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¿Sabes por qué ‘coger una turca’ significa emborracharse?

Según el diccionario de la Real Academia Española se le da el nombre de turca, coloquialmente hablando, al estado de borrachera o embriaguez.

‘Coger una turca’ es una de esas expresiones populares, ampliamente utilizada y cuyo origen parece algo confuso, siendo varias las teorías que los expertos se atreven a dar. Por este motivo nos podemos encontrar que, según quién lo explique, proviene de un lugar y/o motivo distinto. Aquí tenéis una recopilación de las más aceptadas y con más fuentes de referencia.

La explicación que vincula a la borrachera con la palabra turca parece residir en que antiguamente era habitual aguar el vino para que así cundiera más. Irónicamente se decía que cuando se echaba agua al vino “se le bautizaba” tal y como se hace con un recién nacido según la tradición cristiana. El vino puro sin aguar empezó a llamarse turco, ya que Turquía no profesaba la religión cristiana, era islámica, y por consiguiente este vino embriagaba mucho más que aquel que estaba rebajado con agua.

Otra variante señalada por Joaquín Bastús en ‘La sabiduría de las Naciones’, también relacionada con los turcos y su religión, explica que como la misma les tiene prohibido beber, cuando infringen este precepto lo hacen con tal desenfreno y exageración que cogen unas melopeas de órdago.

También hay quien nos dice que, debido al dominio del Imperio Otomano (turco) durante los siglos XVI y XVII y su gran  poderío naval, eran considerados una amenaza peligrosa y todo aquello que hacían era mal visto y ofensivo, por ejemplo beber alcohol excesivamente.

Existe un término parecido “piar el turco”, entendido como beber vino puro, que aparece en la novela de Miguel de Cervantes “Rinconete y Cortadillo” cuando ambos son admitidos en la cofradía de Monipodio y les comunican sus obligaciones y derechos

“Y a una voz lo confirmaron todos los presentes, que toda la plática habían estado escuchando, y pidieron a Monipodio que desde luego les concediese y permitiese gozar de las inmunidades de su cofradía, porque su presencia agradable y su buena plática lo merecía todo. Él respondió que, por dalles contento a todos, desde aquel punto se las concedía, y advirtiéndoles que las estimasen en mucho, porque eran no pagar media nata del primer hurto que hiciesen; no hacer oficios menores en todo aquel año, conviene a saber: no llevar recaudo de ningún hermano mayor a la cárcel, ni a la casa, de parte de sus contribuyentes; piar el turco puro; hacer banquete cuando, como y adonde quisieren, sin pedir licencia a su mayoral; entrar a la parte, desde luego, con lo que entrujasen los hermanos mayores, como uno dellos, y otras cosas que ellos tuvieron por merced señaladísima, y lo[s] demás, con palabras muy comedidas, las agradecieron mucho.”

 

 

Fuentes de consulta: funjdiaz / bucannegro / 1de3 / Historias extra-ordinarias