Ni libre ni ocupado Ni libre ni ocupado

Elegido Mejor Blog 2006.Ya lo dijo Descartes: ¡Taxi!, luego existo...

Entradas etiquetadas como ‘caras’

Retrato infiel

Por motivos ajenos a mi voluntad genital regresé de Segovia tras un fin de semana de besos, risas, tapas, vinos y un frío de tres pares de taxímetros. Regresé solo: Aquella amiga real (y amante ocasional) había decidido quedarse allí unos cuantos días más para ‘pensar’ sobre lo humano y lo divino de su futuro profesional.

Mi amiga real (y amante ocasional) es fotógrafa free-lance. Vende sus fotos a millón el pixel, viaja mucho, tiene éxito y eso…

Sin embargo, en su última exposición, algo le hizo cambiar: Según me dijo, justo después del brindis inaugural, a mi amiga le dio por preguntarle a uno de los camareros contratados por el servicio de catering:

– ¿Qué opinión te merecen mis fotos? – aprovechando que cogía un canapé de su bandeja.

El camarero, sin alterar ni un ápice su compostura, contestó:

– Su trabajo consiste en retratar a futuros cadáveres, señora…

Nunca antes había caído en esa disyuntiva de lo que podría significar su trabajo: algún día todos aquellos modelos morirían (todos morimos) y con ellos, cada foto acabarían convirtiéndose en un pequeños féretros a escala y en dos dimensiones.

– Desde entonces le he cogido miedo a la cámara – me dijo justo antes de despedirnos.

De camino a Madrid, ya en mi eterno taxi, comencé a darle vueltas al asunto: Necesitaba argumentos a favor de su trabajo, al menos, para que de una vez por todas mi amiga real (y amante ocasional) se olvidara de la opinión de aquel camarero y así pudiera retomar su trabajo con la misma ilusión de siempre. Sin embargo, en esos más de 100 kilómetros de asfalto y vueltas mentales, no encontré ni un solo argumento de peso:

Yo no conservo ninguna foto de mi infancia (me miro y no me reconozco); tampoco soporto los álbumes (sobre todo esas sesiones maratonianas sobre ‘nuestro último viaje a…’ de quien te invita a su casa). No me gustan las fotos de boda enmarcadas en plata, ni mucho menos las del DNI: de rostros serios, sin personalidad; completamente inexpresivos. Las fotos del DNI no son retratos de futuros cadáveres (como bien dijo aquel camarero), sino retratos de cadáveres en vida.

Porque jamás se podrá retratar a alguien con la suficiente fidelidad si el retratado es consciente de que le están fotografiando. Nadie puede ser ‘natural’ si sabe que tiene una cámara enfocándole. Vamos, digo yo…