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El origen del icónico cartel ‘We can do it!’

El cartel ‘We can do it!’ (¡Podemos hacerlo!) se ha convertido en una representación icónica del poder de la mujer y ha sido utilizada como un símbolo de la lucha feminista en los últimos años.

El origen del icónico cartel ‘We can do it!’

Su historia se remonta a la entrada de Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial. Las fábricas se quedaron sin mano de obra debido al alistamiento masivo de hombres, lo que llevó a que miles de mujeres acudieran a cubrir esos puestos de trabajo.

Desde el gobierno estadounidense se realizaron diferentes campañas de concienciación para animar a las mujeres a incorporarse a la vida laboral y a acudir a las fábricas a trabajar y fue en marzo de 1942 cuando el diseñador gráfico, J. Howard Miller, realizó unas fotografías en la compañía Westinghouse Electric con la intención de inspirarse para la creación de carteles publicitarios.

Varias de las fotografías se las tomó a Naomi Parker Fraley, una joven de 21 años que trabajaba como remachadora. En una aparecía accionando una palanca de la máquina de remachar y posteriormente mostró orgullosa al fotógrafo la musculatura que se le había desarrollado en su brazo derecho.

Y fue precisamente aquel gesto de Naomi (quien vestía un mono azul y llevaba el pelo recogido con un vistoso pañuelo rojo con topos blancos) mostrándole su fuerte brazo a Miller, lo que acabó inspirando al diseñador gráfico para crear el cartel más icónico de toda su carrera y que ochenta años después se ha convertido en representación del empoderamiento de la mujer y símbolo de la lucha feminista.

A pesar de que el cartel se hizo enormemente popular (era conocido como ‘Rosie, la remachadora’), la verdadera identidad de la mujer que aparecía en él se desconocía y no fue hasta 2015 cuando se supo que se trataba de Naomi Parker Fraley (quien falleció en 2018 a los 98 años de edad).

 

@curiosisimo El origen del icónico cartel «We Can Do It!» Feliz Día Internacional de la Mujer ♀️ 💪 #MasMujeres #WeCanDoIt #feminismo #feminismotiktok #AprendeConCuriosisimo #8M #8deMarzo #8Marzo #diainternacionaldelamujer #diadelamujer #curiosisimo ♬ sonido original – Alfred López-Curiosísimo

 

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Fuente de las imágenes: Wikimedia commons

¿Por qué la gente no sonreía en las fotografías antiguas?

Una de las búsquedas más populares en Google es la pregunta que da título a este post ‘¿Por qué la gente no sonreía en las fotografías antiguas?’ y varias han sido las ocasiones en las que algún lector del blog me la ha realizado, aunque, por unas cosas y por otras, había ido retrasando el escribir y publicar una entrada sobre el tema.

¿Por qué la gente no sonreía en las fotografías antiguas?

¿Por qué la gente no sonreía en las fotografías antiguas?Y es que me he visto animado a hacerlo gracias a un correo que recibí, días atrás, de mi compañera Melisa Tuya, quien me hablaba de una curiosa fotografía datada en 1894 y en la que aparecía un chica de Oklahoma vestida con un traje típico de una tribu nativa de Norteamérica y quien lucía una amplia sonrisa.

La foto se ha hecho viral a raíz de ser publicada en Reddit y la mayoría de conversaciones versaban alrededor de lo extraño que era ver una imagen de alguien que en el siglo XIX estuviese sonriendo en un retrato, ya que existe el convencimiento de que en aquella época todo aquel que se tomaba una fotografía lo hacía con un semblante serio. Solo basta con hacer cualquier búsqueda a través de internet ‘fotografías personas siglo XIX’ (o en inglés ‘pictures people from 19th century’, donde se obtienen más resultados) y podremos comprobar que así es, pero con algunos matices.

Y es que después de indagar sobre el tema he podido llegar a la conclusión de que se trata de una afirmación que es cierta pero a medias, ya que sí que existen fotografías tomadas entre finales del siglo XIX y principios del XX en las que aparece alguna persona sonriendo (como es el caso de la muchacha vestida de nativa americana).

La razón principal por la que en la mayoría de las fotos de aquella época la gente no sonreía es principalmente debido a que, por aquel entonces, el hacerse una era algo de lo que se tenía el convencimiento que sería esa la única vez en toda la vida. Muy extraño era que alguien (que no tuviese un buen poder adquisitivo, evidentemente) se hiciera retratar más de una vez. Por tanto, cuando iban al fotógrafo posaban frente a éste con un semblante serio y sereno. Se consideraba como algo demasiado importante como para estropearlo con una sonrisa (o al menos el escritor Mark Twain así lo expresó en una de sus famosas citas).

Hasta la aparición del ‘daguerrotipo’ (el antecesor de las primeras cámaras fotográficas), la gente que había posado para ser retratada lo había hecho frente a un pintor y común era que se les representara con algún aire insigne y solemne, debido a que dicha pintura acabaría colgada en un salón a la vista de otras personas que lo contemplarían y elogiarían, de ahí que, en el pensamiento que se tenía antiguamente, no se le diese un valor especial a sonreír (que era considerado como una frivolidad) y de ahí que en la inmensa mayoría de cuadros antiguos encontremos que también aparecen con el semblante serio.

Pero el otro de los motivos (y no menos importante) era por cuestiones técnicas, ya que el tiempo que debían pasar inmóviles frente a la cámara era largo, debido a que las fotografías de entonces no eran como las de ahora que en menos de un segundo ya están hechas. El método empleado en aquella época era una cámara en la que se introducía una placa de plata en la que, con un espejo, se proyectaba la imagen a retratar mediante la entrada de luz por la lente. Para que aquella imagen quedara plasmada en la placa se debía tener una exposición de aproximadamente diez minutos.

Esto hacía que fuese prácticamente imposible que alguien pudiese estar todo ese rato manteniendo una sonrisa y, por tanto, lo más cómodo y normal era tener un semblante neutro, que solía ser serio.

¿Por qué la gente no sonreía en las fotografías antiguas?Tampoco podemos olvidarnos de las fotografías ‘post mortem’, una práctica que se llevó a cabo nada más aparecer las primeras cámaras fotográficas y que posibilitaba que tras un fallecimiento poder poseer un recuerdo de un ser querido que había muerto, a través de un retrato que se les tomaba. Normalmente en aquel retrato fotográfico aparecía la persona fallecida junto a su familia. De ahí que también todos tuvieran un semblante totalmente serio.

Y, por último, recuperando el hilo de lo que explicaba unos párrafos más arriba, cabe señalar que sí existen fotografías antiguas, tomadas entre finales del siglo XIX y principios del XX, en las que aparece alguna persona sonriendo, aunque en comparación de las que hay con personas que tienen el semblante serio son pocas. Y es que cabe destacar que por aquella época el tiempo de exposición frente a una cámara fotográfica ya era menor (de poco más de un minuto), por lo que era mucho más fácil el mantener esa postura facial desenfadada y luciendo una sonrisa.

¿Por qué la gente no sonreía en las fotografías antiguas?

 

 

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Fuentes de consulta: petapixel (1) / petapixel (2) / reddit / petapixel (3) / Smithsonian / publicdomainreview / time / familysearch / vantage
Fuentes de las imágenes: Wikimedia commons (1) / reddit / Wikimedia commons 2 / Google photos

La anécdota sobre la famosa e icónica foto de Albert Einstein sacando la lengua

La anécdota sobre la famosa e icónica foto de Albert Einstein sacando la lenguaSi hiciera una encuesta entre todos los lectores sobre cuál creéis que es la fotografía más famosa en la que aparece Albert Einstein, estoy seguro que la mayoría de vosotros responderíais que se trata de la que sale sacando la lengua; una imagen que, después de seis décadas, sigue siendo todo un icono.

El momento exacto en que fue tomada contiene una curiosa anécdota:

El 14 de Marzo de 1951, el famoso físico ganador del Premio Nobel cumplía 72 años. Por tal motivo sus más allegados decidieron prepararle una celebración en el The Princeton Club de Nueva York, un club social en el que los alumnos y profesores de la Universidad de Princeton (New Jersey) realizaban sus encuentros, banquetes y celebraciones.

Tras la fiesta, Einstein se encontró con un grupo de fotógrafos esperando en la puerta para tomar alguna instantánea con la que ilustrar al día siguiente la noticia del aniversario . Varias fueron las fotos que le tomaron mientras se dirigía hacia el coche que lo llevaría hasta casa. Una vez montado en el automóvil el célebre físico ya no tenía más ganas de fotos, dijo basta y, ante la insistencia de los reporteros para que siguiera sonriendo y posando, decidió sacar la lengua a todos los presentes.

A pesar de ser varios los fotógrafos que lo rodeaban tan solo uno, Arthur Sasse, fue quien le dio al botón de disparo de su cámara en el momento exacto en que Einstein sacó la lengua. Ese preciso instante quedó inmortalizado como uno de los iconos fotográficos más famosos de la Historia. Por el contrario, el resto de reporteros quedaron tan asombrados al ver la mueca de Albert Einstein que a ninguno se le ocurrió echar una foto.

La agencia para la que trabajaba  Arthur Sasse se planteó en un principio no publicar la fotografía, pero finalmente decidió hacerlo. El propio Einstein quedó tan satisfecho al verse que solicitó que le facilitaran unas cuantas copias de la misma con las que felicitó las fiestas de Navidad de ese mismo año a sus amistades.

Pero una de las curiosidades que esconde la fotografía que todos conocemos es que en realidad está recortada. En ella aparecía Albert Einstein sentado en el vehículo entre su buen amigo, el doctor Franklin Ridgeway Aydelotte, y la esposa de éste.

Dicha fotografía fue adquirida por un coleccionista, a través de una subasta en 2009, por la astronómica cifra de 74.324 dólares.

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Libros 'Ya está el listo que todo lo sabe' y 'Vuelve el listo que todo lo sabe' de Alfred López

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Fuentes de consulta e imágenes: Archivo 20minutos.es / revistabula / lomography / 1951club

¿Por qué a veces salen los ojos rojos en las fotos?

Has exhibido la mejor de tus poses, metido barriga, levantado la cabeza y esbozado esa sonrisa natural tan difícil de conseguir, pero aún y así la foto no ha quedado bien, has salido con los ojos rojos, ese molesto efecto que te hace parecer parte de una película de terror ¿sabes a qué es debido?

Este efecto sólo sucede cuando la foto se ha disparado con flash.  Normalmente cuando lo utilizamos es porque la luz disponible no es suficiente y por ello nuestras pupilas se dilatan con objeto de dejar pasar más luz y que nuestra visión sea mejor. El relámpago del flash entra directo hasta el fondo del ojo, chocando allí con los vasos sanguíneos que irrigan la retina, éstos reflejan la luz que rebota y hacen que pase de ser blanca a roja. Para que este fenómeno suceda la luz del flash debe ser frontal y estar a poca distancia, suele darse más habitualmente en ojos claros, ya que los ojos oscuros tienen más pigmentos en el fondo que permiten una mayor absorción de la luz y atenúan el reflejo.

Con objeto de evitar este molesto efecto en algunas  cámaras el flash parpadea levemente antes de lanzar el fogonazo final, permitiendo así que el ojo se adapte a un ambiente con más luz y contraiga la pupila, aunque a veces es peor el remedio que la enfermedad ya que tanto destello resulta molesto para el ojo o acabar saliendo con los ojos cerrados.

También existen otras posibilidades como iluminar lo máximo posible la escena, utilizar un flash separado del objetivo e intentar que no incida directamente sobre los ojos, sino desde una posición superior.

Un efecto similar puede suceder cuando fotografiamos a nuestra mascota, solo que en este caso la variedad cromática es mayor y podemos encontrar que sus ojos salen amarillos, azules o verdes (aunque no sea ese su color original), blanco o intensamente brillantes. Esto es debido a que ellos tienen, justo detrás de la retina, una capa reflectora denominada tapetum lucidum, cuyo objeto es mejorar la visión nocturna, el color del “tapetum” varía en función  del animal y del color de su piel.

 

 

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Fuentes de consulta: ¿Por qué los hombres tienen pezones? de Mark Leyner, Billy Goldberg / sabercurioso / rtve / scientificamerican
Fuentes de las imágenes: Wikimedia commons 12

“Hungry Planet” (Planeta Hambriento) Una peculiar colección de fotografías

Hace unos años, el fotógrafo Peter Merzel publicó un libro titulado “Hungry Planet” (Planeta Hambriento). La particularidad de este libro es que estaba compuesto de fotografías hechas a diferentes familias de todo el mundo junto a la comida que iban a consumir durante esa misma semana. El experimento es sorprendente, ya que podemos ver lo diferentes que somos los humanos en cuanto a nuestra alimentación y dieta de un país a otro. También nos indicó el presupuesto semanal que cada una de estas familias destinaban a la alimentación. A continuación os traigo 15 fotografías extraídas de este interesantísimo libro. Bajo cada foto os indico el país y su prepuesto familiar.

Alemania 500,07$

Estados Unidos (Carolina del Sur) 346$

Japón 317,25$

Italia 260,11$

Gran Bretaña 253,15$

Kuwait 221,45$

Mexico 189,09$

Estados Unidos (California) 159,18$

China 155,06$

Polonia 151,27$

Egipto 68,53$

Mongolia 40,02$

Ecuador 31,55$

Reino de Bután 5,03$

Chad 1,62$