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Iggy Pop se desnuda (otra vez)

Iggy Pop posa desnudo - Foto: Elena Olivo: Brooklyn Museum

Iggy Pop posa desnudo – Foto: Elena Olivo: Brooklyn Museum

Es el paradigma de la reiteración: Iggy Pop está desnudo. Otra vez. Ya vale.

El veterano cantante, que en abril cumple 69 años —juro que la cifra es correcta y no rebuscada en favor de la sexualización del texto—, acaba de enseñarlo todo a un grupo de alumnos de arte. No hay novedad: lleva sin camisa desde los ventipocos y al exhibicionismo añade la versión integral, sin pantalones ni ropa interior, con harta frecuencia.

Posando con languidez frente a 21 alumnos del Museo de Brooklyn, Iggy es el de siempre: despatarrado y crudo. Tuvo su gracia, pero empieza a sonar a el-abuelo-ha-vuelto-a-hacerlo.

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Fabrican guitarras eléctricas con madera de las ruinas de Detroit

Tres de las guitarras eléctricas - Courtesy Wallace Guitars

Tres de las guitarras eléctricas – Courtesy Wallace Guitars

El glorioso Captain Beefheart —en mi opinión el mejor músico de rock del siglo XX— redactó en algún momento de su reptar por el mundo los diez mandamientos necesarios para tener buenos tratos con una guitarra.

Porque escribo esta entrada en domingo, día correcto para la súplica y la reverencia hacia el mundo y todos sus seres vivos, reptiles incluídos, no puedo evitar copiar y pegar el decálogo:

  1. Escucha a los pájaros, de ellos procede toda la música.
  2. Tu guitarra no es una guitarra, es una vara mágica que busca espíritus en el otro mundo. También es una caña de pescar.
  3. Ensaya ante un arbusto. Esperea que la luna se esconda. Come pan integral y toca la guitarra para el arbusto. Si el arbusto no baila, come más pan.
  4. Camina con el Diablo. Los viejos músicos de blues do Delta llamaban a los amplificadores cajas del Diablo. Estaban en lo cierto. La electricidad atrae a demonios y diablos. Otros instrumentos atraen a diferentes espíritus. Las guitarras acústicas, a Cásper; las mandolinas, a Wendy… Pero las guitarras eléctricas, a Belcebú.
  5. Si piensas, estás perdido. Cuando el cerebro participa no hay nada que hacer.
  6. Nunca apuntes con la guitarra a nadie. El instrumento es más bofetada que trono. Toca un acorde y corre a escucharlo al aire libre, pero asegúrate de que no estás a campo abierto.
  7. Lleva siempre contigo la llave de una iglesia. Como hacía Una Cuerda Sam. Era único: un músico ambulante de Detroit de los años cincuenta que tocaba con una guitarra hecha a mano. Su canción I need a hundred dollars es como un bizcocho caliente… Otro que lleva lleva llave de iglesia es Hubert Sumlin, el guitarrista de Howlin’ Wolf.
  8. No seques el sudor de la guitarra. Necesita el hedor. Tienes que añadir ese hedor a la música.
  9. Guarda la guitarra en un lugar oscuro. Cuando no estés tocando, tápala. Si dejas de tocar durante más de un día, asegúrate de dejar al lado de la guitarra un plato con agua.
  10. Necesitas una capilla para tu máquina. No te quites el sombrero. Los sombreros mantienen la presión. Si tienes una casa con tejado el aire caliente no se escapa.
Casas abandonadas de Detroit - Foto:  GooBing Detroit

Casas abandonadas de Detroit – Foto: GooBing Detroit

La recién creada empresa Wallace Detroit Guitars ha concluido que la madera de las decenas de miles de casas arruinadas y abandonadas de Detroit contiene un porcentaje de humanidad suficiente como para merecer un destino mejor que la podredumbre. La firma ha salvado de los escombros tablones para fabricar guitarras eléctricas.

Es verdad, el negocio parece redondo y oportunista: la madera es gratuita, solamente es necesario rebuscar entre las viviendas caídas o derribadas, unas 90.000, en la ciudad que se declaró en bancarrota y suspensión de pagos en 2013 con una deuda insostenible de 18.000 millones de dólares (unos 13.7000 millones de euros).

Los promotores de las guitarras eligen materia prima de primera calidad, madera con más de un siglo de antiguedad y procedente de los otrora bosques vírgenes de Virginia. Para partes especialmente importantes, como el mástil, utilizan solamente arce y palisandro. Todo el proceso de fabricación es manual.

Aunque las guitarras no son precisamente baratas —los primeros modelos cuestan 1.995 dólares—, los fabricantes opinan que una ciudad como Detroit —hogar natal de la música de seda de Motown, la brutalidad de Alice Cooper, Iggy Pop & The Stooges, MC 5 y los White Stripes, y el lugar donde fue concebido y ensamblado el Mustang T, una máquina tan bella como la Venus de Samotracia— debe haber transferido algo de su geodesia única a las maderas de las viviendas.

Montura de gafas con madera de Detroit - Foto: Home Eyeware

Montura de gafas con madera de Detroit – Foto: Home Eyeware

La gente de Wallace Detroit Guitars no es la única que ha aprovechado la ganga del material abandonado y el poder magnético de la motor city como reclamo comercial.

Worshop Detroit vende una línea de muebles hip fabricados con madera de las ruinas y la empresa Homes Eyewear comercializa monturas de gafas con el mismo material.

La sensación es ambivalente. No está mal que de las ruinas emerjan nuevas criaturas, pero no es posible dejar de pensar que quizá estén pobladas por los fantasmas de quienes han sido barridos por la quiebra, la injusticia y la especulación y que guitarras o mesitas de café no son capillas dignas para madera tan sagrada.

Ánxel Grove

Otros de nuestros artículos sobre Detroit:

Regresa Wilco, el grupo más importante tras los Beatles

A finales de este mes publican The Whole Love, el octavo disco en estudio de Wilco, el grupo más importante de rock desde los Beatles (superan a estos, por goleada, en las letras, que en el caso de los británicos eran pura melaza).

Entre el 1 y el 4 de noviembre tocan en directo en Madrid (entradas agotadas), Barcelona, San Sebastián y Vigo. Si quieren ustedes saber cómo se siente el impacto de una descarga eléctrica, intenten acudir. No hay nadie sobre el planeta -nadie, repito, ni abuelos bocazas como Tom Waits- que pueda con Wilco en intensidad. Es el mejor espectáculo músical que el dinero puede comprar.

Vean y juzguen: de este dulce marasmo son capaces.

Con doble motivo, el disco y la gira española, afronto un breve Cotilleando a… Wilco:

Jeff Tweedy

Jeff Tweedy

1. J.T. Wilco es una banda que pivota en torno a una persona, Jeff Tweedy (1967), hijo de un empleado de ferrocarriles y una diseñadora de cocinas. Lo intentó en varias universidades pero le gustataban demasiado los Ramones como para respetar los anacrónicos protocolos académicos. Montó varios grupos juveniles antes de fundar, con el gran Jay Farrar, Uncle Tupelo (1987-1994).  Al principio eran incendiarios [su primera aparición en televisión, aquí], pero con el tiempo se atrevieron a hacer lo que nadie había intentado: maridar el country doliente de los hillbillies con la desvergüenza punk. Fundaron lo que se llamó americana. No fueron ellos los responsables de la absurda etiqueta.

2. La tropa. Pero Wilco no es una one man band sino una máquina engrasada de rock and roll. El sexteto actual -en el que sólo Tweedy y el bajista John Stirratt se mantienen de la formación inicial de 1994- es un equipo de virtuosos que ha dejado la egolatría en casa para contribuir al instrumento único, el grupo. El batería Glenn Kotche es invitado a dar seminarios sobre percusión [su prodigiosa improvisación Monkey Chant, aquí] y el guitarrista Nels Cline, con una carrera profusa en el jazz y la vanguardia, está entre los mejores de las últimas décadas.

Desde la izquierda, Stirratt, Cline, Jorgensen, Tweedy, Kotche y Sansone

Desde la izquierda, Stirratt, Cline, Jorgensen, Tweedy, Kotche y Sansone

3. Marasmo. Tweedy gusta de extender sobre la mesa su santoral. Es un fanático del coleccionismo de discos y trabajó durante años, en horario nocturno, en una tienda de vinilos. En la discografía del grupo hay tamizadas referencias, homenajes en sordina y desvergonzadas citas a los Beatles, Velvet Underground, Kiss, The Who, el pub rock inglés, The Beach Boys, Gram Parsons, The Byrds, Black Sabath, Led Zeppelin, el soul de Stax y una larga estela de luminarias o estrellas ocultas… En el último disco samplean una canción de Iggy & The Stooges.

 4. Ilustrado. Tampoco le asusta, al contrario que a otros zopencos de pose, mostrarse como una persona con inquietudes culturales. Escribió la letra de una las canciones de The Whole Love, Born Alone, cuyo vídeo encabeza esta entrada, basándose en palabras elegidas al azar de poemas de Emily Dickinson. Tweedy publicó en 2004 un libro de poesía, Adult Head.

Póster de Little Jacket para Wilco

Póster de Little Jacket para Wilco

5. Los mejor ilustrados. No hay en estos momentos ningún grupo que ponga tanto esmero en cultivar una iconografía esmerada y con intención. Los carteles de los conciertos de Wilco son una galería de los mejores ilustradores del momento.

6. Papá Tweedy. Toda esa mandanga de la frontera entre la vida privada y la pública que los famosetes enuncian mientras esperan el próximo talón por exhibir vergüenzas trae bastante sin cuidado al líder de Wilco, un tipo llano que sigue moviéndose sin guardaespaldas y tomado café en el mismo bar de siempre. Ha apoyado la carrera musical de su hijo adolescente, Spencer (15), un chaval que lleva con naturalidad la condición y apunta maneras. Tweedy tiene otro crío, Sam (10). Los tres y los ruidistas Deerhoof acaban de lanzar un disco como The Raccoonists [el vídeo, aquí].

7. Marido Tweedy. Está casado con Sue Miller. Son novios desde que tenían 15 años. Ella fue la propietaria de uno de los clubes más movidos de Chicago durante los años ochenta, el Lounge Ax.

8. Social Tweedy. Es un tipo involucrado. Habla cada semana con su «amigo» Barack Obama, al que apoya años antes de la llegada a la Casa Blanca, se involucra en campañas sociales, ha combatido las prerrogativas abusivas de las discográficas –Wilco cuelga toda su producción en la red: empezaron a hacerlo mucho antes de que los ingleses Radiohead se autoproclamasen patrones de las descargas y The Whole Love está editado por su propia empresa discográfica, la recién nacida dBpm Records– y, cuando viaja a Europa, no deja de pedir disculpas al público de sus conciertos por haber nacido en los Estados Unidos, un país cuya política internacional y social aborrece.

9. Doliente Tweedy. Desde adolescente, padeció migrañas de insoportable intensidad que derivaron en depresión, vértigo, problemas de visión y ataques de pánico. Hastiado de sufrir, se enganchó a los analgésicos. Cuando intentó dejarlos por su cuenta en 2004 estuvo a punto de romperse en pedazos. «Por no sentirme tan miserablemente mal estaba dispuesto a dejarlo todo, incluso la música», ha explicado. Por suerte para él y para la salud cultural de la humanidad, ahora está en forma, ha dejado de fumar compulsivamente, practica la natación y vuelve a sonreir.

10. Analista Tweedy. No se anda por las ramas ni es complaciente con los trendies que van a sus conciertos porque mola hacerlo o para exhibir palmito. En una reciente entrevista dijo: «Estamos más obsesionados con la juventud que ninguna generación precedente. Si hay algo revolucionario acerca de Wilco es la idea de que nos importa una mierda ser maduros. Hay algo sensacional en descubrir que no te embarga la mala hostia de la juventud. Ese todo o nada, esa tendencia a despreciar a la porción de la humanidad que conduce monovolúmenes o escucha a Tom Jones. Además, no encuentro demasiadas bandas jóvenes que se esfuercen en ser honestas. Lamayoría solo suena como una versión chunga de algún artista de los ochenta. Los ves y dices: ‘Esta es la lamentable copia de Human League’ o ‘he aquí a los pálidos Dexys Midnight Runners».

Más allá de este apresurado decálogo, está la música del, repito e insisto, sin ánimo de exagerar, mejor grupo de la historia del rock y el pop tras los Beatles. Escuchen:

Ánxel Grove

Un chico de Queens es el King

Joey Ramone (1951-2001)

Joey Ramone (1951-2001)

El apodo hurta al personaje su identidad legal. El nombre dice poco, casi nada: Jeffry Ross Hyman .

El apodo pega más fuerte que una brigada de demolición: Joey Ramone.

Hace cinco días se cumplieron diez años de su muerte.

También hay otra efeméride paralela y fúnebre: quince años (1996) de la última actuación del grupo en el que Jeffry-Joey cantaba, los Ramones, la banda de bubblegum-punk más adorable de la historia. Los que quisiera escuchar en mi funeral.

Ambas circunstancias merecen un Cotilleando a…

1. Jeffry Ross Hyman nació en 1951 (en mayo hubiese cumplido 60 años). Familia judía de clase media. Disfuncional (divorcio en 1960). Barrio de Forest Hill, en Queens (Nueva York). Antes jugaban en el club de tenis un grand slam. Se lo llevaron los pijos de Flushing Meadows (¿a quién a no ser un niño-pera se le ocurre un eslogan como «it must be love» para ver a dos sobremusculados corriendo por el pasto?).

2. Jeff nació con una pelota de tenis pegada a la columna vertebral. Un tumor con nombre de droga para inhalar: teratoma (del griego terasteratos: pesadilla, monstruo). Se lo extirparon. «Todo ha salido a la perfección», dijeron los cirujanos. No fue así: Jeff sufrió graves secuelas toda su vida.

3. A los 13 años empezó a tocar la batería. Estudiaba en el Hasley, un instituto público cuyo lema es peor que el de algunos torneos de tenis: Transabeo Scholae Sed Vitae Discimus. Traduzcan si les apetece. A mí no.

4. Compartía cuarto con su hermano menor, Mickey. No se cansaban de escuchar a los Beatles, las Ronettes, Iggy and The Stooges, David Bowie, The Who, The Beach Boys… Lo único sobre este malpaís de lo que está orgulloso dios.

5. Montó su primer grupo en 1972. Nombre de batalla: Sniper (Francotirador). Eran glam: llevaban zapatos de plataforma. Jeff ideó su primer heterónimo: Jeff Starship. Todo rocker tiene un pasado vergonzante. De ahí la rabia por venir.

6. Ese mismo año tuvo que ser ingresado en un hospital. Escuchaba voces en su cabeza (y no eran las de John Lennon y Ronnie Spector). «Has cerrado mal la puerta», «llevas mal lavado el pelo», «no vas a decir bien lo que estás a punto de decir». Ese tipo de mierda. Sufría ataques de furia. Amenazó a su madre con un cuchillo. Tienen un nombre que, en siglas, suena a rock and roll: TOC (Trastorno obsesivo compulsivo). Pastillitas.

7. Deberían agrandar la fuente tipográfica del año en los calendarios: 1974. Nacen los Ramones. Los cuatro músicos, que se conocían del instituto del eslogan lamentable, deciden adoptar personalidades falsas, hermanadas por el apellido Ramone. Se lo birlaron a Paul McCartney, que lo usaba como mote en los hoteles (Paul Ramone) cuando le daba por el incógnito.

8. Gastaron en los primeros instrumentos 50 dólares: Johnny Ramone (John Cummings, un raterillo con antecedentes) compró una guitarra Mosrite azul y Dee Dee Ramone (Douglas Colvin) un bajo DanElectro. Joey ya tenía una batería. Se la habían regalado sus padres.

"Ramones" (1976): desde la izquierda, Johnny, Marky, Joey y Dee Dee

"Ramones" (1976): desde la izquierda, Johnny, Tommy, Joey y Dee Dee

8.  Antes del fin de 1974 convencen a Joey de que deje la batería y se coloque ante el micrófono. La idea de cantar le producía pánico por timidez y porque su voz le parecía «horrorosa, insoportable». Unos años después Phil Spector, que de timbres vocales sabe un rato (también de armas de fuego), le aseguró que estaba llamado a ser «el nuevo Buddy Holly«.

9. Los primeros ensayos anuncian la conmoción: menos es más, vale, pero tienes que ir a todo trapo. Cuatro chicos uniformados (chupa de motero, jeans-pitillo rasgados en las rodillas, zapatillas baratas de travesuras, pelanas) tocando a 3.000 revoluciones por minuto, reduciendo la herencia de Elvis y Slade a pura fórmula masturbante. ¿Son hombres? ¿Son pájaros surfistas? ¿Son súper héroes de Marvel? ¡Son los Ramones! La historia discográfica es tan bonita que no merece la suciedad de las palabras. Vívanla ustedes.

10. Primer concierto: 30 de marzo de 1974, en el Perfomance. Canciones-metralleta de menos de dos minutos. Ninguna interrupción entre tema y tema excepto algún grito tribal: «One, two, three, let’s go!», «Gabba Gabba Hey!»… Siguieron aplicando la fórmula durante 22 años, en 2.263 conciertos. En cada actuación de dos horas podían tocar entre 120 y 160 temas. No necesitas descansar cuando eres feliz.

"Bonzo Goes to Bitburg" (1985)

"Bonzo Goes to Bitburg" (1985)

11. La vida interna del grupo no tiene la misma belleza y los héroes, como sabemos, tienen talones. Johhnny es un reaccionario («el punk es de derechas»). Casi llega a las manos con Joey por el single Bonzo Goes to Bitburg, donde se critica la visita oficial del presidente Ronald Reagan a un cementerio donde están enterrados altos mandos de las SS nazis.

12. Dee Dee vive pendiente del siguiente pico de heroína.

13. Johnny acusa a Joey, cada vez más creativo e importante en el grupo,  de querer ser «una prima donna». Después se lía con la novia del cantante, Linda Danielle, con la que acabará casándose. Joey, que jamás volverá a dirigir la palabra a ninguno de los dos, contesta con una canción: The KKK took my baby away (El Klu Klux Klan se llevó a mi chica).

14. Joey empieza a darle duro al alcohol y la cocaína.

15. En 1994 le diagnostican un linfoma. No dice nada al resto del grupo.

16. Los Ramones tocan por última vez en 1996. El año anterior editan el premonitorio y mágico ¡Adiós amigos! (así, en bravo castellano y con signos de admiración de entrada y cierre), su decimocuarto álbum de estudio. Joey canta mejor que nunca y los músicos, que ya ni se hablan, deciden regalarnos un último momento de felicidad plena. El Abbey Road de los noventa.

17. En 1999 Joey produce un extenden play para Ronnie Spector (cantante de las Ronettes y ex esposa de Phil Spector). El disco, She Talks to Rainbows, es delicioso.

Joey Ramone (1951 - 2001)

Joey Ramone (1951 - 2001)

18. El estado físico de Joey se deteriora. En diciembre de 2000 se rompe una cadera en una caída accidental. No le pueden operar porque deberían interrumpir la quimioterapia contra el linfoma. El 15 de abril de 2001 muere en un hospital de Nueva York tras escuchar una canción de U2, In a Little While.

19. En 2003, el Ayuntamiento de Nueva York rinde homenaje al chico de Queens que se convirtió en King: crearon la esquina de Joey Ramone, en el bloque del CBGB, el club donde los Ramones tocaron tantas veces. Después de unos años tienen que elevar la placa a seis metros de altura porque no paran de robarla.

20. En 2004 Entre 2002 y 2004 mueren otros dos ramones: Dee Dee, el 5 de junio de 2002 (sobredosis de heroína), y Johnny, el 15 de septiembre de 2004 (cáncer de próstata). Ambos habían trasladado su residencia a Los Ángeles y allí están enterrados. Nunca regresaron a Nueva York.

Ánxel Grove