Concha Cánovas – Experta en Energías Renovables
No deja de sorprender que justo una semana después de la formación de un nuevo Gobierno en el que se ha optado por mantener separadas las carteras de Medioambiente y Energía, el mismo partido que está en el Gobierno promueva en el Congreso una Ley de Transición Energética y Cambio Climático, con el fin de “ dotar de agilidad y coherencia las actuaciones encaminadas a que España cumpla sus compromisos en materia de energía, cambio climático y descarbonización de la economía” tal y como señala la nota de prensa emitida con ocasión de su presentación.
Si de verdad se pretende que haya coherencia no se entiende por qué se mantienen separadas administrativamente ambas competencias cuando no dejan de ser dos caras de una misma moneda dada indisoluble incidencia medioambiental de la energía. Es precisamente por este motivo por el que desde la Fundación Renovables hemos venido reclamando un único responsable con todas las competencias en materia de energía y cambio climático para garantizar que la Ley sea eficaz; y es así también como lo entienden un número creciente de países de nuestro entorno que han optado por una estructura administrativa integradora de ambas competencias, sirva de ejemplo Francia, Reino Unido o Suecia, entre otros.
No obstante lo anterior, no podemos menos que dar la bienvenida a esta iniciativa que ha venido siendo ampliamente reivindicada por diversos grupos políticos y sociales dado lo urgente y especialmente necesaria en un país como España, cuyo incremento del uso de combustibles fósiles y consecuentemente de sus emisiones de CO2 nos aleja de la tendencia europea y nos coloca, tal y como lo han venido denunciando desde diversas fuentes, en una posición de alto riesgo para cumplir con los objetivos del paquete integrado de medidas sobre cambio climático y energía al 2020 comprometido a nivel de la Unión Europea.
Sería preocupante que el desarrollo de una Ley tan trascendente y necesaria para España se viera obstaculizada por una dualidad como la vivida en la pasada legislatura, en la que contábamos con una “cara amable” desde medioambiente pero sin competencias en energía, mientras que desde el departamento de energía bajo la justificación de la herencia recibida y el déficit de tarifa, no se ha avanzado hacia un modelo descarbonizado, con mayor participación ciudadana y menor dependencia energética. Incluso a nivel internacional se ha venido manteniendo esta dualidad, y así a modo de ejemplo señalar que mientras que desde el Departamento de Energía se ha llegado a no hacer frente a las contribuciones obligatorias a las que se había comprometido ante la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA),plataforma de especial interés para nuestra industria renovable en el exterior en un momento en el que se le estaban cerrando nuestras puertas en el mercado nacional, desde Medioambiente si se ha venido haciendo efectiva en todo momento su contribución obligatoria.
A pesar del riesgo ya manifestado de no mantener un único Departamento para ambas materias, confiamos que la Ley de transición energética y cambio climático que finalmente se apruebe sea capaz de abordar en un corto periodo de tiempo las importantes reformas que son necesarias para avanzar hacia una transición energética más sostenible.