El Blog sobre la Comunidad Latinoamericana en España

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Un ecuatoriano en la liga española

Según la FIFA, es el mejor jugador de la Copa Libertadores de América -el equivalente de la Champions League. Y su precio fue 4.500.000 dólares. Lo pagó el Getafe. Estamos hablando del futbolista ecuatoriano Joffre Guerrón, cuyo equipo, la Liga Deportiva Universitaria, acaba de ganar la Copa Libertadores de América.

Fue presentado en Madrid hace unos días, y entre sus declaraciones convocó a sus compatriotas:

«Acá hay bastantes ecuatorianos, están contentos por ver a un ecuatoriano en la liga española, esperemos que vengan a darme apoyo, y que también les dé alegría jugando de la mejor manera».

Visto del lado de la inmigración, la adquisición del jugador parece una estrategia del Getafe, para atraer a nuevos socios (en la línea de los partidos políticos), pero por otro lado Guerrón tiene muchas virtudes y es un buen representante del fútbol ecuatoriano en Europa.

Los antecesores de Guerrón, fueron Ulises de la Cruz, Edison Mendez y Antonio Valencia, que aunque todavía se cuentan con los dedos de una mano, tienen un mérito enorme porque provienen de una zona deprimida de Ecuador, que hace 500 años era tierra de jesuitas, y que era trabajada por esclavos importados de África.

Cuando los jesuitas fueron expulsados de Ecuador, los negros se quedaron en esa tierra caliente y seca, y formaron allí sus comunidades. Eso es lo que hoy se conoce como El Valle del Chota, también conocido como la caldera del fútbol ecuatoriano, porque las mejores figuras han nacido ahí.

Aquí un video donde se aprecia la velocidad del nuevo fichaje del Getafe, que pronto veremos en los campos españoles.

La salsa versus el house en Ibiza

Cuando Sherlock decía su nombre en Ibiza, la gente le atribuía la nacionalidad inglesa, pero por su color de piel y su acento también pasaba por cubano o dominicano, pero la verdad es que Sherlock es ecuatoriano, guayaquileño para más señas, y su apellido no es Holmes (como el personaje de ficción) sino Barahona.

Lleva 7 años en España, 4 de ellos en Ibiza, en donde se lo conoce como uno de los promotores de los ritmos tropicales. Durante los meses de invierno se lo encuentra en la discoteca Keeper, que abre un espacio a la salsa cuando la isla se queda desierta y no hay turistas veraniegos.

El problema para Sherlock, y la salsa, llega con el verano. Los ritmos latinos son relegados y se impone en la isla esa movida electrónica que convierte a Ibiza en el centro de la juerga internacional.

Sherlock no sucumbe a esa corriente musical que vibra bajo las luces de neón de las macro discotecas. Él mantiene la salsa en su cuerpo los 365 días del año. Ahora mismo trabaja en una discoteca nueva, se llama Kronos y ha apostado por los ritmos tropicales. Sherlock es el relaciones públicas del lugar, y también es el profesor de salsa y bachata de la discoteca.

¿Y quién se apunta a las clases? «La mayoría son españoles, sólo tengo un par de ecuatorianos y un colombiano que viene de vez en cuando», me respondió Sherlock. Y eso fue lo que evidencié al asistir a una de sus clases. Las parejas son españolas y entre las mujeres hay muchas andaluzas que han inmigrado a Ibiza por trabajo.

Sherlock marca los pasos al vaivén de la música, nunca cuenta los pasos, y sus alumnos lo siguen hasta donde pueden, cuando no pueden, la salsa desaparece del salón y el maestro se ocupa de desatar los brazos y los pies que se enrollan, sobre todo, en las piruetas. Luego el ecuatoriano ordena repetir. ¿Desde dónde?, le preguntan. «Desde el génesis», responde él y la salsa vuelve al salón sin demora.

Le invitamos a conocer a la gente del mundo

Compartimos el metro y el autobús. Nos cruzamos en el supermercado, la panadería y la frutería. Y, los que son creyentes, hasta comulgan en la misma iglesia. Pero ¿qué nos queda de estos encuentros cotidianos? Nada. No nos atrevemos a acercarnos y qué rabia da escuchar comentarios como el que lanzó el otro día una vecina mía, al volver del supermercado:

«es que parece que ya no estamos en España».

Por eso aplaudo todas las iniciativas que nos ayudan a acortar distancias, como el documental sobre la inmigración que ha realizado la Asociación Santa Bárbara de Onda, asentada en Castellón.

Alfredo Llopico, uno de los tres realizadores, explica que no es una historia de trabajo, ni de política, ni de economía. Se trata de la vida de un adolescente ecuatoriano que llega a Valencia reunirse con su madre tras cinco años de separación.

Su nombre es Cristian y llega a España con 17 años, dejando atrás su vida en Ecuador, su hermano mayor, sus amigos de la infancia, sus relaciones de pareja, y su mayor reto es integrarse a su nueva vida.

El realizador explica que el documental muestra en gran parte la vida de Cristian en Ecuador porque, como él dice:

«los de aquí desconocemos esa otra parte del inmigrante y sin embargo juzgamos a todas las personas con nuestra arrogancia».

El DVD del documental se distribuirá, a partir de septiembre, en todos los centros educativos de la Comunidad Valenciana, junto a una guía pedagógica, para que los profesores trabajen con sus alumnos en las clases. A ver si nos convencemos de que España cambió y que de ahora en adelante vamos a ver a personas con acentos y rostros distintos en las filas del supermercado.

Locos por el fútbol

Esta noche vamos a gritar por la roja, pero para algunos amantes del fútbol la jornada será doble, pues esta madrugada siguieron un partido igual de importante, pero en el otro lado del Atlántico: el cotejo entre Liga Deportiva Universitaria y el Fluminense, por la Copa Libertadores de América.

Los trasnochadores fueron un grupo de ecuatorianos, más bien de quiteños, que viven en Madrid y que acompañan a la distancia a su equipo de toda la vida, la Liga. Son parte de la hinchada llamada «Muerte Blanca«, que ya lleva 4 años en Madrid, pero que arrastra ya una década de historia en Ecuador.

Los hinchas se reunieron en Vicálvaro para ver el partido en el piso de un colega, y, felizmente, el resultado final fueron 4 goles para el equipo quiteño y 2 para el club de fútbol brasileño. Así la Liga acaricia el título del campeonato, por primera vez, sólo queda el partido de vuelta, que se jugará en el Maracaná de Río de Janeiro, el 2 de julio.

No soy fanática del fútbol, pero en estos partidos de finales (o semifinales) uno se contagia y le dan ganas de ponerse la camiseta, y hoy nos toca la roja, aunque el equipo torero jugará de amarillo, a ver si hay fortuna con este color.

Les dejo un video sobre la salida de la Liga de Quito a la cancha. Lo que suena es la «Muerte Blanca».

El inmigrante ecuatoriano que se coló en Hospital Central

El estereotipo del inmigrante empieza a cambiar de a poco. La serie televisiva Hospital Central, que cada semana tiene una audiencia de 4 millones de personas, muestra a un médico ecuatoriano, que tras pagarse su carrera universitaria, empieza su primer año de residencia.

El actor ecuatoriano David Andrade, de 29 años y radicado en España hace 16, encarna el papel del médico recién llegado al hospital, el doctor Waldo Jaramillo.

La razón de incluir este personaje es, según los productores de la serie, porque los ecuatorianos representan el segundo grupo de extranjeros residentes en España, después de los marroquíes.

David Andrade en las numerosas entrevistas que ha concedido ha dicho que su personaje se identifica con todos los latinoamericanos que han inmigrado a España y que luchan por conseguir sus sueños. Él mismo lo está haciendo, al ser parte de la plantilla de actores, y Waldo lo hará en el transcurso de la serie, aunque antes tendrá que despojarse de ese machismo que se les achaca a los latinoamericanos.

Waldo deja atrás a personajes como el conocido «Machu Picchu», que sale en la serie Aída y que ni siquiera tiene un nombre real, y que para colmo, el actor que da vida a este personaje ni siquiera es extranjero; se llama Óscar Reyes, es madrileño, y para más señas nació en el barrio de Tetuán.

Hablemos, en quichua, sobre la fiesta del sol

Los herederos de las tradiciones prehispánicas este fin de semana celebran la fiesta más importante de su cosmovisión: El Inti Raymi, que traducida al castellano sería la fiesta del sol.

La llegada del solsticio de verano (el 21 de junio) marca un nuevo comienzo en la cosmovisión indígena y es una fecha para renovarse. El Inca Garcilaso de la Vega, el primer escritor mestizo, en sus crónicas cuenta como los indígenas en el Cuzco se congregaban en las plazas para recibir al sol. Por él sabemos que los indígenas iban descalzos, se ponían de cuclillas, abrían los brazos y daban besos al aire.

Pero saliendo del mundo prehispánico, en el mundo occidental cristiano está la Fiesta de San Juan, que también representa una renovación o, mejor dicho, una purificación, de ahí las hogueras y eso de quemar muebles y otras pertenencias viejas.

Como sea y según en lo que se crea, lo cierto es que ha llegado el verano y hay que festejar. Para los que están interesados en conocer más del Inti Raymi y participar en algunos ritos que se reproducen en Madrid, pueden visitar la página web de la Asociación Puriccuna, que tiene una programación extensa este año.

Les dejó una canción de Aterciopelados, dedicada a todos los indígenas del mundo.

El sueño de crear el Hospital del Inmigrante

Irene Loaiza un día me contó su sueño. La encontré en un locutorio y allí me contó que quiere crear el hospital del inmigrante, más que eso: «constituir el Frente Sanitario de Extranjeros en España», dice esta ecuatoriana, 40 años, madre y presidenta de la Asociación de Enfermeras Ecuatorianas Residentes en España (Asenere).

Irene ha coqueteado con esta idea desde hace algún tiempo y la ha compartido con otros profesionales de la salud, también de origen extranjero, que, como ella, han logrado homologar su título en España y actualmente batallan por una plaza fija en algún hospital público.

Las cifras del Ministerio de Educación dicen que, anualmente, un promedio de 19.300 profesionales logran equiparar sus estudios en España y empiezan a optar por un trabajo cualificado.

Asenere reúne a una veintena de enfermeras y a dos varones dedicados al mismo oficio. La última vez que se reunieron fue el 12 de mayo, cuando, como si estuvieran en Ecuador, celebraron el Día de la Enfermera, que en España pasa desapercibido.

Ahí compartieron sus experiencias, quejas e inquietudes:

«la gente se extraña al escuchar nuestro acento», «algunas personas mayores se niegan a ser atendidas por nosotras», «aquí las medicinas se llaman de otra manera, y hay que acostumbrarse», «solo nos llaman para cubrir vacaciones y reemplazos».

Lo cierto es que estos profesionales, de a poco, se están integrando al sistema sanitario español, si no, pregúnteles a los médicos colombianos que están homologando sus títulos en apenas 2 meses. Bien por España. Bien por estos profesionales que consiguen un puesto cualificado. Qué pena por nuestros países, que no hacen nada para evitar esa fuga de cerebros.

Dos trabajos para redondear el sueldo

Alexandra siempre sonríe. Ayer mismo lo hacía, cuando salía de su trabajo, un supermercado en El Escorial, sobre las 10 de las noche. Volvía a su casa en un autobús y hablaba de sus hijos, de cómo les va en el cole y de las novias que se han echado.

A esa hora, sobre su espalda pesaban 14 horas de trabajo, pues su rutina diaria arranca a las 8 de la mañana, y no precisamente en el supermercado. La mitad del día está empleada en una residencia de ancianos.

¿Cuándo descansa? En el supermercado trabaja de lunes a sábado y en la residencia de domingo a domingo. De tal manera que su único tiempo libre llega la tarde del domingo. Ese tiempo está reservado para pasarlo con sus hijos, que llegaron hace 2 años por reagrupación familiar.

Alexandra tiene 36 años y llegó a España en el 2003. Fue parte de un contingente de 120 mujeres ecuatorianas que llegaron para trabajar en el servicio doméstico. La meta de esta mujer fue cambiar de trabajo lo más pronto posible, pero cuando salió de la casa que la acogió durante 3 años se estrelló con la temporalidad que condiciona el empleo en España.

Sus contratos de trabajo en la residencia y en el supermercado son temporales, sujetos a las bajas y a las vacaciones del personal fijo. Por eso, durante el verano, hay cierta estabilidad para ella, pues todo el mundo se pide vacaciones. Alexandra, como muchos trabajadores, no escoge sus vacaciones, y por ahora se contenta con tener libres las tardes de los domingos, y sonríe.

Fotografía: Cortesía Periódico Latino/ Gary Manrique

Una fiesta cristiana y pagana

Los cayambeños de Europa se reunieron en Madrid. Pero, ¿quiénes son los cayambeños? Antes que nada son ecuatorianos y provienen de una ciudad llamada Cayambe, cuna de varias comunidades indígenas.

Hace diez años que los cayambeños andan por Europa, pero su centro de operaciones es España, donde está asentada la asociación Raíces de Cayambe. Aquí se reúnen para realizar todas sus ceremonias, como la última: la fiesta de San Pedro y del Sol de la Mitad del Mundo.

La celebración es interesante, no sólo porque reúne a más de 500 personas, sino también porque la fiesta fusiona las creencias religiosas y las tradiciones prehispánicas, como la alabanza al sol.

Esta fiesta mestiza en Ecuador se realiza cada 29 de junio, pero la cosmovisión indígena celebra antes el Inti Raymi, es decir netamente la fiesta del sol, que la celebran otras comunidades indígenas cada 21 de junio, cuando llega el solsticio de verano. La noche más larga del año.

Los inmigrantes en la agenda del presidente ecuatoriano

El presidente ecuatoriano Rafael Correa ha pisado España en tres ocasiones, y en todas ellas ha pedido encontrarse con los inmigrantes, a diferencia de otros líderes políticos como Alan García, presidente del Perú, que dejó plantadas a las asociaciones de peruanos que habían llegado de toda Europa para reunirse con él en Madrid.

Correa, en su primera visita como mandatario electo, se bajó del avión y fue directo a visitar al restaurante La Ronda, donde comió con un grupo de ecuatorianos -que una asociación de inmigrantes seleccionó para el evento- y se sentó con las familias de los ecuatorianos fallecidos en el atentado de ETA en Barajas.

En su discurso habitual, primero pide disculpas a los inmigrantes, en nombre del Ecuador, porque el país no les ofreció las garantías suficientes para que se quedaran y les obligó a marcharse. Luego les agradece porque con sus remesas están contribuyendo a la economía de la nación.

Suelta unas palabras en quichua, para ser más simpático, y les promete, entre otras cosas, que buscará la regularización de los indocumentados en España. La gente aplaude, pero es en vano, porque su discurso en La Moncloa, frente al jefe del gobierno español, cambia.

Correa vuelve hoy a España. Y ha dejado en su agenda el espacio para reunirse con los inmigrantes. ¿Qué dirá ahora? o ¿qué pedirá a los inmigrantes? En sus anteriores visitas, sutilmente, ha pedido el apoyo para llevar adelante la Asamblea Constituyente, que le permitirá fundar un nuevo país. Ese apoyo se traduce en votos, pues los ecuatorianos en el exterior tenemos participación en todos los procesos políticos del país.

Desde ese punto de vista, la visita de Correa no es casual, pues para junio, previsiblemente habrá un borrador de la nueva carta magna del Ecuador, que ahora mismo discuten los 130 asambleístas. Y ese texto deberá ser aprobado en las urnas, tanto en Ecuador como en el extranjero, por los inmigrantes.

La agenda del presidente ha marcado el encuentro con los inmigrantes para las 20:00 horas de hoy. Será en Casa de América. La invitación está abierta a todo público.