Ni libre ni ocupado Ni libre ni ocupado

Elegido Mejor Blog 2006.Ya lo dijo Descartes: ¡Taxi!, luego existo...

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Me miento: Te lo digo de verdad…

No entiendo por qué, cuando estoy solo en mi taxi, tengo que mentirle a mi propio espejo retrovisor. Le miro y fuerzo los gestos del rostro mostrándole mi mejor cara, como para convencerle de lo guapo que soy, o algo así. De hecho creo que nunca me ha pillado desprevenido, en un renuncio.

Sin embargo, cuando estoy en compañía de cualquier usuario, familiar, amigo o mujer precoito, no me fijo en absoluto en los gestos de mi cara, ni en mostrar mi lado bueno, ni en la sonrisa o la mirada que más pudiera favorecerme. Digamos que, con gente delante, me olvido de mi carcasa por completo.

Pero luego, al llegar a casa, me planto delante del espejo del baño y otra vez vuelvo a mentirme y a ponerle cara de gilipollas. Vuelvo a buscar su aprobación.

Lo peor de todo no está en lo que cuento, sino en contarlo. Manda huevos que a mí me mienta y a vosotros os diga la verdad.

Borrando genes

Ojeando en diario El País mientras esperaba mi turno en la parada de taxis de la Plaza de la República Dominicada (nuevo feudo lacrimal de la AVT), me dí de bruces (y sin epidural mediante) con el siguiente titular:

«Centenares de inmigrantes recurren al bisturí para limar rasgos étnicos»

El texto seguía: «El objetivo es operarse para estar más cerca del canon de belleza occidental. En EE.UU. crece el número de cirujanos plásticos especializados en ‘occidentalizar’.»

Antes de acabar con la noticia (o de acabar la noticia conmigo) abrió la puerta trasera de mi taxi una mujer de rasgos occidentales:

– Buenos días. ¿Me lleva a El Corte Inglés de Castellana? – me dijo con su timbre de voz occidental.

Tras iniciar la marcha comencé a repasar mentalmente la noticia mientras miraba de soslayo a la mujer a través del espejo:

Esta mujer bien podría ser una ecuatoriana, una haitiana o una filipina disfrazada de occidental… aunque su acento parezca de aquí… pero bien podría haberse operado también las cuerdas vocales (o la lengua, o el paladar), moldearse la voz con un bisturí hasta alcanzar mi mismo acento…

Pero, ¿por qué querría alguien renegar de sus orígenes? ¿por qué borrar los rasgos que determinan la evolución genética de tus padres, abuelos, etc.?

La mujer me pagó con un billete de 20€ (puede que falso, como ella) y yo le devolví el cambio con un gesto de extrañeza que aun no he sido capaz de borrar de mi cara.

Este mundo es muy extraño. Cada vez más extraño, quiero decir…