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¿De dónde proviene la expresión ‘Quien tiene un tío en Alcalá, ni tiene tío ni tiene ná’?

A través de mi perfil @yaestaellistoquetodolosabe2 en la red social Instagram me consultan de dónde proviene la expresión ‘Quien tiene un tío en Alcalá, ni tiene tío ni tiene ná’ y cuál es su significado.

¿De dónde proviene la expresión ‘Quien tiene un tío en Alcalá, ni tiene tío ni tiene ná’?

La expresión ‘Quien tiene un tío en Alcalá, ni tiene tío ni tiene ná’ (también en la forma ‘El que tiene un tío en Alcalá, ni tiene tío ni tiene ná’) viene a indicarnos que, en ocasiones, poco sirve jactarse de tener un pariente o conocido rico o de buena posición (y que vive en otra población), ya que, debido al poco contacto existente entre ambos, éste no puede favorecer en nada y por mucho que se le aluda como referencia, no se conseguirán favores ni beneficios.

No se conoce a ciencia cierta el origen de la locución, aunque un gran número de expertos señalan que es muy posible que se originara hacia el siglo XVI, tras la creación de la Universidad de Alcalá de Henares, a la que fueron enviados estudiantes de diferentes puntos de la península (la mayoría de ellos de familias acomodadas y buena posición), teniendo alguno de ellos algún vínculo familiar con algún miembro del claustro, pero a pesar del parentesco existente, la poca o inexistente relación hacía que no se pudiesen beneficiar de favor alguno.

Cabe destacar que hay quien indica que no se trata de Alcalá de Henares (Madrid), si no otra población, pudiendo encontrar que en diferentes localidades se la adjudican, como puede ser los ejemplos de Alcalá de Xivert (Castellón), Alcalá de Ebro (Zaragoza), Alcalá de Gurrea (Huesca), Alcalá de los Gazules (Cádiz) o Alcalá la Real (Jaén).

Pero incluso también existe una famosa y muy usada variante de la expresión que dice ‘Quien tiene un tío en Graná, ni tiene tío ni tiene ná’ (Quien tiene un tío en Granada, ni tiene tío ni tiene nada), siendo numerosos los granadinos que atribuyen el origen de la locución a su ciudad o provincia.

También hay quien señala que la popularización de la expresión se deba a una famosa pieza teatral titulada ‘El tío de Alcalá’, escrita por Carlos Arniches y que fue estrenada en 1901.

Cabe destacar que el filólogo y sacerdote español, José María Sbarbi y Osuna, recogió en su ‘Diccionario de refranes, adagios, proverbios modismos, locuciones y frases proverbiales de la lengua española’, diferentes variantes de la expresión, entre ellas: ‘Eso es como quien tiene un tío en Alcalá, que ni tiene tío ni tiene ná’, ‘Eso es como el que tiene un tío en las Indias’, ‘Como el que tiene un tío en Granada, que ni tiene tío ni tiene nada’ o ‘Como el que tiene un tío en Alcalá, que ni es tío ni es ná’.

 

 

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Media docena de curiosos términos que hacen referencia a tonalidades de colores (I)

Muchos son los colores que conocemos y las diferentes tonalidades que presentan. A menudo nos referimos a estos por alguno de sus rasgos, colocándole tras el nombre genérico alguna coletilla (por ejemplo: azul claro, verde oscuro, amarillo brillante, gris apagado, rosa chillón…). En realidad la mayoría de ellos tienen una palabra concreta con la que referirse al mismo, motivo por el que en este post te traigo una primera (de varias entradas) con media docena de curiosos términos que hacen referencia a tonalidades de colores.

Media docena de curiosos términos que hacen referencia a tonalidades de colores (I)

Albahío: Blanco amarillento. Término que proviene del árabe andalusí ‘albahí’, cuyo significado era ‘resplandeciente’.

Albugíneo: Enteramente blanco. Del latín ‘albūgo’ que significaba ‘mancha blanca’.

Cerúleo: Azul claro, semejante al del cielo despejado o el de la alta mar (comúnmente conocido como ‘azul cielo‘ o ‘azul mar‘). Etimológicamente procede del latín ‘caeruleus’, de exacto significado y este derivaba de ‘caelum’ (cielo).

Coccíneo: Púrpura. Del latín ‘coccineus’ y éste de ‘coccĭnum’, el cual hacía referencia a ‘grana’ (rojo tirando a morado).

Flavo: De color entre amarillo y rojo, como el de la miel o el del oro. Del adjetivo latino ‘flavus’ que significaba ‘brillar’.

Leucofeo: De color gris o ceniciento. Llegó al castellano desde el latín ‘leucophaeus’ (de exacto significado) y este lo tomó del griego ‘leukóphaios’, formado por ‘leukós’ (blanco) y ‘phaiós’ (oscuro)

 

 

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