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¿De dónde surge la expresión ‘Con la Iglesia hemos topado’?

¿De dónde surge la expresión ‘Con la Iglesia hemos topado’?
Con motivo del cuarto centenario de la muerte de Miguel de Cervantes, 2016 se ha convertido en el #AñoCervantes y a lo largo del mismo se va a realizar una serie de actos conmemorativos hacia la figura del quien está considerado como el más famoso e ilustre de los escritores en lengua española. Muchas son las publicaciones, posts y artículos que, desde los más diversos medios, le dedican al autor de ‘El Quijote’, su obra más carismática y la más universal de las letras españolas.

Pero entre toda la amalgama de contenidos relacionados con Cervantes o alguna de sus obras, podemos encontrarnos con un gran número de ellos que se dedican a publicar citas famosas y de uso común y que adjudican al escritor o a algunas de sus obras (sobre todo a El Quijote). Algunas son correctas (como ‘Nunca segundas partes fueron buenas’) otras adjudicadas erróneamente a él (‘Ladran, Sancho, señal que cabalgamos’) e incluso bastantes que han sido tergiversadas o cambiadas en su forma o contexto, como es el caso de la que os traigo hoy al blog: ‘Con la Iglesia hemos topado’ (algunas ocasiones acompañadas con el nombre de ‘Sancho’, fiel escudero de Don Quijote).

La frase ‘Con la Iglesia hemos topado’ se utiliza normalmente para expresar algún problema o inconveniente que ha surgido con algún tipo de estamento o autoridad de cierto peso (gubernamental, militar, eclesiástico…) atribuyéndose el origen de dicha expresión a un pasaje de ‘El Quijote’, pero esto es una verdad a medias, debido a que en el capítulo IX de la ‘Segunda parte del ingenioso caballero don Quijote de la Mancha’ (1615) aparece una frase similar, pero con un sutil cambio cuya intención de la frase es totalmente diferente.

La parte en que aparece es la siguiente:

[…]Guió don Quijote, y habiendo andado como docientos pasos, dio con el bulto que hacía la sombra, y vio una gran torre, y luego conoció que el tal edificio no era alcázar, sino la iglesia principal del pueblo. Y dijo:
—Con la iglesia hemos dado, Sancho.
—Ya lo veo —respondió Sancho—, y plega a Dios que no demos con nuestra sepultura, que no es buena señal andar por los cimenterios a tales horas, y más habiendo yo dicho a vuestra merced, si mal no me acuerdo, que la casa desta señora ha de estar en una callejuela sin salida.[…]

La fase original es ‘Con la iglesia hemos dado, Sancho’ y hace referencia al edificio (iglesia de San Antonio Abad de El Toboso) y no a la institución; de ahí que ‘iglesia’ esté escrita en minúscula en el texto de Cervantes y cuando se usa con el sentido de referirse al estamento eclesiástico (‘Con la Iglesia hemos topado’) aparece en mayúscula. Además, el cambiar ‘dado’ por ‘topado’ ayuda a enfatizar y darle importancia.

Muchas son las citas e incluso detalles y anécdotas de la vida de Cervantes que son erróneos o no son del todo ciertos, entre ellos el que tiene referencia con su brazo y el porqué se le conoció con el sobrenombre de ‘el manco de Lepanto’.

 

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Fuente de la imagen: Néstor Alonso @arrukero (con expresa autorización del autor para la utilización en este post)

¿Sabías que la expresión ‘Ladran, Sancho, señal que cabalgamos’ no pertenece al Quijote?

¿Sabías que la expresión ‘Ladran, Sancho, señal que cabalgamos’ no pertenece al Quijote?La famosa expresión Ladran, Sancho, señal que cabalgamos’ es ampliamente utilizada para señalar que algo o alguien avanza a pesar de las críticas, los impedimentos y los problemas que se le pueden ir presentando.

Durante muchísimo tiempo se tuvo la certeza de que dicha expresión había sido extraída de la obra Don Quijote de la Mancha, pero en ninguna de sus dos partes aparece referencia alguna. Ni tan siquiera algo que pueda asemejarse.

Todo parece suponer que fue el hecho de que esté incorporado el nombre de Sancho (fiel escudero del Hidalgo don Quijote) lo que hizo pensar que la frase pertenecía a la obra de Cervantes escrita a principios del siglo XVII.

La mayoría de expertos señalan que la primera constancia escrita de una expresión similar, y que podría haber dado origen a esta, fue obra del poeta alemán Johann Wolfgang von Goethe, quien en 1808 publicó el poema titulado ‘Ladran’ (Kläffer), el cual decía:

En busca de fortuna y de  placeres
Más siempre atrás nos  ladran,
Ladran con fuerza…
Quisieran los perros del potrero
Por siempre acompañarnos
Pero sus estridentes ladridos
Sólo son señal de que cabalgamos

Todo parece ser que fue de este poema de dónde sacó (casi un siglo después) Rubén Darío la inspiración para acuñar una expresión que solía decir cuando era criticado debido al mestizaje de su origen. Dicha expresión ya traía incorporado el nombre de Sancho, pero lo que no se sabe es porqué el poeta nicaragüense se la añadió: ‘Si los perros ladran, Sancho, es señal que cabalgamos’, cabe destacar que hubo incluso quien quiso atribuírsela a Miguel de Unamuno.

También se puede encontrar esta expresión proverbial en la forma de ‘Ladran, señal que cabalgamos’ o ‘Ladran, luego cabalgamos‘.

Alguna fuente indica que hay una un proverbio turco, más antiguo que el poema de Goethe (aunque no se indica de cuándo es) y que dice ‘Los perros ladran, pero la caravana avanza’

‘Ladran, Sancho, señal que cabalgamos’. ¿Sabías que esta frase no pertenece al Quijote?

 

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Fuentes de consulta: capsuladelengua / sergiozelaya / cvc.cervantes 1 / cvc.cervantes 2 / cvc.cervantes 3 / cvc.cervantes 4
Fuentes de las imágenes: MMAARRSS (morguefile) / Librería Quijote

¿De dónde surge la conocida expresión ‘Nunca segundas partes fueron buenas’?

¿De dónde surge la conocida expresión ‘Nunca segundas partes fueron buenas’?A raíz de un tuit publicado días atrás por el amigo José Ramón Alonso en el que decía: “No es cierto que segundas partes nunca fueron buenas. Este libro sí lo es” (en clara referencia a mi nuevo libro de curiosidades ‘Vuelve el listo que todo lo sabe’) me llegó una consulta sobre el origen de la expresión ‘Nunca segundas partes fueron buenas’.

Esta expresión, tal y como la conocemos y frecuentemente utilizada para comparar las secuelas que han ido apareciendo de películas u obras literarias, tiene su origen nada más y nada menos que en el capítulo IV de la ‘Segunda parte del ingenioso caballero don Quijote de la Mancha’, poniendo Miguel de Cervantes en boca del bachiller Sansón Carrasco, a modo de auto parodia,  el siguiente texto:

Sí promete -respondió Sansón-, pero dice que no ha hallado ni sabe quién la tiene, y así, estamos en duda si saldrá o no; y así por esto como porque algunos dicen: «Nunca segundas partes fueron buenas», y otros: «De las cosas de don Quijote bastan las escritas», se duda que no ha de haber segunda parte; aunque algunos que son más joviales que saturninos dicen: «Vengan más quijotadas: embista don Quijote y hable Sancho Panza, y sea lo que fuere, que con eso nos contentamos»

La parte del texto en la que antes de la frase Sansón Carrasco menciona el ‘algunos dicen’ puede dar una pista de que, muy posiblemente, dicha expresión fuese una frase proverbial ya existente y utilizada antes del siglo XVII, motivo por el que Cervantes decidió incluirla en la segunda parte de su universal obra.
Si bien la mayoría de las fuentes apuntan al Quijote como la primera obra en la que aparece escrita, navegando por la red podemos encontrar que hay quien indica que la frase ya aparecía, aunque no de manera literal, en la obra el ‘Libro de los enxiemplos del Conde Lucanor et de Patronio’ escrita por el infante Don Juan Manuel, Príncipe de Villena, entre los años 1330 y 1335.

 

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Fuentes de consulta: cvc.cervantes / curistoria
Fuente de la imagen: Wikimedia commons

¿Cuál es el origen del ‘Día del Libro’?

¿Cuál es el origen del ‘Día del Libro’?La idea de celebrar un día dedicado a los libros surgió del escritor valenciano, afincado en Barcelona, Vicent Clavel Andrés, quien lo propuso a la Cámara Oficial del libro de Barcelona.

Dando la Cámara el visto bueno y tras llevarlo a consulta del rey Alfonso XIII y del presidente Miguel Primo de Rivera, éstos dieron su beneplácito para que se celebrase en Barcelona la primera Feria del libro el 7 de octubre de 1926.

Se escogió esta fecha como conmemoración al día en que nació uno de los más ilustres representantes de las letras castellanas: Miguel de Cervantes.

Fue cuatro años más tarde, en 1930, cuando se decidió trasladar la fecha de la Feria del Libro de Barcelona al 23 de abril por dos importantes razones: la primera por motivos meteorológicos, ya que durante la primavera la temperatura para realizar este tipo de eventos era mucho más propicia que en otoño. El segundo motivo, y no menos importante, era porque (por aquel entonces) se tenía el convencimiento sobre la coincidencia en la fecha de la muerte tanto de  Cervantes como la de otro gran escritor universal: William Shakespeare. (Os recomiendo leer el post: ¿Por qué se celebra el Día del Libro el 23 de abril si Cervantes ni Shakespeare fallecieron ese día?)

La Feria del Libro en su nueva fecha de celebración comenzó a adquirir muchísima más relevancia, ya que coincidía que en Barcelona (y toda Cataluña) el 23 de abril ya era un día muy especial en el que en se celebraba de una manera muy destacada la Diada de Sant Jordi, patrón de la comunidad y en la que existía la tradición de regalar en dicha jornada una rosa a todas las mujeres. Fue entonces cuando se introdujo la costumbre de regalar a los hombres un libro, la cual se ha mantenido hasta nuestros días.

En la 28ª reunión de la UNESCO, celebrada en París entre el 25 de octubre y 16 de noviembre de 1995,  se acordó declarar “Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor” el 23 de abril de cada año.

Destacar que un 23 de abril también nacieron o fallecieron otros ilustres escritores como Teresa de la Parra, Maurice Druon, Halldór Kiljan Laxness, James Patrick Donleavy, Karin Boye, George Steiner, Jules Barbey d’Aurevilly, Josep Pla, Eugenio Noel, Edgar Neville o Manuel Mejía Vallejo  (por citar unos pocos).

 

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¿Sabes por qué ‘coger una turca’ significa emborracharse?

Según el diccionario de la Real Academia Española se le da el nombre de turca, coloquialmente hablando, al estado de borrachera o embriaguez.

‘Coger una turca’ es una de esas expresiones populares, ampliamente utilizada y cuyo origen parece algo confuso, siendo varias las teorías que los expertos se atreven a dar. Por este motivo nos podemos encontrar que, según quién lo explique, proviene de un lugar y/o motivo distinto. Aquí tenéis una recopilación de las más aceptadas y con más fuentes de referencia.

La explicación que vincula a la borrachera con la palabra turca parece residir en que antiguamente era habitual aguar el vino para que así cundiera más. Irónicamente se decía que cuando se echaba agua al vino “se le bautizaba” tal y como se hace con un recién nacido según la tradición cristiana. El vino puro sin aguar empezó a llamarse turco, ya que Turquía no profesaba la religión cristiana, era islámica, y por consiguiente este vino embriagaba mucho más que aquel que estaba rebajado con agua.

Otra variante señalada por Joaquín Bastús en ‘La sabiduría de las Naciones’, también relacionada con los turcos y su religión, explica que como la misma les tiene prohibido beber, cuando infringen este precepto lo hacen con tal desenfreno y exageración que cogen unas melopeas de órdago.

También hay quien nos dice que, debido al dominio del Imperio Otomano (turco) durante los siglos XVI y XVII y su gran  poderío naval, eran considerados una amenaza peligrosa y todo aquello que hacían era mal visto y ofensivo, por ejemplo beber alcohol excesivamente.

Existe un término parecido “piar el turco”, entendido como beber vino puro, que aparece en la novela de Miguel de Cervantes “Rinconete y Cortadillo” cuando ambos son admitidos en la cofradía de Monipodio y les comunican sus obligaciones y derechos

“Y a una voz lo confirmaron todos los presentes, que toda la plática habían estado escuchando, y pidieron a Monipodio que desde luego les concediese y permitiese gozar de las inmunidades de su cofradía, porque su presencia agradable y su buena plática lo merecía todo. Él respondió que, por dalles contento a todos, desde aquel punto se las concedía, y advirtiéndoles que las estimasen en mucho, porque eran no pagar media nata del primer hurto que hiciesen; no hacer oficios menores en todo aquel año, conviene a saber: no llevar recaudo de ningún hermano mayor a la cárcel, ni a la casa, de parte de sus contribuyentes; piar el turco puro; hacer banquete cuando, como y adonde quisieren, sin pedir licencia a su mayoral; entrar a la parte, desde luego, con lo que entrujasen los hermanos mayores, como uno dellos, y otras cosas que ellos tuvieron por merced señaladísima, y lo[s] demás, con palabras muy comedidas, las agradecieron mucho.”

 

 

Fuentes de consulta: funjdiaz / bucannegro / 1de3 / Historias extra-ordinarias

¿Realmente le faltaba un brazo a Miguel de Cervantes?

¿Realmente le faltaba un brazo mano a Miguel de Cervantes?Miguel de Cervantes es mundialmente conocido por su magnífica obra literaria, entre la que destaca El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha” publicada en el año 1605. Pero el célebre escritor también fue conocido por un pseudónimo que ha perdurado a través de la historia: “el manco de Lepanto”.

Durante la Batalla de Lepanto, Cervantes recibió tres heridas de arcabuz, un arma larga de fuego antecesora del mosquete y muy utilizada en infantería. El plomo de dos disparos le fue a parar al pecho y el tercero le dio de lleno en la mano izquierda.

Tras seis meses en el hospital, las heridas recibidas en el pecho pudieron ser curadas, pero la mano le quedó anquilosada a causa de un nervio que fue seccionado por un trozo de plomo, quedándole inutilizada de por vida. Pero jamás le fue amputada.

Cervantes se había ganado unos cuantos ‘enemigos’ a lo largo de su vida, lo que propició que en ciertos círculos comenzara a ser llamado, como una burla intencionada, con el sobrenombre de ‘el manco de Lepanto’.

Este hecho ha propiciado  que, a través de la historia, finalmente hayamos conocido al genial dramaturgo por su nombre acompañado de ese mote. Esto creó la extraña leyenda alrededor de él que contaba que había perdido un brazo cuando le fue cortado por un turco durante la famosa batalla. Motivo por el que podemos encontrar numerosas ilustraciones que representan a Cervantes con la falta de un brazo (como la que acompaña este post).

En la epístola que Cervantes escribió para Mateo Vázquez podemos encontrar alguna referencia a las heridas que sufrió en Lepanto:

(…) A esta dulce sazón yo, triste, estaba
con la una mano de la espada asida,
y sangre de la otra derramaba;
el pecho mío de profunda herida
sentía llagado, y la siniestra mano
estaba por mil partes ya rompida (…)

 

Lee y descubre en este blog más posts sobre otros Curiosos Personajes

 

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¿Cuál es el origen de la expresión ‘apretarle a uno las clavijas’?

¿Cuál es el origen de la expresión 'apretarle a uno las clavijas'?Esta frase, que se utiliza para decir que se le va a exigir o presionar a uno para que cumpla con sus obligaciones, proviene de un antiquísimo instrumento de tortura llamado el «potro» y que  hay constancias de haber sido utilizado en la Antigua Grecia cuando querían sacarle una confesión a un inculpado.

En su día, Cicerón ya describió el funcionamiento del potro en las Disputaciones Tusculanas, en las que explicaba que, este método de tortura, consistía en una rueda a la que ataban con cordeles las extremidades y/o miembros de la persona a torturar con el fin de someterla.

Se iba girando gradualmente, por lo que se tensionaba de tal manera que podía llegar al descoyuntamiento.

Las cuerdas del potro eran tensadas mediante unos clavos de hierro o madera llamados clavijas y de ahí el origen de la expresión ‘apretarle a uno las clavijas’.

 

 

(Fuente de consulta: Muy Interesante)