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¿De dónde surge llamar ‘panacea’ al remedio medicinal al que se le atribuye curar diversas enfermedades?

¿De dónde surge llamar ‘Panacea’ al remedio medicinal al que se le atribuye curar diversas enfermedades?

Numerosos son los escritos antiguos en los que se relata cómo los alquimistas estaban en una continua búsqueda del remedio, ungüento o medicamento ideal que curase todas las enfermedades, el cual acuñaron como ‘Panacea universal’.

El término ‘panacea’, con el que se conoce a aquellos medicamentos o remedios a los que se les atribuye la eficacia de curar diversas enfermedades (no quiere decir que realmente la tenga), proviene de la Mitología Griega.

En ella se explica la historia de Asclepio, Dios griego de la medicina, quien tenía varios hijos e hijas (deidades menores) a las que se les había dotado de un don específico. Una de ellas era Higia a quien se le atribuía curar a través de la limpieza e higiene (dando origen su nombre al término higiene); otras de las descendientes eran Aceso y Yaso (quienes se ocupaban del proceso y la curación, respectivamente); Egle era la encargada del buen aspecto cuando se tiene buena salud y Panacea a la que se encomendó crear remedios para curar las enfermedades.

El nombre Panacea (en griego ‘Panákeia’) significa literalmente ‘la que lo cura todo’ y está compuesto por ‘pan’ (todo) y ‘akos’ (remedio).

Cabe destacar que, cuando se creó el ‘juramento hipocrático’ en el siglo V a.C. (juramento público, de carácter ético, que pronuncian quienes se gradúan en medicina), se incluyó al inicio del mismo los nombres de Asclepio, Higía y Panacea:

Juro por Apolo, médico, por Asclepio, Higía y Panacea y pongo por testigos a todos los dioses y diosas, de que he de observar el siguiente juramento, que me obligo a cumplir en cuanto ofrezco, poniendo en tal empeño todas mis fuerzas y mi inteligencia

En 1948, en la conocida como ‘Convención de Ginebra’, se modificó dicho juramento hipocrático, quitándole toda referencia a las deidades de la Mitología Griega.

 

 

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Fuentes de consulta: elcastellano / etimologias.dechile / Rae / Diccionario de mitología griega y romana de Pierre Grimal (Google books)

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¿De dónde proviene la expresión ‘Estar hecho un basilisco’?

¿De dónde proviene la expresión ‘Estar hecho un basilisco’?

La expresión ‘Estar hecho un basilisco’ es utiliza para señalar que alguien tiene un gran enfado (al punto de poder llegar a ponerse violento).

Hace referencia al ‘basilisco’ una criatura fantástica de la mitología griega que era un híbrido entre una serpiente y un dragón alado que tenía la facultad de poder matar con la mirada y, según los antiguos relatos, como el ‘Naturalis Historia’ de Plinio el Viejo, era un ser sumamente peligroso y agresivo.

Etimológicamente, basilisco significa ‘pequeño rey’ (del griego basilískos) y se le denominó así debido a que dicho animal mitológico se representaba con una curiosa marca blanca en la cabeza que se asemejaba a una corona de rey.

Cabe destacar que en el continente americano hay una especie de lagartos (similares a las iguanas) que reciben el nombre de ‘Basiliscus’.

 

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Post realizado a raíz de la consulta que me ha hecho llegar Nerea Villa a través de la página en Facebook de este blog
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El curioso y mitológico origen de la expresión ‘Ser la manzana de la discordia’

El curioso y mitológico origen de la expresión ‘Ser la manzana de la discordia’

Se utiliza la expresión ‘Ser la manzana de la discordia’ para señalar a alguien que provoca, intencionadamente, que haya disputas, desavenencias y discrepancia de opiniones dentro de un grupo, lugar…

Erróneamente son muchas las personas que creen que dicha expresión proviene del pasaje bíblico en el que Eva toma un fruto prohibido del árbol del bien y del mal en el ‘Jardín del Edén’ (que como os expliqué en otro post no era una manzana, ya que se trataba de un error de traducción).

Pero la expresión nada tiene que ver con las ‘sagradas escrituras’ sino con una leyenda que se recoge en la mitología griega y que tiene que ver con Eris, Diosa de la discordia y las desavenías.

Según explica el mito, durante el enlace nupcial entre Peleo y Tetis (futuros padres de Aquiles) hizo acto de presencia Eris, quien no había sido invitada a tal magno evento, con la intención de provocar un conflicto entre los allí reunidos.

Portaba una manzana de oro, la cual lanzó a los pies de las diosas Afrodita, Atenea y Hera. Dicha manzana llevaba una inscripción que indicaba que era para la mujer más hermosa, algo que motivó que las tres deidades discutiesen entre ellas sobre a quién le correspondía quedársela.

Para mediar en el conflicto ocasionado por Eris, se escogió a Paris para que eligiera a la más bella de las tres y, por tanto, debía ser la poseedora del fruto dorado.

El curioso y mitológico origen de la expresión ‘Ser la manzana de la discordia’

Tras mucho dudar e incluso intentar sobornarlo con diferentes favores por cada una de las tres diosas para ser la escogida, finalmente Paris ofreció la manzana de oro a Afrodita (quien le había prometido el amor de Helena de Esparta, esposa del rey Melenao).

El joven convencido por las palabras de la diosa terminó secuestrando a Helena, lo que dio lugar a la conocida como ‘Guerra de Troya’.

Fue de los numerosos relatos sobre este episodio mitológico de donde nació la expresión ‘Ser la manzana de la discordia’.

 

 

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El origen de algunas expresiones que nombran un animal y que nada tienen que ver con animales

El origen de algunas expresiones que nombran un animal y que nada tienen que ver con animales

Nuestra lengua es rica en expresiones, refranes y aforismos que tratan sobre cualquier tema y ocasión. Los tenemos dedicados a temas meteorológicos, a las diferentes estaciones del año, a los meses y los que mencionan personas, lugares y animales (por poner unos pocos ejemplos).

Entre toda la amalgama de expresiones que existen hay algunas muy concretas en las que en el enunciado se menciona a algún animal, pero que, curiosamente, poco o nada tienen que ver realmente con los animales, ya que muchas de ellas han acabado nombrándolos por la perversión del lenguaje oral que ha ido pasando de una generación a otra o simplemente porque ese vocablo ha sido creado por alguna jerga (como el de la germanía) que lo utilizaban metafóricamente para referirse a otra cosa sin que los demás se enteraran.

Montar un pollo

La forma original (y correcta) de la expresión es ‘montar un poyo’, aunque el diccionario de la RAE admite desde hace unos años que se escriba ‘montar un pollo’ a pesar de que la locución no se refiera a la cría se la gallina.

El poyo (pollo) al que hace referencia es al podio o pequeña tribuna portátil (que tenía que ser montada) sobre las que se subían oradores que llegaban a una plaza pública y desde la que hablaban a los presentes. Normalmente eran consignas políticas que atacaban a algún partido político o al gobierno, por lo que, a menudo, solía armarse algún que otro altercado entre los asistentes y el orador. Dicha tribuna portátil  era conocida popularmente como ‘poyo’, un término que proviene de la palabra en latín ‘pódium’ y cuyo significado es ‘podio’.

El origen de algunas expresiones que nombran un animal y que nada tienen que ver con animales

El origen de algunas expresiones que nombran un animal y que nada tienen que ver con animales

Tener la mosca detrás de la oreja

La mosca a la que se refiere la expresión (que viene a indicarnos el acto de estar alerta, atento o expectante ante una situación) no es al insecto, sino a la ‘mecha’ (también llamada llave de mecha o serpentín) con la que antiguamente se encendía el arcabuz (arma de fuego utilizada entre los siglos XV y XVII) para hacerlo disparar. El soldado portador de dicha arma, también conocido como arcabucero, se colocaba la mecha sobre la oreja (del mismo modo que algunos operarios pueden ponerse un lapicero o alguien llevar un cigarrillo) y se mantenía alerta y preparado ante un posible ataque. En caso de necesidad solo tenía que echar rápidamente mano de ella, encender el arma y disparar.

Llevarse el gato al agua

El gato de esta expresión es una forma metafórica de indicar cómo se dejaba al adversario tras un ejercicio de resistencia y fuerza (a cuatro patas, o lo que es lo mismo… a gatas) y que ya se practicaba en la Antigua Grecia.

En sus inicios, este ejercicio se realizaba en las instrucciones militares y con los años ha acabado convirtiéndose es el famoso juego llamado ‘tira y afloja’, el cual consiste en que dos grupos contrincantes tiran cada uno desde una extremidad, hasta tumbar/arrastrar unos a los otros.

En sus orígenes se realizaba teniendo un charco o rio de por medio y ganaba aquel equipo que lograba lanzar al suelo y arrastrar a sus contrincantes hacia el terreno de ellos, cruzando la línea divisoria que marcaba el agua. De ahí que quedasen a gatas.

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Aburrirse como una ostra

El origen de la expresión no debemos buscarlo en el comportamiento de este preciado molusco (el cual, evidentemente, no se sabe si se aburre o no) sino al apócope de la palabra ‘ostracismo’, que era el término con que era conocido el destierro que se practicaba antiguamente la Antigua Grecia y al que se sometía a aquellos individuos que eran considerados como un ‘elemento peligroso para la comunidad’, teniendo que abandonar Atenas y permanecer exiliados y alejados de cualquier contacto con otras personas durante un tiempo (semanas, meses, años…). Ese destierro obligatorio los condenaba a estar lejos de la familia y vivir en soledad, y en consecuencia al aburrimiento, lo que dio origen a la expresión ‘aburrirse como un ostracista’, que, con el tiempo acabó en el apócope de ostra.

La palabra ostracismo no proviene de ‘ostra’ sino de óstrakon que es el modo al que se le llamaba a la concha de cerámica en la que se escribía el nombre de la persona a la que se quería desterrar.

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Aflojar la mosca

Nuevamente nos encontramos con otra expresión que utiliza el término ‘mosca’ y que no se refiere al insecto ni a una mecha (como la de la expresión ‘Tener la mosca detrás de la oreja’), sino que este fue un vocablo inventado y utilizado entre los pícaros y ladronzuelos del conocido como ‘Siglo de Oro’ (siglos XVI y XVII) para referirse al dinero con la intención de solo entenderse entre ellos.

Al dinero lo llamaban ‘mosca’, ya que éste lo conseguían como el que atrapa una mosca al vuelo (en clara referencia al insecto), quedando esas monedas bien sujetas en el puño del ladronzuelo. A la hora de repartir el botín con sus compinches se debía aflojar la mosca (abrir el puño para que los demás cogieran su parte).

El origen de algunas expresiones que nombran un animal y que nada tienen que ver con animales

 

El origen de algunas expresiones que nombran un animal y que nada tienen que ver con animales

Aquí hay gato encerrado

Sin dejar el Siglo de Oro ni a los pícaros ladrones, la expresión ‘aquí hay gato encerrado’ no hace referencia a minino alguno sino a la bolsa o talego en el que en esa época se guardaba el dinero.

Ese saquito con las monedas solía guardarse entre las ropas con el fin de no ser robado, pero la víctima que estaba en el punto de mira de los rateros era observado para ver si llevaba y dónde se lo metía, por lo que la consigna que se daban entre sí los ladrones era diciendo que había allí había ‘gato encerrado’ o, lo que es lo mismo, una bolsa escondida con dinero.

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Tener vista de lince

En realidad la expresión debería ser ‘tener vista de Linceo’ y en su origen hacía referencia a un personaje de la mitología griega conocido por tener una vista prodigiosa (que alcanzaba hasta lo inimaginable y que incluso podía atravesar los objetos). Linceo fue uno de los argonautas que junto a Jason fueron a la búsqueda del ‘vellocino de oro’.

Con el tiempo la expresión cambió a ‘tener vista de lince’ y muchos fueron lo que creyeron que la locución provenía del felino, debido a que este animal también se le otorgaba una prodigiosa vista (de hecho el lince se llama así por Linceo).

Sudar como un cerdo

Los cerdos no sudan (al carecer de glándulas sudoríparas) y por tanto la locución no puede referirse al animal.

El origen de algunas expresiones que nombran un animal y que nada tienen que ver con animalesEn realidad esta expresión la recibimos del inglés y es una traducción literal de su ‘Sweating Like A Pig!’ (¡sudar como un cerdo!), pero el cerdo al que se refiere la expresión anglosajona no es el animal sino el ‘pig iron’ (lo que en nuestra lengua se conoce como ‘arrabio’, que es el producto resultante de la fundición del hierro en un alto horno).

Los ingleses le dieron el nombre de ‘pig iron’ debido a que cuando el mineral era convertido en hierro líquido (fundiéndolo a temperaturas extremas) era pasado a unos moldes donde debía enfriarse sin ser movido. Ese molde recibía el nombre de ‘pigs’ debido a que recordaba por su forma  a las mamas de una cerda. Se sabía que ya estaba lo suficientemente frío para poder ser trasladado cuando se creaba una capa de rocío (sudor) sobre la placa: sweat pig (cerda sudorosa).

De ahí surgió la expresión ‘Sweating Like A Pig’ que nosotros tradujimos como ‘sudar como un cerdo’ (o una cerda) pero que nada tiene que ver con el animal o su transpiración y sí con el molde donde se deja enfriar el hierro fundido.

 

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Fuentes de las imágenes: Leonard Bentley (Fickr)ocesaronada / captura Youtube / Wikimedia commons / pixabay / Wikimedia commons / fifasoccerblog / ariescbautista

El curioso motivo de llamar ‘academia’ a algunas instituciones docentes

El curioso motivo de llamar ‘academia’ a algunas instituciones docentes

Entre las miles de leyendas que conforman la mitología griega nos podemos encontrar con la historia que hace referencia a Akádêmos, un legendario héroe que intervino en el mito del rapto de Helena por parte de Teseo.

Según dicha leyenda, el lugar donde había sido enterrado el héroe Akádêmos y al que se le había dedicado unos jardines (algunas fuentes se refieren a ese sitio como un olivar) fue el escogido por Platón, uno de los más grandes filósofos griegos, para fundar su escuela donde impartiría, entre otras cosas, clases de filosofía, dialéctica y retórica, matemáticas, astronomía, medicina y otras ciencias naturales, siendo conocida con el nombre de Akademeia y llegando hasta nosotros como ‘Academia de Atenas’.

La importancia de este lugar, como epicentro de las más importantes enseñanzas, fue lo que originó que el término ‘Academia’ (Akademeia) fuese utilizado para hacer referencia a todas aquellas instituciones docentes, sociedades literarias, científicas o artísticas, y, en definitiva, establecimientos donde se impartía algún tipo de doctrina o adiestramiento (Real Academia de la Lengua, academia de policía, academia militar, academia de idiomas, academia de cine…).

 

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¿De dónde surge llamar ‘eco’ a la repetición de un sonido?

¿De dónde surge llamar ‘eco’ a la repetición de un sonido?

Como bien sabréis, el ‘eco‘ consiste en la repetición de un sonido producida al ser reflejadas sus ondas por un obstáculo. Suele producirse ese eco cuando estamos en una habitación completamente vacía, en una cueva, un pozo o incluso un valle (entre otros muchos sitios) .

Pero este post no es para explicaros el motivo científico por el que se produce ese fenómeno acústico, sino el curioso y mitológico origen etimológico de por qué se le llama de ese modo.

Según encontramos en la Mitología Griega, Eco era una de las ninfas encargadas de custodiar las grutas y las montañas que destacó por ser una gran conversadora, razón por la que se le encomendó entretener a Hera, la celosa esposa de Zeus, mientras éste le era constantemente infiel.

Explica Ovidio, en su obra ‘La Metamorfosis’, que al enterarse Hera de la traición de su esposo y del papel jugado por Eco, castigó a la ninfa privándola de su don para mantener conversaciones, limitándola a decir simplemente las últimas palabras pronunciadas por los demás.

Esto provocó que Eco acabase viviendo sola y apartada en el bosque, hasta que cierto día vio a un joven y hermoso pastor llamado Narciso y del que se enamoró perdidamente. Pero el joven tan solo se amaba a sí mismo (de ahí el trastorno de personalidad conocido como ‘narcisismo’) y tras enterarse de los sentimientos que Eco profesaba por él decidió rechazarla, no sin antes reírse de ella.

Esto sumió en una profunda depresión a Eco, quien acabo ocultándose en una cueva y donde se dejó consumir hasta fallecer.

Es a raíz de esta fábula mitológica de donde surgió acuñar con el término ‘eco’ al fenómeno acústico por el cual se repite un sonido o palabra.

 

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El curioso y mitológico origen de la expresión ‘dormirse en los laureles’

El curioso y mitológico origen de la expresión ‘dormirse en los laureles’Tanto en la Antigua Roma como en la Antigua Grecia se tenía por costumbre agasajar a sus ciudadanos más ilustres y destacados (poetas, filósofos, deportistas, militares y políticos)  con una corona hecha con hojas de laurel.

Dicha distinción provenía de la leyenda de la mitología griega en la que Dafne fue transformada en un laurel y pasó a convertirse en el símbolo más preciado de distinción que se le entregaba a las personas más relevantes (el mito aparece explicado en el Libro I del poema ‘Las metamorfosis’, terminada en el año 8 a.C., y en la que a lo largo de quince libros el poeta romano Ovidio hacía un repaso a la Historia del mundo).

Era tal el valor simbólico que tenían estas coronas de laurel que incluso algunos líderes y emperadores se las auto otorgaban y las llevaban puestas en su cabeza.

El curioso y mitológico origen de la expresión ‘dormirse en los laureles’En algunas ocasiones las coronas con las que se premiaba el trabajo de alguien destacado eran realizadas en oro, por lo que las mismas tenían un altísimo valor y el que la recibía podía vivir un largo periodo de tiempo sin trabajar o esforzarse como hasta entonces, motivo por el que empezó a utilizarse la expresión ‘dormirse en los laureles’ para indicar ese letargo en el que se había sumido aquel que un día no muy lejano  había sido condecorado con ese solemne galardón.

Cabe destacar que no siempre las coronas eran de oro, ya que el propio laurel ya estaba considerado de por si como algo muy valioso (al menos simbólicamente) y aunque el valor material del premio no era suficiente como para retirarse de trabajar sí que provocaba que hubiese quien creyese que ya había alcanzado el tope de su carrera y dejaba de rendir y esforzarse al máximo, siendo acusado de que se había quedado dormido en los laureles.

Algunos fueron los militares romanos que gracias a una triunfal campaña recibieron la preciada corona pero tras dejar de esforzarse (dormirse) fueron degradados, castigados o retirados a la fuerza.

 

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El curioso y erróneo origen del término ‘caja de Pandora’

El curioso y erróneo origen del término ‘caja de Pandora’Es habitual utilizar la expresión ‘abrir la caja de Pandora’ como clara referencia a aquel acto que se realiza y que, sin pretenderlo, puede acabar acarreando graves consecuencias. El término ‘caja de Pandora’ ha quedado como sinónimo de problemas, disputas y contratiempos.

La versión más famosa sobre la historia de Pandora fue escrita hacia el siglo VII a.C. por el poeta de la Antigua Grecia Hesíodo. Posteriormente el poeta romano Valerius Babrius escribió sobre ello en el siglo I d.C. En ambos escritos, los autores explican el origen del mito de la primera mujer (Pandora) creada por  Hefesto por orden de Zeus y como se le dieron dos tinajas (pithos en griego); una de las tinajas contenía todas las cosas buenas y la otra todos los males existentes en el mundo.

Cuando Erasmo de Rotterdam, en el año 1508, incluyó el mito de Pandora en la tercera versión de su famosa obra ‘Adagia’ cometió un error en el que cambió el pithos de la historia original (la tinaja ovoidal) por una pyxis, una vasija en forma de caja redonda utilizada en la Antigua Grecia a modo de joyero.

Esta versión de la historia escrita en latín fue la que se popularizó, quedando para la posteridad y llegando hasta nuestros días que Pandora portaba una caja en lugar de una tinaja.

 

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Relacionado: ‘Lost in Translation’, divertida charla sobre errores de traducción que di en #IgniteBCN2

 

 

Fuentes de consulta: dugi-doc.udg.edu (pdf) / Disertación sobre las telarañas: y otros escritos (Google books) / labrujulaverde / The Meaning of Helen (Google books)
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¿De dónde surge decir que a alguien ‘le ha tocado la negra’ como sinónimo de mala suerte?

¿De dónde surge decir que a alguien ‘le ha tocado la negra’ como sinónimo de mala suerte?

Desde la antigüedad el blanco y el negro son colores que han estado destinados para designar la buena y mala suerte, la vida y la muerte. Dependiendo de la cultura y civilización le daban (y siguen dándole) un sentido u otro.

En el post que publiqué tiempo atrás sobre la expresión ‘pender de un hilo’ ya os explicaba cómo en la mitología romana, griega y nórdica (por citar tres ejemplos) existían unos personajes llamadas las Parcas en la Antigua Roma (Moiras para los griegos y Nornas para los escandinavos) que hilaban el ‘hilo de la vida’ (valga la redundancia). Dependiendo de lo feliz o desdichada que sería la vida de cada individuo lo hilaban de color blanco o negro, colores asociados a la dicha y la desdicha respectivamente.

Respecto a la expresión ‘tocar la negra’, que suele decirse como sinónimo de mala suerte, encontramos que su origen proviene de cuando se preguntaba a los dioses, al oráculo o simplemente se quería echar algo en suerte a través de coger unas piedras (blancas y negras) que se encontraban dentro de un recipiente. Dependiendo de la pregunta que se formulaba y el color que salía la respuesta era positiva o negativa.

En el caso de las antiguas Roma y Grecia el blanco quería decir fortuna y buena suerte y el negro infortunio y desgracia.

En estas civilizaciones existía la costumbre de elegir a algunos de sus representantes públicos (magistrados, senadores…) a través de meter piedras blancas y negras en una vasija (también se utilizaban habas) y cada candidato a ocupar el cargo metía la mano para sacar una. Aquellos que cogían la blanca eran los elegidos y por tanto les sonreía la fortuna, sin embargo ‘al que le tocaba la negra’ tenía el infortunio de no ser elegido y quedar fuera.

 

 

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¿Cuál es el origen de la expresión ‘Pender de un hilo’?

¿Cuál es el origen de la expresión ‘Pender de un hilo’?A través del apartado de contacto, Iván Martín me pregunta sobre el origen de la expresión ‘Pender de un hilo’.

Normalmente se utiliza la expresión ‘pender de un hilo’ para referirse a aquellas situaciones que están al límite y a punto de finalizar e irse al traste. Es habitual escucharla dentro de frases del tipo: ‘El futuro de fulanito en la empresa pende de un hilo’, ‘La continuidad del jugador dentro del equipo pendió de un hilo hasta el último minuto’

El origen de la expresión (y todas sus variantes) la encontramos en una antiquísima fábula surgida de la mitología romana (los griegos y nórdicos tenían su equivalente) en la que se explica que la vida de cualquier ser humano estaba controlada desde su principio y hasta su fin por tres hermanas hilanderas que eran conocidas como ‘las Parcas’ (Moiras para los griegos y Nornas para los escandinavos).

Cada una de las Parcas, cuyos nombres eran Nona, Décima y Morta (Cloto, Láquesis y Átropos -griegas-  Urðr, Verðandi y Skuld -nórdicas-) tenía una misión encomendada: hilar el hilo (valga la redundancia) en el que se determinaría el cuándo nacería, cómo sería el transcurso de la vida y cuál sería el momento de la muerte de cada persona. Dependiendo de lo feliz o desdichada que sería la vida de cada individuo lo hilaban de color blanco o negro, colores asociados a la buena y mala suerte respectivamente.

Nona era la que hacía girar la rueca, Décima medía la longitud de lo que debía durar la vida y Morta quien cortaba en el momento en que debía acabar.

Era por ello que la vida de cada uno de los mortales pendía de un hilo y eran esas divinidades quienes controlaban el destino de cada uno. Según la propia leyenda, los mismísimos Dioses las temían y estaban sujetos a los designios y caprichos de las Parcas.

 

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