Ancelotti volvió a elegir, otra vez, a Diego López. La decisión ante el Betis no fue, por lo tanto, algo circunstancial, y la elección en la portería madridista ya no parece que vaya a cambiar en los próximos partidos. Casillas es ahora el portero suplente.
Antes de analizar lo que esto puede acarrerar, conviene recordar una cosa: este es año de Mundial. No es algo ni mucho menos baladí, pues en las temporadas con competición mundialista al final de ellas los jugadores se vuelven especialmente nerviosos cuando no juegan. Nadie quiere perderse la cita en Brasil el próximo verano.
Habiendo recordado esto, el futuro de Casillas se presenta más incierto que nunca. Si el capitán de la selección española no juega en toda la temporada, su titularidad en Brasil es más que improbable. Valdés aprieta y si Iker pasa casi un año y medio sin disputar competición oficial sería difícil que Del Bosque confiará en Iker de nuevo.
El propio entorno del cancerbero, a través de periodistas afines (y amigos), ha deslizado que no aguantaría todo el año esta situación, y dejando claro que Iker se planteará una salida en caso de mantenerse su suplencia.
Queda una semana para que se cierre el mercado de fichajes estival, y la salida del portero es muy improbable. Querrá luchar por ganarse el puesto al menos unos meses más, o al menos así debería ser, pero si el banquillo sigue siendo su lugar habitual, nos espera un invierno movidito. Casillas querrá irse en busca de minutos si en el Bernabéu no los tiene.