Entradas etiquetadas como ‘Mitología Griega’

¿Cuál es el origen de la expresión ‘Pender de un hilo’?

¿Cuál es el origen de la expresión ‘Pender de un hilo’?A través del apartado de contacto, Iván Martín me pregunta sobre el origen de la expresión ‘Pender de un hilo’.

Normalmente se utiliza la expresión ‘pender de un hilo’ para referirse a aquellas situaciones que están al límite y a punto de finalizar e irse al traste. Es habitual escucharla dentro de frases del tipo: ‘El futuro de fulanito en la empresa pende de un hilo’, ‘La continuidad del jugador dentro del equipo pendió de un hilo hasta el último minuto’

El origen de la expresión (y todas sus variantes) la encontramos en una antiquísima fábula surgida de la mitología romana (los griegos y nórdicos tenían su equivalente) en la que se explica que la vida de cualquier ser humano estaba controlada desde su principio y hasta su fin por tres hermanas hilanderas que eran conocidas como ‘las Parcas’ (Moiras para los griegos y Nornas para los escandinavos).

Cada una de las Parcas, cuyos nombres eran Nona, Décima y Morta (Cloto, Láquesis y Átropos -griegas-  Urðr, Verðandi y Skuld -nórdicas-) tenía una misión encomendada: hilar el hilo (valga la redundancia) en el que se determinaría el cuándo nacería, cómo sería el transcurso de la vida y cuál sería el momento de la muerte de cada persona. Dependiendo de lo feliz o desdichada que sería la vida de cada individuo lo hilaban de color blanco o negro, colores asociados a la buena y mala suerte respectivamente.

Nona era la que hacía girar la rueca, Décima medía la longitud de lo que debía durar la vida y Morta quien cortaba en el momento en que debía acabar.

Era por ello que la vida de cada uno de los mortales pendía de un hilo y eran esas divinidades quienes controlaban el destino de cada uno. Según la propia leyenda, los mismísimos Dioses las temían y estaban sujetos a los designios y caprichos de las Parcas.

 

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Fuente de la imagen: Wikimedia commons

¿Sabías que la expresión ‘Tener vista de lince’ no proviene del felino sino de un personaje mitológico?

¿Sabías que la expresión ‘Tener vista de lince’ no proviene del felino sino de un personaje mitológico?Habitualmente se utiliza la expresión ‘Tener vista de lince’ para referirse a alguien que posee un agudeza visual portentosa, siendo lógico y normal asociar esta locución con el lince, animal felino del que se creía en la antigüedad que estaba dotado de unos ojos que le proporcionaban la capacidad de divisar a largas distancias, siendo tan potente que decían que su mirada podía atravesar las paredes.

Pero tanto la expresión como el animal obtienen su nombre de un personaje de la mitología griega llamado ‘Linceo’ (originariamente la expresión era ‘Tener vista de Linceo’), y es que a este ser mitológico se le atribuía una vista prodigiosa capaz de ver través de los objetos.

Según la mitología, Linceo fue uno de los argonautas que junto a Jason fueron a la búsqueda del ‘vellocino de oro’.

 

 

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Fuentes de consulta: Hablar como los dioses de Fernando Castello (Ediciones Evohé) / etimologias.dechile / antiquitatem
Fuente de la imagen: Wikimedia commons

¿Por qué llamamos a nuestro planeta ‘Tierra’ si ¾ partes de su superficie es agua?

¿Por qué llamamos a nuestro planeta 'Tierra' si ¾ partes de su superficie es agua?En relación al post “¿Por qué al planeta Tierra también se le llama ‘mundo’?” que publiqué semanas atrás, Aarón Bautista (a través de Facebook) y Félix J Gómez (a través apartado de contacto) me consultan sobre el porqué se le llama a nuestro planeta ‘Tierra’ si ¾ partes de su superficie es agua

El término ‘Tierra’ procede del latín ‘Terra’ y éste de ‘Gea’ la Diosa, en la mitología griega, considerada la ‘madre universal’. De ahí que utilicemos esta palabra para referirnos a nuestro planeta y se lo apliquemos a otras cosas, entre ellas a la materia inorgánica de la que se compone el suelo.

Y es esta materia inorgánica la que nos viene a la mente cuando pensamos en la tierra como algo más que un planeta, teniendo el concepto de ésta como algo seco y desmenuzable.

En cuanto a la pregunta de los lectores en la que apuntan que el planeta está compuesto por ¾ partes de agua y por lo tanto sería más obvio buscar un nombre afín a algo húmedo y no a un término que nos recuerda a algo seco, cabe destacar que toda esa agua cubre aproximadamente el 75% de la “superficie” del globo terráqueo y si os fijáis bien he entrecomillado la palabra superficie, ya que hay que destacar que el mundo no es hueco, por lo que debajo del agua y dentro de él hay más parte de elementos sólidos y secos que líquido, por lo que no es ninguna incongruencia darle al planeta el nombre de Tierra en lugar de llamarlo, por ejemplo, Agua.

Por hacer una analogía con un ejemplo práctico, suponeos que separamos todo el agua que hay en el planeta y lo metemos en un recipiente y hacemos lo mismo con el resto (toda la parte sólida) colocándolo en otro recipiente. Si lo pusiésemos a una escala menor para poder compararlo, la tierra (sólido) estaría en un cubo mientras que el agua cabría en un vaso de chupito.

 

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Fuente de la imagen: Wikimedia commons

¿Por qué en los cementerios hay plantados cipreses?

Una de las características más llamativas de los cementerios (sobre todo de los países mediterráneos) es la visión de los solemnes cipreses que ahí se encuentran plantados.

El motivo de que este vistoso, alto y frondoso árbol esté plantado en el ‘camposanto’, se debe a la longevidad del mismo, su hoja perenne y a no necesitar cuidado especial alguno. Soporta bien los cambios bruscos de temperatura y no varía en su forma y color (verde oscuro).

La altura del ciprés ayuda en gran medida como cortavientos, plantándose próximo a los muros del cementerio, y al crecer su raíz de manera vertical y recta hacia abajo, esta no crea los posibles estropicios que otro árbol ahí plantado causaría a las lápidas y otros ornamentos fúnebres.

La costumbre de utilizar cipreses en los cementerios es antiquísima, encontrándonos que las antiguas civilizaciones griega y romana ya lo plantaban y atribuían toda una simbología alrededor de la muerte. La forma ascendente y frondosa del tronco hacia la copa de este árbol encaminaba (según la mitología) las almas de los difuntos hacia los cielos.

Y ya que he nombrado la mitología, encontramos en la griega el mito alrededor de Cipariso (cuya traducción es Ciprés), un joven que por error mató a su ciervo domesticado, siendo tan grande su dolor y pena que le pidió al dios Apolo que permitiera llorarlo eternamente, convirtiendo a Cipariso en un árbol (ciprés)y quedando, desde ese momento, relacionado este árbol con el duelo tras la pérdida de los seres queridos.

 

 

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Fuentes de consulta: imaginaria / ballesterismo / elolimpo
Fuente de las imágenes: tree-species.blogspot.com.es

¿Sabías que la expresión ‘tener monos en la cara’ no tiene nada que ver con los primates?

Posiblemente, en alguna ocasión en la que os hayáis encontrado observados por alguien habréis reaccionado espetando frases como: ¿es que tengo monos en la cara o qué? o ¿acaso tengo monos en la cara?

Al contrario de lo que muchas personas creen, los ‘monos’ al que hace referencia la expresión nada tienen que ver con los primates, debido a que en su origen el término utilizado en la frase era ‘momos’ (tener momos en la cara) y cuyo significado es tener/poner  gesto, figura o mofa que se ejecuta regularmente para divertir en juegos, mojigangas y danzas (tal y como nos indica el Diccionario de la RAE).

La palabra momos proviene de la Mitología Griega y  se refiere a Momo, Dios del sarcasmo, la burla y las bromas.

De ahí que a aquel que tenía/ponía cara chistosa se le decía que tenía momos en la cara.

Todo parece indicar que con el transcurrir de los siglos y la popularización de la expresión, la palabra momos (ampliamente desconocida para la mayoría de personas) se transformó en monos (más cotidiana y de uso común), cambiando la frase a tal y como la conocemos actualmente: ‘tener monos en la cara’.

Durante los carnavales muchos son los grupos y comparsas que le rinden homenaje al Dios Momo.

 

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Fuentes de consulta: ‘Hablar bien no cuesta tanto’, Pancracio Celdrán Gomariz / Wikipedia / RAE