Sin efectos especiales Sin efectos especiales

-No deberías llevar esa ropa. -¿Por qué? Sólo es una blusa y una falda. -Entonces no deberías llevar ese cuerpo. 'Fuego en el cuerpo', de Lawrence Kasdan

Archivo de febrero, 2012

Los Oscar en los que el pícaro Dujardin le quitó el Oscar al entrañable Clooney

No he visto la gala de los Oscar. Ya no tengo Canal + y la perspectiva de pasar la noche en el curro, viéndola por televisión mientras mi cabeza golpeaba el teclado de mi ordenador, me apetecía menos que una fabada en un día de calor.

Creo que no me he perdido gran cosa, por lo que leo en la BBC, la gala fue un «festival del aburrimiento» (The Hollywood Reporter), «sin riesgos, muy predecible toda ella » (The Associated Press), en la que Billy Crystal «parecía estar supervisando la cena de un crucero, diseñada para atraer al club de los mayores de 50 años» (The Washington Post) , o lo que es lo mismo, diseñada para atraer a los académicos de Hollywood, que en su gran mayoría están en edad de disfrutar de su dorada jubilación en Florida.

Lo de la previsibilidad parece fuera de toda duda, pues hubo pocos sustos,  con excepción de alguna que otra sorpresa (como que Woody Allen ganara el premio al mejor guión original, cuando competía con The artist y Nader y Simin), aunque también me ha llamado la atención que muchos medios americanos se hayan llevado las manos a la cabeza con el premio a Meryl Streep. Al parecer allí apostaban más por Viola Davis (o eso dicen ahora).

Lo del premio a Dujardin no ha chocado tanto. El premio estaba entre él y un entrañable y convincente George Clooney. Y yo ahí, lo confieso, tenía el corazón dividido. Dujardin está soberbio en The artist. Es tierno, seductor, presumido… viéndolo luego en las ruedas de prensa que ha dado con su particular cosecha de premios, se adivina en él un gran cómico, risueño y guasón.  ¿Pero Clooney? Ay, Clooney . Estaba tan bien en Los descendientes, ¡inspiraba tanta ternura! ¿No entraban acaso ganas de llevártelo a casa, después de verlo correr en chanclas?

Algo así (o quizás algo más) debían estar pensando estas fans que lo esperaban junto a la alfombra roja.  Dios mío, George, qué caras, no me extraña que te hayas agenciado a una exluchadora profesional como guardaespaldas, perdón, como novia.

En cuanto a The artist, ya sé que se está poniendo de moda criticarla por falta de  méritos: que si es más de lo mismo, que si su triunfo supone una apuesta de la Academia por el pasado… ¿Qué queréis que os diga? Es, a mi juicio, una gran película y me gusta porque,  además de ser técnica y artísticamente impecable, y lograr seducir a un público del siglo XXI con las armas y el lenguaje con las que se originó el cine, apuesta por la base de cualquier obra de calidad: un guión sólido que cuente una buena historia (aunque esta sea conocida y recurra al happy ending, algo que no es muy del gusto de los gafapasteros más exigentes).  ¿No son esos suficientes méritos?

PD. Un saludo especial a mi compañero Alberto Grados que hizo un minuto a minuto y una crónica formidables, sin perder detalle.

La foto de Clooney es de un pantallazo de us.imdb.com. La otra, en la que Streep demuestra lo buena actriz que es tras oír su nombre como ganadora, es de EFE.

Los Oscar, ¿un premio importante? ¿Un ardid publicitario? ¿Un asunto de cinéfilos?

Ya queda menos para el gran día. La gran fiesta del cine se celebra este domingo en Los Angeles. El domingo se entregan los Oscar.

Criticados y cuestionados, devaluados y revalorizados, dependiendo de  épocas, son sin duda los premios más importantes de la industria del cine, los únicos que pueden cambiarte la vida. Hasta quienes los miran con reservas y distanciamiento reconocen que lograr uno consigue colocar tu nombre en el mapa de ‘los que pilotan en el cine’.

Hace unos días Fernando Trueba pasaba por nuestra redacción para hacer un encuentro digital con nuestros lectores. Nos pilló en medio de la reunión de redacción que hacemos por la mañana. Simpático, se paró a saludarnos, y nosotros aprovechamos para desearle suerte y preguntarle por los Oscar. No recuerdo sus palabras exactas, pero más o menos vino a decir que estaba tranquilo, que siempre acudía a los sitios «desanimado» (pensando que no iba a ganar) y que en este mundo en el que vivimos, tan tontorrón y superficial, en el que parece que solo se valora lo que ha sido premiado, lograr un premio como el Oscar ayuda a poder seguir trabajando. A él le ayudó mucho lograr el Oscar, dijo, pero decía que pensaba que este año la favorita de su categoría era ‘Rango‘, de Gore Verbinski (‘Piratas del Caribe’). Ojalá se equivoque.

Año tras año somos muchos los que criticamos los premios, hablamos de su previsibilidad, su mercantilismo, injusticia y arbitrariedad, pero no podemos evitar prestarles atención y volvernos locos con todo lo que se publica sobre ellos.

Los Oscar son un emblema de la historia del cine. Es verdad que han dejado sin él a muchos de nuestros ídolos (Orson Welles, Hitchcock, Fritz Lang, Cary Grant… ) y que también lo han ganado personas de las que casi ni recordamos el nombre (Haing S. Ngor, Beatrice StraightJohn Houseman …); pero también es el premio que encumbra a las estrellas bajo el marchamo de ‘sublimes’. Los mitómanos somos así.

Cualquiera que sea vuestro grado de oscaritis (inexistente, leve, grave o ‘para hacérselo mirar’), os invito a que nos acompañéis en 20minutos.es la noche de los Oscar. Hemos preparado un especial donde podéis ver todos los tráilers de las películas nominadas, y os vamos a contar el minuto a minuto de lo que pasa en Los Angeles.

Y nos tragamos otra gala de los Goya soporífera, que solo Segura animó

¿Y la 26 ceremonia de entrega de los Goya, la primera con Enrique González Macho de presidente de la Academia, y la primera que presentaba la humorista Eva Hache?

Pues qué queréis que os diga, que hasta que no salió Segura me lo estaba pasando mejor leyéndola en Twitter que viéndola. Por lo demás, alguna que otra sorpresa pequeña y mucho premio previsible.

¿Un calificativo? ¿Soporífera os parece demasiado fuerte?

  • La sensación general: no he podido evitar echar de menos (un poco) a Buenafuente, (mucho) a Corbacho, y desear que alguien se apiade de nosotros y le dé una oportunidad a Segura como presentador de la gala el próximo año.
  • Las anécdotas: el muletilla espontáneo que reclamaba atención para rodar un western en Extremadura y que Elena Anaya y Jan Cornet hayan ganado el Goya por el mismo personaje, mejor actriz y mejor actor revelación, respectivamente.
  • Las pequeñas sorpresas: el Goya de actor de reparto para Lluís Homar (cuando el 50% se lo adjudicaba a Raúl Arévalo y el otro 50% a Juanjo Artero), el Goya al guión adaptado de ‘Arrugas‘, el Goya al actor revelación para Jan Cornet y la dirección artística para Juan Pedro de Gaspar por ‘Blackthorn. Han sido sorpresas agradables y merecidas.
  • La pregunta: ¿Por qué Eva Hache se pasó la gala desaparecida? El guión era malo sí, pero si cuentas con una humorista, intenta sacarle algo más de provecho ¿no?
  • El momento más controvertido en la red: el discurso del presidente Enrique González Macho (“todos somos internautas”) y la intervención de Marta Etura, hablando de la “hostilidad” hacia el cine español. Mientras en Twitter: “Tiempo para ir al WC”, “Almodóvar lleva gafas porque se duerme a ratos”, “El subtexto del discurso: «No toque las subvenciones, calvo de m…” (Wert estaba en la sala).
  • El momento más controvertido dentro de la sala (imagino, por eso de las personalidades políticas que había): el discurso de agradecimiento de Isabel Coixet: “La Justicia aparta el juez Garzón, pero nadie podrá apartar la Justicia de Garzón” o algo así.
  • El momento más emotivo: La reaparición de Silvia Abascal tras el ictus que sufrió hace un año y su sincero: “gracias por estar”.
  • Mi cero más absoluto: a la realización. Nos ha escamoteado miradas y reacciones claves (por ejemplo las del ministro de cultura Wert) y el momento del espontáneo (¿no es absurdo intentar tapar algo que en el fondo estamos viendo o intuyendo?). Además de haberse perdido la salida al escenario de Elena Anaya.
  • Mi pizquita de pena: ver a mi excompi de facultad, Mateo Gil, irse a casa sin la estatuilla al mejor director.

Fassbender sí es una estrella, o al menos va camino de serlo, con ayuda de Clooney

Yo no pensaba dedicarle ni cinco líneas a esto, no porque no me hubiera parecido curiosa la anécdota ni porque no me piense que cualquier excusa es buena para hablar de Fassbender (¿A qué sí, Madre reciente?),  sino porque pensaba que era algo requetesabido. Pero mira por donde esta mañana me encuentro con que la mitad de mis colegas no habían visto esto.

Es el vídeo de la gracieta que George Clooney se marcó en la entrega de los Globos de Oro a costa de los atributos de Michael Fassbender en ‘Shame’, un hombre del que dice que «podría jugar perfectamente al golf con las manos en la espalda«. Imagino que sobran las explicaciones.

La conversación con mis colegas se inició a raíz del debate sobre si Michael Fassbender es o no una estrella y merecía por sí solo una de las fotogalerías de 20minutos.es

Mi respuesta fue unánime: lo merece. Si no es estrictamente una estrella, en el sentido de que su nombre todavía es desconocido para lo que grandilocuentemente llamamos ‘el gran público’ y quizá no tenga aún entidad suficiente como para arrastrar por sí solo a la gente al cine, solo hay que darle tiempo.

Ya prepara su tercera película con Steve McQueen, con el que ha demostrado que logra interpretaciones que dejan huella, y solo necesita un poco de la atención que procura Hollywood para que su cara comience a acaparar portadas de revistas mayoritarias.

Tiene percha, una sonrisa irresistible y sabe actuar… ¿no es eso mucho más de lo que tienen la mayoría?

De momento Clooney ha desviado la atención hacia él en una entrega de premios, y muchos críticos han protestado porque no lograra la nominación al Oscar. ¿De verdad que Brad Pitt  ‘en ‘Moneyball’ está mejor que él?

Películas románticas, un género de capa caída… hasta que llegó ‘The Artist’

Hace cuatro años (dios, mío, me cuesta hasta escribirlo C-U-A-T-R-O; pero si fue ayer… ) tal día como hoy, con flechas cupídicas sobrevolando nuestras cabezas, os hablaba de pasar una noche romántica en casita, abrazados a vuestros/as respectivos, tapados con una buena manta, frente a una buena película de amor. Entonces yo os proponía películas como ‘Expiación’, ‘Mi Idaho privado’,’Eva al desnudo‘, ‘Cuando menos te lo esperas‘, ‘Mouline Rouge’, ‘2 días en París‘ … y vosotros añadíais títulos como El diario de Noa, Un paseo para recordar, ‘Desayuno con diamantes, ‘Antes del amanecer‘, ‘Olvídate de Mí‘, ‘Lost in translation’, ‘El paciente inglés’, ‘Love Actually’, ‘La edad de la inocencia’

En estos años, se han estrenado multitud de filmes, pero sinceramente me cuesta encontrar una buena película romántica, buena de verdad, que quisiera ver tal día como hoy. Si dejo al margen ‘The Artist’, que de momento solo está disponible en el cine y que creo que tiene una de las historias de amor más bonitas que se han rodado nunca, solo me vienen a la cabeza películas más o menos curiosas como ‘Manual de amore 3‘, ‘Lío embarazoso‘,  la alemana ‘Un conejo sin orejas’ (que es anterior a 2008, pero que yo vi hace solo unos años)… o dramas tipo ‘An Education’ o ‘El lector’.

Dios mío, cuánta bazofia seudoamorosa me he tragado: ‘Exposados‘,  ‘Qué les pasa a los hombres‘, ‘¿Cómo sabes si…?‘Crepúsculo’… uf, no sigo, realmente lo he intentado, pero el género está de capa caída. Cuántos personajes planos, cuántos planteamientos absurdos… qué idealizaciones más descerebradas…qué cursiladas más almibaradas...

Quizá me esté dejando alguna buena película que ahora se me escapa, pero en general, hasta que llegó ‘The Artist‘, cada vez que quería un poco de ‘love in the air’ tenía que recurrir a los clásicos o remontarme a películas de hace al menos un lustro.

Películas para una democracia bananera

Me siento estafada, engañada. Muchas personas me han tomado el pelo todos estos años: mis padres, mis profesores, los periódicos que he leído, las radios que he escuchado, mis amigos… Me dijeron que esto era una democracia, con leyes justas y tal, donde primaba el principio de igualdad, mismas oportunidades para todos y bla, bla, bla… y me encuentro con que, ni todos tenemos las mismas oportunidades, ni la justicia es igual para todos, ni la construcción de una sociedad justa, equitativa, solidaria y avanzada es una prioridad para los que parten el bacalao (ah, perdón, que queda algo basto: para los poderes del Estado y los poderes fácticos, esos que nadie vota, pero son los que ordenan cuándo ponerse firmes).

Por supuesto, esta caída del guindo no se produjo ayer. Mi nivel de ingenuidad no era tan exagerado como para ignorar los niveles de paro, la imposibilidad de acceder a un trabajo por méritos, la corrupción y desfachatez de la clase política, la corrupción de jueces y abogados, las mafias empresariales, los empresarios mafiosos y demás… A una le gusta mucho el cine, pero pasea su maltrecho palmito por la realidad. ¿Cómo ignorar con lo que se convive?

Sin embargo, sí reconozco que ayer, tras conocer la condena por unanimidad al juez Baltasar Garzón (poco después de que se conociera que se investiga al juez que intruye el caso Urdangarín) sí oí ese chasquido mental que anuncia el hartazgo, la náusea de vivir en un país de pandereta, de chiste, de esperpento buñueliano, en definitiva, de vivir en una monarquía bananera con ínfulas de modernidad.

Así, con ese humor, empecé a repasar qué películas podrían acompañar el tono del país. En principio pensé en ‘El padrino’. No, demasiado evidente. Y ¿’Uno de los nuestros’? No, por aquí la violencia es más sofisticada. Hay que ir a las películas de juicios, a los grandes clásicos como ‘Anatomía de un asesinato‘, ‘En el nombre del padre‘, ’12 hombres sin piedad’, ‘Testigo de cargo‘, ‘Vencedores o vencidos‘, ‘Un hombre para la eternidad’, ‘Matar a un ruiseñor‘ (¡ay, Atticus Finch!), El proceso. Sí, no sé por qué esa película de Welles me da tanto vueltas en la cabeza… y ese fragmento del texto de Kafka:

–¿Tienes algún prejuicio contra mí? –preguntó K.
–No tengo ningún prejuicio contra ti –dijo el sacerdote.
–Te lo agradezco –dijo K–. Todos los demás que participan en mi proceso tienen un prejuicio contra mí. Ellos se lo inspiran también a los que no participan en él. Mi posición es cada vez más difícil.
–Interpretas mal los hechos –dijo el sacerdote–, la sentencia no se pronuncia de una vez, el procedimiento se va convirtiendo lentamente en sentencia.

(Este fragmento lo he copiado del blog traslaspuertas.)

No, definitivamente me estoy equivocando de género. Quizá deberíamos viajar al Oeste… recuperar ‘Solo ante el peligro‘, ‘Río Bravo’, ‘El sargento negro‘… o quizá a nosotros nos va más esto.

Admito otras sugerencias.

PD. Aunque sobran las explicaciones: lo de empresarios mafiosos no va por los que dirigen esta empresa, afortunadamente para los que aquí trabajamos.

Recordando a Ben Gazzara

Tenía una de esas miradas que parece estar siempre conteniendo una carcajada a punto de estallar. Ben Gazzara era uno de esos grandes actores (protagonista durante una época de su vida, secundario en películas indis, durante otra) que disfrutaba de la simpatía del público, y sobre todo de la crítica, que se rendía ante sus arrebatadoras interpretaciones en Broadway.

Gazzara murió el pasado día 3 en Nueva York (la noticia se conoció el pasado fin de semana) debido a un cáncer de páncreas. Tenía 81 años.

Estos días he vuelto a releer lo que contaba de él su amigo Peter Bogdanovich, uno de los directores que, junto a John Cassavetes, mejor supo entenderlo y tratarlo.

Ben Gazzara era, según decía todo el mundo, el actor más sexy e hipnótico que había visto en Broadway y off-Broadway desde Marlon Brando en ‘Un tranvía llamado deseo’ unas seis temporadas antes. Mientras Brando era genial de una forma pasiva, Gazzara lo era de manera agresiva. Y divertido. (… ) El público apenas podía apartar la vista de Ben (yo no era ninguna excepción). Ejercía una atracción sorprendentemente magnética.

Juntos trabajaron en ‘Saint Jack (El rey de Singapur)‘ y ‘Todos rieron‘, y compartieron muchas noches de juerga, camaradería y confidencias… (además de alguna otra noche con profesionales de la noche durante el rodaje en Singapur de ‘Saint Jack’).

Tener una conversación tranquila en público con Ben Gazzara era algo generalmente imposible. Sobre todo si se había tomado un par de copas para calentarse. Había pocas cosas que Ben no dijera en público en voz alta. La palabra ‘irreprimible’ se inventó para definir a Gazzara entre una multitud.

No sé por cuál de sus filmes lo recordaréis vosotros, pero yo, si tuviera que quedarme con un solo título, sin duda elegiría ‘Anatomía de un asesinato‘.

Charles Dickens, 200 años del nacimiento de un hombre de letras… y de cine

Dicen de él que a pesar de haber ambientado siempre sus obras en las principales ciudades inglesas (especialmente Londres) es uno de los escritores más universales que existen. Su afán por denunciar las injusticias de la sociedad en la que vivía, su preocupación por la infancia y las condiciones de sectores tradicionalmente marginados (como las prostitutas, por ejemplo) lo convierten en un hombre moderno, valiente y solidario.

Charles Dickens nació tal día como hoy hace 200 años en Portsmouth y toda Inglaterra celebra con orgullo la efeméride de uno de sus mejores escritores, y cuya obra es quizá la que más veces ha sido llevada al cine.

Como homenaje al genio que creó personajes míticos (David Copperfield, Oliver Twist, Ebenezer Scrooge…) hoy estaría bien comenzar uno de sus libros, el que más nos haya gustado, uno de los que todavía no hayamos leído… o también ver una de las muchas películas que se basan en su obra.

Las hay para todos los gustos, adaptaciones más o menos fieles, completamente libres, de animación, con efectos especiales… incluso musicales. Basta con echar un vistazo, por ejemplo, a Oliver Twist para ver la cantidad de variaciones que se han hecho de la novela.

A mí de entre todas las películas que he visto y que adaptaban a Dickens me han gustado especialmente el musical ‘Oliver’, de Carol Reed, ‘Oliver Twist’ de Polanski, ‘Oliver Twist‘ de David Lean (que tambíén adaptó Grandes esperanzas en ‘Cadenas rotas’) e ‘Historia de dos ciudades‘, de Ralph Thomas.

Probablemente este mismo año se estrene la enésima adaptación de ‘Grandes esperanzas‘ que ha rodado Mike Newell, con Ralph Fiennes y Helena Bonham Carter.

Con el comienzo de esta magnífica novela os dejo:

Siendo Pirrip el apellido de mi padre, y Phillip mi nombre de pila, mi lengua infantil no alcanzó a hacer de ambas palabras nada más largo ni más explícito que Pip. Así, yo me llamé a mi mismo Pip, y por Pip vine a ser conocido por los demás.

Un libro de memorias de un prostituto bisexual de Hollywood desvela los secretos sexuales de los grandes de la época dorada

No sé si llegará a ser un superventas  o si lo veremos en las librerías de por aquí traducido al español, pero Scotty Bowers, un octogenario gigoló y prostituto bisexual de Hollywood,  ha conseguido que muchos medios hagan un hueco, en sus respectivas secciones de cultura, al libro de memorias que está a punto de publicar.

No es difícil imaginar por qué.

Bowers, de 88 años, ha escrito un libro que promete dejar a la altura de La bella durmiente el célebre libro de Hollywood Babiliona, de Keneth Anger. Con el sugerente título de Full Service: My adventures in Hollywood and the Secret Sex Lives of the Stars (Servicio completo: Mis aventuras en Hollywood y las vidas sexuales secretas de las estrellas), sale a la venta el próximo 14 de febrero (sí, el día de San Valentín), en EE UU.

En él Bowers revela sus relaciones homosexuales con algunas de las grandes estrellas de la época dorada de Hollywood. También su labor de mediación para conseguir chicas o chicos a sus clientes. Por su gasolinera que servía de tapadera, Bowers cuenta que pasaron gente como Cary Grant (con el que tuvo encuentros sexuales frecuentes), Vivian Leigh, Walter Pidgeon, Édith Piaf o Rock Hudson.

 

También cuenta que a lo largo de sus décadas de amistad con Katherine Hepburn, le llegó a ‘presentar’ unas 150 chicas, alguna de ellas incluso llegó a ser más o menos fija. Y que también se lo montó frecuentemente con Spencer Tracy (gran amor de Hepburn), con el que al parecer tuvo una relación muy apasionada.

Bowers, que lleva casado 27 años con la misma mujer, y que muy bien podría haber pasado el resto de sus días disfrutando del sol de Florida, que es el equivalente a nuestro Benidorm para los jubilados yanquis, dice que dejó sus asuntillos en la década de los 80, con la aparición del Sida, y que habla ahora porque ya todos los afectados están muertos y no puede herir a nadie. Se le olvida mencionar que tampoco ahora puede nadie responderle, ni acusarle de mentir o inventarse datos.

Sí, creo que será un éxito de ventas. Reconozco que yo también siento una morbosa curiosidad por leerlo.

Un ministro australiano copia un discurso de una película de Michael Douglas

Si no tienes nada interesante que decir, mantente callado; pero si no puedes porque eres un político y tienes frente a ti a un grupo de seguidores o periodistas que esperan tus palabras, entonces recurre al ingenio propio, o al ajeno.
Anthony Albanese, el ministro australiano de transporte se está convirtiendo en una estrella fuera de su país gracias a un vídeo que demuestra, gracias a un montaje paralelo, cómo plagió, palabra por palabra, parte del discurso de Michael Douglas en El presidente y Miss Wade.

Esto fue lo que dijo Anthony Albanese:

In Australia we have serious challenges to solve and we need serious people to solve them. Unfortunately Tony Abbot is not the least bit interested in fixing anything. He is only interested in two things, making Australians afraid of it and telling them who is to blame for it. (En Australia tenemos importantes desafíos que resolver y necesitamos gente seria para resolverlos. Desgraciadamente, Tony Abbot (líder del partido liberal) no está mínimamente interesado en hacerlo. Sólo le interesan dos cosas: meter miedo a los australianos y decirles a quién echar la culpa).

Y estas son las palabras de Douglas:

We have serious problems to solve, and we need serious men to solve them. And whatever your particular problem is, I promise you, Bob Rumson (papel que interpretaba Richard Dreyfuss) is not the least bit interested in solving it.He is interested in two things and two things only: making you afraid of it and telling you who’s to blame for it.

Como veis, casi dos calcos, que fueron pillados gracias a un espabilado del partido liberal (en la oposición) que corrió a google a meter ese discurso que tan familiar le sonaba… y ¡bingo!


El asunto más que motivo de escándalo en Australia, ha sido motivo de mofa, y una excusa justificada para atacar a los laboristas por su falta de ideas (al menos originales). Albanese ha dicho que desconocía que el discurso que le había preparado su asesor había sido copiado del guión de Aaron Sorkin (creador de El ala Oeste de la Casa Blanca), y quizá harto de que todos en nuestras antípodas le dijeran eso de «Eh, que tú no eres Michael Douglas«, pidió un poco de tregua vía twitter, utilizando esta vez una frase de Homer Simpson.’D’oh! Stuff up.

Tranquilo Albanese, la intertextualidad está de moda (y el copieteo atribuido a los ‘traspapeleos informáticos’ también).
Pequeño gran Becario, una vez más, gracias por ponerme tras la pista de este vídeo.