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Arquitectura invisible: edificios demolidos, incompletos y utópicos

La 'Globe Tower' que se iba a construir en Nueva York

La ‘Globe Tower’ diseñada para  Nueva York en 1906

Una ciudad amurallada (en Hong Kong, demolida en 1992), que en la década de los ochenta fue uno de los puntos más densamente poblados del planeta; una especie de torre Eiffel con cúpula, que en 1906 se proyectó en Nueva York para Coney Island; la Torre de Babel, que según la Biblia provocó el enfado de Dios y condenó a la humanidad a hablar diferentes idiomas…

The Unbuilt (Lo no-construido) es una colección  —modesta y aparentemente abandonada, pero exquisita— de reseñas de edificios que no existen, obras que quedaron condenadas al proyecto y a la utopía, fueron demolidas, destruidas o nunca completadas. Su autor, interesado en la historia de estos testimonios arquitectónicos invisibles, es anónimo, algo frecuente en los microblogs de la plataforma Tumblr, parcos en palabras y generosos en imágenes. Aunque la página ya no se actualiza, merece la pena una visita para descubrir las joyas que ofrece.

'Cénotaphe à Newton'

‘Cénotaphe à Newton’

Entre las pequeñas historias rodeadas de romanticismo que recopila la página hay fiascos económicos, arquitectos idealistas, monumentos megalómanos y situaciones insostenibles. El Cenotafio de Newton, un monumento funerario a la memoria de Isaac Newton, uno de los científicos más notables de la historia, es de momento la última entrada de la selección de construcciones malogradas de The Unbuilt.

Proyectada en 1.748 por el arquitecto neoclásico francés Étienne-Louis Boullée, la construcción allanaba ya en el siglo XVIII el camino hacia la arquitectura moderna que desarrolló Le Corbusier. Boullée creía en las formas geométricas limpias sin adornos superfluos, en la sencillez de una arquitectura expresiva, clara en su propósito. Sus detractores, riéndose de la poesía la llamaban «arquitectura parlante».

El monumento iba a contar con una esfera de 150 metros de diámetro, que descansaría sobre una base circular rodeada de cipreses, y crearía con luces y sombras el efecto del día y la noche. La luz del sol entraría por unos diminutos agujeros a la bóveda simulando las estrellas y por la noche un foco simularía la iluminación diurna. La simetría, el orden y la armonía de las formas eran el espíritu de la inspiración newtoniana, que iluminaba con una luz eterna el conocimiento de los científicos.

A pesar de que nunca se realizó, en su día circuló en forma de grabados entre los círculos de profesionales y aún ahora se considera un diseño visionario. El cenotafio es, irónicamente, uno de los proyectos más famosos del arquitecto francés. Habría que preguntarse si Isaac Newton hubiera preferido la esfera como sepulcro en lugar de la Abadía de Westminster de Londres, donde descansa junto a otros notables británicos.

Helena Celdrán

Hotel Attraction - Antonio Gaudi

El ‘Hotel Attraction’ , un proyecto de hotel-rascacielos que Antoni Gaudí diseñó por encargo para ser construido en Nueva York

El Palacio de los Sóviets, una construcción megalómana diseñada en los años treinta para Moscú y que representaría los ideales del régimen soviético

‘El Palacio de los Sóviets’, una construcción megalómana apenas empezada, diseñada en los años treinta para Moscú, que iba a representar los ideales del régimen soviético

 

La ciudad amurallada de Kowloon, en Hong-Kong, en la que vivían 33.000 personas en 4 kilómetros cuadrados

La ciudad amurallada de Kowloon, en Hong-Kong, en la que vivían 33.000 personas en 4 kilómetros cuadrados

Venticinco años de gif animado: de adorno absurdo a arte digital

El artista visual y animador estadounidense Sean Pecknold dirige A Short History of the Gif (Una breve historia del gif) para el festival Moving the Still (Moviendo la quietud), dedicado en exclusiva al formato. El certamen se celebró el 7 de diciembre aprovechando la Semana del Arte de Miami.

El vídeo de Pecknold es apenas un apunte de la historia, pero es un bonito resumen que incluye al famoso bebé bailarín (el primer fenómeno viral de Internet), ordenadores Macintosh achacosos —y ningún PC— y gifs actuales. Felicita al formato animado por su 25 cumpleaños y lo reconoce como el allanador de terreno de los actuales bucles que saturan la Red.

El gif animado nació en 1987 (el principio de la existencia, si hablamos del mundo virtual) y ha conocido la popularidad, la burla, el olvido y el renacimiento. En su corta vida ha pasado por todas las fases del fenómeno de Internet y asombrosamente no ha sido desterrado y goza de buena salud.

Conocido por sus siglas e inventado por Steve Whilhite, el Graphic Interchange Format (Formato Gráfico Intecambiable), se hizo popular en los primeros años de la web. Las pequeñas fogatas, las vallas y barreras amarillas y negras que giraban mostrando el mensaje «en construcción«, el buzón de correos recibiendo cartas sin cesar… Las páginas se poblaron de esas animaciones que supuestamente daban un toque desenfadado al aspecto general y que ahora repudiamos como si nunca en nuestra vida hubiéramos sido dueños de un chándal de colores fluorescentes o de una riñonera llena de cromos.

Tras el auge, llegó la omisión más absoluta. Internet se modernizaba y nadie quería acordarse de aquella forma primitiva de expresión, que se reducía a exhibir un número bastante limitado de fotogramas para crear la ilusión de un simple movimiento. Fue hace tan solo unos años cuando volvió a presentarse como una opción interesante y creativa, tanto que el festival Moving the Still se refiere al gif como «un nuevo género de arte digital».

Los bucles del presente en los que ha desembocado el formato pueden ser de fotogramas de películas, personajes famosos, acciones sorprendentes, instantes en los que solazarse… Son espontáneos y sólo hace falta una cámara digital o un teléfono móvil para crearlos. El resultado es una manifestación entre surrealista y obsesiva que a veces uno no puede dejar de mirar. Páginas personales y microblogs como gifake.net, lovegifs.net, gifsoup.com o my-gif-blog.tumblr.com son ejemplos de gifs utilizados como una nueva manera de diario compulsivo, una colección de reacciones, una galería artística de movimientos efímeros, coleccionados con el mismo ímpetu que los cromos.

Helena Celdrán

‘Obsessionistas’, la historia de los coleccionistas y los objetos que atesoran

Algunos de los autobuses de Kate Farley - (Graham Powell - Obsessionistas)

Los autobuses de Kate Farley – (Graham Powell – Obsessionistas)

Kate Farley colecciona autobuses de juguete y no le vale cualquiera. Tienen que se rojos y de dos pisos, los clásicos autobuses de Londres que han dejado de ser vehículos públicos para convertirse en una institución.

Cuanto más gastados, más le gustan. No los cataloga, no presta atención al número de serie de cada ejemplar ni al valor económico. Comenzó en 1997 cuando se mudó de Birmingham a Londres y el transporte se volvió una constante en su rutina diaria. Ahora tiene 15 reproducciones, la última que adquirió fue un modelo que se fabricó con motivo de las olimpiadas este verano: «Es el único nuevo, incluso tiene caja. Con ese me sentí obligada».

 

Walkie-talkies de la colección de Eric Wrobbel

Walkie-talkies de la colección de Eric Wrobbel

Sarah Peel ve su colección de azucareros antiguos como una consecuencia de la afición de su madre por las gangas de los mercadillos. «No estoy obsesionada, pero sí enamorada», declara.

El famosísimo fotógrafo Martin Parr colecciona objetos con la cara de Osama Bin Laden, pero también los tiene con la cara de Margaret Thatcher, relojes en los que aparece Saddam Hussein y artículos relacionados como Obama: «Es la misma colección, pero en diferentes capítulos».

Obsessionistas es una página que reúne colecciones y coleccionistas, que desgrana la historia entre los objetos y las personas que los atesoran. «Lo que deciden coleccionar refleja sus valores y dice mucho de quiénes son. Creemos que en un mundo de yo también, de estilos de vida homogéneos, de productos y marcas. La individualidad se puede expresar, al menos en parte, a través de las obsesiones particulares», dicen Graham y Helen Powell, el matrimonio inglés que creó la web en abril de 2011.

En la galería de coleccionistas incluso se pueden trazar paralelismos entre ellos y lo que poseen: queda claro que quien colecciona broches tiene un perfil muy diferente del que reúne uniformes de azafatas. Los fundadores de la página la describen como una «web cultural» que explora el papel de una serie de objetos en la vida, la herencia compartida, la historia del diseño y la creatividad. Los entrevistados hablan de transistores, bolsas para el mareo, robots de cocina, pelotas saltarinas… La colección es una excusa para ahondar en experiencias vitales, cuestiones familiares, el trabajo, los amores y los odios. Después de la lectura, los objetos hablan por sí solos.

Helena Celdrán

Colección de planchas de Jay Raymonds

Colección de planchas de Jay Raymonds

Objetos de la colección de Bin Laden de Martin Parr

Objetos de la colección de Bin Laden de Martin Parr

Colección de mensajes de hotel de 'no molestar' de Edoardo Flores

Colección de mensajes de hotel de ‘no molestar’ de Edoardo Flores

Robots de cocina de Luiz Gustavo Miranda

Robots de cocina de Luiz Gustavo Miranda

¿Es lo ‘retro’ la sentencia de muerte de la originalidad?

"Retromanía" - Simon Reynolds

"Retromanía" - Simon Reynolds

En alguna otra entrada de este blog me he quejado de la mínima atención que las editoriales en español dedican a los libros sobre música pop-rock.

Hoy cito una excepción a la sequía: Caja Negra Editora, una empresa inteligente e intencionada. ¿Dónde tiene su sede social? ¿En Barcelona?, ¿Madrid?, ¿Sevilla?…  Hay que cruzar el Atlántico para encontrarse con editores que aún creen que en el género de la crítica musical anida un gran periodismo: Caja Negra es una editorial de Buenos Aires que, gracias al cielo, tiene distribución en España desde hace unos meses.

Como santo y seña han puesto en el mercado un par de obras del inglés Simon Reynolds (Londres, 1963): primero Después del rock. Psicodelia, postpunk, electrónica y otras revoluciones inconclusas y ahora Retromanía. La adicción del pop a su propio pasado.

Reynolds —que a veces es dado a la pedantería de mostrarnos sus doctorados, pero que tiene más razón que un santo en casi todo lo que postula— es el enfant terrible de la crítica musical inglesa. Escribe en The Guardian y en otra media docena de medios punteros y lleva un blog muy divertido y ágil.

En su nuevo lanzamiento en español, Retromanía. La adicción del pop a su propio pasado, el agudo diseccionador analiza la locura por «lo retro y la conmemoración» de la cultura pop actual: reediciones, reuniones, mash-ups, biopics, rock docs

Reynolds sostiene que la «sobreabundancia de influencias e imágenes del pasado» que traen consigo las nuevas tecnologías (mp3, Napster, iPod, YouTube, blogs, radios online, MySpace, Spotify…) «parece haber convertido a artistas y oyentes en arqueólogos, profanadores y archivistas. Y al reciclado y la recurrencia en rasgos estructurales de la escena musical».

Simon Reynolds

Simon Reynolds

Las preguntas a las que trata de responder el libro son:

¿Nos dirigimos acaso hacia una especie de catástrofe ecológico-cultural, en la que la búsqueda en los archivos de la historia del rock también se agotará?

¿Qué sucederá cuando nos quedemos sin pasado?

¿Hay algo en el paisaje musical actual que sea lo suficientemente rico para sustentar formas futuras de revivalismo?

¿O es que acaso el reciclado degradará el material original hasta un punto en el que ya no se le pueda extraer valor de uso alguno?

En suma, dado que la música pop está en un delicado «punto de inflexión», porque «nuna antes una sociedad ha estado tan obsesionada como la nuestra con los artefactos culturales de su pasado inmediato», ¿supone este fenómeno una sentencia de muerte para toda originalidad?

¿Llegará nuevamente un tiempo en el que el pasado dejará de ser un museo y un archivo para volver a ser un conjunto de recursos utilizados sin veneración en la búsqueda de territorios sonoros desconocidos?

Ánxel Grove

El injusto olvido de Prince

Prince

Prince

Con sólo 153 centímetros de altura pero la furia de un gigante, ha alcanzado la categoría de mito viviente, casi una leyenda: productor, compositor; músico capaz de tocar cualquier instrumento excepto los de viento —la guitarra, como casi nadie en la actualidad [vean el sobrecogedor solo de este vídeo, una versión de Radiohead, a partir del mínuto 6:50; o de este otro, una de los Beatles, a partir del 3:24]—; renovador del género de la música de baile, que no fue la misma desde su llegada; inventor de técnicas de estudio y tratamiento del sonido de las que todos estaban pendientes para copiarlas; referencia incontestable durante los años ochenta y autor de una veintena de discos de estudio y muchos más proyectos que no cristalizaron o editó bajo seudónimos…, es casi imposible reducirle a un texto introductorio como pretende ser esta entrada.

Acaso en estos tiempos amnésicos hayamos olvidado los discos sorprendentes y narcóticos que Prince n0s regaló entre 1981 y 1988. Tal vez nos hayamos quedado con las peloteras contractuales que le llevaron a adoptar un extraño símbolo como nombre, a actuar con la palabra «esclavo» pintada en la cara y a las risas que provoca la mención de sus seudónimos-disfraz: El Artista antes Conocido como Prince (las siglas en inglés parecen pensadas para que no duerman los niños: TAFKAP) o El Artista…

No es justo.

La semana que viene, el día 7 de junio, Prince cumple 54 años. Sin más pretensión que el homenaje, hemos reunido una serie de circunstancias, apuntes  y referencias sobre el personaje y la obra, ambas candentes, imposibles de evitar, necesarias.

Prince Rogers Trio (el padre de Prince, al piano)

Prince Rogers Trio (el padre de Prince, al piano)

1. Hijo de príncipe. Prince Roger Nelson, nacido en Mineápolis (EE UU), fue bautizado en honor al grupo de jazz Prince Rogers Trio, en el que tocaba el piano su padre, John L. Nelson, un músico vocacional obligado (siete hijos) a trabajar como empleado en una empresa de accesorios industriales y olvidarse de la música. En el piano del padre el crío aprendió a tocar.

2. Funk precoz. A los siete años, Prince compuso una pieza con título premonitorio, Funk Machine.

3. Primer apodo, Skipper (jefe, capitán).

Prince, alias 'Gazoo'

Prince, alias 'Gazoo'

4. Segundo, en el instituto: Gazoo, como el aliénigena cabezón de Los Picapiedra. ¿Motivo? Juzguen ustedes viendo la foto de la izquierda.

5. I’m lovin’ it. La familia no nadaba en la abundancia. Prince iba a veces a un McDonalds para consolarse oliendo el fast food.

6. ¿Epiléptico? En sus escasas entrevistas Prince ha declarado que nació epiléptico, pero que se curó de la enfermedad. No hay constancia de que la información sea cierta.

7. Burlas. En el instituto lo pasó mal. Era objeto de burlas por su baja estatura y la ropa llamativa que vestía. Prince se defendía: no eludía los enfrentamientos físicos.

8. Grand Central. La primera banda, a los 13 años, con compañeros de instituto. Versiones de Sly & the Family Stone y los Jackson 5.

9. Soul y rock. Nunca fue un músico racial exclusivista. Le gustaban Parliament, Funkadelic, James Brown y Miles Davis, pero también Carlos Santana, Jimi Hendrix, los Beatles, Led Zeppelin, Joni Mitchel y Todd Rundgren.

10. En 1975 montó el primer grupo con pretensiones profesionales, 94 East. Grabaron un single y algunas demos que fueron reeditadas años más tarde.

"For You" (Prince, 1976)

"For You" (Prince, 1978)

11. 27 instrumentos. El debut de Prince fue For You, editado en abril de 1978. En las notas interiores, el artista alardeaba que él mismo tocaba los 27 instrumentos que suenan en la grabación. No mentía.

12. «No me vendas como negro». Fue su petición artística a Wea, la primera discográfica con la que tuvo contrato.

13. Grupo de jovencitos. Descontento con el sonido del primer disco, busca un grupo estable, se muda a una casita en las afueras de Mineápolis, consigue una grabadora de cuatro pistas y empieza a experimentar. El guitarrista Dez Dickerson, el teclista Dr. Fink y el batería Bobby Z se convierten en sus aliados de confianza. Ninguno tiene más de 23 años.

"Dirty Mind" (Prince, 1980)

"Dirty Mind" (Prince, 1980)

14. Lascivia y provocación. Tras un disco de transición (Prince, 1979), lanzan Dirty Mind (1980), uno de los discos más importantes de su época —pese a la portada—: la música disco toma aliento de la ruptura propuesta por el punk y la new wave, el funk se cruza con el rock and roll. Temáticamente, una sola emoción: lascivia. Una de la canciones, Head, remite a una felación; otra, Sister, a un incesto; otra, Do It All Night, a placer descontrolado…

15. Cerca del Dakota. Prince estaba a pocas manzanas del edificio Dakota de Nueva York cuando John Lennon fue asesinado, en diciembre de 1980.

16. La megaestrella. La década de los años ochenta es de fertilidad y grandes discos: Controversy (1981), con una oda a la masturbación; el doble álbum 1999 (1982), con piezas contra las armas nucleares y el sadomasoquismo; Purple Rain (1984); los sicodélicos Around the World in a Day (1985) y Parade (1986); la obra cumbre Sign ‘O’ the Times (1987) y Lovesexy (1988). Durante esta etapa no había nadie capaz de hacerle sombra a Prince, cuyos shows en directo, además, eran lo más salvaje y eléctrico de la música pop, un maridaje del sudoroso ritmo de James Brown con la amplitud astral de Jimi Hendrix.

17. Dieta. Durante estos años locos se alimentaba de espaguetis y zumo de naranja.

Prince

Prince

18. Peligroso. La letra sexualmente explícita —menciona la frase «me estaba masturbando con una revista»— del tema Darling Nikki de Prince llevó a Tipper Gore, entonces esposa del vicepresidente de los EE UU Al Gore, a fundar el Parents Music Resource Center (Centro de Recursos Musicales de Padres), que publicó en 1985 su lista de las Filthy Fifteen (Quince Asquerosas), canciones que, en opinión de la organización, debían ser censuradas.

19. Amoríos. Prince ha estado liado con Kim BasingerCarmen Electra, Madonna, Vanity, Sheila E., Susanna Hoffs, Anna Fantastic, Sherilyn Fenn, Susan Moonsie y Apollonia 6.

Prince y Mayte García

Prince y Mayte García

23. Baile del vientre. Se ha casado y divorciado dos veces. Con su primera mujer, Mayte García, nacida en Puerto Rico, estuvo casado entre 1996 y 2001. Se conocieron en España, durante una gira de él, que quedó seducido por la forma en que ella bailaba la danza del vientre —había ganado un concurso de televisión en los EE UU como la especialista más joven, ¡con 8 años!. La colocó en el cuerpo de baile de sus actuaciones —tapándola bastante— y tuvieron un hijo, Boy Gregory, que nació con una enfermedad grave, el síndrome de Pfeiffer, que le impedía respirar y le causó la muerte pocos días después del parto.

24. Por la Biblia. Con su segunda mujer, Manuela Testolini, estuvo casado entre 2001 y 2006. Se conocieron en un grupo de estudios bíblicos.

25. Protegida. Su última pareja es su protegida Bria Valente (nacida Brenda Fuentes), a quien le ha compuesto canciones.

26. Testigo. Desde 2001 Prince es Testigo de Jehová.

27. Sin cirugía. Por respeto a los dogmas de su religión —que prohiben las transfusiones de sangre—, Prince se ha negado a ser operado de la cadera, donde necesita una prótesis. Tiene los huesos muy desgastados por la violencia de sus bailes en directo, le anunciaron los médicos hace varios años.

Prince en directo, 2010

Prince en directo, 2010

28. Sin himnos. Por la misma razón (mandato de fe), Prince ya no canta en directo ninguno de sus himnos sexuales, entre ellos el Darling Nikki que tan poco gustaba a la señora Gore.

29. Prince es vegetariano. En 2006 le votaron como «el vegetariano más sexy».

30. Cuestión de nombres. Antes de autobautizarse como O ( + > —caracteres ASCCI para representar el símbolo que adoptó como nombre en 1993— había utilizado un gran cantidad de heterónimos para alejarse de la tiranía de los contratos: Jamie Starr, The Kid, Christopher Tracy, Alexander Nevermind, Joey Coco, Tora Tora, Camille, St. Paul, Eric Brazil, Purple Yoda…

Foto de promoción del último disco de Prince "20Ten" (2010)

Foto de promoción del último disco de Prince "20Ten" (2010)

31. Estajanovista. Dicen que es incansable. Cuando se mete en el estudio no sale hasta que no da por terminado lo que tiene en la cabeza. Durante la edición de la película Purple Rain, el director le dijo que le vendrían bien un par de canciones más de este y aquel tono. A la mañana siguiente Prince llegó con el par de temas, grabados, arreglados y producidos en una noche.

32. E-Policía. En los últimos años se ha convertido en un celoso perseguidor de la difusión libre de sus trabajos. Paga millones de dólares a la compañía inglesa Web Sheriff para que obligue a servicios de vídeo como YouTube a retirar cualquier obra que le pertenezca. Es dificilísimo encontrar canciones de Prince e incluso quien difunda fotos del artista corre el peligro de ser demandado.

33. Sin web. Prince es quizá el único músico de primera fila sin web oficial. En 2010 cerró la última, LotusFlow3r.com, y declaró: «Internet se ha acabado. No veo por qué debo ofrecer mi música a iTunes o a cualquier otro. No me pagan un adelanto y, encima, se cabrean porque me niego… Sea como sea, todas estas computadoras y gadgets digitales no son buenos. Llenan tu cabeza de números y eso no puede ser bueno para nadie».

Prince en directo en Australia, el 11 de mayo de este año

Prince en directo en Australia, el 11 de mayo de este año

34. Disco gratis con el diario. Es personal e innovador en sus decisiones sobre distribución: ha firmado contratos de venta exclusivos con la cadena de híperalmacenes Target para ofrecer alguno de sus nuevas grabaciones a precio de ganga —el álbum triple LotusFlow3r (2009) a 4,99 dólares—. Unos años antes, en 2007 distribuyó el disco Planet Earth gratis con el periódico inglés The Mail on Sunday. El diario vendió 2,3 millones de ejemplares y tuvo que imprimir una edición extra de 600.000. No trascendió cuanto le pagó al artista.

35. Mejor que Miles (según Miles). Prince, que ha vendido 80 millones de discos en todo el mundo, fue considerado por la revista Time una de las cien personas más influyentes del mundo en 2010; los oyentes de la BBC le votaron como el octavo mejor guitarrista de los últimos 30 años; el festival de Jazz de Montreux le invitó a ser cabeza de cartel en la edición de 2009… Un último detalle que debería bastar: Miles Davis, el músico que cambió cuatro veces el rumbo de la música pop, el jazz y el rock durante el siglo XX y cuyo ego sólo era superado por su genio, consideraba que Prince era el único artista contemporáneo que le ganaba en creatividad.

Ánxel Grove

Este archivo está manchado de sangre: las fotos policiales de Nueva York

Antonio J. Demai, 19 años. 19 de diciembre de 1915

Antonio J. Demai, 19 años. 19 de diciembre de 1915

Podría ser un poeta, bello y simbolista, acaso tuberculoso, muerto en la soledad de la indigencia o quizá el modelo potencial para un óleo goyesco o un montaje de Joel-Peter Witkin… El joven cadáver es moderno con determinación —carne escueta, mejillas afiladas, ropa pobre, cabellera descuidada con esmero—, pero la escena y la maravillosa foto de la escena tienen casi un siglo de edad. Es una imagen policial —es decir, una representación de evidencias— de un crimen cometido en Nueva York poco antes de la Navidad de 1915. Sabemos por la ficha del archivo que el muchacho, quizá italiano, se llamaba Antonio J. Demai, que murió de un tiro en el estómago y que el homicidio se registró en un cuarto del número 287 de la calle Hudson.

La foto es una de las 870.000 que el Departamento de Archivos de la ciudad de Nueva York, en algunos momentos del siglo pasado una de las más violentas del mundo, ha digitalizado y colgado en Internet. Probaron la base de datos en fase beta durante dos semanas y, a bombo y platillo, la declararon abierta en el éter ciberespacial hace dos días. La demanda de visitantes es tan alta que no hay acceso a las imágenes y, en el momento de escribir esta nota, la web anuncia «labores de mantenimiento para solucionar el problema», una precisión que pone en duda la intención expresada en el lema del departamento: «siempre abierto».

Sin datos, sin fecha

Sin datos, sin fecha

Las muchas y merecidas reseñas del nuevo archivo online que han sido publicadas estos días se detienen, sobre todo, en el caudal de fotos de obras públicas que salen a relucir. Se han exhibido imágenes de puentes en estado emergente, procesos de adoquinado y otras cosméticas urbanas, ambiente en las tribunas de los estadios y algunas escenas meramente documentales. También se ha estimado como milagroso el trabajo del funcionario Eugene de Salignac, fotógrafo municipal cuya obra, esteticista y del agrado de los no menos decorativos archiveros, fue descubierta en 1999 por uno de sus sucesores.

El trabajo de los fotógrafos-policía que contiene el archivo es reseñado de puntillas o directamente ninguneado. Como mucho se mencionan las características macabras de la danza de la muerte con la sangre y las escopetas, navajas, revólveres, martillos y otras armas de ataque empleadas como instrumentos de los crímenes.

Es una injusticia. Estamos ante un ejemplo mayor de fotografía periodística y artística. Dice bastante del oficio fotográfico-periodístico y su vanidad que las obras hayan sido realizadas por agentes de policía que no han pasado del anonimato, que no quisieron ejercer el derecho a la firma o lo ejercieron de modo sigiloso. Ninguno de sus sustantivos trabajos gusta demasiado a los archiveros. Tampoco a los periodistas.

Sin datos, sin fecha

Sin datos, sin fecha

Una buena cantidad de las fotos forenses de Nueva York ya habían sido publicadas en 1992 —circunstancia de la que parecen no haberse enterado los reseñadores del archivo online, que reproducen alguna de ellas como si fuese inédita— en el libro Evidence del periodista Luc Sante, que asoma por segunda vez a este blog (la primera fue a consecuencia de la antología de ensayos Mata a tus ídolos). Dada la caída de la web del archivo de Nueva York, me he tomado la libertad de escanear de mi ejemplar las imágenes que ilustran esta entrada. Sante, como todos los parias de la tierra, adora a los piratas y sé que nada debo temer.

El ensayista belga, residente en Nueva York y sus lindes desde hace varias décadas, ultimó jornadas silenciosas en el archivo policial. Antes de redactar el libro se preguntó si el estilo de las fotos indicaba que se trataban de la obra de una sola persona: los planos cenitales, la composición clásica y cierto sentido lírico a la hora de afrontar la violencia cruda indicaban que sí, pero, tras la investigación en los archivos, Sante descubrió que había seis agentes encargados de la cámara y que el estilo unipersonal que adivinó en primera instancia era más bien un método desarrollado con la práctica y según las necesidades del trabajo: escenificar con rigurosa naturalidad la escena de un crimen.

Homicido de un hombre apellidado Roshinnsky, el 15 de febrero de 1916

Homicido de un hombre apellidado Roshinnsky, el 15 de febrero de 1916

Tras mucha indagación, el periodista dió con los nombres de los fotógrafos: John A. Golden, Clement A. Christensen, Arthur W. DeVoe, Frederik F.E. Zwirz, Charles E. Carsbrer y un tal Abrams del que sólo averiguó el apellido. Todos eran funcionarios de la Policía de Nueva York y alguno ascendió bastante en el escalafón, como Zwirz, que llegó a ser responsable del departamento de huellas dactilares del cuerpo. Ninguno es recordado como fotógrafo. Tampoco lo pidieron: eran policías, hacían un trabajo. Hemos olvidado que somos lo que hacemos, sobre todo cuando lo hacemos bien.

La foto de la izquierda, que aparece firmada en el reverso con un lacónico «taken, Abrams» (tomada por Abrams), es un ejemplo de las virtudes del agente como fotógrafo: la composicion no es complaciente, la cámara se ha colocado casi al nivel del suelo para buscar la cara del cadáver y la ominosa mano derecha, agarrotada y ¿quemada?, sin olvidarse de los inesperados audífonos de telegrafista y el aparador con espejo volteado con respecto a su posición lógica…

Sin datos, sin fecha

Sin datos, sin fecha

En esta otra, de la que nada se sabe, la simetría parece compuesta y la postura de madre yacente clásica del cadáver no difiere de algunos ejercicios de los maestros pictorialistas… El fotógrafo, podría decirse, empatiza con la joven asesinada, quizá por una cuchillada o un balazo que dejaron muy pocos rastros de sangre, y la presenta con un lirismo conmovedor, casi alucinado y de extrema ternura en el detalle central —verdadero áxis de la foto— de la pierna descubierta de la chica.

¿Se imaginan que saquemos de los arcones, con seguridad y en todos los sentidos bastante sucios, las fotos de escenas del crimen de los muchos cuerpos policiales españoles? ¿Permitirían la investigación sin poner cortapisas pese al derecho amparado por la ley de la investigación en los archivos antiguos? ¿Encontrarían editor los hallazgos de un posible investigador? ¿Qué revelarían sobre nuestra forma de delatar, traicionar, matar, morir, malvivir, sufrir o sobrevivir?

Sin datos, sin fecha

Sin datos, sin fecha

En esta otra foto, vemos un cadáver encontrado dentro de un barril. Tenía 24 cuchilladas en el cuerpo, entre ellas una que le seccionó la yugular, y la lengua cortada. Se trataba, con probabilidad, de un hombre acusado por algún clan de ser un chivato.

La escena nocturna en el baldío, con el pueblo amontonado al fondo —donde siempre nos amontonan a los sin tierra— y el cadáver encogido al que nadie, excepto el fotógrafo, parece prestar atención, me gusta más como foto y me dice más como documento que cualquier ejemplo memorialista del adoquinado de una avenida o la heroica construcción de un viaducto.

El pasado es un cadáver acuchillado en un barril y es cuestión de educación cívica que nos permitan verlo.

Ánxel Grove

El blog ‘Querida fotografía’ se convierte en el último fenómeno de Internet

Foto: Laina (Dear Photograph)

Foto: Laina (Dear Photograph)

La premisa es simple pese a la apariencia de charada: «Hacer una foto de una foto del pasado en el presente».

Por ejemplo esos dos niños que escapan acera adelante en una instantánea tomada hace algunos años, a su vez sostenida por una mano (en este caso, la de uno de los críos, que ya se ha convertido en una persona adulta) y refotografiada ahora en el mismo escenario de la foto original.

La autora de la foto-presente sosteniendo la foto-pasado escribe unas líneas: «Querida fotografía, añoro aquellos días en que corríamos libres y vivíamos el momento».

Es decir: la foto, el tiempo, la emoción congelada, la duración infinita del recuerdo, sus meandros y humores…

La idea está a punto de convertir en millonario a Taylor Jones, un canadiense de Kitchener (Ontario), de 22 años. Hasta hace unas semanas trabajaba en el departamento de redes sociales de RIM, la empresa que fabrica los dispositivos Blackberry. Ha dejado el puesto y anda por Hollywood negociando la venta de derechos para cine y televisión de su idea: «Hacer una foto de una foto del pasado en el presente».

También ha firmado un contrato para publicar un libro con HarperCollins, una de las editoriales más poderosas de los EE UU. Le han dado un adelanto con una cantidad de seis cifras.

Foto: @landonjonez (Dear Photograph)

Foto: @landonjonez (Dear Photograph)

Todo empezó en mayo de 2011, hace sólo nueve meses, en un atardecer de fin de semana en el mismo salón que aparece en la imágen de la izquierda. La madre de Jones sacó un álbum de fotos para ejercer la nostalgia de los viejos tiempos que tanto gusta a las madres. En una de ellas, el hijo pequeño de la familia posaba, todo sonrisa, ante el pastel con Winnie-the-Pooh de su tercer cumpleaños.

Jones tuvo la sensación de que algo regresaba del pasado hacia el presente o quizá de que algo del presente volvía al pasado o quizá de ambas cosas a la vez. Sacó la cámara, sostuvo la foto de su hermano, la encuadró para que encajase en el marco e hizo una foto.

Lo siguiente fue hacer un tumblr. Lo llamó Dear Photograph (Querida fotografía) e invitó a los visitantes a enviar imágenes bajo la única condición ya citada: reencuadrar en el presente una foto del pasado.

A estas alturas el microblog anda por los 21.000 hits al día, ha sido nombrado la séptima mejor bitácora de 2011 por la revista Time, ha recibido la atención de AlJazeera, The Guardian, The New Yorker e incluso inspiró una campaña publicitaria robada por Chevrolet, que retiró los anuncios tras las quejas en las redes sociales.

Foto: Paisley (Dear Photograph)

Foto: Paisley (Dear Photograph)

«Querida fotografía, ¿por qué no puedo sentir el color que Halloween me hacía sentir? Es duro ver la magia con gafas de adulto». Al blog siguen llegando fotos y mensajes tan confesionales como éste.

El archivo no es demasiado profuso (no llega a 250 entradas) porque Jones -que ha rechazado ofertas de insertar publicidad para preservar el carácter de reflexiva emoción del site– selecciona las fotos con rigor y mimo.

El feedback funciona. La imágen de Paisley sobre la añoranza del color perdido tiene mientras escribo esta entrada más de 2.500 likes o reblogs.

El caso de Dear Photograph pone sobre el tapete una cuestión que va más allá de la llamativa instantánea gloria y riqueza en esa especie de lotería universal que es Internet. El fenómeno nos pregunta: ¿dónde hemos dejado la carga emocional de las fotos, el background sensible que las hace algo más que una impresión óptica o digital?, ¿hemos banalizado hasta tal extremo el acto de hacer una foto -clic, ya- que la única entraña que mantenemos es la puramente tangible?…

Foto: Laura (Dear Photograph)

Foto: Laura (Dear Photograph)

«Querida fotografía, mi abuelo ya no me reconoce nunca, pero todavía sonríe cuando le enseño esta foto. En mi interior confío en que todavía recuerde cuanto me gustaba estar con él».

Las fotos de otras fotos del pasado realizadas en el presente están diciendo algo que tiene que ver, como en el caso de ésta de la niña acunada en la hamaca por el abuelo que hoy padece Alzheimer, con el peso de la turbación, el miedo, la pérdida o el desvelo…

El cruce del pasado y el presente, intervenidos por la mano de quien habla, asomada a la geografía inmaterial de un espacio inventado, desordenado, provoca que la intensidad ascienda, que la foto vuelva a ser un latido y no una imagen bidimensional.

Foto: Gilbert Bohannon Jr (Dear Photograph)

Foto: Gilbert Bohannon Jr (Dear Photograph)

«Ella estaba en los últimos cursos cuando yo era un novato. Me buscó desde entonces. Ahora es la maestra de mis dos hijos en el colegio en que estudiamos ambos… Hace 28 años».

La idea de reventar la línea de tiempo, como en la foto de la izquierda, con una narración que subvierta las perspectivas y multiplique los focos de atención, es brillante aunque no nueva del todo. Desde un punto de vista formal tiene bastante que ver con el trabajo de la fotógrafa argentina Irina Werming, que se dedica a repetir fotos antiguas años después en la serie Back to The Future (Regreso al futuro), e incluso con la web Sleeveface (Cara-portada), que invita a jugar con la superposición de cubiertas de libros o discos sobre el propio rostro.

Foto: Billy (Dear Photograph)

Foto: Billy (Dear Photograph)

Fotos candorosas asomadas de las cajas donde las guardamos -quizá para no verlas-, a las que jamás se les podría achacar culpabilidad alguna, instantáneas sometidas al extravío o la amnesia

Una vez cruzadas con el presente, se transforman en algo distinto.

«Querida fotografía, han pasado cincuenta años desde que usaba ese traje de nieve y mucho ha cambiado. Y a la vez parece que muy poco haya cambiado… Sólo la manera en que todo debería ser», dice Billy.

Quizá ahí resida el éxito de Dear Photograph: nada ha sido, nada será, nada es (por usar una encrucijada verbal) como imaginamos, quisimos o deseamos que fuese.

Ánxel Grove

Regresa Wilco, el grupo más importante tras los Beatles

A finales de este mes publican The Whole Love, el octavo disco en estudio de Wilco, el grupo más importante de rock desde los Beatles (superan a estos, por goleada, en las letras, que en el caso de los británicos eran pura melaza).

Entre el 1 y el 4 de noviembre tocan en directo en Madrid (entradas agotadas), Barcelona, San Sebastián y Vigo. Si quieren ustedes saber cómo se siente el impacto de una descarga eléctrica, intenten acudir. No hay nadie sobre el planeta -nadie, repito, ni abuelos bocazas como Tom Waits- que pueda con Wilco en intensidad. Es el mejor espectáculo músical que el dinero puede comprar.

Vean y juzguen: de este dulce marasmo son capaces.

Con doble motivo, el disco y la gira española, afronto un breve Cotilleando a… Wilco:

Jeff Tweedy

Jeff Tweedy

1. J.T. Wilco es una banda que pivota en torno a una persona, Jeff Tweedy (1967), hijo de un empleado de ferrocarriles y una diseñadora de cocinas. Lo intentó en varias universidades pero le gustataban demasiado los Ramones como para respetar los anacrónicos protocolos académicos. Montó varios grupos juveniles antes de fundar, con el gran Jay Farrar, Uncle Tupelo (1987-1994).  Al principio eran incendiarios [su primera aparición en televisión, aquí], pero con el tiempo se atrevieron a hacer lo que nadie había intentado: maridar el country doliente de los hillbillies con la desvergüenza punk. Fundaron lo que se llamó americana. No fueron ellos los responsables de la absurda etiqueta.

2. La tropa. Pero Wilco no es una one man band sino una máquina engrasada de rock and roll. El sexteto actual -en el que sólo Tweedy y el bajista John Stirratt se mantienen de la formación inicial de 1994- es un equipo de virtuosos que ha dejado la egolatría en casa para contribuir al instrumento único, el grupo. El batería Glenn Kotche es invitado a dar seminarios sobre percusión [su prodigiosa improvisación Monkey Chant, aquí] y el guitarrista Nels Cline, con una carrera profusa en el jazz y la vanguardia, está entre los mejores de las últimas décadas.

Desde la izquierda, Stirratt, Cline, Jorgensen, Tweedy, Kotche y Sansone

Desde la izquierda, Stirratt, Cline, Jorgensen, Tweedy, Kotche y Sansone

3. Marasmo. Tweedy gusta de extender sobre la mesa su santoral. Es un fanático del coleccionismo de discos y trabajó durante años, en horario nocturno, en una tienda de vinilos. En la discografía del grupo hay tamizadas referencias, homenajes en sordina y desvergonzadas citas a los Beatles, Velvet Underground, Kiss, The Who, el pub rock inglés, The Beach Boys, Gram Parsons, The Byrds, Black Sabath, Led Zeppelin, el soul de Stax y una larga estela de luminarias o estrellas ocultas… En el último disco samplean una canción de Iggy & The Stooges.

 4. Ilustrado. Tampoco le asusta, al contrario que a otros zopencos de pose, mostrarse como una persona con inquietudes culturales. Escribió la letra de una las canciones de The Whole Love, Born Alone, cuyo vídeo encabeza esta entrada, basándose en palabras elegidas al azar de poemas de Emily Dickinson. Tweedy publicó en 2004 un libro de poesía, Adult Head.

Póster de Little Jacket para Wilco

Póster de Little Jacket para Wilco

5. Los mejor ilustrados. No hay en estos momentos ningún grupo que ponga tanto esmero en cultivar una iconografía esmerada y con intención. Los carteles de los conciertos de Wilco son una galería de los mejores ilustradores del momento.

6. Papá Tweedy. Toda esa mandanga de la frontera entre la vida privada y la pública que los famosetes enuncian mientras esperan el próximo talón por exhibir vergüenzas trae bastante sin cuidado al líder de Wilco, un tipo llano que sigue moviéndose sin guardaespaldas y tomado café en el mismo bar de siempre. Ha apoyado la carrera musical de su hijo adolescente, Spencer (15), un chaval que lleva con naturalidad la condición y apunta maneras. Tweedy tiene otro crío, Sam (10). Los tres y los ruidistas Deerhoof acaban de lanzar un disco como The Raccoonists [el vídeo, aquí].

7. Marido Tweedy. Está casado con Sue Miller. Son novios desde que tenían 15 años. Ella fue la propietaria de uno de los clubes más movidos de Chicago durante los años ochenta, el Lounge Ax.

8. Social Tweedy. Es un tipo involucrado. Habla cada semana con su «amigo» Barack Obama, al que apoya años antes de la llegada a la Casa Blanca, se involucra en campañas sociales, ha combatido las prerrogativas abusivas de las discográficas –Wilco cuelga toda su producción en la red: empezaron a hacerlo mucho antes de que los ingleses Radiohead se autoproclamasen patrones de las descargas y The Whole Love está editado por su propia empresa discográfica, la recién nacida dBpm Records– y, cuando viaja a Europa, no deja de pedir disculpas al público de sus conciertos por haber nacido en los Estados Unidos, un país cuya política internacional y social aborrece.

9. Doliente Tweedy. Desde adolescente, padeció migrañas de insoportable intensidad que derivaron en depresión, vértigo, problemas de visión y ataques de pánico. Hastiado de sufrir, se enganchó a los analgésicos. Cuando intentó dejarlos por su cuenta en 2004 estuvo a punto de romperse en pedazos. «Por no sentirme tan miserablemente mal estaba dispuesto a dejarlo todo, incluso la música», ha explicado. Por suerte para él y para la salud cultural de la humanidad, ahora está en forma, ha dejado de fumar compulsivamente, practica la natación y vuelve a sonreir.

10. Analista Tweedy. No se anda por las ramas ni es complaciente con los trendies que van a sus conciertos porque mola hacerlo o para exhibir palmito. En una reciente entrevista dijo: «Estamos más obsesionados con la juventud que ninguna generación precedente. Si hay algo revolucionario acerca de Wilco es la idea de que nos importa una mierda ser maduros. Hay algo sensacional en descubrir que no te embarga la mala hostia de la juventud. Ese todo o nada, esa tendencia a despreciar a la porción de la humanidad que conduce monovolúmenes o escucha a Tom Jones. Además, no encuentro demasiadas bandas jóvenes que se esfuercen en ser honestas. Lamayoría solo suena como una versión chunga de algún artista de los ochenta. Los ves y dices: ‘Esta es la lamentable copia de Human League’ o ‘he aquí a los pálidos Dexys Midnight Runners».

Más allá de este apresurado decálogo, está la música del, repito e insisto, sin ánimo de exagerar, mejor grupo de la historia del rock y el pop tras los Beatles. Escuchen:

Ánxel Grove

Araki, Gaga y el efecto tampón

Lady Gaga por Araki

Lady Gaga por Araki

Nobuyoshi Araki es un fotógrafo japonés con una imagen de marca más notable que su obra. Cuelga en suspensión a sus modelos, atadas previamente según las artes del shibari. Se vende bajo un seudónimo, Arākī

Stefani Joanne Angelina Germanotta es una cantante estadounidense con una imagen de marca más notable que su obra. Canta malas canciones, pero las trafica con las artes de la mercadotecnia. Se vende bajo un seudónimo, Lady Gaga.

Que estos dos elementos se hayan cruzado era inevitable. El pop se fagocita, Japón es trendy sin discusión posible y el escándalo se vende cada día más barato.

Hace dos años, el fotógrafo hizo un editorial de moda con Mamá Monstruo para la edición japonesa de la revista Vogue. Era muy soft y bien educado. Araki sólo aprieta los nudos cuando le pagan, lo cual podría leerse en su sentido shibari: a Araki sólo se pone duro cuando le pagan.

Lady Gaga por Araki

Lady Gaga por Araki

Este verano comenzaron a circular por el pozo negro y anónimo de internet (sientes la coz, pero no te enteras de quién te la ha dado) unas cuantas Polaroid de las sesiones. Las publicaron algunas webs de famoseo, como Daily Fill, cuyo elenco perpetuo es una exhibición de atrocidades: Bieber, Fox, West, Knowles y sus compañías, sean de placenta o de cama.

Las fotos -pésimas, sin gracia, ni siquiera masturbatorias- han sido comidilla, santo y seña, trending topic y demás maneras 2.0 de decir que han ultimado una buena caja.

No podemos olvidar -ni ese derecho nos consienten: el dulce placer del olvido-, que Lady Gaga es muy atrevida. Cuando no hay vídeoclip, filete de cadera. Cuando no hay carne, twitteo feminista. Cuando no hay twitteo, un episodio de los Simpson; cuando no hay dibujo animado entreguista (quien os ha visto y quién os ve, familia amarilla) unas fotos de hace dos años. La táctica es arrinconarte y mantenerte sin respiro.

Lady Gaga por Araki

Lady Gaga por Araki

La Polaroid de la derecha de este último par ha sido especialmente comentada, meneada, trajinada y repartida en eso que llaman la comunidad de usuarios de internet (además de la sed de justicia social y de reconocer que el Barcelona le da mil vueltas jugando al fútbol a los niñatos de Serrano de Mourinho, ¿qué demonios tenemos en común usted y yo, yo y un congoleño, un congoleño y un peruano para que nos metan en la misma comunidad?).

La foto, he leído, muestra el sexo de Stefani Joanne Angelina Germanotta. He aumentado el grado de miopía intentándolo, lo juro, he llevado el efecto lupa hasta el extremo de sus posibilidades y sigo sin ver otra cosa que un efecto-tampón (perdón por las alusiones: se llama así) de Photoshop aplicado sobre esa zona de nadie que la señora Gaga, con todo el derecho, hurta a la visión del mundo.

¿Por qué traigo estas seis mezquinas Polaroid a Xpo, la sección de fotografía de todos los jueves en este blog? ¿Admitimos como respuesta válida: porque la basura merece la difusión para ser reconocida como basura?

Ánxel Grove

El infinito Borges en 20 bocetos

Autorretrato de Borges, en tinta y papel

Autorretrato de Borges, en tinta y papel

Cuando dibujó su autorretrato mediante un solo trazo que, como el vértigo de los espejos, parece infinito, Jorge Luis Borges ya padecía una ceguera solo iluminada por manchas amarillas. Le gustaba, decía, porque el amarillo predice el infinito, la piel de los tigres y la sed del desierto.

La infinitud de Borges; su búsqueda en los libros de la verdad definitiva, sabiendo de antemano que la exploración será infuctuosa porque “el texto definitivo corresponde a la religión  o el cansancio”; su condición de centro magnético de la literatura contemporánea, del que emanan y hacia el que se dirigen, circulando en doble dirección, los brazos de un delta confuso pero indiscutible (Sebald, Magris, Amis, García Márquez, Lem, Perec, Saramago, Rushdie, Gombrovicz, Gibson, Fuentes, Eco, Barth…)…

En suma, la obra decisiva, que traza la frontera, tan precisamente definida hace unos días en Madrid por Alberto Manguel: “Existe la Literatura Antes de Borges y la Literatura Después de Borges. Borges creó su obra a medida que la iba leyendo e iba leyendo a medida que creaba su obra. Dio el poder al lector, el poder de decir qué es lo que estamos leyendo”.

Se cumplen 25 años de la muerte del escritor, una palabra que le sienta peor que un traje barato, porque escritor es quien escribe, un oficio como el de los carniceros o las floristas.

Borges falleció el 14 de junio de 1986 (cáncer hepático y enfisema) a los 86 años. Su viuda acaba de revelar que dedicó los últimos días sobre el mundo a aprender árabe, a trazar la caligrafía de un idioma que también parece proceder de los signos arcanos de la piel de los tigres y la arena torturada por el viento del desierto.

Sin otra pretensión que recordarle -como haré cada día hasta el último de mis días-, enumero algunas peculiaridades del Borges extra literario, algunas de las manchas amarillas de su paso por el mundo..

Este Top secret está dedicado al escribiente que prologó así su vida: “La patria, los azares de los mayores, las literaturas que honran las lenguas de los hombres, las filosofías que he tratado de penetrar, los atardeceres, los ocios, las desgarradas orillas de mi ciudad, mi extraña vida cuya posible justificación está en estas páginas, los sueños olvidados y recuperados, el tiempo…”.

En 1902, a los tres años

En 1902, a los tres años

1. “Nunca me alejé de esa biblioteca”. El padre, Jorge Guillermo Borges, era argentino de ancestros británicos, abogado, lector del anarco-humanista Spencer, traductor al castellano (vía inglés) de Omar Jayyam y amigo íntimo de Macedonio Fernández, autor de una obra que vindicaba la veneración del argentinismo. Jorge Guillermo era dueño de una gran biblioteca de “ilimitados libros ingleses”, recordaría el hijo. “Si se me pidiera designar el hecho principal de mi vida, diría que fue la biblioteca de mi padre. De hecho, a veces pienso que nunca me alejé de esa biblioteca”.

2. Georgie, ojos azules. Nació en el invierno austral, el 24 de agosto de 1899. Fue octomesino. El padre se apresuró a examinar los ojos del primogénito. “Son azules, como los tuyos. Está salvado”, dijo a su esposa, la uruguaya Leonor Acevedo Suárez. Los Borges padecían una ceguera endémica. La profecía falló y Georgie -como le llamaban todos es casa- perdió progresivamente la vista.

3. Dos códigos. Lingüísticamente creció en la bipolaridad: hablaba inglés con su abuela paterna, Fanny Haslam, y español con su madre. Hasta los nueve años tuvo una institutriz inglesa, miss Tink. Algunos discípulos del sicoanálisis (Borges detestaba a Freud, al que consideraba “una suerte de loco”, un hombre “trabajado por una obsesión sexual”), creyeron ver en la ausencia de fronteras entre ambos códigos idiomáticos la causa del tartamudeo de Borges, que sólo corrigió (por sí mismo) a los 45 años. Aunque adoraba la literatura en inglés, nunca tragó con la altivez del Reino Unido: “No hace falta señalar que algunos hábitos ingleses me resultan del todo ajenos: el té, la familia real, los deportes ‘varoniles’ o la devoción fanática por cada línea de Shakespeare”.

Con Norah, en el zoológico de Buenos Aires, 1908

Con Norah, en el zoológico de Buenos Aires, 1908

4. La cómplice. La mujer de su vida fue su hermana Norah, dos años menor. Atrevida, de ojos enormes y siempre abiertos (no heredó la ceguera de los Borges), fue su compañera y confidente durante quince años. Desplegaban “juegos extraordinarios” con personajes imaginarios, veían asesinos acechantes en la negrura de los espejos, se extasiaban ante la jaula del “ferocious tiger” en el zoo de Buenos Aires -el lugar favorito de Georgie-, huían de los enmascarados durante los carnavales… Norah Borges (1901-1998) fue pintora e ilustradora de estilo deliberadamente ingenuo. Estuvo casada con Guillermo de Torre, crítico y poeta ultraista español. Tuvieron dos hijos. Su hermano jamás se planteó ser padre: “Nunca quise tener hijos. Son tan incómodos, de chicos. Me habría gustado tener hijos de veinte años por lo menos, que fueran amigos”.

5. Entre compadritos. Aunque Borges nació en una casa de la calle Tucumán, cerca del centro de Buenos Aires, cuando el niño tenía dos años la familia se trasladó a un caserón del barrio de Palermo, donde, por entonces, la ciudad terminaba y daba paso a baldíos y terrenos con pequeñas villas. Allí cultivó la curiosidad por el malandreo de los compadritos, escuchó las primeras milongas,vio bailar el tango (siempre entre hombres, era demasiado osbceno para las muchachas) y desarrolló algunas de sus neuras menos loables: el descrédito hacia los españoles y los italianos, que relacionaba con la canalla perdularia. Políglota como fue, sólo Dante le hizo aprender italiano para poder disfrutar de la Divina Comedia. De España dijo, no sin razón, que es un «fragmento arrrancado de la caliente África, y tan burdamente soldado a la inventiva Europa».

6. El bicho raro de la escuela. A los seis años confesó que quería ser escritor. A los siete escribió, en inglés, un resumen de mitología griega. A los ocho, un cuento, La visera fatal. A los nueve, tradujo El príncipe feliz, de Óscar Wilde. Cuando finalmente fue enviado al colegio, a los nueve, sus padres le vistieron con traje y cuello alto de Eton. La indumentaria, los anteojos, el tartamudeo y la escasa destreza física le convirtieron en el patito feo. Siempre recordó la experiencia como siniestra.

7. El juerguista y el poeta de los perros. Dos personajes clave. Uno, Álvaro Melián Lafinur, primo del padre de Borges, era sólo diez años mayor que Georgie pero tenía la valentía y el descaro que a éste le faltaban. Conocedor de los bajos mundos, tocador de tangos (al estilo porteño, no al afectado de París popularizado por Gardel), bohemio, bebedor y mujeriego, fue para el niño como el hermano mayor que nunca tuvo. Dos, Evaristo Carriego, un poeta del pueblo, vecino del Palermo pobre que los Borges rehuían y conocedor de las manadas de perros salvajes que mandaban en las noches del barrio («beben agua de luna en los charcos», dice uno de sus veros). Murió a los 29 años de tuberculosis y sin ningún libro publicado. Todos aparecieron póstumamente. Borges, que le admiraba, le dedicó una biografía en 1929, pero el libro es un pretexto para recordar el espíritu de Palermo.

El joven Georgie

El joven Georgie

8. Los libros perdidos de Valldemosa. Durante la estancia de la familia en Europa (1914-1921), aprende latín, francés y alemán, lee a los simbolistas, a Nietzsche y Schopenhauer, a Meynrik. Descubre a tres de los autores que le acompañarán toda la vida, Thomas CarlyleGilbert K. Chesterton y Thomas de Quincey. Conoce Suiza, Italia y España. En Valldemosa (Mallorca), intima con el vicario (repasan a Virgilio en latín) y trabaja en un par de libros que nunca publicó e intentó borrar de su pasado: Los ritmos rojos, un poemario exaltado sobre la revolución bolchevique, y Los naipes del tahúr, una colección de relatos «a la manera de Pío Baroja». Vive el ajetreo vanguardista de Madrid que, muy de acuerdo con el espíritu pancista de la ciudad, se desarrolla en cafés y restaurantes. Conoce a Ramón Gómez de la Serna, de cuya suficiencia no guardará buen recuerdo, y a Rafael Cansinos Asséns, al que considerará un maestro.

9. La deriva. Antes de que la deriva y la sicogeografía situacionistas estuviesen de moda, Borges practicó la caminata con pasión. Paseaba al azar por Buenos Aires, siempre de noche y en ocasiones hasta la llegada del amanecer. Probaba a sus ocasionales compañeros apurando el paso. Casi todos abandonaban.

10.Con una pistola en la mano. El día en que cumplía 35 años, el 24 de agosto de 1934, compró una pistola, se alojó en un hotel que conocía de su infancia, bebió aguardiente, leyó una novela policiaca y estuvo a punto de suicidarse. Estaba convencido de que como escritor nunca dejaría de ser un autor de minorías. Aunque nunca habló con claridad de aquella noche en que paladeó la antesala de la muerte, cuando le preguntaron, pasados los años, por qué no se había matado, respondió: «Por cobardía».

11. El «aborrecible centinela». A partir de 1935 y durante casi toda su vida sufrió de la «atroz lucidez» del insomnio. «En vano espero las desintegraciones y los símbolos que preceden al sueño», escribió en un poema.

Con Norah, años cuarenta

Con Norah, años cuarenta

12. Cerca de la muerte. En la Navidad de 1938, poco después del fallecimiento, de su padre, sufrió un accidente que le llevó a las puertas de la muerte. Subía muy aprisa una escalera a oscuras y se golpeó la cabeza con el batiente abierto de una ventana recién pintada. El corte, infectado por la pintura, le provocó una septicemia.

13. Inspector de aves y conejos. Cuando el militar Juan Domingo Perón llegó a la presidencia de Argentina en 1946 ordenó que Borges fuese destituido como funcionario de la Biblioteca Nacional y nombrado inspector de aves y conejos en los mercados municipales. Era una venganza soez por las críticas del escritor al peronismo. Borges renuncia y se gana la vida dando conferencias, que le ayudan a vencer su enfermiza timidez y a que desaparezca el tartamudeo. Su madre y Norah son detenidas por cantar el himno nacional en la calle sin permiso. A la primera la condenan a un mes en arresto domiciliario. A Norah la ingresan en la cárcel con las prostitutas. Les da clases de francés y dibujo. En 1955, cuando cayó Perón, Borges es nombrado director de la Biblioteca Nacional.

14. Mujeriego. Borges era un conquistador nato: simpático, humilde, alto, cultísimo… Sus amores, sin embargo, nunca tuvieron permanencia. Mantuvo una larguísima amistad, no desprovista de cierto grado de flirteo, con Silvina Ocampo, que se casaría con el mejor discípulo de Borges, Adolfo Bioy Casares. Le fascinó Norah Lange, vanguardista, libre, pelirroja. Se enamoró, sin ser correspondido, de la periodista y traductora Estela Canto, que dijo de él: «Sexualmente me era indiferente, ni siquiera me desagradaba. Sus besos torpes, bruscos, siempre a destiempo, eran aceptados condescendientemente. Nunca pretendí sentir lo que no sentía». En 1967 se casó con Elsa Astete Millán, una novia de juventud a la que no había tratado en treinta años. El matrimonió duró hasta 1970. Borges nunca ahondó en las causas de la ruptura, pero destacó, con extrañeza, que «Elsa nunca soñaba».

Con María Kodama

Con María Kodama

15. La guardiana. María Kodama es la viuda, heredera testamentaria y celosa albacea del patrimonio de Borges. En la prensa argentina la llaman La guardiana por su gusto por el pleito judicial, que practica con menos asiduidad que la palabra. Hija de un inmigrante japonés y graduada por la Universidad de Buenos Aires, fue discípula y amiga del escritor desde los años sesenta.  Se casaron por poderes en 1986 en Paraguay. En 1979, antes de ser operado de una prostatitis, Borges había testado que le dejaba la mitad de su dinero en efectivo a Epifanía Fanny Uveda de Robledo, quien trabajó durante varias décadas al servicio de Borges y su madre. La otra mitad, más sus derechos de autor, iban para Kodama. En 1985 redactó un nuevo testamento que excluía a Fanny y designaba a Kodama heredera universal. Tras el matrimonio, Norah Borges calificó la unión de «diabólica».  Kodama -cuya fecha de nacimiento es incierta (según los documentos podría ser 1937, 1941 ó 1945)- preside con mano de hierro la Fundación Internacional Jorge Luis Borges, se querella contra biógrafos que discuten sus maneras y vigila con celo las reediciones de Borges, que ha expurgado en alguna ocasión eliminando textos dedicados a otras mujeres.

16. El Nobel de nunca jamás. La Academia Sueca nunca quedó mejor retratada en su medianía como hurtando el Nobel de Literatura a Borges, nominado casi todos los años desde la década de los sesenta.  Se especula que en 1977 habían decidido dárselo (a medias con el español Vicente Aleixandre), pero reconsideraron la propuesta porque Borges fue a Chile a recibir una medalla que entregaba el dictador Augusto Pinochet. Cuando le preguntaron si sabía que se jugaba el Nobel, Borges dijo: «Pero fíjese que yo sabía que me jugaba el Premio Nobel cuando fui a Chile y el presidente ¿cómo se llama?… Sí, Pinochet me entregó la condecoración. Yo quiero mucho a Chile y entendí que me condecoraba la nación chilena, mis lectores chilenos». Tampoco salió muy bien parado el Ministerio de Cultura de España en 1980 cuando le dieron el Premio Cervantes pero compartido por Gerardo Diego. Hubo avalancha de llamadas de periodistas extranjeros a los servicios de consulta preguntando quién demonios era Gerardo Diego.

Borges retratado en Nueva York por Diane Arbus

Borges retratado en Nueva York por Diane Arbus

17. Político. Borges era un extraño liberal y también un extraño anarquista («la libertad plena acaba por equivaler al pleno desorden»). Sin embargo, discutió toda «apariencia de orden» en un mundo por definición venteado por el caos y gustó de las utopías humanistas. En los años cincuenta se le criticó por defender la idea de que la literatura no tiene fronteras nacionales. Respondió con una conferencia que terminaba así: «Creo que si nos abandonamos a ese sueño voluntario que se llama la creación artística, seremos argentinos y seremos, también, buenos o tolerables escritores». En 1980 -circunstancia que no suelen mencionar sus censores- la firma de Borges apareció junto con la de su amigo Ernesto Sábato en una petición pública al gobierno exigiendo que se aclarasen responsabilidades políticas y penales sobre los desaparecidos.

18. Rey del entrecomillado. Nadie mejor que Borges para entender a Borges. Un mix de entrecomillados: «Lamento decir que se han escrito cincuenta o sesenta libros acerca de mí. Pero yo no he leído ninguno de esos libros, ya que sé demasiado sobre el tema» | «Tengo la sensación de haber gastado mi fortuna en tacitas de café» | «La ceguera es una clausura, pero también es una liberación, una soledad propicia a las invenciones, una llave y un álgebra» | «Si en todos los idiomas existe la palabra felicidad, es verosímil que también la cosa exista. Algunas veces, al doblar una esquina o cruzar una calle, me ha llegado, no sé de donde, una racha de felicidad» | «Siempre llegué a las cosas después de encontrarlas en los libros» | «Soy simplemente un hombre de letras. No estoy seguro de haber pensado nada en toda mi vida. Soy un creador de sueños» | «¿Por qué voy a morirme, si nunca lo he hecho antes? ¿Por qué voy a cometer un acto tan ajeno a mis hábitos? Es como si me dijeran que voy a ser buzo, o domador, o algo así, ¿no?» | «La humildad es, en mi caso, una forma de lucidez. Prefiero, como los japoneses o los chinos, que los otros tengan razón. Detesto las polémicas» | «Yo creo que no tiene sentido hablar de lecturas obligatorias. Es como hablar de amor obligatorio o felicidad obligatoria. Uno debe leer solamente por el placer del libro» | «Cada vez que leo algo que han escrito en contra de mí, no sólo estoy de acuerdo sino que siento que yo mismo podría hacer mucho mejor ese trabajo» | «Si nos explicaran el sentido de la vida, seguramente no lo entenderíamos».

Borges retratado por Humberto Rivas, 1972

Borges retratado por Humberto Rivas, 1972

19. Provocador y disidente. Gracias a la independiente verdad de sus afirmaciones, Borges era un maestro de la provocación y la disidencia. En este momento de gustos masivos y top ten aborregantes, leer sus juicios (los “juegos de un tímido”, como gustaba de llamarlos) es una pura necesidad y una infalible medicina contra los pensamientos dirigidos. Otro mix: «Un argentino es un individuo, no un ciudadano. Es lícito decir que la mejor tradición argentina es superar lo argentino» | «No es imposible que Adolf Hitler tenga alguna justificación; sé que los germanófilos no la tienen» | «Qué raro es pensar que todos los hoteleros de Suiza debe su fortuna a Byron y a los otros románticos» | «Soy demasiado tímido para ser un buen lector de novelas. Me siento perdido entre tanta gente. Cuando era joven me gustaba olvidarme entre las multitudes de Dickens, de Hugo o de los rusos; ahora me siento tan incómodo en esas turbas como en una sesión académica, en un banquete o en una fiesta de fin de año» | (Federico García Lorca era) «un andaluz profesional (que practicaba) un fraudulento arte popular con metáforas».

20. Borges golea a la Web. Los sueños literarios de Borges anteceden a la World Wide Web. Eso dicen algunos, emparentando a Internet con el relato La Biblioteca de Babel, que dibuja un lugar de infinitas habitaciones hexagonales que contienen todos los libros escritos o por escribir y sus mareantes permutaciones, y al network con El Aleph, el punto que contiene todo lo conocido. Los vaticinios de Borges ganan por goleada: Google indexea un trillón de páginas (la unidad seguida de 12 ceros): ése puede ser el tamaño aproximado de Internet. La biblioteca de Borges no entiende de ceros, es eterna: «Todos los libros, por diversos que sean, constan de elementos iguales: el espacio, el punto, la coma, las veintidós letras del alfabeto (…) No hay en la vasta Biblioteca, dos libros idénticos (…) Sus anaqueles registran todas las posibles combinaciones de los veintitantos símbolos ortográficos (número, aunque vastísimo, no infinito) o sea todo lo que es dable expresar: en todos los idiomas. Todo: la historia minuciosa del porvenir, las autobiografías de los arcángeles, el catálogo fiel de la Biblioteca, miles y miles de catálogos falsos, la demostración de la falacia de esos catálogos, la demostración de la falacia del catálogo verdadero, el evangelio gnóstico de Basilides, el comentario de ese evangelio, el comentario del comentario de ese evangelio, la relación verídica de tu muerte, la versión de cada libro a todas las lenguas, las interpolaciones de cada libro en todos los libros, el tratado que Beda pudo escribir (y no escribió) sobre la mitología de los sajones, los libros perdidos de Tácito».

Ánxel Grove