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Google te deja buscar arte urbano en el mundo

5 Pointz, Nueva York

5 Pointz, Nueva York

Posible viaje virtual: el arte urbano del mundo a través de la capacidad de mapeo que hemos regalado a Google (a precio cero, por cierto), esa empresa que sortea barreras fiscales con impunidad pero es muy estimada porque nos facilita direcciones (con restaurantes cercanos añadidos sin que nadie lo haya pedido).

El Street Art Project del Google Cultural Institute permite recorrer el mundo —Occidental, sobre todo— para disfrutar de fotos e información sobre el arte urbano. La página web, un tanto confusa —como si el diseñador pensase más en su currículo que en la navegación y comodidad del usuario— permite deambular por un mapa dónde están geolocalizadas obras de arte urbano. Las imágens proceden de Googgle Street View y también pueden ser aportadas por cualquier usuario mediante galerías personalizadas o añadiendo a las fotos las etiquetas #StreetArtist, #ArteUrbano y algunas otras.

El proyecto incluye algunos vídeos y, en la que sin duda es la única sección realmente trabajada de la web, Frame the Walls (Enmarca las paredes), una selección de lugares emblemáticos del grafiti —por ejemplo el llorado 5 Pointz de Nueva York, pintado de blanco con nocturnidad y alevosía por el promotor inmobiliario que va a construir condos de lujo en el solar—, las efervescentes calles de Bogotá y Buenos Aires o los murales de la colonia chilena de La Piconya. Cada proyecto ofrece material de contexto sobre las obras, los artistas y el mensaje que quieren transmitir.

Captura de pantalla del Street Art Project de Google

Captura de pantalla del Street Art Project de Google

No busque el internauta —Google no es lugar para delicadezas u honduras— ninguna reflexión sobre el devenir del arte urbano, su domesticación por el mercado y, en los últimos tiempos, su muy buena recepción por las empresas de construcción inmobiliaria y las comunidades de propietarios.

Un edificio con un notable mural en la pared se vende más caro y los promotores de viviendas ya ofrecen el grafiti en el proyecto de construcción, donde también figura, cómo no, la instalación de cámaras de vigilancia para que ningún vándalo de los tags viole la pureza de la obra original. El grafiti se ha convertido en instrumento de gentrificación y en Londres y Berlín se relaciona el aumento reciente y estrafalario de los precios de venta y alquiler de los pisos con el aspecto grafiteado de los edificios.

Quizá la herramienta de Google para avistar arte urbano tenga un segundo uso un tanto pervertido: localizar buenos murales para levantar viviendas-de-lujo-cool.

Ánxel Grove

¿Optará Tumblr por el e-cacareo y no por la imagen?

Captura de pantalla de la web corporativa de Tumblr

Captura de pantalla de la web corporativa de Tumblr

Hablé en este blog y en esta misma sección —Xpo, que cada jueves dedicamos a la fotografía— de la cada vez más escasa rendija que le dejan al arte fotográfico en las confusas redes sociales, galimatías de prácticas entrópicas y deshonestas donde resulta complejo discernir qué es de quién y por qué demonios lo comparte además de por darse un gusto y satisfacer el capricho del momento.

No sé si a ustedes les sucede, pero desde que Facebook introdujo el timeline, mi muro de usuario —y no soy en exceso compulsivo: sólo tengo 380 amigos, el eufemismo de la era Zuckerberg para denominar a los contactos, es decir, a las anotaciones en la agenda— está repleto de fotos, una tras otra, hasta cegar el instinto y anular la mirada. Algunas, las menos, son de fotógrafos; otras, de quienes sin empacho ni vergüenza se dicen fotógrafos porque papá les ha comprado una digital réflex y, las más, de personas que simplemente comparten una imagen sin citar autor, fuente, contexto… Aún no sé si lo hacen para que creamos que la foto la han tomado ellos o por simple deseo de llamar la atención.

He encontrado una alternativa tranquila en Tumblr, la plataforma de microblogs que está reventando las estadísticas: según datos de ayer, 55 millones de blogs y casi 23.000 millones de posts, es decir el equivalente a más de tres entradas por cada habitante humano del planeta Tierra.

Captura de pantalla del archivo de my Tumblr

Captura de pantalla del archivo de my Tumblr

Hace unos días recibí un correo de Tumblr. Me comunicaba que habían borrado una de las entradas de mi blog de fotografía en porque alguien se había dirigido a la empresa para comunicar que la obra tenía dueño. Añadían que estaba en mi derecho de pelear la decisión si consideraba que el copyright era mío —no lo era, se trataba de una foto de Herb Ritts— y me advertían que la violación continuada de los derechos de propiedad intelectual constituía motivo de cierre de un blog.

Abrí el blog en Tumblr —no viene al caso dar el nombre, no busco promoción— hace menos de tres años, tengo más de 8.000 seguidores y he posteado más de 20.700 imágenes. Sólo un porcentaje mínimo son mías. El resto es de fotógrafos que me gustan y a los que he encontrado el placer de coleccionar en esta ágil herramienta en la que puedes soñar con ser el curator de tu propia galería. Siempre cito autoría y casi siempre procedencia o fuente de orígen de la imagen. Hay excepciones: he escaneado algunos de mis libros de fotografía para colgar fotos y en esos casos menciono el título del libro y enlazo con alguna web donde pueda encontrarse referencia editorial.

Captura de pantalla del Storyboard de Tumblr

Captura de pantalla del Storyboard de Tumblr

Tumblr —una empresa que acabó 2011 con un valor estimado de 800 millones de dólares— acaba de anunciar que introducirá publicidad en la plataforma. Hace menos de dos años, el CEO de la compañía, el niño prodigio David Karp, prometió que la publicidad no llegaría porque diluiría la esencia de Tumblr.

Casi al mismo tiempo, la empresa ha estrenado un blog oficial, Storyboard, en el que se adivina un intento de sondear la posibilidad de crear red entre los usuarios.

Cuarta novedad: una productora de pornografía, Perfect 10, ha demandado a Tumblr por uso de material sujeto a legislación sobre derechos de autor. La misma empresa había denunciado antes a Google y el caso fue archivado, pero esta vez, dada la disparidad de criterios que abunda entre los jueces en esta materia, la denuncia podría ser admitida a trámite y, siempre en el terreno de las hipótesis, Tumblr tendría la posibilidad de hacer valer su contrato de servicio, que señala a los usuarios como responsables finales de cualquier demanda judicial. Es decir, estaría facultada para llevar al banquillo a los titulares de los blogs.

Por ahora temo bastante más la llegada de la publicidad y la posible mutación de Tumblr en neo red social, aspiración que también parece perseguir Flickr. De ser así, sentiría que otra vez mandan a la basura a la fotografía —o la pintura, o las bibliotecas, vean este maravilloso Tumblr— en beneficio del e-cacareo.

Ánxel Grove

El cine antinazi británico ensalzaba el cricket y el fútbol de patada a seguir

El corto que preside la entrada, engolado como todo producto british que se precie —los Smiths, los sonetos de Shakespeare, el pastel de riñones…—, es un arma de contrapropaganda antinazi. Fue realizado en 1940 y pagado por el British Council, la organización oficial creada en 1934 para defender, promover y vender la cultura británica en el mundo antes de los Beatles.

Con el nazismo afilando su ideología supremacista desde Centroeuropa, la administración británica necesitaba un argumentario para defenderse. Hitler, con quien el Reino Unido estaba en guerra desde la invasión de Polonia (otoño de 1939), machacaba a la opinión pública con la acusación de que el estado insular era una nación añeja y regida por tradiciones igual de arcaicas.

La idea fue utilizar el cine para exportar un ideal de futuro sin caer en la dialéctica discursiva de los nazis. Las 120 películas que produjo el British Council no mostraban la forma de ser del Reino Unido, sino la manera en que el país, pensaban sus dirigentes, deseaba ser visto por el resto del mundo.

Tratándose de británicos, la presunción de que su forma de vida es la única que vale la pena es acertada. Los cortos son panegíricos —con frecuencia muy naíf— sobre la  british life y sus supuestos logros: maternidades modélicas, seguro de desempleo, diversión sana (aunque acaso un poco bruta) y cerveza superior. Desde luego, ni un atisbo de crítica.

La colección completa acaba de ser colgada en Internet en la web del British Council Film Collection. El trabajo de digitalización y clasificación ha sido financiado por Google y apadrinado por New Deal of the Mind, una coalición de empresarios, creadores y artistas que quieren empaquetar y comerciar el «talento británico». Una alianza que mete miedo.

En el divertido archivo —el adjetivo de cultural no es aplicable, quizá sí el de costumbrista— que ahora se puede ver online hay cortos donde el fútbol inglés se presenta como lo que allá en las islas siguen creyendo que es (el único válido: prolongación del patada-a-seguir del rugby), escenas de Shakespeare (¿quién más?), detalles sobre la producción de lana escocesa, una defensa de las leyes penales inglesas realizada con maneras de Alfred Hitchcock, las pruebas de por qué resulta irrefutable la afirmación de que Inglaterra es un «país de jardineros» y el revelador corto que inserto para terminar, donde intentan explicarnos la grandeza y gracilidad de ese juego racial, ridículo e inexplicable que llaman cricket, el único deporte del mundo que se juega con jersey de pico.

Ánxel Grove

Flickr cambia de interfaz y se ‘verbeniza’

Logotipo de Flickr

Logotipo de Flickr

Contraté mi primera cuenta en Flickr en diciembre de 2004, cuando la compañía, fundada unos meses antes, todavía pertenecía a Ludicorp, la modesta empresa que habían montado en Vancouver (Canadá) Stewart Butterfield y Caterina Fake, que entonces estaban casados.

Sigo teniendo la cuenta activa. Almacena casi 5.000 fotos (más de la mitad no son visibles para los visitantes, no me parece que tengan el mínimo interés que les reclamo para ser mostradas). Mi stream ha recibido medio millón de visitas.

Ha habido muchos avatares en estos ocho años. Algunos han sido buenos sin discusión alguna: he aprendido algo sobre fotografía gracias a la práctica y al feedback con otros flickeros; he conocido en persona a algunos de mis 1.700 contactos (174 catalogados como amigos); me han motivado la determinación, el carácter y la inspiración de otros e incluso logré que una agencia me comprara una foto para una campaña publicitaria, lo cual, siendo un amateur y no anunciando que mis imágenes están en venta, es casi milagroso.

Protesta contra la censura en Flickr

Protesta contra la censura en Flickr

Otras no han sido tan agradables: en 2007 muchos usuarios de Flickr protestamos contra la censura que admitía la empresa en China, Singapur, Hong Kong, Corea y Alemania -en estos dos últimos casos, por leyes nacionales relacionadas con protección de menores, en el resto, por mero control político-. Algunos amenazamos con largarnos a otros hospedajes fotográficos, pero lo cierto es que no lo hicimos.

En 2009, fecha a la que corresponde la foto de la izquierda, la protesta fue contra la amenaza de cierre del stream de la gran fotógrafa Tina Kazakhishvili, porque los jerarcas de Flickr que ejercen el filtrado de imágenes consideraban que su obra era demasiado explícita (simples desnudos artísticos y en contadas ocasiones). Unos cuantos montamos un debate público en los foros y logramos el mantenimiento de la cuenta.

Finalmente, un tercer grupo de peripecias han sido francamente decepcionantes. Cuando Flickr fue comprado por Yahoo, en marzo de 2005 y por 35 millones de dólares, unos 26,4 millones de dólares al cambio de hoy, temí, como tantos otros, que la operación acabase con el espíritu original de la web («ayudar a la gente a dar a conocer sus fotos a otras personas a quienes les interesen»), que se integraba en un grupo demasiado complejo para preocuparse por la fotografía como tal.

En estos momentos, con unos 40 millones de usuarios de pago y 6.000 millones de imágenes almacenadas, Flickr es demasiado grande como lugar de encuentro para compartir el placer o la afición por la fotografía. Cada vez se parece más a una red social al uso -con los peligros derivados: compadreo, endogamia, control, etiquetado y dirigismo- y menos a una web de fotografía.

El tráfico de visitantes ha decaído en los últimos años en Flickr. Mientras la subida de fotos a Facebook está en rápido ascenso, en Flickr ha bajado un 18 por ciento desde 2009. El año pasado se llegó a publicar que Yahoo estaba dispuesto a sacar al mercado a su filial fotográfica y escuchar ofertas de compra pese a que Flickr cerró el ejercicio con beneficios de 50 millones de dólares (37,7 millones de euros) solamente en ingresos por las cuentas Pro, que son realmente competitivas en tarifas: 24,95 dólares al año, unos 18,8 euros, con almacenamiento ilimitado de fotos.

Captura de pantalla del nuevo aspecto de Flickr

Captura de pantalla del nuevo aspecto de Flickr

Desde el día 28, el martes que viene, Flickr cambia de interfaz: las fotos aparecerán en la home de cada usuario con menos espacio entre una y otra y revelarán datos (día de publicación, etiquetas, localización, Efix…) a medida que el ratón circula sobre cada una. También estrenarán una nueva herramienta para subir fotos.

El nuevo diseño, que ha sido anunciado con cierta cautela (una entrevista aquí, otra alla) por el nuevo chico-maravilla de Flickr, Markus Spiering, jefe de producto de la empresa, trata de imitar sospechosamente al de Pinterest, la nueva sensación en las redes sociales en los EE UU, con 12 millones de usuarios únicos al mes, más que la suma de YouTube, Reddit, Google+, LinkedIn y MySpace (el crecimiento más rápido en tráfico en toda la historia de Internet).

A la nueva fiebre se ha apuntado la madre de Flickr, Caterina Fake, que está detrás de Pinwheel. ¿De qué se trata? Si Pinterest permite colgar imágenes en categorías en una especie de tablero (pin+interest, enganchar tus intereses), Pinwheel también permite geolocalizaciones. Ambos servicios todavía son por invitación.

¿Qué busca Flickr cambiando de cara y adoptando la de los recién llegados? La idea es dejar de lado la interfaz que estrenó en 2010 y que ya se considera old school -en Internet todo pasa de moderno a vintage entre un estornudo y el siguiente– y sustituirla por un modelo drag and drop (arratra y suelta) que quizá sea muy ágil para el comercio electrónico (llenar una e-cesta de productos a golpe de mouse) o las redes sociales más exhibicionistas («éste es el gadget que me gusta»), pero al que no encuentro sentido cuando se trata de fotografía.

Captura de pantalla del nuevo 'uploader' de Flickr

Captura de pantalla del nuevo 'uploader' de Flickr

Hace más de dos años cerré los comentarios en mi cuenta de Flickr. Estaba cansado de la infantil carrera de ratas de conseguir adjetivos que de tan sobados olían a lixiviados («stunning», «awesone», «massive», «art»…) y de la loa de los prosélitos. Creo en las fotos como necesidad, no como acto social.

Este nueva perversión lleva a Flickr a un terreno que no deseo pisar (entre otras cosas, porque ya lo piso con otras redes sociales) y deja el interés por la fotografía muy al fondo del plano y en absoluto desenfoque.

Me costará irme (las cadenas viejas son las que más aprietan) y tardaré unos meses en bajar mis 5.000 imágenes y ordenarlas por fechas -una de las funciones para las que utilizo Flickr es como directorio cronológico para localizar negativos-, pero la historia se ha acabado.

Les consentí que fuesen cómplices de la censura, pero no voy a tragar que la ceremonia privada de la fotografía se convierta en verbena.

Ánxel Grove

En busca de la esencia de los EE UU: en la carretera con Google Street View

#83.016417, Detroit, MI. 2009, 2010

#83.016417, Detroit, MI. 2009, 2010

El instrumental para diseccionar la idea espiritual de América (me tomo la grosera, literaria y etnocéntrica libertad de equiparar el término con un sólo país: los Estados Unidos) es variopinto. El viaje epifánico en busca de la esencia última de la land of plenty es polimórfico como ningún otro.

Por citar sólo una obra en cada género, la travesía ha sido fotográfica –Robert Frank y su libro-ensayo Los Americanos-; literaria -la novela infinita En la carretera, de Jack Kerouac-; cinematográfica -por ejemplo, Badlands (1973), de Terrence Malick-; musical -el errar existencial de Woody Guthrie-; pictórica -el aislamiento alienante de los pobladores de los cuadros de Edward Hopper-

#35.750882 Dallas, TX, 2009

#35.750882, Dallas, TX. 2009, 2010

Doug Rickard (1968) se suma ahora a la búsqueda con un artilugio que nunca antes había sido empleado para buscar el alma del país: Google Street View.

A New American Picture, el proyecto fascinante de este renegado de su licenciatura en Historia, es un recorrido por los rincones menos lustrosos de los EE UU («la América rechazada», llama Rickard a los escenarios) en un viaje intensivo de 24 horas seguidas y sin interrupción por los laberínticos caminos reales (no del todo, pero reales al fin) retratados y digitalizados por los coches-ojo de Google.

El resultado es «el envés del sueño americano», opina Rickard, que tomó y catalogó 15.000 fotos durante una «tormenta perfecta» y afiebrada, sin salir de la habitación, utilizando el ordenador como cámara y moviéndose por los mapas tridimensionales del país.

#82.948842, Detroit, MI. 2009

#82.948842, Detroit, MI. 2009, 2010

La selección final de las fotos del recorrido dejó al autor con 80 tomas (algunas se exponen ahora en la muestra New Photography 2011 del MoMA de Nueva York). Son una exploración al azar de los Estados Unidos y acaso también la constatación del final definitivo del momento decisivo predicado por Henri Cartier-Bresson como fundamento del arte fotográfico callejero, para ser reemplazado por lo que algunos críticos llaman el momento en curso, una consecuencia del presente vigilado en el que residimos.

Más allá de consideraciones sociológicas sobre el peligro de que aplicaciones como el Street View se adueñen de nuestra percepción del mundo, las fotos de Rickard tienen una resonancia que procede de lejos. Uno tiene la impresión de que podría estar frente a imágenes similares a los trabajos documentales de Walker Evans durante la Gran Depresión de los años treinta. En unas y otras los personajes no parecen tener futuro y la atmósfera mercurial hiere con consistencia de navaja.

#33.620036, Los Angeles, CA. 2009

#33.620036, Los Angeles, CA. 2009, 2010

En cada foto Rickard coloca datos informativos: una serie de números que se refieren a las coordinadas de Street View para el lugar de la imagen -posiblemente de GPS-; la ciudad y el estado; el año en que la foto fue tomada por Google y el año en que el fotógrafo la extrajo de su ordenador para hacerla suya. Esa ruta también implica una torva concepción cartesiana de la vida encapsulada bajo códigos binarios.

Enganchado a la fotografía como forma más depurada del relato oral milenarista (es el administrador de dos de los sites más interesantes e intencionados del marasmo virtual: American Suburb X y These Americans), Rickard ha abierto una dimensión poética e inesperada a la unificación de la percepción del mundo derivada del mapeo de Google.

En este viaje, como en los de Kerouac, Frank, Hopper o Malick, también hay ángeles subterráneos, estrellas explotando, cadenas intangibles y, sobre todo, como diría el primero, muchas personas «locas por ser salvadas» de una soledad que parece irremediable.

Ánxel Grove

El infinito Borges en 20 bocetos

Autorretrato de Borges, en tinta y papel

Autorretrato de Borges, en tinta y papel

Cuando dibujó su autorretrato mediante un solo trazo que, como el vértigo de los espejos, parece infinito, Jorge Luis Borges ya padecía una ceguera solo iluminada por manchas amarillas. Le gustaba, decía, porque el amarillo predice el infinito, la piel de los tigres y la sed del desierto.

La infinitud de Borges; su búsqueda en los libros de la verdad definitiva, sabiendo de antemano que la exploración será infuctuosa porque “el texto definitivo corresponde a la religión  o el cansancio”; su condición de centro magnético de la literatura contemporánea, del que emanan y hacia el que se dirigen, circulando en doble dirección, los brazos de un delta confuso pero indiscutible (Sebald, Magris, Amis, García Márquez, Lem, Perec, Saramago, Rushdie, Gombrovicz, Gibson, Fuentes, Eco, Barth…)…

En suma, la obra decisiva, que traza la frontera, tan precisamente definida hace unos días en Madrid por Alberto Manguel: “Existe la Literatura Antes de Borges y la Literatura Después de Borges. Borges creó su obra a medida que la iba leyendo e iba leyendo a medida que creaba su obra. Dio el poder al lector, el poder de decir qué es lo que estamos leyendo”.

Se cumplen 25 años de la muerte del escritor, una palabra que le sienta peor que un traje barato, porque escritor es quien escribe, un oficio como el de los carniceros o las floristas.

Borges falleció el 14 de junio de 1986 (cáncer hepático y enfisema) a los 86 años. Su viuda acaba de revelar que dedicó los últimos días sobre el mundo a aprender árabe, a trazar la caligrafía de un idioma que también parece proceder de los signos arcanos de la piel de los tigres y la arena torturada por el viento del desierto.

Sin otra pretensión que recordarle -como haré cada día hasta el último de mis días-, enumero algunas peculiaridades del Borges extra literario, algunas de las manchas amarillas de su paso por el mundo..

Este Top secret está dedicado al escribiente que prologó así su vida: “La patria, los azares de los mayores, las literaturas que honran las lenguas de los hombres, las filosofías que he tratado de penetrar, los atardeceres, los ocios, las desgarradas orillas de mi ciudad, mi extraña vida cuya posible justificación está en estas páginas, los sueños olvidados y recuperados, el tiempo…”.

En 1902, a los tres años

En 1902, a los tres años

1. “Nunca me alejé de esa biblioteca”. El padre, Jorge Guillermo Borges, era argentino de ancestros británicos, abogado, lector del anarco-humanista Spencer, traductor al castellano (vía inglés) de Omar Jayyam y amigo íntimo de Macedonio Fernández, autor de una obra que vindicaba la veneración del argentinismo. Jorge Guillermo era dueño de una gran biblioteca de “ilimitados libros ingleses”, recordaría el hijo. “Si se me pidiera designar el hecho principal de mi vida, diría que fue la biblioteca de mi padre. De hecho, a veces pienso que nunca me alejé de esa biblioteca”.

2. Georgie, ojos azules. Nació en el invierno austral, el 24 de agosto de 1899. Fue octomesino. El padre se apresuró a examinar los ojos del primogénito. “Son azules, como los tuyos. Está salvado”, dijo a su esposa, la uruguaya Leonor Acevedo Suárez. Los Borges padecían una ceguera endémica. La profecía falló y Georgie -como le llamaban todos es casa- perdió progresivamente la vista.

3. Dos códigos. Lingüísticamente creció en la bipolaridad: hablaba inglés con su abuela paterna, Fanny Haslam, y español con su madre. Hasta los nueve años tuvo una institutriz inglesa, miss Tink. Algunos discípulos del sicoanálisis (Borges detestaba a Freud, al que consideraba “una suerte de loco”, un hombre “trabajado por una obsesión sexual”), creyeron ver en la ausencia de fronteras entre ambos códigos idiomáticos la causa del tartamudeo de Borges, que sólo corrigió (por sí mismo) a los 45 años. Aunque adoraba la literatura en inglés, nunca tragó con la altivez del Reino Unido: “No hace falta señalar que algunos hábitos ingleses me resultan del todo ajenos: el té, la familia real, los deportes ‘varoniles’ o la devoción fanática por cada línea de Shakespeare”.

Con Norah, en el zoológico de Buenos Aires, 1908

Con Norah, en el zoológico de Buenos Aires, 1908

4. La cómplice. La mujer de su vida fue su hermana Norah, dos años menor. Atrevida, de ojos enormes y siempre abiertos (no heredó la ceguera de los Borges), fue su compañera y confidente durante quince años. Desplegaban “juegos extraordinarios” con personajes imaginarios, veían asesinos acechantes en la negrura de los espejos, se extasiaban ante la jaula del “ferocious tiger” en el zoo de Buenos Aires -el lugar favorito de Georgie-, huían de los enmascarados durante los carnavales… Norah Borges (1901-1998) fue pintora e ilustradora de estilo deliberadamente ingenuo. Estuvo casada con Guillermo de Torre, crítico y poeta ultraista español. Tuvieron dos hijos. Su hermano jamás se planteó ser padre: “Nunca quise tener hijos. Son tan incómodos, de chicos. Me habría gustado tener hijos de veinte años por lo menos, que fueran amigos”.

5. Entre compadritos. Aunque Borges nació en una casa de la calle Tucumán, cerca del centro de Buenos Aires, cuando el niño tenía dos años la familia se trasladó a un caserón del barrio de Palermo, donde, por entonces, la ciudad terminaba y daba paso a baldíos y terrenos con pequeñas villas. Allí cultivó la curiosidad por el malandreo de los compadritos, escuchó las primeras milongas,vio bailar el tango (siempre entre hombres, era demasiado osbceno para las muchachas) y desarrolló algunas de sus neuras menos loables: el descrédito hacia los españoles y los italianos, que relacionaba con la canalla perdularia. Políglota como fue, sólo Dante le hizo aprender italiano para poder disfrutar de la Divina Comedia. De España dijo, no sin razón, que es un «fragmento arrrancado de la caliente África, y tan burdamente soldado a la inventiva Europa».

6. El bicho raro de la escuela. A los seis años confesó que quería ser escritor. A los siete escribió, en inglés, un resumen de mitología griega. A los ocho, un cuento, La visera fatal. A los nueve, tradujo El príncipe feliz, de Óscar Wilde. Cuando finalmente fue enviado al colegio, a los nueve, sus padres le vistieron con traje y cuello alto de Eton. La indumentaria, los anteojos, el tartamudeo y la escasa destreza física le convirtieron en el patito feo. Siempre recordó la experiencia como siniestra.

7. El juerguista y el poeta de los perros. Dos personajes clave. Uno, Álvaro Melián Lafinur, primo del padre de Borges, era sólo diez años mayor que Georgie pero tenía la valentía y el descaro que a éste le faltaban. Conocedor de los bajos mundos, tocador de tangos (al estilo porteño, no al afectado de París popularizado por Gardel), bohemio, bebedor y mujeriego, fue para el niño como el hermano mayor que nunca tuvo. Dos, Evaristo Carriego, un poeta del pueblo, vecino del Palermo pobre que los Borges rehuían y conocedor de las manadas de perros salvajes que mandaban en las noches del barrio («beben agua de luna en los charcos», dice uno de sus veros). Murió a los 29 años de tuberculosis y sin ningún libro publicado. Todos aparecieron póstumamente. Borges, que le admiraba, le dedicó una biografía en 1929, pero el libro es un pretexto para recordar el espíritu de Palermo.

El joven Georgie

El joven Georgie

8. Los libros perdidos de Valldemosa. Durante la estancia de la familia en Europa (1914-1921), aprende latín, francés y alemán, lee a los simbolistas, a Nietzsche y Schopenhauer, a Meynrik. Descubre a tres de los autores que le acompañarán toda la vida, Thomas CarlyleGilbert K. Chesterton y Thomas de Quincey. Conoce Suiza, Italia y España. En Valldemosa (Mallorca), intima con el vicario (repasan a Virgilio en latín) y trabaja en un par de libros que nunca publicó e intentó borrar de su pasado: Los ritmos rojos, un poemario exaltado sobre la revolución bolchevique, y Los naipes del tahúr, una colección de relatos «a la manera de Pío Baroja». Vive el ajetreo vanguardista de Madrid que, muy de acuerdo con el espíritu pancista de la ciudad, se desarrolla en cafés y restaurantes. Conoce a Ramón Gómez de la Serna, de cuya suficiencia no guardará buen recuerdo, y a Rafael Cansinos Asséns, al que considerará un maestro.

9. La deriva. Antes de que la deriva y la sicogeografía situacionistas estuviesen de moda, Borges practicó la caminata con pasión. Paseaba al azar por Buenos Aires, siempre de noche y en ocasiones hasta la llegada del amanecer. Probaba a sus ocasionales compañeros apurando el paso. Casi todos abandonaban.

10.Con una pistola en la mano. El día en que cumplía 35 años, el 24 de agosto de 1934, compró una pistola, se alojó en un hotel que conocía de su infancia, bebió aguardiente, leyó una novela policiaca y estuvo a punto de suicidarse. Estaba convencido de que como escritor nunca dejaría de ser un autor de minorías. Aunque nunca habló con claridad de aquella noche en que paladeó la antesala de la muerte, cuando le preguntaron, pasados los años, por qué no se había matado, respondió: «Por cobardía».

11. El «aborrecible centinela». A partir de 1935 y durante casi toda su vida sufrió de la «atroz lucidez» del insomnio. «En vano espero las desintegraciones y los símbolos que preceden al sueño», escribió en un poema.

Con Norah, años cuarenta

Con Norah, años cuarenta

12. Cerca de la muerte. En la Navidad de 1938, poco después del fallecimiento, de su padre, sufrió un accidente que le llevó a las puertas de la muerte. Subía muy aprisa una escalera a oscuras y se golpeó la cabeza con el batiente abierto de una ventana recién pintada. El corte, infectado por la pintura, le provocó una septicemia.

13. Inspector de aves y conejos. Cuando el militar Juan Domingo Perón llegó a la presidencia de Argentina en 1946 ordenó que Borges fuese destituido como funcionario de la Biblioteca Nacional y nombrado inspector de aves y conejos en los mercados municipales. Era una venganza soez por las críticas del escritor al peronismo. Borges renuncia y se gana la vida dando conferencias, que le ayudan a vencer su enfermiza timidez y a que desaparezca el tartamudeo. Su madre y Norah son detenidas por cantar el himno nacional en la calle sin permiso. A la primera la condenan a un mes en arresto domiciliario. A Norah la ingresan en la cárcel con las prostitutas. Les da clases de francés y dibujo. En 1955, cuando cayó Perón, Borges es nombrado director de la Biblioteca Nacional.

14. Mujeriego. Borges era un conquistador nato: simpático, humilde, alto, cultísimo… Sus amores, sin embargo, nunca tuvieron permanencia. Mantuvo una larguísima amistad, no desprovista de cierto grado de flirteo, con Silvina Ocampo, que se casaría con el mejor discípulo de Borges, Adolfo Bioy Casares. Le fascinó Norah Lange, vanguardista, libre, pelirroja. Se enamoró, sin ser correspondido, de la periodista y traductora Estela Canto, que dijo de él: «Sexualmente me era indiferente, ni siquiera me desagradaba. Sus besos torpes, bruscos, siempre a destiempo, eran aceptados condescendientemente. Nunca pretendí sentir lo que no sentía». En 1967 se casó con Elsa Astete Millán, una novia de juventud a la que no había tratado en treinta años. El matrimonió duró hasta 1970. Borges nunca ahondó en las causas de la ruptura, pero destacó, con extrañeza, que «Elsa nunca soñaba».

Con María Kodama

Con María Kodama

15. La guardiana. María Kodama es la viuda, heredera testamentaria y celosa albacea del patrimonio de Borges. En la prensa argentina la llaman La guardiana por su gusto por el pleito judicial, que practica con menos asiduidad que la palabra. Hija de un inmigrante japonés y graduada por la Universidad de Buenos Aires, fue discípula y amiga del escritor desde los años sesenta.  Se casaron por poderes en 1986 en Paraguay. En 1979, antes de ser operado de una prostatitis, Borges había testado que le dejaba la mitad de su dinero en efectivo a Epifanía Fanny Uveda de Robledo, quien trabajó durante varias décadas al servicio de Borges y su madre. La otra mitad, más sus derechos de autor, iban para Kodama. En 1985 redactó un nuevo testamento que excluía a Fanny y designaba a Kodama heredera universal. Tras el matrimonio, Norah Borges calificó la unión de «diabólica».  Kodama -cuya fecha de nacimiento es incierta (según los documentos podría ser 1937, 1941 ó 1945)- preside con mano de hierro la Fundación Internacional Jorge Luis Borges, se querella contra biógrafos que discuten sus maneras y vigila con celo las reediciones de Borges, que ha expurgado en alguna ocasión eliminando textos dedicados a otras mujeres.

16. El Nobel de nunca jamás. La Academia Sueca nunca quedó mejor retratada en su medianía como hurtando el Nobel de Literatura a Borges, nominado casi todos los años desde la década de los sesenta.  Se especula que en 1977 habían decidido dárselo (a medias con el español Vicente Aleixandre), pero reconsideraron la propuesta porque Borges fue a Chile a recibir una medalla que entregaba el dictador Augusto Pinochet. Cuando le preguntaron si sabía que se jugaba el Nobel, Borges dijo: «Pero fíjese que yo sabía que me jugaba el Premio Nobel cuando fui a Chile y el presidente ¿cómo se llama?… Sí, Pinochet me entregó la condecoración. Yo quiero mucho a Chile y entendí que me condecoraba la nación chilena, mis lectores chilenos». Tampoco salió muy bien parado el Ministerio de Cultura de España en 1980 cuando le dieron el Premio Cervantes pero compartido por Gerardo Diego. Hubo avalancha de llamadas de periodistas extranjeros a los servicios de consulta preguntando quién demonios era Gerardo Diego.

Borges retratado en Nueva York por Diane Arbus

Borges retratado en Nueva York por Diane Arbus

17. Político. Borges era un extraño liberal y también un extraño anarquista («la libertad plena acaba por equivaler al pleno desorden»). Sin embargo, discutió toda «apariencia de orden» en un mundo por definición venteado por el caos y gustó de las utopías humanistas. En los años cincuenta se le criticó por defender la idea de que la literatura no tiene fronteras nacionales. Respondió con una conferencia que terminaba así: «Creo que si nos abandonamos a ese sueño voluntario que se llama la creación artística, seremos argentinos y seremos, también, buenos o tolerables escritores». En 1980 -circunstancia que no suelen mencionar sus censores- la firma de Borges apareció junto con la de su amigo Ernesto Sábato en una petición pública al gobierno exigiendo que se aclarasen responsabilidades políticas y penales sobre los desaparecidos.

18. Rey del entrecomillado. Nadie mejor que Borges para entender a Borges. Un mix de entrecomillados: «Lamento decir que se han escrito cincuenta o sesenta libros acerca de mí. Pero yo no he leído ninguno de esos libros, ya que sé demasiado sobre el tema» | «Tengo la sensación de haber gastado mi fortuna en tacitas de café» | «La ceguera es una clausura, pero también es una liberación, una soledad propicia a las invenciones, una llave y un álgebra» | «Si en todos los idiomas existe la palabra felicidad, es verosímil que también la cosa exista. Algunas veces, al doblar una esquina o cruzar una calle, me ha llegado, no sé de donde, una racha de felicidad» | «Siempre llegué a las cosas después de encontrarlas en los libros» | «Soy simplemente un hombre de letras. No estoy seguro de haber pensado nada en toda mi vida. Soy un creador de sueños» | «¿Por qué voy a morirme, si nunca lo he hecho antes? ¿Por qué voy a cometer un acto tan ajeno a mis hábitos? Es como si me dijeran que voy a ser buzo, o domador, o algo así, ¿no?» | «La humildad es, en mi caso, una forma de lucidez. Prefiero, como los japoneses o los chinos, que los otros tengan razón. Detesto las polémicas» | «Yo creo que no tiene sentido hablar de lecturas obligatorias. Es como hablar de amor obligatorio o felicidad obligatoria. Uno debe leer solamente por el placer del libro» | «Cada vez que leo algo que han escrito en contra de mí, no sólo estoy de acuerdo sino que siento que yo mismo podría hacer mucho mejor ese trabajo» | «Si nos explicaran el sentido de la vida, seguramente no lo entenderíamos».

Borges retratado por Humberto Rivas, 1972

Borges retratado por Humberto Rivas, 1972

19. Provocador y disidente. Gracias a la independiente verdad de sus afirmaciones, Borges era un maestro de la provocación y la disidencia. En este momento de gustos masivos y top ten aborregantes, leer sus juicios (los “juegos de un tímido”, como gustaba de llamarlos) es una pura necesidad y una infalible medicina contra los pensamientos dirigidos. Otro mix: «Un argentino es un individuo, no un ciudadano. Es lícito decir que la mejor tradición argentina es superar lo argentino» | «No es imposible que Adolf Hitler tenga alguna justificación; sé que los germanófilos no la tienen» | «Qué raro es pensar que todos los hoteleros de Suiza debe su fortuna a Byron y a los otros románticos» | «Soy demasiado tímido para ser un buen lector de novelas. Me siento perdido entre tanta gente. Cuando era joven me gustaba olvidarme entre las multitudes de Dickens, de Hugo o de los rusos; ahora me siento tan incómodo en esas turbas como en una sesión académica, en un banquete o en una fiesta de fin de año» | (Federico García Lorca era) «un andaluz profesional (que practicaba) un fraudulento arte popular con metáforas».

20. Borges golea a la Web. Los sueños literarios de Borges anteceden a la World Wide Web. Eso dicen algunos, emparentando a Internet con el relato La Biblioteca de Babel, que dibuja un lugar de infinitas habitaciones hexagonales que contienen todos los libros escritos o por escribir y sus mareantes permutaciones, y al network con El Aleph, el punto que contiene todo lo conocido. Los vaticinios de Borges ganan por goleada: Google indexea un trillón de páginas (la unidad seguida de 12 ceros): ése puede ser el tamaño aproximado de Internet. La biblioteca de Borges no entiende de ceros, es eterna: «Todos los libros, por diversos que sean, constan de elementos iguales: el espacio, el punto, la coma, las veintidós letras del alfabeto (…) No hay en la vasta Biblioteca, dos libros idénticos (…) Sus anaqueles registran todas las posibles combinaciones de los veintitantos símbolos ortográficos (número, aunque vastísimo, no infinito) o sea todo lo que es dable expresar: en todos los idiomas. Todo: la historia minuciosa del porvenir, las autobiografías de los arcángeles, el catálogo fiel de la Biblioteca, miles y miles de catálogos falsos, la demostración de la falacia de esos catálogos, la demostración de la falacia del catálogo verdadero, el evangelio gnóstico de Basilides, el comentario de ese evangelio, el comentario del comentario de ese evangelio, la relación verídica de tu muerte, la versión de cada libro a todas las lenguas, las interpolaciones de cada libro en todos los libros, el tratado que Beda pudo escribir (y no escribió) sobre la mitología de los sajones, los libros perdidos de Tácito».

Ánxel Grove