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Elegido Mejor Blog 2006.Ya lo dijo Descartes: ¡Taxi!, luego existo...

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Perfiles: Víctor

Víctor me pide que le describa en este blog desde un punto de vista femenino, como si yo fuera mujer y tratara de «vender» su atractivo al resto de las mujeres. Me gusta el juego y acepto. Nunca antes lo había hecho.

¿En qué me fijaría de Víctor si yo fuera mujer? Tal vez en sus ojos. Tiene una mirada vidriosa pero no triste (ojos oscuros, cejas pobladas aunque bien enmarcadas: le dan aspecto de tipo duro). Su barba de tres días realza unos labios carnosos, bien definidos, como marco perfecto para su impecable dentadura (que sabe usar, sin duda, como arma de seducción cuando sonríe). Barbilla cuadrada, mentón ancho y cabello despeinado grueso y oscuro (de aspecto casual, aunque bien medido).

Espalda ancha y brazos de gimnasio. Por entre los dos botones abiertos de su camisa demuestra que no se depila el pecho (tampoco es velludo en exceso). Huele a Hugo Boss. Se cuida pero sin pasarse. Le importa su aspecto pero no le obsesiona. Nunca hizo dieta, según me cuenta. Y es cervecero y fumador social.

En un descuido suyo me fijo en su paquete. Calza bien. Sus vaqueros también marcan un bonito culo (me fijé cuando salió del taxi). Y tiene las manos grandes, los dedos largos. Aunque siguiendo el juego tratara de seducirme, se nota que conoce lo que nos gusta a ciertas mujeres, las del morbo inmediato; sabe detectarnos a la legua. Tiene pinta de ser un hombre ducho en aventuras, muy de aquí te pillo, aquí te mato. Experto en el efecto que produce su primera impresión, aunque indomable en el largo recorrido. No parece ser el yerno perfecto aunque sí el amante ideal.    

Mira a los ojos cuando habla (a los ojos del espejo retrovisor, en este caso). Se nota seguro de sí mismo. Habla mucho aunque no dice apenas nada sustancial. Se le da bien evitar profundizar demasiado, y salta de un tema a otro más para estudiar (o hipnotizar tal vez) a su adversario que por puro interés cotilla. Me pregunta por temas personales aunque banales no porque le importe lo que yo le cuente, sino con la intención de conocer a la futura víctima de sus encantos.

Al despedirnos me da dos besos en el límite de la comisura de mis labios. Le sugiero tomar una copa, pero él me aparta y me dice que el juego ha terminado. Sale del taxi y ahí es cuando le miro el culo. Nunca antes me había rechazado nadie así. Me siento humillada, vacía.

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Nota: Si tú también, como Víctor, te atreves y quieres ser descrito a propósito (y vives o estás de paso por Madrid), manda un mail a simpulso@nilibreniocupado.es. Te iré a buscar en mi taxi (sin coste alguno) y biopsiaré tu perfil en este mismo blog.

Perfiles: Juan José

Además de feliz, Juan José parece satisfecho, sin traumas. Durante el trayecto hablamos de ello:

– Tal vez me sobren unos kilos, no muchos, pero me gusta comer. Los sacrificios, para los mártires. En cuanto a mi estatura, ahí no hay nada que hacer, o todo lo que pudiera hacer para intentar disimular que soy bajito me haría caer en el ridículo. Como llevar los pantalones pesqueros para parecer más alto, o usar alzas o plantillas para ganar unos centímetros. Lo único que evidencias con eso es un complejo, lo cual te convierte en un gilipollas. Y yo, por encima de todo, me niego a ser un gilipollas. Hay que conformarse con lo que tienes, ¿no crees? Tirar palante con la carcasa que te toque. Los feos decimos que lo importante es el coco. Tener el coco amueblado. Conocer tus límites, asumirlos, y potenciar tus virtudes. Escribe eso: «Potenciar tus virtudes». Todos tenemos virtudes.

– ¿Cuáles son las tuyas? – le pregunto.

– Mi mayor virtud es no alardear de mis virtudes. El que quiera, que las busque.

Juan José lleva una camisa azul por fuera de su pantalón vaquero, unas All Star grises y un ejemplar de mi libro (quiso aprovechar y traérmelo para que se lo firmara). Llama mi atención una pequeña cicatriz que luce debajo de su barbilla. Le pregunto por ella:

– Fue de una hostia que me pegó mi padre cuando era pequeño. La marca de su anillo, para más señas.

– Si quieres omito esta parte – le digo.

– No. Escríbelo si quieres. Es la verdad. Yo aprendí a base de hostias.

– ¿Y qué aprendiste?

– Aprendí a no enseñar nunca a base de hostias. Tengo un hijo pequeño, de dos años, y jamás se me ocurriría ponerle la mano encima. Si algo falla en esta sociedad es la mala herencia. Heredar también lo malo, quiero decir. Todo el que emplea la violencia lo hace porque en su día, normalmente en la infancia, lo aprendió de alguien muy influyente para él. Es como una bola de nieve, ¿entiendes? O la paras cuando empiezas a tener uso de razón y criterio, o cada vez se hará más gorda. Los hijos son una responsabilidad tremenda. Si no eres capaz de asumirla, mejor será que no los tengas.

– ¿En qué trabajas?

– Soy programador y diseñador de páginas web en el paro. Escríbelo también, por si a través de tu blog me sale algún curro.

– ¿Tienes alguna afición?

– El ping pong. Y colecciono pendrives.

– ¿Pareja?

– Casado con mi Patri por lo civil. Y enamorado hasta las trancas desde hace 14 años, seis meses y tres… cuatro días. También soy bueno con las fechas.

Dejé a Juan José en su mismo punto de partida: el portal de su casa. No quería ni necesitaba ir a ningún sitio, sólo dar una vuelta en mi taxi («Para qué moverme si lo tengo todo aquí», me dijo). Al llegar nos estaba esperando su mujer en el portal. Era guapa, muy guapa. A simple vista no pegaban en absoluto. Pero sólo a simple vista.

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Nota: Si tú también, como Juan José, te atreves y quieres ser tú el descrito a propósito (y vives o estás de paso por Madrid) manda un mail a simpulso@nilibreniocupado.es. Te iré a buscar en mi taxi (sin coste alguno) y biopsiaré tu perfil en este mismo blog.

Perfiles: Laura

Los finos tirantes del top blanco y ajustado de Laura tratan de esconder, sin conseguirlo, las tiras transparentes de un sostén también blanco, de copa gruesa. Sospecho que lleva relleno aunque sus hipotéticas tetas no parezcan necesitar ningún realce: sugieren ser pequeñas y firmes, en perfecto equilibrio con su endeble estructura y un rostro de rasgos dulces, nada agresivos. Cabello oscuro natural hasta los hombros aunque rizado por sobredosis de espuma, cejas de minucioso depilado que consiguen alegrar sus neutros ojos color miel, pómulos angulosos con pecas sueltas, labios gruesos y mullidos, y barbilla en pico sinuoso como fin de fiesta. Lo que sé de su piel es pelín bronceada, nada velluda. Hombros estrechos, cintura escultural (aunque evite enseñar el ombligo), pantaloncitos cortos negros con dobladillo, piernas hidratadas (ligeramente más morenas que sus hombros) y botachanclas de cuero. Ronda los 25 años.

Ahora Laura permanece con las piernas cruzadas, tecleando su BlackBerry. Trayecto: de Lagasca a La Latina. Recibe una llamada y contesta. Es una amiga a la que cuenta su enésima bronca con Víctor. Por su conversación denoto en ella cierta dependencia hacia él, o bien hacia un concepto de futuro bien definido y decidido. Pese a sus evidentes diferencias con Víctor, sigue pensando en perdonarle y «asumir» que él es así y que jamás podrá cambiarle. Su «proyecto» pesa más que los matices de su presente. Según interpreto por lo que habla, Laura está usando a su interlocutora para afianzar su postura. Ha monopolizado por completo la conversación. Ahora se crece y dice que Víctor, en el fondo, no es nadie sin ella. Se despide con un «nos vemos el sábado», cuelga y frunce el ceño, mirando hacia la calle con aires oníricos.

Llegamos a su destino y ahora Laura se muestra tímida. Me tiende un billete de 20€ y, mientras espera el cambio, se toca el pelo. Se acerca al taxi un chico de aspecto despreocupado. Víctor, supongo. Ella abre su puerta, me sonríe más bien para que él vea lo supuestamente agradable que ha sido el trayecto y, en consecuencia, ella. Se acerca a Víctor y le besa en la comisura. Parece forzada.

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Inauguro sección con la descripción física y mi interpretación psicológica de usuarios concretos. Si te atreves y quieres ser tú el descrito a propósito (y vives o estás de paso por Madrid) manda un mail a simpulso@nilibreniocupado.es. Te iré a buscar en mi taxi (sin coste alguno) y biopsiaré tu perfil en este mismo blog.