más vergonzoso de la historia del fútbol español

A nadie le ha importado absolutamente nada la selección española, a nadie. Ni siquiera a su nuevo presidente. Su carta de presentación ha sido que su orgullo es lo importante, que a él nadie se la juega. Y si se tiene que cargar un proyecto ilusionante, lo hace. Un ‘a mí nadie me la juega’ de manual. «Un mensaje claro para todos los trabajadores de la RFEF», dijo, textualmente. Lopetegui, a la calle, por traidor.

Luis Rubiales

Luis Rubiales (EFE).

Mención especial merece también el periodismo deportivo. Vergüenza de profesión. Su presión mediática ha sido brutal, (casi) ni un solo medio sin su artículo despellejando a Lopetegui y, por supuesto, al Real Madrid. Los que llevan años diciendo que lo más importante es la selección española, los que acusaban a Mourinho de cargarse el ambiente, los que tanto defendían a Del Bosque por amiguismo, son los que han hecho lo imposible para que sucediera la destitución. Por tierra, mar y aire han llegado los ataques para que el futuro entrenador del Real Madrid no dirigiera a España.

Los aficionados también tienen lo suyo, por supuesto. Ayer, en una encuesta sobre si el seleccionador debía ser destituido, casi la mitad decían que sí. Es decir, preferían que España se quedara sin entrenador a dos días del debut en el Mundial antes de que lo entrenara Lopetegui. Antes de que lo dirigiera el que va a ser entrenador del Real Madrid.

Los que iban con Argentina, los que hubieran celebrado como locos un gol de Messi que eliminara a España en el Mundial, se han hecho los indignados porque el Real Madrid desestabilizaba a la selección que no querían que ganara el Mundial.

Les dejo una pregunta para reflexionar: ¿Hubiera pasado esto si Lopetegui anuncia que se va al Manchester United o al Paris Saint-Germain? La respuesta es obvia: NO. España ya tiene en su haber el día más vergonzoso de su historia futbolística. Enhorabuena a todos los responsables, y ya saben: ni se les ocurra discrepar con Rubiales. Nuevo presidente, viejas formas.

Falta de respeto de Lopetegui a la selección

No era el momento para anunciar que dirigiría a otro equipo. No era el momento para que la selección española se quedara sin entrenador (pese a que todos pensábamos que seguiría hasta que terminara el Mundial de Rusia, ¡Pues no!). Julen Lopetegui y el Real Madrid se han precipitado al anunciar un acuerdo que le ha destituido como seleccionador. Y la más perjudicada en esto es la Roja. Con un mundial a punto de comenzar, lo que más hace falta en el grupo es la concentración. Una concentración que, da igual de qué equipo sean los jugadores, se esfuma con una noticia de esta clase.

Concentración de España en Krasnodar. EFE

Concentración de España en Krasnodar. EFE

Los del Madrid, dice algunos medios afines, ya sabían la noticia antes de concentrarse con todo el equipo. Por eso, argumentan, la noticia se ha desvelado. No vaya a ser que alguno de ellos metiera la pata y entonces sí eso se tradujera en una hecatombe. Pero… ¿no son lo suficiente mayorcitos como para guardarse para sí mismos una noticia de este calibre? Parece que no.

Y ahora me surge otra duda, ¿no era mejor esperar a que España ganara el mundial y decirlo en ese momento? Con la euforia y la emoción de volver a ser campeones del mundo todo iría más fluido y el recibimiento en el Bernabéu de Julen sería inmejorable. Pero, ¿qué pasa? ¿que no estamos convencidos de que la selección pueda volver a ser la reina del mundo? Porque parece que el anuncio de Lopetegui como entrenador del Real Madrid se ha precipitado para evitar después críticas malsonantes al fichaje de Florentino. Entonces, mejor ahora, que todavía su labor como seleccionador no había sido tachada de desastre.

¿Y dónde queda el bien de la selección en este momento? En un segundo (o tercer, cuarto, quinto…) plano. Y eso, a dos días del que España juegue su primer partido del mundial, es una falta de respeto. Tanto para los jugadores que dan todo en el campo, para el país y, sobre todo para los aficionados. Algunos hasta se han desplazado a Rusia dejándose el sueldo del año para poder presenciar otro hito de la selección. Y ahora les están metiendo el miedo en el cuerpo con una falta de compromiso evidente. Ojalá España gane, porque creo que Lopetegui se arrepentirá de haber tomado en mal momento esta decisión.

Queridos xenófobos: ya lo siento, Diego Costa es el 9 de España

Momento en el que Diego Costa marca el 1-0 en el Metropolitano ante Argentina (EFE).

La campaña contra Diego Costa desde que el de Lagarto decidió jugar con España ha sido pocas veces vista. Sólo se puede comparar con la que aún existe contra Piqué (por cierto, lamentables los pitos en el Metropolitano), pero en este caso es por temas extradeportivos. Se magnifican las idas de pinza del delantero del Atlético (que admito que no es ningún angelito), se mira con lupa su rendimiento, se magnifican las hazañas de sus rivales en el puesto y, en definitiva, se le quiere sacar de la selección. Algún columnista pidió que no fuera al Mundial por ver una segunda amarilla tras celebrar un gol con la grada.

En toda esta campaña, además, hay un intenso tufillo a xenofobia (si no racismo), claro. Y por supuesto, el hecho de que Diego Costa es uno de esos escasísimos futbolistas que nunca ha dicho que su sueño ha sido jugar en el Real Madrid o el FC Barcelona. Pero para todos esos detractores del de Lagarto tengo una mala noticia: Diego Costa es el 9 de España.

Este martes tardó sólo 12 minutos en demostrarlo. No sólo por su gol, que es de delantero centro puro, sino porque demostró que en cuanto a compromiso, nada se puede dudar de Costa. Se jugó el tipo, como siempre, por marcar para su selección en un amistoso, poniendo, ya de paso, el corazón en un puño a los colchoneros. Además, quedó patante que en esta España de Lopetegui, Costa se entiende a las mil maravillas con jugadores como Isco o Asensio.

Así que pese a la campañita de algunos que pese a ser narradores ven muy poquito fútbol, Diego Costa debe, y así creo que será, ser el titular de España en el debut en Rusia ante Portugal.

¿Por qué Isco juega menos en el Real Madrid que en la selección española?

A veces, y hasta en el fútbol, algunas preguntas tienen respuestas sencillas.

  • ¿Por qué está Isco siendo suplente en muchos partidos con el Real Madrid?
  • Porque no está jugando bien

Es así de simple. Las actuaciones de Isco en el campo esta temporada distan mucho de las de la pasada, y por eso está jugando mucho menos. Recordemos que hace un año, el malagueño se convirtió en indiscutible hasta el punto de sentar a Gareth Bale en la final de Cardiff en una época en la que la BBC parecía absolutamente innegociable. Lo logró con un tramo final espectacular en el que fue el líder del equipo, el que se echó al equipo a sus espaldas. Los goles eran de Cristiano, el culpable del buen juego fue él.

Isco

Isco se lamenta en un partido del Real Madrid (EFE).

Empezó Isco la siguiente campaña en buena forma y con una exhibición ante Italia, esta vez con la selección española. Pero, desde entonces, su nivel ha estado muy lejos de lo que de él se espera. Pocos goles, lento en la transición defensa-ataque y perdido en regates bonitos pero en zonas irrelevantes del campo.

Y, con ello, ha perdido el sitio. Esta vez, además, no ha sido Gareth Bale, ni se puede hablar de una ‘imposición’ por un fichaje millonario. Han sido un talento emergente (y español, que esto gusta mucho a la prensa de aquí) y un currante. Marco Asensio y Lucas Vázquez han recortado los minutos de Isco, y nadie puede poner un pero al respecto. Absolutamente nada que reprochar a un Zidane que ha sido justo, se llamen Lucas, Marco, Gareth o Francisco.

¿Y por qué juega bien entonces con España? Otra vez la respuesta es sencilla. Teniendo en cuenta que su show ante Italia fue hace muchos, muchos meses, estamos hablando de que Isco cuajó un muy buen partido ante Alemania, pero no deja de ser eso, un partido. Imposible hacer una valoración solo con eso, y no tiene nada de extraño que un gran jugador tenga una gran actuación. Y Lopetegui lo que está haciendo es confiar en un jugador que le está respondiendo, todo muy lógico.

A Isco hay que pedirle, una vez más, paciencia, puede ser una parte muy importante en el presente y el futuro de este Real Madrid. Y sobre todo hay que exigirle que muestre en el campo lo gran jugador que es, en este equipo no se perdona que esté por debajo de su nivel. Le queda el tramo decisivo de la temporada, y después un Mundial para volver a reivindicar su talento.