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¿Cuál es el origen de la expresión ‘El hombre propone y Dios dispone’?

Existe una célebre expresión que dice ‘El hombre propone y Dios dispone’, la cual es utilizada para indicar que por mucho empeño que pongamos en realizar algo y que esto salga bien, los caprichos del destino hacen que el resultado puede que no sea el esperado o deseado (en este caso, debido a los designios de Dios).

¿Cuál es el origen de la expresión ‘El hombre propone y Dios dispone’?

La locución se hizo inmensamente famosa a partir de ser incluida en la obra ‘Imitación de Cristo’ del canónigo alemán Tomás de Kempis, la cual fue publicada en el primer cuarto del siglo XV y que durante mucho tiempo sirvió como libro de consulta de numerosísimas generaciones de religiosos.

El texto, escrito originalmente en latín, decía literalmente la mencionada expresión como ‘Homo proponit, sed Deus disponit’, siendo esta inspirada por otra similar que aparece en la Biblia (Proverbios 16:9) en la forma: ‘Cor hominis disponit viam suam, sed Domini est dirigere gressus eius’ (El hombre dispone su camino, pero al Señor corresponde disponer sus pasos).

Cabe destacar que varios han sido los escritores que han incorporado la expresión ‘El hombre propone y Dios dispone’ (o alguna de sus variantes) en sus obras, como Miguel de Cervantes (en dos ocasiones) en ‘La gitanilla’ (1613) y la ‘Segunda parte del ingenioso caballero don Quijote de la Mancha’ (1615), así como Marcos Fernández en su libro ‘Olla podrida a la española’ (1655) o Mariano José de Larra en ‘Ni por ésas. Verdadera contestación de Andrés a Fígaro’ (1836), entre otros.

 

 

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¿De dónde proviene el famoso refrán ‘Dime con quién andas, y te diré quién eres’?

A través del perfil en Instagram de este blog (@yaestaellistoquetodolosabe2) recibo un mensaje en el que me consultan de dónde proviene el famoso refrán ‘Dime con quién andas, y te diré quién eres’.

¿De dónde proviene el famoso refrán ‘Dime con quién andas, y te diré quién eres’?

Posiblemente el refrán ‘Dime con quién andas, y te diré quién eres’ es uno de los más conocidos y repetidos del idioma español. Se trata de un dicho, en forma de advertencia, con el que se indica al interlocutor que todas las personas somos predecibles hasta el punto de que a través de nuestra compañía, vestimenta, lugares que frecuentamos o cómo nos desenvolvemos se puede averiguar la personalidad de alguien y su forma de pensar y proceder.

No se conoce con exactitud el momento ni lugar en el que se originó dicho refrán pero sí que hay constancia de su popularidad por la transmisión oral entre el vulgo durante la segunda mitad del siglo XVI. De hecho, varias son las obras literarias, de gran relevancia, publicadas en el siglo XVII, en las que aparece citado. Algunos ejemplos son:

En la forma «Dime con quién andas, decirte he quién eres» aparece en la ‘Segunda parte del ingenioso caballero don Quijote de la Mancha’ de Miguel de Cervantes (1615) y  ‘Cartas en refranes’ de Blasco de Garay (1632). Como «Dime con quién andas, hijo, y diréte quién eres» en la obra ‘La vida del Buscón llamado don Pablos’ de Francisco de Quevedo (1622).

 

 

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¿Cuál es el origen de la expresión ‘De noche, todos los gatos son pardos’?

El refrán ‘De noche, todos los gatos son pardos’ se trata de advertir de la facilidad que hay, en algunas ocasiones, de ser engañados por un impostor a quien podemos toma por otra persona y no percatarnos de sus malas intenciones.

¿Cuál es el origen de la expresión ‘De noche, todos los gatos son pardos’?

La clara referencia a la noche, de esta locución  venía a decir que, con el oscurecer de la noche, es difícil distinguir a unas personas de otras, a los que van con malas intenciones de los vienen con buenos propósitos.

La mayoría de historiadores apuntan que la mención que se hace al gato no es por referencia el animal felino, sino a los madrileños, debido a que los oriundos de esta ciudad son conocidos con dicho apelativo. Todo indica que se originó el refrán poco después de trasladarse a Madrid la capitalidad del Reino, convirtiéndola en Corte y Villa. Esto originó que fuesen numerosos los rufianes y malhechores nocturnos que por allí aparecieron.

Hay constancia de que la expresión era ampliamente conocida y utilizada hacia mediados del siglo XVI e incluso Miguel de Cervantes la utilizó para incorporarla en la ‘Segunda parte del ingenioso caballero don Quijote de la Mancha’ publicada en el año 1615 (capítulo XXXIII):

[…]Tan buen pan hacen aquí como en Francia, y de noche todos los gatos son pardos, y asaz de desdichada es la persona que a las dos de la tarde no se ha desayunado, y no hay estómago que sea un palmo mayor que otro, el cual se puede llenar, como suele decirse, de paja y de heno[…]

También cabe destacar que existen referencias y citas al mencionado refrán (en sus diferentes variantes) varias décadas antes de aparecer en el Quijote. Esas otras formas de encontrar la expresión son, por ejemplo: ‘De noche los gatos, todos son pardos’, ‘Por la noche todos los gatos son pardos’, ‘Cuando oscurece, todos los gatos son pardos’, ‘En la noche todos los gatos pardos son’ o ‘De noche, a la vela, la burra parece doncella’.

 

 

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¿Qué significa la expresión ‘dar sopas con honda’?

¿Qué significa la expresión ‘dar sopas con honda’?

Semanas atrás, Rubén (@ruben_rubn) a través de twitter me consultó sobre el significado de la expresión ‘dar sopas con honda’.

Esta locución, prácticamente en desuso y desconocida hoy en día para muchísimas personas, se utilizaba –desde su origen, hace ya varios siglos- para indicar la destreza, conocimiento y clara superioridad de una persona sobre otra en relación a alguna cosa o tema de importancia.

Pero curiosamente podemos encontrarnos que a esta expresión, según quién la explique, le pude dar diferente significado e incluso escribirla diferente (onda en lugar de honda). Y es que hay quien cree que el vocablo se refiere a una ondulación (como el de una ola de mar) y no a la tira de cuero u otro material semejante, con dos correas, que servía desde  la antigüedad para lanzar piedras de manera violenta (posteriormente evolucionó en el conocido tirachinas). Una de las ‘hondas’ más conocidas es a la que se hace referencia en la Biblia sobre el pasaje en el que David venció a Goliat (que medía cerca de tres metros) lanzándole una piedra con una honda.

Esa precisión a la hora de lanzarla y dar en el objetivo es muy posiblemente el origen de la expresión.

Pero posiblemente os estéis preguntando porque el dicho se refiere a las piedras como ‘sopas’… y es que realmente, esa sopas no tienen nada que ver con el plato de comida a base de caldo sino a las piedras de canto rodado (guijarros) que se encuentran en los ríos y arroyos.

De hecho en el capítulo  XI de la segunda parte de la novela ‘El ingenioso caballero Don Quijote de la Mancha’ de Miguel de Cervantes, ya aparece la referencia (en voz de Sancho Panza) en la que se refiere a las piedras como ‘sopas de arroyo’.

Por lo tanto, ‘dar sopas con honda’ se refiere a la pericia que tiene alguien a la hora de lanzar/arrojar una piedra (guijarro/canto rodado) con un tirachinas y acertar de pleno, de ahí que se utilizara la expresión para referirse a la destreza y superioridad en un asunto.

¿Qué significa la expresión ‘dar sopas con honda’?Cabe destacar, tal y como indico al inicio del post, que hay quien escribe la ‘onda’ de la expresión sin hache, ya que le da un sentido diferente (y erróneo) a la locución, creyendo que la misma se refiere al hecho de lanzar una piedra a un estanque o rio y que ésta vaya haciendo un efecto de ondas sobre el agua.

 

 

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Fuentes de consulta: wikisource / libertaddigital / RAE (1) / RAE (2) / cvc.cervantes.es / futbolconbotonesyreboteabanda / ccm-cidehamete
Fuentes de las imágenes: Wikimedia commons / pixabay

¿Sabías que la expresión ‘No dejar títere con cabeza’ proviene del Quijote?

¿Sabías que la expresión ‘No dejar títere con cabeza’ proviene del Quijote?

Numerosísimas son las expresiones que a través de la novela ‘Don Quijote de la Mancha’ han llegado hasta nuestros días (unas reales y otras apócrifas), teniendo todavía gran vigencia entre nosotros y en nuestro lenguaje coloquial a pesar de los cuatro siglos que han pasado desde que fue escrito tan insigne libro por, el más ilustre y universal de los escritores en lengua castellana, Miguel de Cervantes.

Una de esas expresiones es ‘No dejar títere con cabeza’ (o en su forma ‘Dejar títere sin cabeza’), la cual se utiliza cuando queremos referirnos que alguien (física o verbalmente) en un momento de furia o enfado ha arrasado con todo lo que se ha encontrado, ya sea ocasionando destrozos o porque ha insultado, vejado, amenazado o puesto en su lugar a otra persona. Evidentemente, no hace falta hacerlo de modo violento y en más de una ocasión se realiza haciendo una buena diatriba en la que se injuria contra alguien o algo.

La expresión ‘No dejar títere con cabeza’ no aparece de forma específica en el Quijote, pero sí en una de las situaciones que se dan en su segunda parte, en el que a través del contexto de lo sucedido en los capítulos XXV y XXVI originó el uso de esta famosa locución.

En los mencionados capítulos don Quijote, junto a su fiel escudero Sancho Panza, se encontraban en una venta donde se anunció la representación en un retablo de la obra de títeres (marionetas) ‘El retablo de la libertad de Melisendra’ y en el que el titiritero no es otro que Maese Pedro (personaje que aparece en el primer libro y que fue uno de los esclavos en galeras que liberó el Hidalgo Caballero de la Mancha, aunque no es reconocido por éste ni por su escudero al llevar un vistoso parche verde en el ojo izquierdo).

Durante la representación de la obra (en el que don Gaiferos libera a su amada esposa Melisendra, mientras que son perseguidos por soldados moros)  don Quijote sufre una de sus habituales alucinaciones y cree estar presenciando una persecución real, por lo que desenvaina su espada y en pleno delirio se lía a espadazos con los títeres del retablo con el fin de ayudar a escapar a la pareja de enamorados.

Así es como lo escribió el propio Cervantes en su novela:

Viendo y oyendo, pues, tanta morisma y tanto estruendo don Quijote, parecióle ser bien dar ayuda a los que huían; y, levantándose en pie, en voz alta, dijo:

-No consentiré yo en mis días y en mi presencia se le haga superchería a tan famoso caballero y a tan atrevido enamorado como don Gaiferos. ¡Deteneos, mal nacida canalla; no le sigáis ni persigáis; si no, conmigo sois en la batalla!

Y, diciendo y haciendo, desenvainó la espada, y de un brinco se puso junto al retablo, y, con acelerada y nunca vista furia, comenzó a llover cuchilladas sobre la titerera morisma, derribando a unos, descabezando a otros, estropeando a éste, destrozando a aquél, y, entre otros muchos, tiró un altibajo tal, que si maese Pedro no se abaja, se encoge y agazapa, le cercenara la cabeza con más facilidad que si fuera hecha de masa de mazapán.

 

 

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¿En qué lugar de La Mancha, de cuyo nombre no quiso acordarse Cervantes, vivía don Quijote?

¿En qué lugar de La Mancha, de cuyo nombre no quiso acordarse Cervantes, vivía don Quijote?

Preguntes a quien preguntes, la inmensa mayoría de personas reconoce que el texto ‘En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor’ pertenece al inicio de la novela de caballería ‘El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha’ escrita por Miguel de Cervantes Saavedra (y publicada en 1605) y que está considerada como el libro español más universal (de hecho, tras la Biblia, el Quijote es la obra más traducida a más idiomas).

Con motivo del cuarto centenario de la muerte de Miguel de Cervantes (falleció el 23 de abril de 1616), este 2016 se ha convertido en el #AñoCervantes y varias son las consultas que he recibido de lectores que tenían interés por conocer curiosidades tanto de la obra como del autor. Entre esas preguntas que me han hecho llegar está la de Rocío Sáez que me escribe intrigada por saber si se llegó a conocer el incognito lugar de La Mancha al que se refería Cervantes en su novela.

A pesar de ser una obra que lleva publicada cuatro siglos, y numerosísimos los lugares con los que se ha especulado que podrían ser la población a la que se refería el manco de Lepanto en su novela, no ha sido hasta la última década cuando se ha dado el nombre y se ha llegado a asegurar que el lugar de La Mancha, de cuyo nombre no quería acordarse Cervantes, era ‘Villanueva de los Infantes’, en la provincia de Ciudad Real.

Y a dicha conclusión se llegó gracias al meticuloso trabajo llevado a cabo por un equipo compuesto por nutrido grupo de expertos en las más diversos disciplinas (Geografía, Historia, Matemáticas, Filología, Sociología y Ciencias de la Información) de la Universidad Complutense de Madrid, dirigido por el catedrático de Sociología Francisco Parra Luna y que se dio a conocer a través de la publicación: ‘El Lugar de La Mancha es…: el Quijote como un sistema de distancias/tiempos’.

En qué lugar de La Mancha, de cuyo nombre no quiso acordarse Cervantes, vivía don Quijote

Para llegar a esa conclusión, tras un exhaustivo trabajo que duró diez años, se tuvieron en cuenta infinidad de detalles que el propio Cervantes va dejando a través de la novela, pero sobre todo se utilizó múltiples metodologías matemáticas, como medir la distancia y tiempo recorrido por el hidalgo caballero a lomos de su flaco caballo Rocinante o el fiel escudero Sancho Panza sobre su asno Rucio.

Como indicaba unos párrafos más arriba, numerosísimos han sido los lugares con los que se ha especulado a lo largo del tiempo, siendo el de ‘Argamasilla de Alba’ el cual se tenía la casi certeza, desde el siglo XVIII, de que era el lugar en el que vivía don Quijote.

Pero el anuncio de que la población era Villanueva de los Infantes vino acompañada de cierta polémica, debido a que varis son las poblaciones manchegas a las que también, por distintos motivos, en un momento u otro se les había atribuido el honorífico título de ser ‘lugar de don Quijote’ (entre esas poblaciones Alcázar de San Juan o Mota del cuervo). Dicha polémica provocó que el propio catedrático Francisco Parra ‘retase’ a aquellos expertos cervantistas que no estuviesen de acuerdo a demostrar científicamente (como él y su equipo habían hecho) que Villanueva de los infantes no es el lugar de La Mancha que Miguel de Cervantes no quiere acordarse en el inicio de ‘El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha’.

 

 

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Fuentes de consulta: ‘El Lugar de La Mancha es…: el Quijote como un sistema de distancias/tiempos’ de Francisco Parra Luna y equipo de la UCM / villanuevadelosinfantes‘¿De dónde era probablemente d. Quijote? Un enfoque estadístico’ de Fco. Javier Girón González-Torre y Mª Jesús Ríos Insua (pdf) / alcazarlugardedonquijote / 20minutos
Fuentes de las imágenes: Néstor Alonso @arrukero (con expresa autorización del autor para la utilización en este post) / villanuevadelosinfantes

¿De dónde surge la expresión ‘Con la Iglesia hemos topado’?

¿De dónde surge la expresión ‘Con la Iglesia hemos topado’?
Con motivo del cuarto centenario de la muerte de Miguel de Cervantes, 2016 se ha convertido en el #AñoCervantes y a lo largo del mismo se va a realizar una serie de actos conmemorativos hacia la figura del quien está considerado como el más famoso e ilustre de los escritores en lengua española. Muchas son las publicaciones, posts y artículos que, desde los más diversos medios, le dedican al autor de ‘El Quijote’, su obra más carismática y la más universal de las letras españolas.

Pero entre toda la amalgama de contenidos relacionados con Cervantes o alguna de sus obras, podemos encontrarnos con un gran número de ellos que se dedican a publicar citas famosas y de uso común y que adjudican al escritor o a algunas de sus obras (sobre todo a El Quijote). Algunas son correctas (como ‘Nunca segundas partes fueron buenas’) otras adjudicadas erróneamente a él (‘Ladran, Sancho, señal que cabalgamos’) e incluso bastantes que han sido tergiversadas o cambiadas en su forma o contexto, como es el caso de la que os traigo hoy al blog: ‘Con la Iglesia hemos topado’ (algunas ocasiones acompañadas con el nombre de ‘Sancho’, fiel escudero de Don Quijote).

La frase ‘Con la Iglesia hemos topado’ se utiliza normalmente para expresar algún problema o inconveniente que ha surgido con algún tipo de estamento o autoridad de cierto peso (gubernamental, militar, eclesiástico…) atribuyéndose el origen de dicha expresión a un pasaje de ‘El Quijote’, pero esto es una verdad a medias, debido a que en el capítulo IX de la ‘Segunda parte del ingenioso caballero don Quijote de la Mancha’ (1615) aparece una frase similar, pero con un sutil cambio cuya intención de la frase es totalmente diferente.

La parte en que aparece es la siguiente:

[…]Guió don Quijote, y habiendo andado como docientos pasos, dio con el bulto que hacía la sombra, y vio una gran torre, y luego conoció que el tal edificio no era alcázar, sino la iglesia principal del pueblo. Y dijo:
—Con la iglesia hemos dado, Sancho.
—Ya lo veo —respondió Sancho—, y plega a Dios que no demos con nuestra sepultura, que no es buena señal andar por los cimenterios a tales horas, y más habiendo yo dicho a vuestra merced, si mal no me acuerdo, que la casa desta señora ha de estar en una callejuela sin salida.[…]

La fase original es ‘Con la iglesia hemos dado, Sancho’ y hace referencia al edificio (iglesia de San Antonio Abad de El Toboso) y no a la institución; de ahí que ‘iglesia’ esté escrita en minúscula en el texto de Cervantes y cuando se usa con el sentido de referirse al estamento eclesiástico (‘Con la Iglesia hemos topado’) aparece en mayúscula. Además, el cambiar ‘dado’ por ‘topado’ ayuda a enfatizar y darle importancia.

Muchas son las citas e incluso detalles y anécdotas de la vida de Cervantes que son erróneos o no son del todo ciertos, entre ellos el que tiene referencia con su brazo y el porqué se le conoció con el sobrenombre de ‘el manco de Lepanto’.

 

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Fuente de la imagen: Néstor Alonso @arrukero (con expresa autorización del autor para la utilización en este post)

¿De dónde surge la conocida expresión ‘Nunca segundas partes fueron buenas’?

¿De dónde surge la conocida expresión ‘Nunca segundas partes fueron buenas’?A raíz de un tuit publicado días atrás por el amigo José Ramón Alonso en el que decía: “No es cierto que segundas partes nunca fueron buenas. Este libro sí lo es” (en clara referencia a mi nuevo libro de curiosidades ‘Vuelve el listo que todo lo sabe’) me llegó una consulta sobre el origen de la expresión ‘Nunca segundas partes fueron buenas’.

Esta expresión, tal y como la conocemos y frecuentemente utilizada para comparar las secuelas que han ido apareciendo de películas u obras literarias, tiene su origen nada más y nada menos que en el capítulo IV de la ‘Segunda parte del ingenioso caballero don Quijote de la Mancha’, poniendo Miguel de Cervantes en boca del bachiller Sansón Carrasco, a modo de auto parodia,  el siguiente texto:

Sí promete -respondió Sansón-, pero dice que no ha hallado ni sabe quién la tiene, y así, estamos en duda si saldrá o no; y así por esto como porque algunos dicen: «Nunca segundas partes fueron buenas», y otros: «De las cosas de don Quijote bastan las escritas», se duda que no ha de haber segunda parte; aunque algunos que son más joviales que saturninos dicen: «Vengan más quijotadas: embista don Quijote y hable Sancho Panza, y sea lo que fuere, que con eso nos contentamos»

La parte del texto en la que antes de la frase Sansón Carrasco menciona el ‘algunos dicen’ puede dar una pista de que, muy posiblemente, dicha expresión fuese una frase proverbial ya existente y utilizada antes del siglo XVII, motivo por el que Cervantes decidió incluirla en la segunda parte de su universal obra.
Si bien la mayoría de las fuentes apuntan al Quijote como la primera obra en la que aparece escrita, navegando por la red podemos encontrar que hay quien indica que la frase ya aparecía, aunque no de manera literal, en la obra el ‘Libro de los enxiemplos del Conde Lucanor et de Patronio’ escrita por el infante Don Juan Manuel, Príncipe de Villena, entre los años 1330 y 1335.

 

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Fuentes de consulta: cvc.cervantes / curistoria
Fuente de la imagen: Wikimedia commons