Por Mariano Sidrach de Cardona – Catedrático de la Universidad de Málaga
Mucho se ha hablado ya del papel que tiene que jugar el autoconsumo fotovoltaico en el necesario cambio de modelo energético que tenemos que realizar.
Vivimos en una sociedad fuertemente dependiente de los combustibles fósiles. Este consumo de energía hace que cada vez sea más difícil respirar aire puro, sobre todo para los habitantes de las ciudades. Por ello, plantearnos un modelo de ciudad más sostenible pasa inevitablemente por reducir el consumo de combustibles fósiles en las mismas. En ciudades como Málaga, donde las viviendas no suelen tener calefacción debido a las bondades de su climatología, casi la totalidad de las emisiones contaminantes son debidas a la movilidad y el transporte. La pregunta pertinente es, por tanto, cómo podemos reducir las emisiones. Para contestar a esta pregunta hay que hacer algunos números para saber dónde y para qué se consume energía en las ciudades, y seguiré con el ejemplo de Málaga.
Si calculamos el consumo energético total de la ciudad de Málaga por sectores, en las mismas unidades de energía, y tenemos en cuenta el número de habitantes de la ciudad, nos encontramos que cada malagueño gasta 22 kWh/día (datos del año 2013). ¿Cómo se distribuye este consumo?
En electricidad 7.0 kWh/día y en combustibles fósiles 15.0 kWh/día, de los cuales 13.7 kWh/día se deben al transporte y movilidad. Del consumo total de electricidad, 3.6 kWh/día corresponden a consumo residencial y el resto a servicios y administración pública.
Cabe destacar que el 89 % de todo el consumo energético residencial es eléctrico y el resto es gas natural y GLP (butano y propano, para entendernos).
En resumen, consumimos mucha energía, en mi opinión demasiada, y la mayor parte de nuestro consumo energético tiene que ver con el consumo in situ de combustibles fósiles. No son de extrañar los problemas de contaminación que padecemos. Evidentemente, este consumo tiene mucho que ver tanto con cómo está configurada la ciudad como con nuestros hábitos y necesidades.
Si quisiéramos cubrir todo el consumo eléctrico de la ciudad de Málaga con sistemas fotovoltaicos, un sencillo cálculo nos dice que sería necesario instalar 1000 MWp, y ocuparíamos un área que supone el 14.4 % del área total urbanizada del municipio de Málaga. Muchos de estos sistemas podrían ser instalados en generación distribuida mediante sistemas de autoconsumo, ocupando tejados y terrazas disponibles. No parece una tarea imposible y crearíamos muchos puestos de trabajo en esta tarea. Una gran cantidad de esta energía se consumiría directamente de los sistemas fotovoltaicos.
De esta forma, tendríamos disponible esta energía eléctrica, que ahora viene de la red, para la carga de vehículos eléctricos, con lo que sí tendríamos una disminución sustancial de las emisiones contaminantes. De acuerdo con los datos actuales, un tercio de los automóviles podrían ser eléctricos sin aumentar el consumo energético actual de la ciudad.
Algunos son de la opinión de que si este necesario aumento de la energía eléctrica necesaria para los vehículos eléctricos se hace mediante generación renovable centralizada, la ciudad sería igual de sostenible que si lo hacemos mediante generación distribuida generada en la ciudad. Yo pienso que no, porque tenemos que preguntarnos si tenemos derecho a seguir utilizando terrenos ajenos a la ciudad para que se genere la energía que consumimos, sin hacer antes al menos dos grandes esfuerzos: reducir significativamente nuestro consumo mediante el ahorro y la eficiencia energética y producir en la propia ciudad toda la energía que podamos.
En este sentido, los precios actuales de la energía solar fotovoltaica representan una oportunidad histórica, que debemos aprovechar para cambiar la fisionomía de las ciudades desplazando el protagonismo de los vehículos privados y dando prioridad a los ciudadanos. Pero no basta con cambiar vehículos de combustión por vehículos eléctricos si no cambiamos la forma de generar y consumir energía y cambiamos la fisionomía de la ciudad.
Los sistemas de autoconsumo fotovoltaicos nos ofrecen esta oportunidad única para hacer posible este cambio de modelo. Los beneficios sociales que obtendremos van más allá de los evidentes beneficios medioambientales y nuestras ciudades serán mas sostenibles.
Muy acertado el artículo y todos esperamos que se regule adecuadamente el autoconsumo fotovoltaico sin impuesto al sol de ningún tipo. Esperemos que sea más pronto que tarde.
06 octubre 2016 | 17:59