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El origen de cuatro refranes gatunos

El refranero español está repleto de máximas y aforismos cuyos dichos populares esconde algún consejo o moraleja, existiendo de prácticamente todos los temas. En esta ocasión os traigo cuatro relacionados con el mundo gatuno.

El origen de cuatro refranes gatunos

La curiosidad mató al gato:

Se trata de una de las expresiones más conocidas y se usa para decirle a alguien que no hay que saber más de lo que se debe y que no se deben traspasar ciertos límites mediante una analogía entre el  peligro y un gato, por tratarse de un animal que suele meterse en cualquier rincón, por lo que y se considera un felino que se expone a numerosos peligros y riesgos por su carácter curioso y explorador. No es una expresión surgida del rico refranero español, sino que llegó al castellano, a finales del siglo xix, desde el inglés curiosity killed the cat, de idéntico significado, que, a su vez, era la transformación de otro mucho más antiguo, del siglo xvi, que decía care killed the cat, cuyo significado era ‘el cuidado mató al gato’ como referencia a que una excesiva precaución o cuidado por la salud termina siendo perjudicial para esta.

De noche, todos los gatos son pardos:

Refrán que trata de advertirnos de la facilidad que hay, en algunas ocasiones, de ser engañados por un impostor a quien podemos tomar por otra persona y no percatarnos de sus malas intenciones. Aparece mencionado en la segunda parte del Quijote (1615) y, según señalan la mayoría de los expertos, la expresión no hacía referencia a los felinos sino a los  madrileños, que son conocidos, desde antiguo, como gastos. Todo indica que se originó el refrán poco después de trasladar la capitalidad del reino a Madrid, que se convirtió en corte y villa, lo que dio lugar a numerosos rufianes y malhechores nocturnos que transitaban a la espera de alguna víctima.

Ponerle el cascabel al gato:

Frase proverbial que se pronuncia ante una dificultad y la imposibilidad de llevar a cabo alguna tarea potencialmente peligrosa, en alusión al acto de coordinarse y ponerse de acuerdo un grupo para ver quién lleva a cabo dicho cometido. La primera referencia que existe sobre la expresión data del siglo VI a. C., cuando aparece en la famosa fábula El gato y los ratones, del autor griego Esopo. Posteriormente, otros muchos autores utilizaron dicha locución en sus obras, de las que una de las más famosas es la comedia La esclava de su galán, de Félix Lope de Vega, uno de los grandes dramaturgos del Siglo de Oro español. (te puede interesar leer el post ‘¿Por qué NO es una buena idea poner un cascabel a un gato?)

Buscarle tres pies al gato:

Expresión  con la que se aconseja no complicar un asunto, originalmente era buscarle cinco pies al gato. Según señalan la mayoría de los expertos, la frase no hablaba de tres pies, sino de cinco y se achaca a Miguel de Cervantes que la cambiara al ponerla en la forma de tres pies en boca del protagonista del Quijote. También hay quien indica que la locución es una deformación de buscarle el traspiés al gato, aunque esta versión parece no convencer a la mayoría de los etimólogos.

 

 

Encuentra más curiosidades como esta leyendo otros post de este blog o en mi libro ‘El listo que todo lo sabe ataca de nuevo. Palabras y palabros’

 

 

 

Fuente de la imagen: Wikimedia commons

¿De dónde proviene el famoso refrán ‘Dime con quién andas, y te diré quién eres’?

A través del perfil en Instagram de este blog (@yaestaellistoquetodolosabe2) recibo un mensaje en el que me consultan de dónde proviene el famoso refrán ‘Dime con quién andas, y te diré quién eres’.

¿De dónde proviene el famoso refrán ‘Dime con quién andas, y te diré quién eres’?

Posiblemente el refrán ‘Dime con quién andas, y te diré quién eres’ es uno de los más conocidos y repetidos del idioma español. Se trata de un dicho, en forma de advertencia, con el que se indica al interlocutor que todas las personas somos predecibles hasta el punto de que a través de nuestra compañía, vestimenta, lugares que frecuentamos o cómo nos desenvolvemos se puede averiguar la personalidad de alguien y su forma de pensar y proceder.

No se conoce con exactitud el momento ni lugar en el que se originó dicho refrán pero sí que hay constancia de su popularidad por la transmisión oral entre el vulgo durante la segunda mitad del siglo XVI. De hecho, varias son las obras literarias, de gran relevancia, publicadas en el siglo XVII, en las que aparece citado. Algunos ejemplos son:

En la forma «Dime con quién andas, decirte he quién eres» aparece en la ‘Segunda parte del ingenioso caballero don Quijote de la Mancha’ de Miguel de Cervantes (1615) y  ‘Cartas en refranes’ de Blasco de Garay (1632). Como «Dime con quién andas, hijo, y diréte quién eres» en la obra ‘La vida del Buscón llamado don Pablos’ de Francisco de Quevedo (1622).

 

 

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Fuente de la imagen: needpix

¿Qué es la ‘tiña’ del famoso refrán ‘Si la envidia fuera tiña, ¡cuántos tiñosos habría!’?

El antiquísimo refrán ‘Si la envidia fuera tiña, ¡cuántos tiñosos habría!’ ha sido ampliamente utilizado a lo largo de varios siglos para indicarnos que el sentimiento de envidia en los seres humanos (deseo de algo que otra persona posee) está muy extendido entre la sociedad y, en caso de ser un trastorno, el planeta estaría repleto de enfermos por esa dolencia.

¿Qué es la ‘tiña’ del famoso refrán ‘Si la envidia fuera tiña, ¡cuántos tiñosos habría!’?

Y como ejemplo en el refrán se menciona la tiña, la cual es realmente una afección que consiste en una infección de la piel producida por ciertos parásitos que causa la aparición de unas erupciones cutáneas que llegan a ser altamente molestas (por el picor y escozor que produce) y que al rascarse provoca que queden ulceraciones y costras. También se la considera como altamente contagiosa a través del contacto directo, ya sea entre personas, animales de compañía (que también pueden padecerla) u objetos que hayan estado en contacto con alguien infectado (toallas, sabanas, ropa, peines, brochas de maquillaje…).

Al tratarse la tiña de una enfermedad que era muy común que fuese padecida por las clases más bajas y ante el prejuicio y convicción que existía, de que éstos eran por naturaleza envidiosos de lo que poseían los demás, surgió la analogía entre la enfermedad infecciosa (tiña) y el sentimiento de desear lo del prójimo (envidia).

Cabe señalar que el término tiña también existe como sinónimo de mugre o suciedad (se supone que proviene de quienes parecían la enfermedad, pues iban sucios y desaliñados) e incluso se utiliza como un equivalente a tinte o a algo que está teñido, por lo que son bastantes las personas que emplean el mencionado ‘tiñosos’ del refrán no para referirse a la infección sino al hecho de tener la piel teñida. Otras variantes del refrán son: ‘Si la envidia fuese tiña, ¡cuántos tiñosos habría!’‘Si la envidia tiña fuera, ¡qué de tiñosos hubiera!’.

 

 

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Fuente de la imagen: robbertholf (Flickr)