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"La libertad produce monstruos, pero la falta de libertad produce infinitamente más monstruos"

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La prueba del algodón: ¡Que vuelva Garzón!

Antes de dimitir, Rajoy debería indultar al juez Garzón para que vuelva a llevar el caso Gurtel. Sería la prueba del algodón. Ya lleva 500 indultos en un año. ¿Por qué no uno más? ¿Alguien duda hoy de las razones que llevaron a ciertos jueces del Tribunal Supremo, que presidía Divar, el marbellí, a expulsar a Baltasar Garzón de la investigación de caso Gurtel? Otros jueces hicieron lo mismo que Garzón y sigen ejerciendo tan ricamente.

El juez Garzón habló en la SER

El juez Garzón habló en la SER

Hace unos días, el ex juez de la Audiencia Nacional que descubrió esta trama delictiva ligada al Partido Popular rompió su silencio y habló de los «papeles secretos de Bárcenas» .

Las palabras del juez Garzón fueron medidas de manera exquisita. Pero su mensaje fue muy claro: dijo que había indicios suficientes para que los papeles de Bárcenas los investigara un juez (capacitado para ordenar registros, pulseras, retirada del pasaporte y otras acciones) en lugar de que lo haga, como ocurre ahora, un fiscal.

El Gobierno de Mariano Rajoy acaba de indultar (nadie sabe por qué) «a un conductor kamikaze que mató a un hombre en su demencial carrera», según Javier Marías, quien se escandaliza -y con razón- de los 17.059 indultos de la Democracia.

Nuestros gobiernos democráticos han repartido sus indultos con manga ancha y sin necesidad de justificiación alguna: 410 Suárez, 878 Calvo Sotelo, 5.944 Felipe González, 5.948 Aznar, 3.378 Zapatero y 501 Rajoy. En total: 17.059 indultos. Ya me dirán si no está más justificado hoy el indulto urgente al juez Garzón -con la falta que nos hace- que al kamikaze homicida.

Sobre Baltasar Garzón, me han llamado la atención estos titulares de la columna dominical del Luis María Anson:

El Mundo, 3 de febrero de 2013, pag. 21:

 

Bárcenas: la sombra de Garzón es alargada

El Mundo, 10 de febrero de 2013:

En el entorno de Garzón se especula con los recibís

Podemos decir muchas cosas de Anson, pero, debido a su acreditada especialización, no podemos decir que esté mal informado en asuntos conspiratorios.

En Estados Unidos, por lo que vemos en las series de la tele y por mi experiencia como corresponsal allí, no es de extrañar que el acusado pueda llegar a acuerdos con el fiscal y el juez instructor, declarándose culpable y aportando pruebas incriminatorias contra terceros, a cambio de ver aliviada su condena. En España no es así. Por eso, me llama la atención este párrafo de Anson dirigido a Rajoy:

«Querido presidente: ¿Le entregó el sinuoso Bárcenas a Baltasar Garzón la documentación que El País ha hecho pública? ¿Quiso el tesorero felón ganarse el favor del juez entonces estrella, hoy estrellado? ¿Dejó en manos de Garzón además de lo ya publicado los recibís que pondrían en marcha la caravana de dimisiones?»

Garzón negó en la SER haber tenido acceso a estos papeles de Bárcenas cuando él instruía el caso Gurtel. Dijo que, de haber sido así, por los «indicios evidentes» de delito que se aprecian, los habría incorporado a la causa y habría obrado en consecuencia. «Dicen incluso que yo estoy detrás», afirmó Garzón. «Ojalá hubiera tenido la posibilidad de denunciar los hechos en su momento».

Ahora que el PP ha aprendido a rectificar, a Rajoy se le presenta otra oportunidad de oro -la prueba del algodón- para convencernos de que no tiene nada que ver con los presuntos «sobrecogedores»: Indultar al juez Garzón y dejarle seguir investigando el caso Gurtel. Así de fácil. Nos taparía la boca a todos los que sospechamos, no sin razón, de que aquí hay sobre encerrado.

Mientras tanto, recomiendo la lectura, siempre provechosa, de un articulo muy clarito (estremecedor pero edificante) del magistrado emérito del Supremo José Antonio Martín Pallín, publicado anteayer en El Pais (Pag. 29). Copio y pego:

 

El color del dinero

Lo peor de la amnistía fiscal es la catadura moral de los beneficiarios

Al ciudadano español Luis Bárcenas le han descubierto una cuenta en un banco suizo por la que se han movido a sus anchas 22 millones de euros. El dato no sería noticia si el mencionado ciudadano no hubiese desempeñado durante 20 años los cargos de gerente y de tesorero del Partido Popular. La buena nueva ha desencadenado el correspondiente escándalo, como si, a estas alturas, alguien pudiera extrañarse de cuales son las fórmulas y artificios utilizados para la financiación de algunos partidos políticos.

La Constitución proclama que los partidos políticos son instrumentos fundamentales para la participación democrática, por lo que están justificadas determinadas subvenciones con fondos públicos. Los responsables de su funcionamiento nunca quisieron encontrar una fórmula aceptable para sufragar sus gastos. Regularon la financiación desde el año 1987 pero siempre dejaron abiertos dos agujeros negros por los que se introducía el virus de la corrupción: las donaciones anónimas y el funcionamiento del Tribunal de Cuentas. Las primeras se corrigieron en el año 2007, después de muchas reticencias por parte del Partido Popular. El Tribunal de Cuentas continúa con la misma agilidad que en los tiempos del Conde Duque de Olivares.

La financiación de los partidos políticos se consigue, como es lógico, a través de las aportaciones de sus afiliados, cantidad que no alcanza cifras significativas, por lo que ha tenido que ser complementada con subvenciones públicas. Cuando los ingresos se consideraban insuficientes para el funcionamiento de las sedes de los partidos y para hacer frente a las campañas electorales, algunos decidieron acudir a la picaresca, incluso a conductas delictivas para ingresar un dinero extra. Quizá pensaron que la cuota de poder que le asignaban los ciudadanos les permitía toda clase de irregularidades.

Una vez instalados en los centros decisorios de los Ayuntamientos, Diputaciones, Comunidades Autónomas o en el aparato del Estado decidieron utilizarlos para aumentar las asignaciones. Las concesiones de obras y servicios y las licencias urbanísticas se convirtieron en una fuente inagotable de recursos ilícitos.

Los reguladores de la financiación de partidos dejaron dos agujeros negros: las donaciones y el Tribunal de Cuentas 

El tesorero de un partido político contabiliza las cantidades que entran en la caja. Si las sumas son ilícitas, negras o delictivas hay que buscarles algún refugio seguro para que no se descubra su verdadero origen. No se necesita demasiada inteligencia financiera para envolverlas bajo donaciones anónimas. Cuando se les puso un tope, el dinero ilícito comenzó a desbordar los cauces previstos y era necesario buscar otras guaridas. Suiza, especialista en ensombrecer el color del dinero, era el lugar indicado. Desde el 17 de enero del presente año los helvéticos han levantado el secreto bancario en los casos de investigaciones judiciales.

Según denuncias no desmentidas, algunos dirigentes decidieron adjudicarse remuneraciones generosas por los servicios prestados al partido. Situados ante este espejo, los señalados tienen la ineludible obligación de comparecer voluntariamente ante la opinión pública y negar tajantemente los hechos. No pueden refugiarse en evasivas y agravios. En una democracia la responsabilidad ética y política del dirigente ante los ciudadanos les obliga a responder sin ambages a las imputaciones.

El color del dinero es variopinto. Lo que importa es su procedencia. Las cantidades procedentes del pago de comisiones por concesiones de obras o servicios son beneficios generados por cohechos delictivos. Estas cantidades se consignaban como donaciones anónimas lo cual a su vez constituye un delito de falsedad contable. Esta prestidigitación contable transformaba el dinero ilícito en un en asiento aparentemente lícito.

El principal artífice de todo este entramado era incuestionablemente el tesorero Luis Bárcenas, porque sin él todas estas maniobras no se habrían materializado. Tampoco sin la cooperación o el asentimiento y, ¿por qué no?, la inducción de los dirigentes del partido político, si esto se puede llegar a demostrar. Por ello el dinero de la cuenta suiza no es un dinero opaco que se sustrae al fisco sino un dinero procedente de actividades ilícitas que al ser retornado a España a través de la amnistía fiscal se convierte no en dinero lícito, sino en una maniobra delictiva de blanqueo de capitales.

La amnistía fiscal rompe todos los principios admisibles en el campo del derecho penal para despenalizar conductas delictivas. Solo puede hacerse por vía de ley orgánica y nunca por real decreto-ley. Pero lo más grave no es el vicio legal sino la catadura moral de las personas a las que se aplica. Se trata de ciudadanos que han ocultado o evadido sus capitales sustrayéndolos al sostenimiento de los servicios públicos esenciales en tiempos de gravísimas carencias sociales. El Estado no puede tolerar ni excusar la insolidaridad y discriminar a otros delincuentes.

Nuestro país tiene muchas carencias, culturales, sociales, éticas y democráticas. Demasiados ciudadanos se han hecho partícipes y alentadores de estas conductas votando de forma abrumadora a personas implicadas en tramas de corrupción. Las multitudes padecen el síndrome de Barrabás, prefieren a los golfos en lugar de a los justos. Me resisto a caer en el desaliento y la melancolía. Estoy convencido de que la mayor parte de la sociedad española está indignada y desmoralizada. Es vital para la democracia recuperar la fuerza política de la moral pública en estos momentos difíciles.

José Antonio Martín Pallín es abogado, magistrado emérito del Tribunal Supremo y comisionado de la Comisión Internacional de Juristas (Ginebra)

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Franquismo y Gürtel: Aviso a navegantes

¿Quién se atreverá ahora con la corrupción del PP o con los crímenes impunes de la Dictadura? El Poder Judicial ha dado una puñalada trapera a la Democracia que va mucho más allá de la mera expulsión del juez Garzón de la Audiencia Nacional.

Sin respetar siquiera sus propios procedimientos y formas -que son la base del Derecho-, un puñado de jueces, enquistados en la derecha más rancia y/o en la venganza/envidia más ruín, ha dado un primer aviso descomunal a navegantes. Al fin, lo han conseguido.

¿Qué juez se atreverá, a partir de ahora, a hacer la segunda pregunta para investigar delitos que no sean del gusto de los corruptos o de los franquistas?

El daño producido a los principios de nuestro ordenamiento jurídico, es decir, a los fundamentos de nuestra Democracia, es inconmesurable y traerá -¡ojalá me equivoque!- gravísimas consecuencias para nuestra convivencia democrática.

Una de las heridas más graves es la que los propios vocales del Poder Judicial se han hecho a sí mismos y al ya dudoso prestigio de la Justicia en España. Sus nombres quedarán grabados en la historia del tardo-franquismo para que sus hijos y nietos puedan recordar el golpe rastrero que propinaron ayer a la Justicia al dar este tenebroso aviso al resto de los jueces. Los jueces españoles se acobardarán. ¡Y con razón! Ya lo creo.

Mientras tanto, crecerán por todo el mundo los apoyos a Baltasar Garzón.

Garzón puede equivocarse, como todo hijo de vecino, o puede disentir -como han hecho otros jueces- del criterio sesgado de su perseguidor, el juez Varela . Por cierto, este tal Varela fue compañero de Garzón a las órdenes del biministro Belloch.

Cuando Garzón se separó de Varela, salió del ministerio y reabrió el caso de los crímenes del GAL se inició el claro conflicto de intereses que acabó ayer con Garzón en el exilio judicial. Esa coincidencia laboral y política ya era motivo más que suficiente para apartar aVarela del caso Garzón por conflicto clarísimo de interéses.

También creo que Garzón hizo mal entonces al reabrir el caso GAL que implicaba a antiguos compañeros suyos del Gobierno de Felipe González. Garzón tenía un conflitco de intereses en el caso GAL y Varela lo tiene en el caso Garzón.

Es una pena que los jueces españoles no sean más exquisitos ante sus conflictos de interés. Claro que siguen la pauta marcada por tantos líderes políticos poco escrupulosos con la pureza democratica de sus actos.

Puede haber opiniones distintas sobre la investigación de los crímenes del franquismo, pero de ahí a acusar a Garzón de prevaricación… va un abismo.

En todo caso, el debate de fondo sigue abierto sobre si la Ley de Amnistía -aprobada antes de la entrada en vigor de la Constitución de 1978– cubre o no cubre todos los crímenes de lesa humanidad y/o de genocidio cometidos por la Dictadura franquista una vez terminada la Guerra Civil.

Creo que uno de los mayores errores que hemos cometido ha sido meter en el mismo saco los crímenes de la Guerra Civil, cometidos por ambos bandos, y los crímenes de la Dictadura, cometidos por el bando vencedor, una vez terminado el conflicto bélico. A mi juicio, son dos cosas muy distintas. Y deben tener un tratamiento separado.

No se si algún juez chileno se ateverá ahora a investigar los crímenes de la Dictadura del general Franco como Baltasar Garzón se atrevió a hacer cn los crímenes de la Dictadura del general Pinochet.

Precisamente la foto de arriba, en la que aparece Garzón junto a mi maestro Juan Marichal, fue tomada durante la comida del Dia de Acción de Gracias que siguió a la detención de Pinochet por orden de Garzón. Marichal improvisó entonces unas palabras en favor de la labor de Garzón y de la Justicia universal que nos emocionaron a todos los presentes.

Hoy, entristecido por la noticia de su exilio judicial, no puedo olvidar aquel cariñoso homenaje que hicimos al juez Garzón. Ojalá tuvieramos en España (vanidad incluida) muchos jueces como él y menos como los tristemente célebres vocales que intregan el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ).

Nunca mejor que hoy cuadra una errata, cometida un día ya lejano por el Boletín Oficial del Estado, que definía al CGPJ como «Conejo General del Joder Pudicial».

Con todos mis respetos. Faltaría más.

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Terremoto, naufragio, tempestad, tsunami…¿Qué más?

La crisis financiera de Estados Unidos pide paso y ya no hay columnas ni palabras suficientes para comunicar a los lectores tan descomunal desaguisado. Los libremercadistas, neoliberales o neoconservadores (hoy agazapados) no saben qué decir. Los tertulianos de la radio y la prensa (con honrosas excepciones), tampoco.

Los dos primeros diarios de pago de España coinciden hoy en el tema y en el tamaño del titular: Wall Street a cinco columnas. Hemos agotado el diccionario de sinónimos y superlativos:

Tempestad, naufragio, terremoto, rescate, tsunami, «in extremis»…

Tantas veces hemos dicho ¡que viene el lobo!, o ¡que viene el crack del 29!, etc., que ya no nos quedan palabras y la exageración se nos sale de la portada.

Para nuestro consuelo, nos queda al menos -eso sí- El Roto con su genial clase de Economía. De modo que eran unos delincuentes… Pues sí. En buena parte, unos eran embaucadores, otros eran ganchos y otros éramos primos. Todos unidos por la codicia. Y esto se repite con frecuencia en pequeña escala. En gran escala, suele repetirse -como nos decía Galbraith en Harvard«siempre que una generación se olvida de la crisis que sufrió la generación anterior».

Me critican -y con razón- porque he dedicado pocos comentarios en este blog a la crisis económica, habiendo estado tan presente en las portadas de los diarios. Es cierto. Por un lado, tengo la excusa fácil del exceso de trabajo (y varios viajes) para hacer frente precisamente a esta crisis, que también nos azota en 20 minutos, aunque menos que a la media de la prensa.

Pero, por otro lado, es que leo y oigo tantas vaguedades, tanta demagogia, tantas tonterías sobre el origen y consecuencias de esta crisis financiera que me dan ganas de volver a estudiar a la Universidad.

Recuerdo al maestro José Luis Sampedro, catedrático de Estructura Económica (antes se llamaba así), que nos enseñó a hacer siempre la siguiente pregunta. Un día, en el Ateneo de Madrid, le celebré sus enseñanzas y me replicó, jocoso como es él:

«Todo lo que yo pude enseñarte de Economía no vale para nada».

Cuando me enfrento a crisis como ésta, le recuerdo -siempre con afecto y admiración- y le doy cien veces la razón y las gracias.

¡Qué poco sabemos -o queremos reconocer- sobre las miserias de la condición humana!

Estoy casi seguro de que mi hijo mayor (Erik) no sabe o no recuerda la crisis de Ruiz Mateos y mi hijo pequeño no tiene ni idea de quien es Mario Conde. Nuestra memoria es frágil y selectiva. Muchos lectores de El Mundo habrán olvidado que Mario Conde, el causante de la gran crisis de Banesto, fue accionista fundador y gran inspirador del diario de Pedro Jota.

En este artículo sobre Rumasa de El Mundo de hoy se hace referencia varias veces al dinero del contribuyente. Por el contrario, en el artículo de al lado sobre Mario Conde y Banesto, del mismo diario, no se menciona para nada el dinero del contribuyente.

¿Por qué será, será…?

Muy oportuno este artículo de Miguel Angel Aguilar sobre el poder de la Iglesia Católica en España. El Parlamento (o sea el pueblo español) ha elegido a Carlos Dívar, nuevo presidente del Poder Judicial y del Tribunal Supremo (el presunto Tercer Poder del Estado)

¿Qué fotografía han destacado de él los dos grandes diarios de pago?

El País le pone en portada, genuflexo, rindiendo pleitesía al levantisco cardenal Rouco Varela, jefe de la Iglesia Católica en España (¿el 5º Poder?).

El Mundo le pone directamente de rodillas (¡señor!) ante el sagrario.

¿Quo Vadis Zapatero?

Consideraciones a un arzobispo

MIGUEL ÁNGEL AGUILAR en El País 30/09/2008

El presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE) y arzobispo de Madrid, Su Eminencia el cardenal Antonio María Rouco, y algunos de sus colegas en el Colegio Cardenalicio se han referido en diversas ocasiones a la Iglesia perseguida, como si ésa fuera la situación que se viviera en nuestro país. La aparición con sus vestiduras talares de los obispos en manifestaciones callejeras ha sido frecuente en la anterior legislatura y ya se anuncian nuevas convocatorias en relación a distintas medidas legislativas en vigor, como la asignatura de «Educación para la Ciudadanía», o de proyectos que modificarían la actual regulación sobre el aborto. Pero esa etiqueta de «Iglesia perseguida» se compadece mal, por ejemplo, con la consideración de General de División que se ha concedido al excelentísimo y reverendísimo señor don Juan del Río Martín, Arzobispo Castrense de España, sobre la que más adelante volveremos.

Con Zapatero, «la Conferencia Episcopal ha alcanzado sus últimos objetivos económicos»

Entre tanto, el Gobierno socialista del abominado José Luis Rodríguez Zapatero ha sido muy diligente colmando las aspiraciones de la CEE en el plano de la financiación al elevar del 0,5 al 0,7 el porcentaje de la cuota líquida a ingresar del Impuesto de la Renta de las Personas Físicas (IRPF) que los contribuyentes pueden asignar a la Iglesia, sin que suponga recargo alguno para quienes así lo decidan. La cuestión es que si bien las encuestas del CIS registraban en 2007 que un 78% de los españoles se declaraban católicos, a la hora de marcar con una cruz la casilla que destina fondos a la Iglesia sólo lo hacían una tercera parte de los mismos.

Como reconocía el responsable de asuntos financieros de la Conferencia Episcopal y decano de la Facultad de Economía, profesor Fernando Jiménez Barriocanal, bajo los Gobiernos de Aznar todo eran cortesías verbales pero el avance real en el plano de los dineros era ninguno, mientras que ahora con el presidente Zapatero «la CEE ha alcanzado sus últimos objetivos económicos». Además, tan relevantes logros se han obtenido sin dejarse pelos en la gatera. Es decir, sin reducir los niveles de agresión practicados desde la bendita emisora episcopal, a cuya antología de insultos hizo referencia en estas páginas del diario EL PAÍS el profesor Joaquín Roy (véase columna titulada Entre un gilipollas y una negra resentida publicada en la edición del pasado 4 de septiembre). La siembra del odio y del antagonismo entre españoles sigue siendo la labor apostólica más destacada de la Cadena con los frutos magníficos que ya se empiezan a recoger.

Enseguida nos entregaremos a preparar con el debido celo, sin cicatería alguna, la venida de Su Santidad el Papa Benedicto XVI a España para presidir un gran encuentro anunciado y es seguro que las autoridades y los fondos del erario público cooperarán de modo decidido a su mayor esplendor. Otra cosa es que las palabras que nos reserve el Sumo Pontífice tengan poco que ver con las pronunciadas en su reciente visita a Francia donde ha tratado del laicismo positivo, un esquema que nosotros por nuestra inmadurez tenemos fuera de alcance. De España la Sede Apostólica quiere otra cosa bien distinta y mientras tanto los obispos nativos seguirán inflamados en la defensa de sus ventajas históricas. Como escribió Cyril Connolly (véase Obra selecta. Editorial Lumen, Barcelona 2005) «la Iglesia, cuando ha sido lo bastante fuerte para hacerlo, ha traicionado sus principios espirituales».

Recordemos que en los tanteos preelectorales de 2007 se escucharon algunas bravatas socialistas sin sentido a propósito, por ejemplo, del proyecto de suprimir los funerales de Estado, que fueron desmentidas por quienes eran mayores en edad, saber y gobierno. Pero sucede que un repaso exhaustivo al Derecho Eclesiástico del Estado permite comprobar que esa figura de «funerales de Estado» no existe en el ámbito legal. Fue uno de esos inútiles combates fantasmales emprendidos mientras se dejan pasar ocasiones preciosas para que las cosas queden en su sitio. Así se habló también de la reforma de la Ley de Libertad Religiosa, con un texto impecable, mientras se garantizaba la intangibilidad de los Acuerdos entre el Estado Español y la Santa Sede de 4 de diciembre de 1979, negociados antes de la Constitución como por todas partes se hace notar, que están reclamando con urgencia nueva redacción.

Volvamos a la consideración de General de División concedida al Vicario General Castrense de España y observemos que el Acuerdo sobre Asistencia Religiosa en las Fuerzas Armadas en ninguno de sus siete Capítulos ni de sus dos Anexos menciona que deba concederse esa consideración de General de División al arzobispo titular del citado Vicariato. Si se tratara tan sólo de señalar una equiparación retributiva debería hacerse de otro modo para evitar confusiones fuera de lugar. El Gobierno ha renunciado otra vez a las tareas para las que es competente. ¿Por qué?

FIN

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Maria Teresa Fernández de la Vega habló hoy de los diarios gratuitos y ¡lo hizo a favor!. Es valiente la vice. Gracias.