Archivo de septiembre, 2023

Unir el autoconsumo y el coche eléctrico, la revolución energética personal

El mundo de la energía está cambiando a un ritmo vertiginoso. Pero, en algunos casos, las resistencias tradicionales al cambio evitan que podamos valorar con perspectiva lo que se está consiguiendo y los retos de una transición energética que tiene como base la eficiencia energética y las energías renovables.

Dentro de este proceso, la electrificación de la demanda energética (sustituir equipamiento y consumir electricidad en lugar de quemar petróleo, carbón y gas) es una de las líneas más importantes para democratizar la energía y luchar contra el cambio climático. Otro beneficio es que electrificación es una medida de eficiencia en sí misma porque los motores eléctricos son mucho más eficientes (pierden menos energía en el proceso) que los térmicos. Por ejemplo, en los coches de combustión solo se aprovecha un 25%-30% de toda la energía para ponerse en movimiento, mientras que en los eléctricos ese porcentaje está en torno al 75%. Si a esta eficiencia le sumamos una electricidad generada con energías renovables, la forma de generación eléctrica más barata a día de hoy, tenemos la base para la transición energética (eficiencia y renovables) a la vez que ahorramos dinero.

El sistema eléctrico está perfectamente orientado a su descarbonización, incluso ya hemos alcanzado hitos de 100% renovable durante algunas horas. Pero, para que el hito se convierta en una cotidianidad, es necesario aplicar nuevos mecanismos, tecnologías y figuras innovadoras que permitan no solo actuar por el lado de la oferta (empresas generadoras), sino también por el de la demanda (ciudadanía).

Actuar por el lado de la ciudadanía implica descarbonizar sus consumos directos: el de los hogares y la movilidad, algo que es completamente factible gracias a dos herramientas que se acoplan y cumplen el cometido perfectamente, llegando a proporcionar a las familias una autosuficiencia energética que hasta ahora estaba fuera de su alcance.

El estudio recientemente publicado por la Fundación Renovables avala y demuestra el potencial del binomio autoconsumo/coche eléctrico para los diferentes usos de los hogares. El informe diferencia dos escenarios: uno con un coche eléctrico de carga unidireccional, es decir, que sólo se carga, y otro con cargador bidireccional, que nos permite utilizar libremente la electricidad almacenada en la batería del coche para abastecer los consumos eléctricos de casa. Para cada uno de esos dos casos se ha supuesto un autoconsumo individual y una comunidad energética, en la que los socios generan, gestionan y consumen su propia energía, pudiendo compartirla o distribuirla entre otros asociados.

En el estudio se ha supuesto que el autoconsumo primero suministra energía al hogar y lo que este no consume se deriva a la carga del vehículo eléctrico. Los resultados son magníficos porque se logra abastecer, cómo mínimo, la mitad del consumo semanal del coche eléctrico con la electricidad generada con el autoconsumo individual, llegando, en algunos tipos de usos, a más del 90%. Pero, es más, si la ciudadanía decidiera ir un paso más allá y se asociara en una comunidad energética, el mínimo subiría hasta el 75% del consumo de los coches eléctricos, llegando, en algunos casos, al 100%. Es decir, no necesitaría coger energía de la red para cargar el vehículo. Estas cifras permiten promover la “independencia y descarbonización energética de nuestra movilidad”, pues gran cantidad de la energía que consumimos para movernos la producimos con autoconsumo. Una solución totalmente viable a día de hoy a nivel tecnológico, económico y regulatorio, que posibilita dejar de depender completamente de las gasolineras y los precios tan elevados del combustible.

Pero, además, el vehículo eléctrico tiene un valor añadido que no tienen el resto de las tecnologías y es que puede servir como sistema de almacenamiento para los hogares. Gracias a los cargadores bidireccionales podemos gestionar nuestra propia electricidad, pues nos permite utilizar la electricidad almacenada en el coche para cubrir las necesidades de nuestras casas cuando el autoconsumo no genera energia, una función que recibe el nombre, en inglés, de Vehicle to Home (V2H).  Así, con un autoconsumo individual, el 80% de todas nuestras necesidades energéticas, vehículo eléctrico más hogar, pueden estar cubiertas por la electricidad que generamos. Y en el máximo exponente, en una comunidad energética, no necesitaríamos utilizar electricidad de la red. Es decir, toda la electricidad que consumiéramos en la comunidad sería producida y consumida por sus miembros, sin necesidad de terceros.

Los resultados beneficiosos que arroja este estudio solo se conseguirán activando a la ciudadanía para que sea una parte central del sistema eléctrico distribuido y deje de ser un sujeto pasivo. Es perfectamente posible incluir las necesidades energéticas de nuestra propia movilidad como un consumo energético más del hogar y cubrir toda esa demanda con la propia instalación de autoconsumo, un proceso válido para gran parte de los estilos de vida de la población.

En el proceso de la transición energética, una vez más, la tecnología ha cumplido y está disponible para emplearla en beneficio de la ciudadanía y del medio ambiente. Ahora falta trabajar para su integración y asunción por parte de toda la sociedad. Es primordial establecer una nueva cultura energética y que las administraciones públicas actualicen y elaboren el marco regulatorio necesario para conseguir implantar ambas herramientas con su máximo potencial. Solo así podremos conseguir nuestra propia revolución energética personal y ser parte de la solución frente al cambio climático.

Por Ladislao Montiel – Analista energético de la Fundación Renovables

Es una gran irresponsabilidad el retroceso en políticas de movilidad sostenible y segura en nuestras ciudades

Las recientes noticias sobre eliminación de  carriles bicis – y carriles bus tomadas por los nuevos equipos de gobierno municipales surgidos de las últimas pasadas elecciones en municipales en España en ayuntamientos de Elche, Logroño, Valladolid , Palma de Mallorca, Valencia, Gijón nos llena de preocupación y no deben dejarnos indiferentes. Son acciones a favor del cambio climático, del aumento del consumo energético, de la contaminación y de la accidentalidad que causan alarma social. Estas medidas tienen en común que dicen querer una supuesta «libertad perdida”, –la de moverse en coche, claro–, pero la realidad es que se trata simplemente de aplicar un programa reaccionario y que contradice los tiempos en que vivimos de emergencia climática en el que los objetivos de la descarbonización del transporte deberían ser la hoja ruta a seguir.

Esas decisiones se producen en un grave momento de emergencia climática y atentan contra la salud pública de los ciudadanos residentes en los municipios en los que tienen lugar esas acciones. Son iniciativas que se inscriben en una desdichada visión negacionista del cambio climático y de la movilidad sostenible y segura. Algunos de los ediles responsables del desaguisado argumentan que la práctica ciclista se debe combatir porque es de izquierda. Pero la práctica ciclista tanto es de ciudadanos de ideología izquierdista como derechista. Si no fuera así, la mayoría de las ciudades del norte de Europa estarían gobernados por la izquierda, cosa que no sucede en absoluto. Por otra parte, la eliminación de carriles bus supone una reducción inmediata de la calidad del servicio de autobús y el aumento del coste de funcionamiento.

En un contexto de emergencia climática debemos rechazar masivamente estas políticas negacionistas impulsadas desde la alianza entre derechas y extrema derecha, representadas por PP y VOX.

Sabemos que desde comunidad científica como ISGLOBAL de la necesidad de mejorar la calidad del aire en nuestras  ciudades, pasa por reducir la circulación  de vehículos a motor que emiten gases de efecto invernadero, que generan accidentes de tráfico y generan ruido.

Las decisiones  de eliminar carriles bicis y carriles bus en la ciudades citadas conlleva en muchos casos la posible obligación de devolución a la UE de los fondos Next Generation con los que se sufragó de la vías ciclistas, como es el caso de Logroño, o de la Ciudad de Elche y Valladolid con fondos solicitados y ejecutados por el gobierno municipal precedente.

Estamos, en definitiva, ante un despropósito ambiental y energético que va dirigido a mantener el privilegio del uso del coche en la ciudad y que es contrario a los tiempos de emergencia climática en los que nos encontramos.  Hay que recuperar los principios rectores de la gestión y volver a promover la movilidad activa en nuestras ciudades, por sus enormes beneficios que conllevan para las personas y para la reducción de les externalidades  del sistema de salud de nuestro país.

Revertir la supresión de carriles bici, carriles bus y eliminar zonas de bajas emisiones en los municipios citados y gobernados por opciones políticas negacionistas del cambio climático y de la movilidad saludable, es el objetivo que persiguen, es  volver a mirar atrás en blanco negro al ceder al coche privado el espacio  público que ocupa en la mayoría de las ocasiones en más del 65% de ese espacio, es gobernar para una minoría de la población, por la que son políticas que excluyen al grueso de la población.

Por tanto, anteponer supuestas opciones de mayor libertad facilitando el uso del coche en nuestras ciudades significa condenar a la mayor parte de la población a situaciones de peores condiciones calidad del aire.

Los equipos de gobierno que están tomando semejantes decisiones si sitúan en las antípodas de otros países del nuestro entorno como los países Bajos gobernada por paridos liberales o conservadores pero que entienden que, en sus ciudades por extensión en su país, las políticas y acciones de beneficiar a la bicicleta y de hacer más eficiente el transporte público en superficie suman más ahorros que costes a la ciudadanía y al país en su conjunto.

Sin ir muy lejos, ciudades españolas como Pontevedra, Vitoria, Barcelona, Sevilla destacan cada una de ellas por la ejecución de políticas  para potenciar los desplazamientos a pie, mejorar la seguridad vial como el caso de Pontevedra, potenciar el transporte público tranvía, bus, y bicicleta como es el caso de Vitoria, potenciar corredores verdes y supermanzanas en el centro de la ciudad lo que potencia los desplazamientos a pie en bici con la creación de entornos verdes que reducen los efectos del cambio climático y por ultimo Sevilla por su apuesta por la bici. En conjunto de las acciones desarrolladas por estas ciudades suman muchos Km de carriles bici, carriles bus, km de tranvía y muchos otros Km para los recorridos pie.

Con todo lo positivo y de los avances en promoción de la bicicleta que durante diferentes mandatos municipales han podido ejecutar en estas ciudades, lo cierto es que España se sitúa por debajo del grado de cumplimiento de países que invierten menos en políticas de promoción de la bicicleta, tal como apunta la Federación Europea de Bicicleta en su último informe hecho público el mes de agosto pasado, en el informe constata que solo se ha ejecutado un 40% de las previsiones iniciales de fondos feder solicitados

La transición energética de la movilidad en la ciudad pasa por más movilidad sostenible, más transporte público, más trenes, más bici, más bici eléctrica, más desplazamientos a pie, mas carsharing, más áreas pacificades, más ejes verdes, supermanzanas, más zonas de bajas emisiones y menos coches.

El resultado debe ser reducir el consumo de combustibles fósiles (petróleo) y reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y conseguir que el derecho a la movilidad sostenible sea el faro que guie las políticas públicas en beneficio de las personas en un escenario de adaptación y mitigación del cambio climático.

Falta un marco legal que no posibilite, que impida retroceder en aquellas acciones de promoción de la bicicleta, de que la creación de corredores protegidos para el bus, no sean moneda de cambio por las formaciones políticas conservadoras y ultraconservadoras que basan una parte de su ideario en una visión negacionista de la movilidad sostenible y del cambio climático.

Por Manel Ferri – Patrono de la Fundación Renovables y Vicepresidente de la Fundación Movilidad Sostenible y Segura