Por Concha Cánovas – Experta en Energías Renovables
A lo largo de los próximos meses se aprobaran las bases de lo que será la política energética europea de la próxima década. De su desarrollo dependerá cómo, cuándo y de qué manera seremos capaces de dirigirnos hacia un modelo 100% renovables, con un uso mucho más eficiente de nuestra energía y con la consecuente disminución de nuestra dependencia de los combustibles fósiles. De ahí las alertas que venimos lanzando desde la Fundación Renovables y desde otros muchos organismo nacionales e internacionales sobre la necesidad de mejorar elementos importantes de las propuestas normativas europeas que además de no estar alineadas con los compromisos adoptados en el Acuerdo de París, supondrían un freno hacia un sistema energético más limpio, eficiente y justo.
Lejos de apostar por maximizar este potencial social, económico y medioambiental y de atender las peticiones que cada vez con más insistencia demanda la sociedad en razón a los graves problemas medioambientales que estamos ya padeciendo con especial incidencia en nuestro país, el Consejo de Energía de la Unión Europea ha dado marcha atrás en aspectos clave aprobados por la Comisión de Energía del Europarlamento el pasado mes de noviembre y cuya propuesta era incluso manifiestamente mejorable. Sin ánimo de ser exhaustivos, entre los principales temas normativos que deberían ser objeto de revisión debería considerarse:
- Una mayor coherencia entre los planes a corto plazo y las estrategias a largo plazo. Difícilmente se podrá alcanzar una economía baja en carbono y competitiva en 2050 como establece la Hoja de Ruta de la Comisión Europea, ni con los compromisos asumidos en la cumbre de Paris, si para la próxima década nos conformamos con incrementar la penetración de renovables en 7 puntos , del 20 al 27%, menos de la mitad de lo que habían aprobado el Parlamento y la Comision Europea para ese periodo (llegar al 35%). A mayor abundamiento estos objetivos ni son vinculantes a nivel nacional, ni están alineados en las diferentes etapas del periodo de tal manera que permitan adoptar medidas correctivas si el objetivo global se encontrara en peligro de cumplirse.
- El reconocimiento explícito de los derechos de los ciudadanos y comunidades de energías renovables que garantice una retribución por la energía vertida a la red en la que se incorpore su valor medioambiental y social. El no reconocimiento de este hecho diferencial supone en sí una discriminación.
- Prioridad de despacho de las energías renovables, tanto para las plantas existentes como para las nuevas, como mecanismo de corrección de las actuales distorsiones de mercado a favor de los combustibles fósiles
- El proceso de transición energética también se ve obstaculizado con el mantenimiento de los mecanismos de capacidad para las centrales existentes al menos hasta el 2030, consolidándose así los mecanismos de subvención de plantas contaminantes que alarguen su vida.
En definitiva, el mantenimiento de posiciones laxas como lo sucedido en la pasada reunión del Consejo de Ministros tiene como finalidad retrasar la inevitable transición hacia un sistema limpio, que desgraciadamente no parece que vaya a liderar Europa. Y es en este contexto que cobra especial relevancia la labor que realiza la Fundación Renovables de promover y sensibilizar el necesario cambio de nuestro modelo energético para poner al consumidor como centro del sistema de energía.
nice post, but green energy have hidden cost…
08 febrero 2019 | 14:20