Archivo de enero, 2023

Dani Alves y las culturas de violencia

Este artículo no es únicamente de Dani Alves. Aunque las pruebas que se han filtrado a la prensa sobre la presunta agresión sexual del futbolista brasileño apuntan a su culpabilidad, habrá que esperar al juicio para salir de dudas.  Con independencia de su culpabilidad o inocencia, nada más salir la noticia, algunos de los comentarios de sus defensores iban en la linea de un tipo como él, que puede tener a cualquiera, no necesita hacer eso. Mas esta afirmación erra el tiro, porque las agresiones sexuales no son de personas necesitadas de sexo.

Al igual que el acoso laboral no es de alguien que necesita ser un hijo de puta en el trabajo. Ni tampoco el perpetrador de bullying o acoso escolar no acosa porque no sabe hacer otra cosa. Tanto las agresiones sexuales, como el acoso laboral o el acoso escolar tienen una pauta en común: los acosadores acosan porque pueden. Porque han hecho un uso abusivo de su poder y nadie les ha parado los pies. Plácido Domingo empezó a abusar, no pasó nada y siguió haciéndolo durante años. El patrón del abuso de poder siempre es el mismo: de alguien más fuerte frente a alguien más débil. El más fuerte lo puede ser por distintas razones: por ser más fuerte físicamente, por tener más dinero – ambas características confluyen en Alves – por ser más popular, tener más status, por ser el jefe, etcétera. El abusador deshumaniza al otro colgándole una etiqueta: de diferente, de maricón, de puta, de carne de cañón escolar…lo que legitima la agresión.

(Marco Bianchetti, UNSPLASH)

Cualquier acosador necesita de una cultura que arrope la realización de sus acciones. La cultura encarnada por las personas que rodean a acosadores y abusados, normaliza la violencia de cierto tipo de persona a cierto tipo de otra. Normaliza el hecho que la posible víctima es alguien de quien se puede abusar, por el hecho de ser mujer, tener un físico particular, hablar con cierto acento, cierta orientación sexual y un interminable etcétera. Por esta razón, lo preocupante de Alves, más allá de los hechos de la discoteca Sutton si el juez así lo confirma, es ¿a cuántas mujeres habrá agredido sexualmente sin que se hayan atrevido a denunciar? ¿Cuántos deportistas de élite habrán hecho lo mismo inmersos en una cultura de abuso y violencia sexual?

Tristemente, hoy día existen muchas culturas de violencia y van más allá de lo sexual. Por ejemplo son los casos de acoso laboral, en la que una persona es manipulada a través de mentiras, medias verdades y gran persuasión, lo que genera un impacto demoledor en la salud mental de la víctima, como constato a menudo en mi práctica de coaching.

De índole especialmente preocupante, por afectar a seres en desarrollo son los casos de acoso escolar que pasan inadvertidos en las escuelas porque sus responsables miran hacia otro lado, hasta que es demasiado tarde, como fue el caso de Kira López, la joven barcelonesa que se suicidó en 2021 con tan solo quince años. Las culturas escolares de violencia se ven hoy día amplificadas por las redes sociales a las que están sometidos los jóvenes, en las que la violencia verbal y psicológica florece descontrolada. Por fortuna la mayoría de casos de acoso escolar no terminan en suicidio, sin embargo, los supervivientes al mismo cuentan con un riesgo aumentado de sufrir como adultos problemas de salud mental, como ansiedad generalizada, ataques de pánico, agorafobia, depresión…

Un caso demoledor del impacto de una sobreexposición a culturas de violencia es el de la influencer Olympe. La joven cuenta con un pasado muy traumático,  marcado por el abandono de sus padres, abusos sexuales, violaciones, bullying…que ha derivado en una miríada de enfermedades mentales, llevándola a una situación en la que el sufrimiento de seguir en vida es demasiado grande, por lo que desea poner fin a su vida a través de la eutanasia asistida.

La responsabilidad para erradicar las culturas de violencia, sea en el ámbito que sea, es de todos. De las autoridades para crear marcos legislativos adecuados y hacer valer las leyes, de las organizaciones de ciudadanos para organizarnos y explicar cómo actuar en estos casos. Hace poco tuve el privilegio de asistir a una formación para padres para prevenir el bullying, a cargo de Carmen Cabestany de No al acoso escolar, y me fascinó el maravilloso trabajo que llevan a cabo.

Y por supuesto, la responsabilidad de erradicar las culturas de violencia está en mis manos, está en las tuyas. Cada vez que evites mirar a otro lado cuando te topes con cualquier manifestación directa o indirecta de estas culturas y hagas todo lo que esté a tu alcance para neutralizarla, estarás erradicando una parte del mal que de no hacerlo, camparía a sus anchas. Estarás sumándote a la corriente global comprometida en hacer de este mundo, un lugar para todos.

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Un antídoto frente a lo irreversible

En la película Irreversible, Monica Bellucci representa junto a su entonces pareja Vincent Cassel, a una joven pareja enamorada. Ella está embarazada, aunque todavía no se le nota. Salen de fiesta y ella decide volver sola, a lo que es brutalmente violada. Lo que más me impactó de la película fue el ir y venir del director, del futuro al pasado y otra vez al futuro. Su punto: la irreversibilidad de lo que nos ocurre.

Hace un par de días que a raíz de un accidente familiar, reflexiono sobre la irreversibilidad de la vida. Es fácil tener la sensación que la vida es un camino lineal que podemos recorrer hacia adelante, y si se nos olvida algo podemos volver atrás. Sin embargo, casi todo lo que nos ocurre en la vida o lo que hacemos, tanto lo bueno, como lo difícil es irreversible. Te detectan un cáncer y te tienen que extirpar un pecho para salvarte. Tu cuerpo ya no volverá a ser como antes. Estalla la guerra en tu país, como ocurre en Ucrania, pierdes tu trabajo, tu casa, tus posesiones y te ves forzado a empezar de nuevo como refugiado en otro país. Pasarán años antes de que puedas volver y cuando lo hagas nada será igual. Tu pareja te ha sido infiel lo que es irreversible. Puedes decidir obsesionarte en lo injusto que es, o seguir con la vida, dejándole o perdonándole. A raíz de cualquier shock es fácil quedarse anclado en lo ocurrido, en el pasado. Y mientras nos quedamos allí, en lo que  nos pasó, la vida nos pasa…de largo.

Si pudiera volver atrás y cambiar esto o aquello. Pero no, no podemos. En el espejismo del tiempo, la vida solo va hacia adelante. Y cuando un golpe muy grande nos enroca en «lo que pasó», respirarlo, integrarlo y volver a fluir con el río de la vida es lo más sabio que podemos hacer. Para saber si estás enrocado es muy fácil: tu mente está dando vueltas a lo que pasó, porque pasó, como pudiste haberlo evitado, o cualquier versión de esto,  mientras que parte de tu cuerpo está bloqueado. Para volver al río de la vida es preciso relajar el cuerpo para soltar el trauma, y dejar de pensar en aquello, llevando la atención al momento presente. Hacerlo no una vez, sino las que haga falta siempre con amabilidad, como nos recuerda el mindfulness.

La irreversibilidad de la vida se me antoja como un escritor chiflado que nos tatúa a fuego lo que nos va ocurriendo, en nuestros cuerpos y en nuestras mentes. No podemos elegir el dibujo de los tatuajes pero podemos elegir el significado que les damos y la forma en cómo los llevamos. Pongamos por caso lo ocurrido a la víctima de la presunta agresión sexual de Dani Alves. En caso de ser verdad la agresión, la joven no va a poder cambiar lo ocurrido. Su cuerpo y su mente pueden sanar y curarse pese a la agresión pero no la olvidarán. Sin embargo, haciendo valer la verdad frente a lo ocurrido, con ánimo de que se haga justicia y rechazando la indemnización de la defensa para comprar su silencio, la joven ha tomado valientemente su inalienable poder. Al hacerlo se ha convertido en un agente de cambio, inspirando así a otras personas que han sido agredidas.

La irreversibilidad de la vida como un escritor chiflado que nos tatúa lo que ocurre en el cuerpo y la mente (Kristian Angelo, UNSPLASH)

Pero no solo lo malo nos puede atrapar cual telaraña maldita. También lo bueno. En mis programas de coaching a menudo acompaño a personas que se han quedado ancladas en la época dorada de un puesto de trabajo, una relación sentimental o cualquier otro momento vital que ya no existe. Y la trampa es la misma. Nos dejamos secuestrar inconscientemente por lo bueno que nos pasó como excusa para no estar presentes a lo que somos, a lo que sentimos, a lo que nos llama, a lo que ocurre ahora.

El antídoto de nuevo es soltar. Bendecir y soltar. Aceptar y soltar. Curarse lo suficiente y soltar. Plantándonos así en el fuego del momento presente, en el que a pesar del dolor, las injusticias o las bendiciones recibidas, como escribía Martí y Pol, todo está por hacer y todo es posible.

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Kintsugi relacional o cómo reparar el daño en tus relaciones

En mi último post hablaba de cómo a veces, y no me cansaré de remarcar que solamente a veces, es necesario olvidarse de las formas o pasarse de la raya. Cuando lo hacemos es posible lastimar algunas sensibilidades. Sin embargo, el hacer daño a otros no pasa solamente por perder las formas. Es la dinámica de las relaciones en sí misma, nuestros modelos mentales y diferencias que propician el inevitable y necesario rifi-rafe relacional.

Si eres una persona perfecta, que siempre está en lo justo y acertado y logra ir por la vida sin herir a nadie, no sigas leyendo este post. Si en cambio eres como la mayoría de la humanidad, un ser imperfecto, que ama, que siente y que de vez en cuando hiere a los demás, este post es para ti.

Quien bien te quiere, te hará sufrir, reza el refrán. Y por las mismas, si quieres bien a alguien, date por seguro que en algún momento le harás sufrir. Cuando esto ocurra no es preciso que te sientas la peor persona del mundo, ni tampoco que te ahogues en un mar de vergüenza, dolor y arrepentimiento, aunque si necesitas probar cualquiera de estas medicinas, adelante, puede que te hagan bien. En cualquier caso, si la persona y la relación te importan, no puedes quedarte ahí. Tienes que dar otro paso y este paso se llama REPARAR.

(Simon Lee, UNSPLASH)

Reparamos el coche, reparamos el lavaplatos, reparamos un jarrón. En cambio, cuando se trata de relaciones, parece que no existe lo de reparar. O todo va bien o rompemos. Falta un verbo cuando se trata de reparar relaciones, cuando se trata de reparar el daño emocional, de reparar la comunicación, de reparar el vínculo.

Reparar el daño que hemos hecho a otros asemeja a curar la relación. Existe una herida y necesita cuidados. Una vez te determines a dar el valiente paso de reparar, ahí van unos pasos no lineales, para orientarte en el proceso:

  • SIN DEFENSAS. Cuando te orientas a reparar una relación te acercas a un territorio devastado después de una guerra. Por ello te animo a disponerte al encuentro sin defensas ni expectativas. No esperas nada del otro, especialmente no esperas que comprenda tu punto de vista, ni que reciba tu intención de reparar. Si te llega alguna bala o estalla alguna granada olvidada en el campo de batalla, no te defiendas sino que recibe la metralla con toda la calma de que dispongas.
  • RECONOCE EL DAÑO. Un paso fundamental es reconocer en palabras que – al margen de nuestras intenciones – hemos hecho daño al otro, a la relación. Esta parte facilita que el otro se sienta visto en su dolor y le anima a compartirlo.
  • ESCUCHA lo que la otra persona tiene que decir. Este es el momento de abrirse a la magnitud de la herida del otro: lo que ha supuesto para él, cómo se siente, dónde lo siente…
  • RECIBE EL DOLOR del otro que viene de ser expresado. Cuando la otra persona expresa su dolor en palabras y gestos, es necesario parar y respirar. Sentir su dolor en nosotros como si fuese nuestro, porque de hecho lo es. A veces puede ser útil expresarlo con nuestras propias palabras, para asegurar que le hemos entendido, dejándonos corregir en caso contrario.
  • EXPRESA EL AMOR que sientes por el otro y pregúntale: ¿hay algo que pueda hacer para reparar lo ocurrido? Si la respuesta es factible, pues manos a la obra.
  • SIGUE ADELANTE. Sea cual sea el resultado de tu acción reparadora, sea un acercamiento y curación de la herida, un irreversible desangre, o cualquier situación entre ambas, tienes que seguir adelante. Seguir adelante significa desapegarte de lo ocurrido y centrar tu atención en el fluir de la vida.

El arte japonés del kintsugi consiste en aplicar pasta de oro en las grietas donde una pieza cerámica se rompió, volviéndola así más bella. Las relaciones no son distintas, y por eso, a través del delicado arte de repararlas, cada tropiezo, cada grieta, cada rotura de una relación es una oportunidad de oro para embellecerla, fortalecerla y despertar al valor de la misma.

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Shakira, olvidarte de las formas y tuuuuuu

Una reacción popular a la última canción de Shakira con Bizarrap ha sido la de rasgarse las vestiduras por los contenidos de la letra: que si es antifeminista por cargar con la suegra y la novia de su ex, que si será perjudicial para los hijos, que si todo es un montaje para ganar pasta de la forma más rastrera…No me sorprende pues estamos en la era de lo políticamente correcto, en la era de la cultura woke. Sin embargo la corrección política, o lo que en la vida personal se traduce en guardar las formas, intentar quedar bien y no hacer daño a nadie, a veces puede ir en contra nuestro, a veces puede significar nuestro fin.

En la vida de verdad, esa que tiene lugar en el barro, con injusticias, traiciones, accidentes, enfermedades, amores que mueren, golpes bajos y humillaciones de todo tipo, en ciertos momentos es necesario decir las cosas por su nombre. A veces es necesario romper algunos platos. En ocasiones es preciso herir sensibilidades. Y esto es precisamente lo que hace Shakira en su última canción, cuando le canta las cuarenta a su ex y a su entorno, diciendo lo que piensa sin filtros ni tapujos.

Lo de Shakira es liberador, es empoderador, es inspirador porque tu vida, al igual que la suya o la de cualquier otro humano, a veces necesita que perdamos las formas y sintonicemos con la materia prima de lo que somos. Entonces, conectar con nuestro instinto nos permite decirle a una persona tóxica que no queremos volver a verla en la vida. Nos permite mandar a la mierda a nuestro jefe y dejar el trabajo que nos consume para encontrar uno mejor. Nos permite demostrarnos quienes somos a nosotros mismos y al mundo y así empezar de nuevo.

Porque pasarte de la raya, olvidarte de las formas y decir aquello que sientes y piensas al igual que una loba, a veces, es justo lo que necesitas para conectar con tus propias fuerzas, transformar la situación y seguir plantándole cara a la vida.

Uuuuuuu.

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Aprender algo nuevo: por qué ser un petardo en algo sienta fenomenal

Este año estoy aprendiendo a montar a caballo y a jugar al ajedrez. Soy una petarda en ambas disciplinas pero me lo paso genial. Aprender algo nuevo es maravilloso. Recuerdo cuando entré a fondo con la acuarela. Hacerlo cambió para siempre mi forma de mirar, de percibir la luz y los matices de las formas. También mi relación con el agua. Porque con la acuarela cuando uno pinta no pinta solo, pinta con el agua. Ella tiene su agenda, sus formas y sus dones ocultos, por lo que estar en diálogo con ella es imprescindible.

Las personas que aprenden nuevas disciplinas son las que se mantienen más jóvenes de espíritu como constato en mi práctica de coaching, por eso es una práctica que recomiendo a cualquier edad. Julia de diecinueve años está aprendiendo alemán con Duolingo. César de casi sesenta está redescubriendo la fotografía como una práctica de consciencia plena. Diego en plena transición profesional se resiste a aprender algo nuevo y es precisamente esa resistencia la que le bloquea en considerar un cambio radical de trabajo, por lo que la exploramos en sesión.

BUENO PARA REDUCIR EL STRESS Y PARA EL CEREBRO

Varios estudios demuestran que aprender algo nuevo ayuda a reducir el stress, promueve la generación de nuevas conexiones neuronales activando nuestro cerebro y neutraliza la pérdida de capacidades cerebrales que tienen lugar con la edad, como la pérdida de memoria a corto y largo plazo.

(Leigh Nels, PEXELS)

DINAMITA PARA EL EGO

Sin embargo, uno de los impactos más beneficiosos de aprender algo nuevo es que molesta a nuestro ego. Lo incomoda porque lo destierra de su zona de confort. El ego quiere controlarlo todo, quiere que todo sea previsible y quiere quedar bien. Sin embargo, cuando estamos aprendiendo algo de cero, es imposible controlar nada y ahí radica la gracia del asunto: situarnos en la mente del principiante. En ella no hay nada que demostrar. Estamos abiertos, receptivos, atentos. Seguramente seamos un petardo al principio…¿Y qué? Iniciarnos en algo nos facilita estar plenamente presentes…¡igual que los niños!

UNA NUEVA MIRADA

Practicar una nueva disciplina, un nuevo idioma, un nuevo deporte, un nuevo arte…tiene la capacidad de abrirte los ojos al hecho que todo es nuevo cada momento. No volverás a cortar las mismas verduras otra vez. La cena de hoy será única en su contenido, estado de ánimo y personas que te acompañarán – puede que sean las mismas pero serán diferentes. No habrá otro enero como este, ni una luna llena como la de este mes. Esta consciencia te permite despertar del letargo de tu cinismo. Esta consciencia te permite despertar de la anestesia del “sé como son las cosas”. Esta consciencia te permite recibir la vida como lo que verdaderamente es: un regalo.

Sea cual sea tu edad o circunstancia, que no te importe ser un petardo aprendiendo algo nuevo. Te sentará fenomenal.

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El príncipe Harry, sacar los trapos al sol y la paz mental

Para el regocijo de la prensa amarilla, Harry el príncipe inglés exiliado en California se está desquitando. Después de una jugosa entrevista con Oprah, la serie documental con su mujer Meghan Markle en la que se explaya sobre su vida y experiencias, acaba de publicar sus memorias “En la sombra”. Es posible que si no todo, la mayoría de lo que relata sea verdad. ¿Sin embargo, cual es su intención al hacerlo? Tal vez sea ajustar cuentas con su padre y su hermano. Quizás sea enfatizar las raíces coloniales y racistas del imperio británico. Puede que quiera demostrar al mundo quién realmente es. Tal vez su intención sea ponerse en el punto de mira, convirtiendo así a su libro y sus otros productos en fenómenos súper ventas. No hay manera de saberlo con seguridad. A raíz de sus formas, hay algo que seguramente no está buscando: la paz mental.

¿Qué valor cultural y social le damos a la paz mental? poco. Sin embargo la paz mental es fundamental porque es lo que nos permite estar cómodos en nuestra piel y cultivar relaciones sanas. La paz mental nos permite la concentración. La paz mental nos permite navegar los altibajos de la vida sin que se nos lleven por delante.

Por otro lado, decir lo que uno piensa muchas veces empeora las cosas. Hablar nos complica la existencia porque en una aplastante mayoría de las veces, nuestras percepciones son sesgadas. Entonces, aunque creemos comunicar la verdad, no lo hacemos. De esta forma, con nuestro compartir sesgado y carga emocional negativa generamos más conflicto del que existía antes, en una cadena de acción-reacción de consecuencias imprevisibles.

Enrique, duque de Sussex, sigue el cortejo fúnebre durante el funeral de su abuela, la reina Isabel II.EP

Otro inconveniente de sacar cosas del pasado y removerlas en público, es que al hacerlo nos mantenemos atados al pasado. Si guardas temas del pasado, airearlo a las personas a quienes haces responsable de ello no te libera, sino que a menudo hace todo lo contrario: refuerza tu sentimiento de víctima.

No existe una receta infalible para saber qué es lo apropiado en cada momento, si hablar y sacar los trapos al sol o callar y optar por un trabajo interior. Por mi experiencia como coach, lo que atestiguo es que el trabajo interior siempre es recomendable. ¿Cómo? Pues escribiéndolo en un diario, con sesiones de coaching, haciendo arte terapia…Considerar el filtro de las tres puertas también te puede ayudar. Es probable que durante el proceso decidas que ya no necesitas compartirlo con otras personas. Y si aún así decides hacerlo, lo harás desde un espacio más centrado y menos reactivo, lo que siempre es favorable.

Antes de compartir o airear algo espinoso considera tu paz mental y la posibilidad de hacer trabajo interior. Sobre todo, no te inspires en el príncipe Harry.

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