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¿Y si tus envíos de dinero se multiplicaran?

No es una novedad que los que estamos aquí enviamos dinero a nuestros países. De hecho, ese dinero ya se contabiliza, en algunos de nuestros países como una parte importante del PIB local.

¿Dónde va a parar ese dinero? ¿Se invierte? ¿Se va en pagar productos básicos? Eso, por supuesto, lo decide cada uno.

Para los que quieran que el dinero pueda multiplicarse en vez de gastarse de una vez y para siempre existe una posibilidad interesante, en la que están trabajando conjuntamente la Unión de Cooperativas Madrileñas de Trabajo Asociado (UCMTA) y la asociación de inmigrantes ecuatorianos Rumiñahui.

El proyecto llamado Redes (remesas y desarrollo) ayuda a las personas que envían dinero a sus países, para que con ese dinero puedan formar un pequeño emprendimiento ¿Cómo? Con asesoría de técnicos especializados en empresas, tanto aquí como allí.

Si el dinero que se envía se invierte en un proyecto de trabajo, por ejemplo, de algún familiar, en vez de destinarse sólo a pagar las facturas a fin de mes, puede que con el tiempo ese dinero haya crecido, sobre todo si el proyecto ha tenido su éxito. Es una opción interesante ¿no?

Cualquiera que quiera más información puede comunicarse con la UCMTA o con la Asociación Ramiñahui.

Para comprender lo que está pasando en Bolivia…

Según el último informe de la banca central de Bolivia, el dinero que envían los bolivianos a su país supera a toda la inversión pública de Bolivia. Y esa cifra va en aumento. A pesar de la crisis, los inmigrantes bolivianos enviaron a Bolivia remesas por un valor de 452 millones de dólares en el primer semestre del año, un 6% más que el año anterior. Una gran parte de esas remesas provienen de España. Bolivia es la colectividad inmigrante que más ha crecido en los últimos años.

Su país se encuentra en estos momentos en pleno conflicto. Todos los inmigrantes sabemos lo doloroso que es ver que existe una situación violenta y caótica cerca de nuestras familias y amigos, cuando nosotros estamos a tantos kilómetros de distancia.

Por eso, especialmente para ellos, y para todos los que se interesen por lo que está sucediendo en Bolivia, hemos decidido subir a este blog un documental que nos ha enviado una lectora, inmigrante y bloguera, que vive en Madrid desde 2002.

Aquí lo dejamos con este interesante video. Cada uno puede sacar sus propias conclusiones.

¡Mamá me envió 200 euros!

Tengo un amigo que trabaja en una ONG en Ecuador. Hace un tiempo hablábamos de las remesas, del dinero que mandamos los inmigrantes a nuestros países, un tema que mencionamos hace poco en este blog y que probablemente seguirá apareciendo.

Mi amigo me marcaba un aspecto negativo sobre ciertas remesas que veía diariamente en su ONG. “Hay padres que se van a trabajar afuera, y dejan a sus hijos en casas de familiares o amigos, o simplemente solos (si son adolescentes), hasta que se los pueden llevar”, decía mi amigo. “Pueden pasar años antes de que los vuelvan a ver y los niños crecen sin sus padres. A veces ese dinero, que para el costo de vida en Ecuador suele ser mucho, llega directamente a manos de niños o adolescentes que están en riesgo ¿Por qué en riesgo? Porque se les han roto las familias y esto tiene su coste psicológico. Sufren, están solos y, sobre todo si son adolescentes, hay quienes se meten en drogas o beben, o se la malgastan y luego no les alcanza para lo que necesitan realmente”.

¿Cómo solucionarlo? En principio se aconseja no enviar dinero a niños ni a adolescentes directamente, sino a través de un adulto de confianza que se los administre con cautela. Además, es preferible que los niños se queden en casa de familiares cercanos como un tío o los mismos abuelos, y que los padres estén presentes mediante llamadas, si es posible videollamadas, y si es posible diarias.

Se me ocurre que además pueden hacerse otras cosas. Darles a los niños, por ejemplo, ciertas “responsabilidades”: inventarse un objetivo en común con los padres, los familiares que se hacen responsables, y los niños, en el que todas las partes tengan que ahorrar, por ejemplo, para concretar algún negocio familiar en el futuro, y en el que toda la familia vuelva a estar junta.

También se me ocurre que los niños que tienen padres afuera pudieran juntarse en alguna casa y hablar de lo que sienten y lo que les sucede… para que al menos no se sientan solos en la situación.

¿Se les ocurre alguna otra cosa que se pueda hacer con las remesas “para niños”?

Los políticos hablan de remesas…

Estos días políticos de Centroamérica y el Caribe estaban reunidos estudiando el tema de las remesas, el dinero que los inmigrantes mandamos a nuestros países de origen. La gran conclusión era que esas remesas deberían guardarse en un banco.

Las trabas para quienes tenemos familiares en nuestros países, que pueden necesitar el dinero, existen. Y, hasta la fecha, los gobiernos en vez de facilitar las cosas parece que las complican. Actualmente la traba más importante para el envío de remesas es lo que cobran las empresas financieras privadas como Western Union o el Banco Santander. Tengo entendido que el Estado Boliviano, desde hace poco, también cobra sus impuestos.

En general la gente intenta enviar el dinero por vías alternativas para evitar las comisiones (incluso a costa de posibles timos, que también existen y que trataremos en otro post). Luego está el tema, en el país de origen, de dónde se guarda el dinero enviado: normalmente se guarda debajo de la cama porque no es siempre fácil confiar en los bancos.

No suelo dar ejemplos propios, pero en este caso lo daré porque me resulta un ejemplo muy claro de para qué tipo de cosas se utilizan las remesas de los inmigrantes. Mi padre está jubilado. En Argentina los jubilados no reciben casi nada de dinero, y casi la totalidad de lo que gano escribiendo este blog se utiliza para pagar sus gastos mínimos en Buenos Aires. Yo misma envío el dinero por vías alternativas, con gente que viaja, con amigos… y la verdad es que preferiría que, si pudiera ahorrarlo (cosa que evidentemente no puede) no lo ponga en un banco argentino, o por lo menos que no sea privado (no sólo por la experiencia del Corralito, sino porque allí no existen las Cajas tal y como están instauradas aquí, y los bancos siguen cobrando mucho en comisiones). Hace unos años, cuando el ex presidente, Nestor Kirchner, era gobernador de la provincia argentina de Santa Cruz, guardaba el dinero público en un banco extranjero

A veces parece que las opíparas comidas «fusión» de los hoteles cinco estrellas donde los políticos hacen esas reuniones de primera orden los obnubilaran. Se olvidan de las cosas más básicas. En primer lugar, los gobiernos deberían ayudar a que podamos enviar dinero, intentando bajar el costo del envío lo más posible por vía pública, desde luego sin agregar impuestos, y sin permitir negocios financieros privados a costa de las necesidades de los más pobres. Y por supuesto, antes de plantear que ese dinero debería estar en un banco, tendrían que pensar si los bancos dan suficiente credibilidad y ocuparse de tener instituciones financieras que brinden un servicio público de primera calidad, en vez de filas interminables, confusiones y grandes dolores de cabeza.

Comprar a control remoto

A la distancia todo es posible, desde educar desde el locutorio –como bien lo señala la pedagoga argentina Nora Rodríguez, en su libro publicado por Plataforma Editorial- hasta comprar electrodomésticos, vehículos e incluso casas.

Los clientes de este lado del mar son ecuatorianos, colombianos, bolivianos… y todos los que se apunten. La mayoría de ellos son padres que han visto que el dinero que enviaban a sus familiares ni se ahorraba ni se invertía, simplemente se traducía en ropa y otros bienes superfluos.

Los hombres y mujeres de negocio vieron el filón de oro de los latinoamericanos, y trajeron a España las empresas conocidas por los inmigrantes. La Ganga, por ejemplo, –una cadena de almacenes de electrodomésticos, que tiene 120 tiendas en Ecuador- llegó hace cinco años a Madrid, Barcelona y Murcia, y próximamente estará en la zona del Levante.

La modalidad de negocio de esta empresa inmigrante es: pague aquí y retire allí. Los inmigrantes no necesitan presentar contratos de trabajo ni demostrar que tienen papeles. Presentan su pasaporte, pagan lo que cuesta el bien en el país de origen y unos días después, una persona en Ecuador retira la lavadora, cocina o refrigeradora en la tienda que le quede más próxima.

Hay más ejemplos: J&P Store ofrece lo mismo y se ha instalado en las ciudades españolas mencionadas antes. Esta empresa ya posibilita la compra de coches y de viviendas.

La adquisición de la vivienda es un tema muy importante. “Cuando tenga mi casita, vuelvo”, dicen muchos inmigrantes que contemplan la posibilidad de volver. Y esto es universal, recordemos la película Un franco 14 pesetas, en la cual la familia madrileña regresa cuando tiene lo suficiente para comprar un piso.

Volviendo al tema del negocio, ahora son habituales las ferias de vivienda que se hacen en España para mostrar al inmigrante que se puede comprar en su país de origen, y tal como están los precios en España, es absolutamente rentable.

“Mi casa en Ecuador” lleva ya tres años realizándose en los pabellones de Casa de Campo, en Madrid, y este año no será la excepción. Los días 11, 12 y 13 de abril se desarrollará la feria. Y le sigue en el calendario la feria de vivienda de Colombia, ya le daremos más detalles.