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Puede que en el vino no esté la verdad, si es que sólo existe una,pero lo que es seguro es que está el placer y juntos vamos a encontrarlo

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Crianza, Reserva, Gran Reserva: La explicación de lo absurdo

La clasificación oficial de vinos españoles nunca ha sido un tema que me haya interesado especialmente. Esa división de crianza, reserva y gran reserva me parece muy poco válida, pues no tiene en cuenta factores fundamentales.

Al hilo de esta noticia surge una polémica tan habitual que, en contra de mis gustos, voy a dedicarle algo de tiempo.

La Ley del Vino define un Crianza en el caso de los tintos

como un vino que ha tenido un periodo mínimo de envejecimiento de 24 meses de los que al menos 6 habrán permanecido en barricas de madera de roble de capacidad máxima de 330 litros.

En el caso de los blancos y rosados el Periodo mínimo de envejecimiento se reduce a 18 meses de los que al menos 6 en barrica.

El resto del tiempo no se especifica si el vino tiene que estar en botella o depósito, bien sea de madera, acero o cemento.</strong

Hay Consejos Reguladores como el de Rioja o Ribera del Duero que en e los tintos aumentan el tiempo mínimo de crianza en barrica a los 12 meses y matizan que las barricas tienen que tener una capacidad aproximada de 225 litros .

En el caso de los vinos de Reserva deben ser vinos con

un período mínimo de envejecimiento de 36 meses, de los que habrán permanecido al menos 12 en barricas de madera de roble de capacidad máxima de 330 litros, y en botella el resto de dicho período.

También en los rosados y blancos el tiempo de envejecimiento se reduce a 24 meses y la obligatoriedad de estar en barrica a 6 meses.

Un Gran Reserva en el caso de los tintos es un vino con

un período mínimo de envejecimiento de 60 meses, de los que habrán permanecido al menos 18 en barricas de madera de roble de capacidad máxima de 330 litros, y en botella el resto de dicho período.

En blancos y rosados se reduce a 48 meses y el tiempo en barrica sigue siendo de 6 meses.

Para los tintos Rioja y Ribera del Duero alargan el tiempo de crianza mínimo en barrica a 24 meses.

Antes decía que no me gustaba y es que me parece absurdo legislar el tiempo que un vino tiene que estar en barrica sin tener en cuenta las características de la añada, el tipo de vino o la edad de la barrica, una madera nueva aporta mucho más sabor a roble que una vieja.

La primera cuestión que puede sorprender a algunos es que un vino que en La Mancha o Toro puede ser Crianza en Rioja o Ribera no podría serlo. Crianza no significa lo mismo en todos los sitios.

Más de una vez fuera de España me han preguntado si pueden llevar una botella de Crianza que han tenido en su casa más de 12 meses para que les pongan Reserva y tengo que responderles que aunque teóricamente podría ser así legalmente no lo es.

Un Crianza podría ser Reserva e incluso si es un blanco Gran Reserva pues cumpliría el tiempo de crianza que marca la ley, pero no está reflejada esta posibilidad.

Una legislación aburrido, farragoso y en mi opinión sin ningún sentido. Es la primera y la última vez que voy a dedicarle tiempo y espacio.

Atrio: nueva carta y nuevo sumiller

Atrio es uno de mis restaurantes favoritos. Siempre que puedo me paso por allí para disfrutar de la sensata y cuidada cocina de Toño Pérez y disfrutar con uno de los mejores servicios de sala de España, al mando de José Polo. Aprovecho cualquier oportunidad y disfruto hablando con ellos. No voy a negar que son mis amigos.

Por si todo esto fuera poco está su carta de vinos. Es difícil encontrar alguna mejor, más completa, con más verticales de vinos. En Atrio lo difícil es escoger un vino pues tiene tantos tan buenos que te hacen dudar.

La carta de vinos de Atrio ha recibido numerosos premios, siendo el más destacado el Grand Award Winners, que le otorgó la revista americana de vinos Wine Spectator.

José Polo lo tiene claro

Una carta de vinos tiene que producir emoción.

Y esta lo hace a raudales, que dirían los periodistas deportivos.

Ahora acaba de poner en marcha la nueva carta y de incorporar un nuevo sumiller.

Se llama David Sánchez y su inicio en este mundo no puede ser más curioso

Yo estudiaba segundo de económicas con algunas asignaturas de tercero y hacía extras en el bar de un amigo. Un día mi amigo y uno de sus socios abrieron una botella de Alión 1996, me dieron a catar y eso a mi me cambió el futuro. Yo aspiraba a trabajar en bolsa como asesor o en algún bufete económico. Pero en ese momento algo me dijo en mi interior que debía dedicarme al mundo del vino. Me apunté en la Escuela de Hostelería de Toledo para hacer restauración y lo compaginé un año con mis estudios de económicas. Hasta que decidí dejar la universidad y probar suerte en hostelería

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Gracias a Flequi Berruti, no dejes de citarlo me dice, consigue hacer el curso de sumiller del Hotel Escuela Bellamar en Marbella, donde queda segundo de su promoción, a tan solo una décima del primero. Después se marchó a Leeds para perfeccionar su inglés.

De vuelta a España pasa por La Nueva Fontana, El Bohío y Carlos Oyarbide, donde hace una magnífica carta de vinos. Su último trabajo fue en Viavélez.

En ese momento le llega la oferta de Atrio y no lo duda

Atrio es mi sitio soñado, el lugar donde me quiero jubilar.

Como para no soñar con una carta que tiene 34 añadas diferentes de Vega Sicilia, siendo la de 1918 la más antigua, 14 de Imperial, 22 de Haut Brion, 24 de Margaux, 28 de Latour, 24 de Lafite, 23 de Petrus (desde los 12.000 euros el más caro a 1.100 el más barato), 12 de Romanée-Conti, 10 de La Tache.

Pero la traca final es Château d’Yquem. 71 añadas diferentes. La más antigua es de 1806 y su precio es de 150.000 euros. Una botella de larga historia.

El precio más alto 150.000 euros, el más bajo 20 euros y en el medio muchas opciones. La única crítica que se le puede hacer es que es tan amplia que te hace dudar. Pero en este caso hay ponerse en manos de David Sánchez. Seguro que no defrauda.

Si se puede poner la mano al fuego por alguien yo la pongo por Atrio.

Tres libros para viajar desde el sillón

En estas fechas en las que parece que viajar es una obligación quiero recomendar un magnífico libro que ha llegado a mis manos.

Su título es The Wine and Food Lover’s Guide to Portugal, que podríamos traducir como La guía de los amantes del vino y la comida de Portugal, y sus autores son Charles Metcalfe y Kathryn McWhiter.

No son muy numerosos los libros sobre vinos de Portugal que estén actualizados, aunque hay algunos soberbios e incombustibles como Porto Vintage de Gaspar Martins y Joao Nicolau de Almeida, un libro de lectura obligatoria para los amantes del Oporto, aunque sea necesario leerlo en portugués.

Lo mismo sucede con esta guía. De momento sólo se encuentra en portugués o en inglés. Pero merece la pena comprarla pues es muy completa. Zonas vinícolas van pasando por sus páginas, con sus bodegas bien explicadas, con textos sencillos, sin pretensiones, pero muy correctos. Con los restaurantes donde se puede comer y las tiendas donde se puede comprar.

Hay un breve pero también interesante sección de quesos. Ahora es el momento para comprarse un Queijo da Serra da Estrela, una torta cremosa de sabor intenso.

Otro libro que acabo de leer es Vivir en Provenza de Peter Mayle. Es la segunda parte de Un año en Provenza. Es divertido, aunque no tanto como el primero, publicado en Inglaterra en 1989 y premio al Mejor libro de viajes del año de los British Book Awards.

Peter Mayle es un inglés que se traslada de Londres a Provenza y cuenta, de una forma encantadoramente divertida, sus experiencias en esta zona francesa.

Su sorpresa ante las suculentas comidas y bebidas locales, los esfuerzos que hace para reconstruir la casa que ha comprado y sus choques con los distintos oficios que va encontrando, desde los albañiles a los fontaneros.

Aprendimos que el tiempo en Provenza es una materia prima muy elástica, incluso cuando se la describe en términos absolutamente claros y específicos. Un petit quart d’heure significa “ en algún momento del día de hoy”. Demain quiere decir “algún día de la semana”. Y el segmento más elástico de todos es une quinzaine que puede significar “tres semanas”, “dos meses” o “el año que viene”, pero nunca jamás “dentro de quince días”.

Contado con ese supuesto, y cuando se tiene admirable, humor inglés te hace reír y te das cuenta de lo cercano que estamos en costumbres de nuestros vecinos.

La furgoneta se estremeció, y entonces, centímetro a centímetro, fue apareciendo el sucio perfil rosa de la cabeza de un cerdo. El viejo tiró de nuevo, más fuerte, y la monstruosa criatura descendió tambaleándose por la rampa, parpadeando y sacudiendo las orejas…

El año pasado- dijo Alain – este cerdo encontró casi trescientos kilos de trufas. Un bon paquet.

No podía creerlo. Estaba viendo un animal que el año pasado había ganado más dinero que la mayoría de esos ejecutivos de Londres, y sin la ayuda de un teléfono en el coche.

Una escuela de vino con grandes profesores

Ha nacido, como no, en Borgoña y su nombre ya la define Ecole du Vin et des Terroirs, Escuela del vino y del terroir.

Terroir es una palabra francesa que se podría traducir como terruño, pero que es mucho más que eso. Es la mezcla del suelo, la situación del viñedo, la orientación, la capacidad de drenaje del suelo, las prácticas de cultivo que se han hecho a lo largo de los años, en resumen, es lo que determina la calidad de unas uvas y, por lo tanto, de un vino.

Las actividades se pueden dividir en dos partes. Por un lado está La Escuela del Vino, dirigida a profesionales y a grandes aficionados y por otro, La Mesa Redonda de Puligny, dirigida específicamente a vignerons y enólogos.

Vigneron es otra palabra francesa que tenemos que explicar. Es la persona que cuida la viña, elabora y vende su vino. Lo que en español tendríamos que traducir con lo horrorosa palabra de vitivinicultor.

La idea surge de 7 personas con reconocido prestigio. Michel Boss, antiguo secretario del sindicato de negociantes de Borgoña, Pierre-Henry Gagey, de la Maison Louis Jadot, Dominique Lafon, gerente del Domaine des Comtes Lafon y del Domaine des Héritiers des ComtesLafon, Anne-Claude Leflaive, gerente del Domaine Leflaive y presidenta de esta Escuela del Vino y el terroir, Antoine Lepetit, que trabaja ahora con Anne-Claude después de haber estado en el Domaine alsaciano Zind-Humbrecht, Jean-Marc Roulot, del Domaine Roulot, y Aubert de Villaine, cogerente del Domaine de la Romanée Conti y propietario, junto con su mujer, del Domaine Aubert et Pamela de Villaine.

Entre los profesores destacan Claude Bourguignon, una de los mayores expertos en terroir, Anne-Laure Rigouzzo-Weiller, que estoy seguro que trasmitirá su pasión por las plantas y su personal forma de verlas, Bruno Queniox, catador y autor de 101 bouteilles Inoubliables y William Berton, experto en el lenguaje de los colores.

La primera clase, para un máximo de 12 personas, será el 5 de mayo, la dará Jacques Mell, experto en agricultura biodinámica, y tratará sobre Biodinámica: impacto sobre la calidad de los vinos y la expresión del terroir. Durará desde las 9 de la mañana hasta las 6 de la tarde y su precio, con comida incluida, es de 210 euros.

De momento se dará sólo en francés, pero están abiertos a darlas en otros idiomas si se junta el grupo adecuado.

Para contactar con ellos pulsa aquí.

Sería algo difícil imaginar algo sí en España, pero deberíamos hacer un esfuerzo entre varios para poder conseguirlo. Yo desde aquí me apunto.