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Los futbolistas de Inglaterra hacen el saludo nazi (y otro millón de minutos de noticias)

La selección inglesa de fútbol hace el saludo nazi en Berlín en 1938

La selección inglesa de fútbol hace el saludo nazi en Berlín en 1938

Un millón de minutos de reportajes cinematográficos cortos (newsreel, en inglés) han sido alojados en el canal de YouTube de la agencia Associated Press (AP). Son 550.000 noticias filmadas en cine desde 1895: un balcón para asomarse al pasado, un buen ejercicio, como es sabido, para combatir la borrachera del presente multicambiante y la resaca de sentir que nada anterior a la ingeniería informática sirve para nada.

Los promotores del archivo, el mayor de noticias filmadas y digitalizadas que puede encontrarse en línea, definen el asunto como «una enciclopedia visual» de alto calado. No les falta razón: serían necesarios dos años de visualización ininterrumpida para agotar el material. Además de AP, en la iniciativa está embarcada también British Movietone (British Pathé), la productora de noticias en cine que funcionó en el Reino Unido hasta 1986.

Abundan en los múltiples recodos de los archivos lecciones de historia contadas casi siempre con el tono algo añejo y rimbombante de los noticieros que nos ponían antes del largometraje y que, sin embargo, todavía son frescas y oportunas.

Por ejemplo:

1. El terremoto de San Francisco de 1906 que, junto con los incendios que provocó, dejó la ciudad convertida en un guiñapo. Algunos sismólogos dicen que no pasará demasiado tiempo antes de que la falla de San Andrés vuelva a eructar de nuevo con el sismo al que llaman big one (el grande, que en 2006 predecían para los próximos diez años, o sea: ya), una circunstancia que me emociona teniendo en cuenta que en las inmediaciones de la hoy clasista e invivible ciudad están los cuarteles generales de los supervillanos (Apple, Facebook, Oracle, Adobe, eBay, Twitter…).

2. Partido de fútbol Alemania-Inglaterra en Berlín, 1938. Cuando suena el himno alemán, los jugadores de la selección inglesa, en uno de esos gestos que han convertido el fútbol en el deporte más cazurro de la historia y a los futbolistas profesionales en los más descerebrados, hacen el saludo nazi —como la hoy Reina Isabel unos pocos años antes, cuando su real tío la entrenaba sobre cómo saludar a lo ario—. Poco después, Hitler empezó a bombardear el Reino Unido, país del que murieron 500.000 ciudadanos entre civiles y militares durante la II Guerra Mundial. El partido de fútbol se celebró en mayo de 1938, dos meses antes del anchluss que llevó a los nazis a anexionarse Austria e iniciar el cisco. Por si a alguien le importa, el clásico lo ganó Inglaterra por paliza: 6-3.

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Pogo, el músico electrónico que fragmenta las películas de Disney

Una sílaba pronunciada por Cenicienta mientras la observa un pajarillo azul, Pepito Grillo cantando sobre una caja de cerillas, una visión fugaz de Mary Poppins girando en medio de una coreografía de deshollinadores… Nick Bertke (Cape Town – Sudáfrica, 1988) —más conocido como Pogo— hace música electrónica como sacando juguetes de un baúl sin fondo, dándole un nuevo significado a dibujos animados y películas que avivan la nostalgia de varias generaciones.

Residente en Perth (Australia) y con años de carrera a pesar de su juventud, en sus mezclas utiliza exclusivamente los sonidos y la música del film, no se permite añadir nada que no pueda encontrar en la banda sonora. Se jacta de no usar programas de manipulación de sonido, de valerse sólo de diminutos fragmentos de audio que luego mezcla.

El montaje visual también merece mención. Pogo ordena las imágenes para que el espectador sepa de dónde salen las piezas de su puzle sonoro, aprovecha momentos en que los personajes bailan y pone en conjunto planos similares de diferentes películas, para envolver su regalo musical en el celofán adecuado.

La nueva pieza de su repertorio se titula Forget (Olvida). La mezcla contiene sonidos, minúsculos trozos de canciones e imágenes de películas de todas las épocas de la factoría Disney, desde La cenicienta, Fantasía, Dumbo y El libro de la selva hasta Pocahontas, Fantasía 2000, algún film más ajeno a los clásicos de Disney como James y el melocotón gigante y clásicos de Hollywood como Desayuno con diamantes.

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‘Arrópame’, el corto de terror que sólo dura un minuto y ya es viral

Fotograma de 'Tuck me in', el cortometraje de Ignacio F. Rodó - (Filminute)

Fotograma de ‘Tuck me in’, el cortometraje de Ignacio F. Rodó – (Filminute)

La historia pone a prueba al espectador con uno de los miedos más clásicos de la infancia: imaginar que el dormitorio, que de día parece el lugar más seguro del mundo, se transforma por la noche en un escenario oscuro en el que se esconde lo desconocido. Tuck me in (Arrópame) es un cortometraje de Ignacio F. Rodó (Barcelona, 1986), que sólo necesita 60 segundos para que el público adulto justifique el terror infantil.

Tal vez para hacerla más universal, Rodó escoge el inglés como idioma y no sitúa la escena en ningún lugar reconocible. La microhistoria del padre que da las buenas noches a su hijo es perfecta para durar un minuto, tiene un final difícil de continuar, no es posible sacar conclusiones y el adorable niño protagonista ya no es quien parece ser.

Desde que el siete de octubre el jurado del festival de cortometrajes Filminute lo nombrara ganador de su novena edición y los organizadores lo colgaran el día 11 en YouTube, el espeluznante trabajo del barcelonés se ha convertido en viral con casi un millón y medio de visionados sólo en este canal de vídeos. También disponible en Vimeo, la página web del certamen y la del autor, las respuestas de los internautas oscila entre las felicitaciones por lograr ponerles los pelos de punta, el intento de buscar explicaciones lógicas a la historia (por ejemplo, que el padre tiene una enfermedad mental) y la dificultad de ser padre o madre.

El festival internacional Filminute reta a «directores, guionistas, animadores, artistas, diseñadores y productores creativos» a desarrollar una gran historia con la única premisa de que tenga un minuto de duración, «ni más ni menos». Los organizadores del certamen independiente creen en el poder de la brevedad y defienden que un gran cortometraje es aquel que, a pesar de ser extremadamente conciso, «sigue resonando» en la cabeza del espectador.

Helena Celdrán

‘Cómo te ve el Sol’, un vídeo sobre el verdadero aspecto de la piel

De los rostros emergen cientos de pecas como constelaciones, señales que no son visibles al ojo humano pero que permanecen ocultas en el interior de la piel. Las personas que participan en el vídeo How the sun sees you (Cómo te ve el Sol) aparecen ante la cámara primero en color y después en un particular tono blanco y negro creado con una luz ultravioleta.

El artista angloestadounidense Thomas Leveritt pidió en las calles de Brooklyn (Nueva York) que hombres, mujeres y niños de diferentes edades posaran frente a la cámara y además puso frente a ellos un monitor para que pudieran verse con la cara convertida en la mayoría de los casos en un mar de pecas.

La cámara capta el reflejo de los rayos UVA en la piel y descubre «los cambios no todavía visibles», el rastro secreto que el sol ha ido dejando con el paso de los años. Algunos reaccionan girando la cara de inmediato, como avergonzados por haber cometido una negligencia, los hay que encuentran divertida la imagen, otros muestran preocupación.

'How the sun sees you' - Thomas Leveritt

La lente, al bloquear los rayos UVA, oscurece los cristales de las gafas de ver y parece convertirlas en gafas de sol, pero el efecto más sorprendente es el que se produce con la crema solar. Quien se la aplica comprueba a través del filtro de la cámara de Leveritt cómo el producto ennegrece la piel como si fuera una mascarilla de barro. Bloqueadora de los efectos de los rayos sobre la piel, funciona como un escudo oscuro ante el que se maravillan los participantes.

Thomas Leveritt - 'How the sun sees you'

Con ya más de nueve millones de vistas en YouTube, el proyecto ha abierto a propósito del vídeo el debate sobre la supuesta bondad de las cremas solares. El mensaje final del vídeo recomienda al espectador mantenerse «guapo», recalca la necesidad de mantener una «piel saludable» utilizando productos contra el sol que en la mayoría de los casos contienen químicos sospechosos (para expertos y usuarios) de ser dañinos para el organismo.

Helena Celdrán

Un sencillo corto de terror que ya es un fenómeno de Internet

En las menciones especiales del concurso de cortometrajes de terror Who’s there? (¿Quién anda ahí?), que acaba de celebrar su primera edición, premiado como el mejor director aparece David F. Sandberg (Suecia, 1981) con Lights Out (Luces fuera). El autor confía en la efectividad de la situación cotidiana —una mujer, antes de acostarse, apaga progresivamente las luces de su casa— y utiliza con habilidad uno de los temores más primarios del ser humano, el miedo a la oscuridad, para grabar sin apenas presupuesto una historia que en 2 minutos y 41 segundos aterra al espectador.

La productora de cine británica Bloody Cuts ha animado a cineastas de todo el mundo a participar en el concurso. Las condiciones de los organizadores eran pocas, pero claras: el corto no podía durar más de 3 minutos, el presupuesto no debía exceder los 1.000 dólares (725 euros) y tenía que ser una obra original producida expresamente para el certamen y que guardara relación con la frase «¿quién anda ahí?». Formaron parte del jurado el director de cine Joe Dante, el guionista y director Marcus Dunstan, el guionista Patrick Melton, la productora y coguionista de Terminator (James Cameron, 1984) Gale Anne Hurd

David Sandberg y su mujer Lota Losten en el "misterioso" pasillo de su casa, donde se grabó el corto

David Sandberg y su mujer Lota Losten en el «misterioso» pasillo de su casa, donde se grabó el corto

Los tres grandes premios fueron para Play Time, de Ryan Thompson (una pesadilla que comienza con una tele encendiéndose sola y mostrando imágenes perturbadoras en blanco y negro); A…, de Peter Czikrai (de toque lynchiano y con trasfondo satánico) e Invectum de Adam-Gabriel Belley y Francis Fortin, un corto que apuesta más por la ciencia ficción que por el terror clásico.

Más visto que las tres propuestas ganadoras, la de Sandberg (que no recibió más que una mención) tiene 1.414.630 vistas en YouTube y en Vimeo ha llegado ya a los 5.300.000. Incluso hay una lista de reproducción de vídeos en YouTube que recopila las reacciones de quienes la ven por primera vez. El autor admite estar «estupefacto por la respuesta» de los internautas ante el humilde corto protagonizado por su mujer Lotta Losten.

El germen de Lights Out se ve con claridad en obras anteriores de Sandberg, en particular en Cam Closer, protagonizada también por Losten y grabado en la misma casa, una historia de poco más de dos minutos en la que buena parte del desarrollo tiene que ver con la pantalla de un smartphone. Esta última pieza sin embargo se ha convertido en viral, ha despertado el deseo de los internautas de compartir el vídeo y lo que han experimentado al verlo.

En su página web personal, Losten (ante el aluvión de visionados del corto) decidió hace unos días recopilar algunos de los comentarios que más le han llamado la atención en las redes sociales. Del «yo hubiera dejado la casa después de ver eso en mi pasillo» al «lo he parado a los 56 segundos hace ya media hora y no sé qué hacer» pasando por el que opina que Lights Out es la película más terrorífica del concurso; la colección de opiniones reafirma la teoría de que el miedo más profundo es el que nos transporta a la intimidad de la situación cotidiana, de repente alterada por un suceso que no tiene explicación.

Helena Celdrán

Nuevo disco (supuestamente) pirata de Bob Dylan, el músico más pirateado

"Great White Wonder", 1969

«Great White Wonder», 1969

En inglés los llaman bootlegs, un término que nació con los bootlegers que se dedicaban al contrabando ilegal de alcohol. En español nos hemos quedado con pirata como el adjetivo calificativo para los productos culturales que no provienen de los canales de fabricación, distribución y explotación oficiales.

Los discos pirata —borrados de la faz del mundo por el aluvión digital, que incluso nos ha hurtado lo prohibido tal como lo entendíamos— fueron, sobre todo durante los años setenta y ochenta, grandes objetos de deseo. No siempre eran fáciles de encontrar, tenían precios elevados y exigían una persistente dedicación en la búsqueda.

Suele considerarse que el primer bootleg de la historia es Great White Wonder, un disco prensado y publicado en los EE UU en el verano de 1969 con ventitantas canciones —en algunas ediciones 24, en otras 26—, casi todas inéditas, de Bob Dylan. El músico había sufrido un accidente de moto en 1966 y desde entonces estaba enclaustrado. Algunos decían que no volvería a grabar; otros, que había visto a Dios y prefería ser un buen padre de familia a un roquero disoluto y los más extremos aseguraban que había muerto.

El disco, que se emitió profusamente por las radios más modernas de ambos lados del Atlántico, mereció un comunicado de la casa discográfica del autor: «Un abuso contra la integridad de un gran artista (…) Sin nuestro conocimiento ni aprobación (…) Difama a Bob Dylan y defraudará a sus seguidores (…) Nuestros abogados tomarán todas las medidas»… Un antecedente, vaya, de ese bla bla bla pro copyright que es el esperanto de nuestro tiempo.

Dylan es el artista más pirateado de la historia. Navegar por cada meandro de la base de datos Bobsboots que agrupa todas las grabaciones ilegales exige una dedicación profunda y requiere semanas. Hay centenares, quizá miles, de grabaciones no autorizadas por el músico.

Bob Dylan Walking With Top Hat, Philadelphia, 1964  © Daniel Kramer

Bob Dylan Walking With Top Hat, Philadelphia, 1964 © Daniel Kramer

Sagaz como pocos, Dylan inició en 1991 una inteligente maniobra: editar oficialmente grabaciones que hasta entonces sólo se podían encontrar en versiones pirata —las titula, en un golpe de cinismo muy apropiado a su carácter socarrón, The Bootleg Series (Las Series Pirata) cuando de extraoficiales no tienen nada—.

Desde el punto de vista musical, nada que objetar: restauración, mejora del sonido con filtraje digital antirruidos, nuevas mezclas, añadido de documentación gráfica e histórica y bastantes sorpresas inesperadas.

Desde el punto de vista del bolsillo: un robo. La política de precios tiene muy en cuenta que se trata de objetos para fanáticos dispuestos a quitarle a sus hijos la cuchara de la boca con tal de hacerse con este o aquel inédito.

Para apuntalar la condición de única persona autorizada para publicar material no autorizado, Dylan tiene en nómina a una despiadada oficina legal que rastrea Internet con tenacidad de hormigas obreras y corta por lo sano todo aquello que encuentra que no produce regalías a las arcas. Encontrar canciones del músico en YouTube, por ejemplo, es una tarea cada vez más estéril.

"Another Self Portrait " (2013)

«Another Self Portrait » (2013)

Las Bootleg Series de Dylan llegarán en unos días al volumen número diez —en realidad son siete, ya que la primera entrega contenía tres volúmenes—.

El nuevo capítulo es Another Self Portrait (1969-1971), que será editado el 27 de agosto. Son canciones encontradas recientemente, según nos dicen, en una labor de reordenación de archivos, de una de las etapas más tristes del artista, la que media entre Self Portrait (1969) —el peor disco de su carrera, etapa pentecostalista incluida— y New Morning (1971).

El producto, con óleo pintado por el cantante en la capa y notas del crítico Greil Marcus (autor de la mítica reseña de Self Portrait que condensaba en la frase inicial todo lo que era necesario saber sobre aquella pestilencia: «¿Que mierda es ésta?»), se puede reservar en la tienda online del artista. Los interesados deben empezar a ahorrar: se anuncian tres versiones que van de la proletaria de dos cedés a 18.98 dólares a la deluxe para bolsillos bien forrados, con cuatro discos y dos libretos a 99.98.

La percha informativa del nuevo disco-pirata-que-no-es-pirata de Dylan, es una pertinente excusa para dar un repaso a las entregas anteriores de la serie.

Volumes 1-3

Volumes 1-3

The Bootleg Series Volumes 1–3: Rare & Unreleased (1961–1991)

Editado en 1991, cubre treinta años y no parece diseñado teniendo en mente la serie posterior. Contiene 58 canciones, 46 de las cuales son ensayos o maquetas previas a las grabaciones, pero algunos de los temas están entre lo mejor de la carrera de Dylan, sobre todo las sesiones improvisadas de sus años bencedrínicos (1965-1967), cuando era un orate capaz de llevar a su terreno, sin instrucciones previas, a los tremendos músicos que le acompañaban.

También hay dos tomas originales que luego fueron insertadas, con muchas menos aristas, en Blood on the Tracks (1975), el disco temático sobre su cruel (por ambas partes) primer divorcio.

La canción del vídeo es mi pieza favorita. Es casi milagroso proseguir el camino de cada uno por su lado inicial a la arrasadora cohesión final.

Vol. 4

Vol. 4

The Bootleg Series, Vol 4: Bob Dylan Live 1966

Quizá se trate del disco pirata más famoso de todos los tiempos, pero fue necesario esperar a 1998 para escucharlo en condiciones y tener constancia de que aquello que presentíamos en los malos prensajes previos era cierto: nadie tocaba en 1966 tan fuerte y con tanta rabia rocker como Dylan y su grupo eléctrico —unos años después bautizados como The Band—.

El disco recoge la actuación del 17 de mayo de 1966 en el Free Trade Hall de Manchester. Hay dos partes: la acústica, con Dylan jaleado por el público inglés, y la eléctrica, donde son audibles los abucheos de la masa que no admitía el tránsito al rock and roll del cantante-miliciano de la protesta social.

Podría escucharlo cada día y cada día admirarlo.

Vol. 5

Vol. 5

The Bootleg Series, Vol 5: Bob Dylan Live 1975

Publicado en 2002, el doble disco recoge algunos momentos de la memorable Rolling Thunder Revue, la loquísima, concurrida —había por momentos 15 músicos en escena— y acelerada por la cocaína gira de Dylan como cómico de la legua por pequeños locales de los EE UU, en algunos de los cuales las actuaciones sólo era anunciadas en el último momento.

Aunque parte de la turnée está documentada en la delirante película Renaldo and Clara —culpemos al speed de la coca de las pretensiones de Dylan al creerse capaz de dirigir— y en el disco faltan muchas de las versiones que era improvisadas en cada show (mención especial: una vibrante recreación de Never Let Me Go del gran Johnny Ace), el volumen es un gran disco en directo.

Vol. 6

Vol. 6

The Bootleg Series, Vol 6: Bob Dylan Live 1964

El mayor de los patinazos de las Bootleg Series.

Publicado en 2004 presenta íntegro un concierto de Dylan, celebrado 40 años antes en el Philharmonic Hall de Nueva York.

El material es de los discos de protesta y el cantante, que ya estaba rumiando el final de la etapa, afronta las canciones con bastante aburrimiento.

Además estaba muy ciego tras haber fumado mucha marihuana antes del concierto y perdía el tono con frecuencia en medio de los temas.

Vol. 7

Vol. 7

The Bootleg Series, Vol 7: No Direction Home, The Soundtrack

Banda sonora del documental de Martin Scorsese No Direction Home (2005) a partir de centenares de horas de material grabado en cine y casi nunca publicado.

Contiene momentos inolvidables como una muy temprana grabación casera de Dylan (1959), la primera actuación eléctrica de su carrera, en el Festival de Newport de 1965, y uno de los momentos cruciales de la historia del rock: la versión de Like a Rolling Stone en Manchester en 1966, precedido por el grito acusador de un asistente («¡Judas!), la respuesta de Dylan («no te creo, eres un mentiroso»), la orden a los músicos del guitarrista Robbie Robertson («¡tocad jodidamente fuerte!») y la versión volcánica del himno.

Vol. 8

Vol. 8

The Bootleg Series, Vol 8: Tell Tale Signs

Colección de rarezas de entre 1989 y 2006, casi todas descartes de las grabaciones de los discos Oh Mercy (1989), World Gone Wrong (1993), Time Out of Mind (1997) y Modern Times (2006).

Dylan se mostró especialmente dadivoso en esta ocasión: permitió la descarga de un tema desde su web y mantuvo todo el disco en streaming durante una semana en la National Public Radio de los EE UU.

Claro que estas decisiones llegaron después del aluvión de críticas por el precio desmedido del disco: 129.99 dólares.

Vol. 9

Vol. 9

The Bootleg Series, Vol 9: The Witmark Demos: 1962-1964

En 2010 apareció la novena entrega de las Bootleg Series, 47 canciones grabadas por Dylan como demos para sus primeras empresas editoras y para intentar hacer negocio vendiendo los temas a otros artistas.

Aunque nunca fueron pensadas como material de consumo público —la producción no existe y las piezas están grabadas en directo, con Dylan (que tenía entre 20 y 22 años) tocando en solitario—, el futuro del cantante y compositor más influyente de la historia es palpable en la contenida ferocidad con que afronta algunos de los temas que se convertirían en himnos sociales y generacionales en pocos meses.

"The genuine Basement Tapes Vol. 1"

«The genuine Basement Tapes Vol. 1»

¿Tiene Dylan material en cartera para seguir echando mano del archivo? La respuesta es: desde luego.

Queda pendiente, por ejemplo, la insistentemente reclamada edición íntegra de las Basement Tapes que grabó entre abril y octubre de 1967 en su casa de campo en Woodstock con The Band. Circulan desde hace años en cinco discos [ con más de un centenar de canciones [1, 2, 3, 4, 5] y sólo una mínima porción fueron editadas oficialmente en un doble disco en 1975.

El viejo zorro tiene (aún más) material pirata para seguir haciendo negocio.

Ánxel Grove

‘Blade Runner’ en acuarelas

Entre la nebulosa azulada se adivina el ventilador de techo de una sala de interrogatorios donde se lleva a cabo un test. El original, más polvoriento, se sustituye por texturas aguadas y tonos con predominancia de azules.

El sueco Anders Ramsell colgó hace unos días en YouTube una animación de casi 13 minutos que reproduce con acuarelas el comienzo de la película Blade Runner (Ridley Scott, 1982) desde la primera secuencia, en la que un empleado de la companía Tyrell —que desarrolla replicantes— entrevista a uno de sus empleados buscando una respuesta emocional que lo clasifique como humano.

Blade Runner: The Aquarelle Edition (Blade Runner: Edición de acuarela) es un ejercicio artístico imaginativo que transforma el clásico de la ciencia ficción, basado en la novela de Phillip K. Dick (1928-1982) ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?.

En los rostros pocos definidos se adivina la rugosidad del papel y entre las manchas cercanas a la abstracción destacan los elementos más personales de la película, como las pantallas gigantes que pueblan la ciudad de Los Ángeles con rostros de Geishas, el peinado atemporal de Rachel o el buho artificial. Ramsell empleó para esos minutos 3285 acuarelas y se ha impuesto la heroica misión de seguir hasta completar el largometraje.

Helena Celdrán

¿Es lo ‘retro’ la sentencia de muerte de la originalidad?

"Retromanía" - Simon Reynolds

"Retromanía" - Simon Reynolds

En alguna otra entrada de este blog me he quejado de la mínima atención que las editoriales en español dedican a los libros sobre música pop-rock.

Hoy cito una excepción a la sequía: Caja Negra Editora, una empresa inteligente e intencionada. ¿Dónde tiene su sede social? ¿En Barcelona?, ¿Madrid?, ¿Sevilla?…  Hay que cruzar el Atlántico para encontrarse con editores que aún creen que en el género de la crítica musical anida un gran periodismo: Caja Negra es una editorial de Buenos Aires que, gracias al cielo, tiene distribución en España desde hace unos meses.

Como santo y seña han puesto en el mercado un par de obras del inglés Simon Reynolds (Londres, 1963): primero Después del rock. Psicodelia, postpunk, electrónica y otras revoluciones inconclusas y ahora Retromanía. La adicción del pop a su propio pasado.

Reynolds —que a veces es dado a la pedantería de mostrarnos sus doctorados, pero que tiene más razón que un santo en casi todo lo que postula— es el enfant terrible de la crítica musical inglesa. Escribe en The Guardian y en otra media docena de medios punteros y lleva un blog muy divertido y ágil.

En su nuevo lanzamiento en español, Retromanía. La adicción del pop a su propio pasado, el agudo diseccionador analiza la locura por «lo retro y la conmemoración» de la cultura pop actual: reediciones, reuniones, mash-ups, biopics, rock docs

Reynolds sostiene que la «sobreabundancia de influencias e imágenes del pasado» que traen consigo las nuevas tecnologías (mp3, Napster, iPod, YouTube, blogs, radios online, MySpace, Spotify…) «parece haber convertido a artistas y oyentes en arqueólogos, profanadores y archivistas. Y al reciclado y la recurrencia en rasgos estructurales de la escena musical».

Simon Reynolds

Simon Reynolds

Las preguntas a las que trata de responder el libro son:

¿Nos dirigimos acaso hacia una especie de catástrofe ecológico-cultural, en la que la búsqueda en los archivos de la historia del rock también se agotará?

¿Qué sucederá cuando nos quedemos sin pasado?

¿Hay algo en el paisaje musical actual que sea lo suficientemente rico para sustentar formas futuras de revivalismo?

¿O es que acaso el reciclado degradará el material original hasta un punto en el que ya no se le pueda extraer valor de uso alguno?

En suma, dado que la música pop está en un delicado «punto de inflexión», porque «nuna antes una sociedad ha estado tan obsesionada como la nuestra con los artefactos culturales de su pasado inmediato», ¿supone este fenómeno una sentencia de muerte para toda originalidad?

¿Llegará nuevamente un tiempo en el que el pasado dejará de ser un museo y un archivo para volver a ser un conjunto de recursos utilizados sin veneración en la búsqueda de territorios sonoros desconocidos?

Ánxel Grove

El injusto olvido de Prince

Prince

Prince

Con sólo 153 centímetros de altura pero la furia de un gigante, ha alcanzado la categoría de mito viviente, casi una leyenda: productor, compositor; músico capaz de tocar cualquier instrumento excepto los de viento —la guitarra, como casi nadie en la actualidad [vean el sobrecogedor solo de este vídeo, una versión de Radiohead, a partir del mínuto 6:50; o de este otro, una de los Beatles, a partir del 3:24]—; renovador del género de la música de baile, que no fue la misma desde su llegada; inventor de técnicas de estudio y tratamiento del sonido de las que todos estaban pendientes para copiarlas; referencia incontestable durante los años ochenta y autor de una veintena de discos de estudio y muchos más proyectos que no cristalizaron o editó bajo seudónimos…, es casi imposible reducirle a un texto introductorio como pretende ser esta entrada.

Acaso en estos tiempos amnésicos hayamos olvidado los discos sorprendentes y narcóticos que Prince n0s regaló entre 1981 y 1988. Tal vez nos hayamos quedado con las peloteras contractuales que le llevaron a adoptar un extraño símbolo como nombre, a actuar con la palabra «esclavo» pintada en la cara y a las risas que provoca la mención de sus seudónimos-disfraz: El Artista antes Conocido como Prince (las siglas en inglés parecen pensadas para que no duerman los niños: TAFKAP) o El Artista…

No es justo.

La semana que viene, el día 7 de junio, Prince cumple 54 años. Sin más pretensión que el homenaje, hemos reunido una serie de circunstancias, apuntes  y referencias sobre el personaje y la obra, ambas candentes, imposibles de evitar, necesarias.

Prince Rogers Trio (el padre de Prince, al piano)

Prince Rogers Trio (el padre de Prince, al piano)

1. Hijo de príncipe. Prince Roger Nelson, nacido en Mineápolis (EE UU), fue bautizado en honor al grupo de jazz Prince Rogers Trio, en el que tocaba el piano su padre, John L. Nelson, un músico vocacional obligado (siete hijos) a trabajar como empleado en una empresa de accesorios industriales y olvidarse de la música. En el piano del padre el crío aprendió a tocar.

2. Funk precoz. A los siete años, Prince compuso una pieza con título premonitorio, Funk Machine.

3. Primer apodo, Skipper (jefe, capitán).

Prince, alias 'Gazoo'

Prince, alias 'Gazoo'

4. Segundo, en el instituto: Gazoo, como el aliénigena cabezón de Los Picapiedra. ¿Motivo? Juzguen ustedes viendo la foto de la izquierda.

5. I’m lovin’ it. La familia no nadaba en la abundancia. Prince iba a veces a un McDonalds para consolarse oliendo el fast food.

6. ¿Epiléptico? En sus escasas entrevistas Prince ha declarado que nació epiléptico, pero que se curó de la enfermedad. No hay constancia de que la información sea cierta.

7. Burlas. En el instituto lo pasó mal. Era objeto de burlas por su baja estatura y la ropa llamativa que vestía. Prince se defendía: no eludía los enfrentamientos físicos.

8. Grand Central. La primera banda, a los 13 años, con compañeros de instituto. Versiones de Sly & the Family Stone y los Jackson 5.

9. Soul y rock. Nunca fue un músico racial exclusivista. Le gustaban Parliament, Funkadelic, James Brown y Miles Davis, pero también Carlos Santana, Jimi Hendrix, los Beatles, Led Zeppelin, Joni Mitchel y Todd Rundgren.

10. En 1975 montó el primer grupo con pretensiones profesionales, 94 East. Grabaron un single y algunas demos que fueron reeditadas años más tarde.

"For You" (Prince, 1976)

"For You" (Prince, 1978)

11. 27 instrumentos. El debut de Prince fue For You, editado en abril de 1978. En las notas interiores, el artista alardeaba que él mismo tocaba los 27 instrumentos que suenan en la grabación. No mentía.

12. «No me vendas como negro». Fue su petición artística a Wea, la primera discográfica con la que tuvo contrato.

13. Grupo de jovencitos. Descontento con el sonido del primer disco, busca un grupo estable, se muda a una casita en las afueras de Mineápolis, consigue una grabadora de cuatro pistas y empieza a experimentar. El guitarrista Dez Dickerson, el teclista Dr. Fink y el batería Bobby Z se convierten en sus aliados de confianza. Ninguno tiene más de 23 años.

"Dirty Mind" (Prince, 1980)

"Dirty Mind" (Prince, 1980)

14. Lascivia y provocación. Tras un disco de transición (Prince, 1979), lanzan Dirty Mind (1980), uno de los discos más importantes de su época —pese a la portada—: la música disco toma aliento de la ruptura propuesta por el punk y la new wave, el funk se cruza con el rock and roll. Temáticamente, una sola emoción: lascivia. Una de la canciones, Head, remite a una felación; otra, Sister, a un incesto; otra, Do It All Night, a placer descontrolado…

15. Cerca del Dakota. Prince estaba a pocas manzanas del edificio Dakota de Nueva York cuando John Lennon fue asesinado, en diciembre de 1980.

16. La megaestrella. La década de los años ochenta es de fertilidad y grandes discos: Controversy (1981), con una oda a la masturbación; el doble álbum 1999 (1982), con piezas contra las armas nucleares y el sadomasoquismo; Purple Rain (1984); los sicodélicos Around the World in a Day (1985) y Parade (1986); la obra cumbre Sign ‘O’ the Times (1987) y Lovesexy (1988). Durante esta etapa no había nadie capaz de hacerle sombra a Prince, cuyos shows en directo, además, eran lo más salvaje y eléctrico de la música pop, un maridaje del sudoroso ritmo de James Brown con la amplitud astral de Jimi Hendrix.

17. Dieta. Durante estos años locos se alimentaba de espaguetis y zumo de naranja.

Prince

Prince

18. Peligroso. La letra sexualmente explícita —menciona la frase «me estaba masturbando con una revista»— del tema Darling Nikki de Prince llevó a Tipper Gore, entonces esposa del vicepresidente de los EE UU Al Gore, a fundar el Parents Music Resource Center (Centro de Recursos Musicales de Padres), que publicó en 1985 su lista de las Filthy Fifteen (Quince Asquerosas), canciones que, en opinión de la organización, debían ser censuradas.

19. Amoríos. Prince ha estado liado con Kim BasingerCarmen Electra, Madonna, Vanity, Sheila E., Susanna Hoffs, Anna Fantastic, Sherilyn Fenn, Susan Moonsie y Apollonia 6.

Prince y Mayte García

Prince y Mayte García

23. Baile del vientre. Se ha casado y divorciado dos veces. Con su primera mujer, Mayte García, nacida en Puerto Rico, estuvo casado entre 1996 y 2001. Se conocieron en España, durante una gira de él, que quedó seducido por la forma en que ella bailaba la danza del vientre —había ganado un concurso de televisión en los EE UU como la especialista más joven, ¡con 8 años!. La colocó en el cuerpo de baile de sus actuaciones —tapándola bastante— y tuvieron un hijo, Boy Gregory, que nació con una enfermedad grave, el síndrome de Pfeiffer, que le impedía respirar y le causó la muerte pocos días después del parto.

24. Por la Biblia. Con su segunda mujer, Manuela Testolini, estuvo casado entre 2001 y 2006. Se conocieron en un grupo de estudios bíblicos.

25. Protegida. Su última pareja es su protegida Bria Valente (nacida Brenda Fuentes), a quien le ha compuesto canciones.

26. Testigo. Desde 2001 Prince es Testigo de Jehová.

27. Sin cirugía. Por respeto a los dogmas de su religión —que prohiben las transfusiones de sangre—, Prince se ha negado a ser operado de la cadera, donde necesita una prótesis. Tiene los huesos muy desgastados por la violencia de sus bailes en directo, le anunciaron los médicos hace varios años.

Prince en directo, 2010

Prince en directo, 2010

28. Sin himnos. Por la misma razón (mandato de fe), Prince ya no canta en directo ninguno de sus himnos sexuales, entre ellos el Darling Nikki que tan poco gustaba a la señora Gore.

29. Prince es vegetariano. En 2006 le votaron como «el vegetariano más sexy».

30. Cuestión de nombres. Antes de autobautizarse como O ( + > —caracteres ASCCI para representar el símbolo que adoptó como nombre en 1993— había utilizado un gran cantidad de heterónimos para alejarse de la tiranía de los contratos: Jamie Starr, The Kid, Christopher Tracy, Alexander Nevermind, Joey Coco, Tora Tora, Camille, St. Paul, Eric Brazil, Purple Yoda…

Foto de promoción del último disco de Prince "20Ten" (2010)

Foto de promoción del último disco de Prince "20Ten" (2010)

31. Estajanovista. Dicen que es incansable. Cuando se mete en el estudio no sale hasta que no da por terminado lo que tiene en la cabeza. Durante la edición de la película Purple Rain, el director le dijo que le vendrían bien un par de canciones más de este y aquel tono. A la mañana siguiente Prince llegó con el par de temas, grabados, arreglados y producidos en una noche.

32. E-Policía. En los últimos años se ha convertido en un celoso perseguidor de la difusión libre de sus trabajos. Paga millones de dólares a la compañía inglesa Web Sheriff para que obligue a servicios de vídeo como YouTube a retirar cualquier obra que le pertenezca. Es dificilísimo encontrar canciones de Prince e incluso quien difunda fotos del artista corre el peligro de ser demandado.

33. Sin web. Prince es quizá el único músico de primera fila sin web oficial. En 2010 cerró la última, LotusFlow3r.com, y declaró: «Internet se ha acabado. No veo por qué debo ofrecer mi música a iTunes o a cualquier otro. No me pagan un adelanto y, encima, se cabrean porque me niego… Sea como sea, todas estas computadoras y gadgets digitales no son buenos. Llenan tu cabeza de números y eso no puede ser bueno para nadie».

Prince en directo en Australia, el 11 de mayo de este año

Prince en directo en Australia, el 11 de mayo de este año

34. Disco gratis con el diario. Es personal e innovador en sus decisiones sobre distribución: ha firmado contratos de venta exclusivos con la cadena de híperalmacenes Target para ofrecer alguno de sus nuevas grabaciones a precio de ganga —el álbum triple LotusFlow3r (2009) a 4,99 dólares—. Unos años antes, en 2007 distribuyó el disco Planet Earth gratis con el periódico inglés The Mail on Sunday. El diario vendió 2,3 millones de ejemplares y tuvo que imprimir una edición extra de 600.000. No trascendió cuanto le pagó al artista.

35. Mejor que Miles (según Miles). Prince, que ha vendido 80 millones de discos en todo el mundo, fue considerado por la revista Time una de las cien personas más influyentes del mundo en 2010; los oyentes de la BBC le votaron como el octavo mejor guitarrista de los últimos 30 años; el festival de Jazz de Montreux le invitó a ser cabeza de cartel en la edición de 2009… Un último detalle que debería bastar: Miles Davis, el músico que cambió cuatro veces el rumbo de la música pop, el jazz y el rock durante el siglo XX y cuyo ego sólo era superado por su genio, consideraba que Prince era el único artista contemporáneo que le ganaba en creatividad.

Ánxel Grove

¿Cómo serían los ‘logos honestos’ de Apple, Microsoft, YouTube…?

'Vídeos de gatos'

'Vídeos de gatos'

De lejos podría poner Nintendo, McDonalds o MTV. Pero tras la primera ojeada rápida algo llama nuestra atención de atentos consumidores. En las pequeñas letras rojas de los fabricantes de consolas se lee Nothing to do (Nada que hacer). Atravesando la clásica M de la hamburguesería se lee McDiabetes. Bajo las letras ochenteras del canal de música se lee Moronic Television (Televisión imbécil).

«Revelan el contenido verdadero de cada compañía, como en realidad deberían llamarse. Algunos son fáciles, otros algo graciosos, otros puede que sean brillantes. No sé», dice el creador en su cuenta de Flickr.

Honest Logos (Logos honestos) es un proyecto del sueco Viktor Hertz, que ha modificado los emblemas de grandes marcas para decir verdades que duelen.

'La apariencia cuesta' - 'Funcionará durante un tiempo'

'La apariencia cuesta' - 'Funcionará durante un tiempo'

Con solo una imagen cautiva el ojo y la sonrisa del espectador. El diseñador de 29 años intenta desarrollar una idea del modo más simple y más directo posible, como creando flechas mentales que den en el sentimiento y en la razón de modo simultáneo.

Persigue el efecto y busca que quien mire sus trabajos lo vuelva a hacer una segunda e incluso una tercera vez sin caer en el aburrimiento.

'Alargamiento de pene'

'Alargamiento de pene'

Comenzó siendo un pequeño capricho personal. El primero que hizo fue parodiando a YouTube, al que llamo CatVideos (Vídeos de gatos) por la proliferación de grabaciones frívolas, con las gracietas de la mascota de turno, que pueblan el portal. (Por cierto, buscando por Cat Videos en el buscador salen 1.670.000 resultados). Las reacciones positivas en Internet le animaron a continuar con la serie, que ya tiene 29 logos.

Hertz declara que la colección de Logos honestos se tiene que tomar con ligereza, aunque reconoce que hay una importante crítica a las corporaciones tras el barniz de la broma: «Pero no es un ataque hacia ellos. Uso los productos y servicios de muchas de estas compañías, así que supongo que soy algo hipócrita».

Helena Celdrán