Tierra, tenemos un problema

Por Luis María de la Maza – Profesional del área energética e industrial

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Los últimos meses han roto los récords de temperatura global del Planeta. Algunos dirán que no es concluyente, despreciando la tendencia de los últimos meses de máximas temperaturas planetarias o que son ya más de 360 los meses en los que la temperatura de la Tierra estuvo por encima de la media del siglo XX. Añadirán que la diferencia entre la temperatura media de abril de 2016 y la del mismo mes de los años 1951-1980 es un «insignificante» 1,11ºC, por lo que no habría por qué alarmarse. Además, afirmarán que la Tierra tiene este comportamiento natural… incluso sin disponer de registros históricos para justificarlo.

No es aventurado afirmar que 2016 acabará siendo más cálido que 2015, que era, hasta la fecha, el año de mayor temperatura jamás registrado. La temperatura del Planeta no deja de aumentar como la de un horno y no muestra signos de que esa tendencia vaya a evolucionar en sentido contrario. Opiniones interesadas aparte, los datos objetivos registrados ponen de manifiesto que estamos ante una «emergencia climática». Incluso se ponen ya en duda las promesas realizadas (puramente políticas) en el acuerdo del clima de París para que la temperatura del planeta no se eleve más de 2ºC.

Tomando como referencia el período 1951-1980 (0,3ºC más cálido que los niveles preindustriales), lo más preocupante es que hemos llegado a estas cotas en un tiempo récord. En octubre pasado fue la primera vez que la desviación de temperatura mensual superaba la barrera de 1ºC y todos los meses posteriores han superado también ese límite.

¡Más madera! El observatorio de la NASA en Mauna Loa (Hawai) registró en 2015 el mayor incremento en las emisiones de CO2 desde que se recopilan datos. El año pasado la tasa de crecimiento anual de CO2 aumentó en 3,05 ppm, siendo el cuarto año consecutivo en que la concentración aumentaba en más de 2 ppm.

Hay otros numerosos hechos recientes que lo ilustran y en todo el Planeta. La masa de hielo ártico ha estado un 5% por debajo de la media del período 1981-2010, la sequía en Estados Unidos ha empeorado y afecta al 37% del país, en muchos puntos de Argentina se han registrado las temperaturas más altas de los últimos 50 años, en Nueva Gales del Sur (Australia) ha llovido un 47% más de lo esperado, …

Las consecuencias, pues, ya están a la vista de todos… menos de los ciegos o los que se ponen una venda en los ojos. Ya han aparecido patógenos que han cambiado sus características o con los que hemos tenido contacto por primera vez, se multiplican las sequías extremas que obligan a los ciudadanos a desplazarse masivamente, se han detectado casos importados de enfermedades específicas, se intensifica el deshielo de los polos y los glaciares, se producen con más frecuencia fenómenos meteorológicos extremos, etc.

Y los modelos de predicción que se manejan prevén, entre otras cosas, que el nivel del mar ascienda y ponga en serio riesgo ciudades costeras en las que se concentra una importante parte de la población mundial:

  • En Londres, el Támesis llegaría a amenazar los puentes con una subida de dos grados y el agua podría llegar a los bajos del Palacio de Westminster.
  • Un incremento del orden de 4ºC podría llevar el mar hasta el corazón financiero de Nueva York.
  • Se producirían graves inundaciones en las calles, parques y bajos de Shanghai.
  • La ópera de Sidney tampoco se salvaría.

Ya se empiezan a hacer números respecto a los costes de adaptación al cambio climático. Un ‘Informe sobre la brecha de adaptación’, elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, afirma que, en el caso de los países en desarrollo, podría ascender a entre 280.000 y 500.000 millones de dólares al año hasta 2050, muchísimo más de lo estimado hasta la fecha. La financiación total para la adaptación al cambio climático en los países pobres ha aumentado sustancialmente en los cinco años anteriores a 2014 pero habrá una importante falta de fondos para 2050 si no se realizan aportaciones nuevas y adicionales.

¡Tierra! ¿Tenemos o no tenemos un problema? Todo da a entender que sí y que, si no nos ponemos pronto las pilas, esto va a tener muy difícil arreglo.

 

8 comentarios · Escribe aquí tu comentario

  1. Dice ser Sociólogo Astral

    Yo tengo el mismo calor todos los veranos pero abro la ventana para que entre aire.

    22 agosto 2016 | 11:23

  2. Dice ser filo

    Es mas barato hacer numeros para adaptarse que cambiar la manera de hacer.

    Con eso lo has dicho todo.

    Bienvenidos al nuevo mundo

    22 agosto 2016 | 11:56

  3. Dice ser heavyloud

    hay que romper el círculo del uso de carbon siendo más lógicos, yo me ilumino por el portal/garaje con la pantalla de mi móvil, si puedo con el del trabajo, uno antiguo que son ultra resistentes.

    22 agosto 2016 | 12:08

  4. Dice ser Camino a Gaia

    El dinero se imprime pero no la energía ni los recursos. Por otro lado, si pasamos los puntos sin retornos del sistema climático la cosa se pondrá mucho peor.

    22 agosto 2016 | 14:30

  5. Dice ser YO

    Tonterías varias a cargo del nuevo orden…

    Nada nuevo bajo el sol…

    22 agosto 2016 | 17:16

  6. Dice ser irresponsableCONgusto

    Dos cosas ..
    ¿Para cuando el fin del mundo?
    ¿Y tendré tiempo para contaminar mas antes de que muera de viejo?

    23 agosto 2016 | 00:29

  7. Dice ser Juan

    La “Gran Exclusión” ya ha comenzado. El neoliberalismo global, al servicio de unos pocos, se ocupa de que las élites sigan creciendo, pero como ya no hay recursos sobre los que basar el crecimiento, lo llevan a cabo haciendo decrecer a la gran mayoría de la humanidad. Las élites han entrado en una carrera por acaparar recursos para blindar su futuro. Cuando empiecen las revueltas, los profesionales de las armas defenderán a las élites, ya que éstas tendrán los recursos para pagarles. Pero eso sólo durará mientras haya bancos y moneda. Cuando ésto también colapse, los profesionales de las armas arrebatarán los recursos a los ricos. El futuro es de los señores de la guerra.

    ¿Se puede hacer de otra manera? Sí, pero hay que empezar ya.

    23 agosto 2016 | 13:08

  8. Dice ser twoblueeggs

    Algunos afirman que el cambio climático es cuestión del nuevo orden, como si se tratase de una conspiración de los más poderosos. Pero ¿como puede haber tanto cabestro que no son capaces ni de creer lo que marcan los termómetros?. Desde luego que el mundo esta lleno de subnormales.

    29 agosto 2016 | 12:47

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