Llevé en mi taxi a una usuaria a un pueblecito de Ávila. La carrera era buena, pero pocos kilómetros antes de llegar, justo cuando circulábamos por una carretera secundaria del infierno, inhóspita, sin apenas arcenes y mucho bache, se me jodió el taxi. Simplemente se paró el motor, y apenas me dio tiempo a echarme a un lado y aparcar bajo la sombra de un árbol. En un primer vistazo parecía un fallo en el alternador, el cual había dejado de servir corriente a la batería hasta dejarla seca. No podía arreglarlo, así que llamé a la grúa. Aparte de esto, justo al llamar vi que el móvil apenas tenía un 10% de batería. La usuaria, por su parte, me dijo que ella se había dejado el suyo olvidado en la oficina, por lo que tendríamos que tirar los dos con mi 10%.
Primero llamé a la grúa. Le di mis señas aproximadas y colgué tan rápido como pude. Pero nada más colgar, sonó el teléfono. Era mi novia, tan inoportuna como siempre:
-Hola, amor. ¿Qué tal va el día? ¿Llegaras a tiempo para la cena?
-No, mira, llegaré tarde… Estoy en la provincia de Ávila y se me acaba de joder el taxi. Estoy esperando a la grúa y no sé cuánto tardaré en volver.
En esto la usuaria de mi taxi, nerviosa porque se agotara la batería del móvil, soltó en alto:
-¡Venga, cuelga ya!
-¿Quién es esa? -me preguntó de súbito mi novia.
-Es…
Y el móvil se apagó.
Nos quedamos, en fin, incomunicados, con el móvil sin batería (y sin posibilidad de cargarla), y rezando para que el tipo de la grúa nos encontrara con las señas que le había dado. Por otra parte mi novia, conociéndola, estaría en vilo después de oír la voz de otra mujer y justo se cortase la llamada antes de que pudiera explicárselo. Con más razón, si cabe, siendo como era consciente de mi pasado mujeriego. Por eso me sentí mal aun sin tener, en este caso, la culpa de nada, culpable por cuanto pudiera estar pensando mi novia de mí, y sin posibilidad de arreglar aquello de inmediato. La imaginé llamándome otra vez, y otra, y otra, y escuchando en bucle: «El teléfono al que llama está apagado o fuera de cobertura en estos momentos», y ella engordando la paranoia en su cabeza, preguntándose quién demonios sería esa mujer con la que estaba, y por qué colgué el teléfono nada más percatarse de su presencia.
Por otra parte la mujer comenzó a hablarme para hacer tiempo mientras llegaba la grúa, y en seguida nos enfrascamos en una charla interesante, los dos fuera del taxi, sentados bajo la sombra de un árbol, y me miraba a los ojos y sonreía a veces. Hablamos, entre otras cosas, de la confianza en las parejas, de la sensación de libertad que sugiere, precisamente, la confianza plena del uno hacia el otro. A ese respecto se me ocurrió un juego de palabras: «Lo que dices es pasar de libertad y confianza a libertad con fianza», y en esto ella sonrió y se acercó a mí a peligrosa distancia, torneando los ojos, consciente de su poder de seducción.
Pero justo, en ese preciso momento, llegó la grúa.
Afortunadamente, llegó la grúa. O por desgracia. No sé.
18 septiembre 2013 | 23:02
Ha acertado al pensar lo peor de ti. Confianza dice… 😉
18 septiembre 2013 | 23:37
Mira en tu bolsillo, te he dejado mi foto y en ella mi número de móvil. Quiero ser tuyaaaaa: http://xurl.es/lcd5n
19 septiembre 2013 | 01:00
El universo está lleno de señales y hay que hacerlas caso, no se puede luchar contra el, siempre tenderá a mantener su propio orden y descolocarnos el mundo que creíamos perfecto.
http://www.lunaenpapel.blogspot.com
19 septiembre 2013 | 03:54
Si por desgracia llegó, no te preocupes, mogollón de grúas a tu disposición aparecerán a diario, solo tu sabrás si tienes q subirte en ella, o no, lo importante es si después del servicio prestado, quieres o no , cambiar de compañía aseguradora.
19 septiembre 2013 | 07:35
Te caló rápido!! 😉
http://areaestudiantis.com
19 septiembre 2013 | 08:47
Este post es pa´ir a mear y no exar gota…Vaya truño…y vaya 1º comment tuyo…para acabarlo de atruñear…Lo lleva claro la rubia si cree k te va a cambiar…Ojo y no te saque un hijo…
19 septiembre 2013 | 10:12
¿Y la avería no fue
tal vez, quizás provocada?
¿Y de la batería del móvil
la que se lleva en reserva
la dejaste olvidada?
No sé, no sé, ya veremos
¿Nos lo contarás mañana?
19 septiembre 2013 | 12:20
Ei tron! por mi te la puedes apuntar como si te la hubieras trajinado, jejeje. Hay machos y machos y tu estás entre los grandes!! :)))
19 septiembre 2013 | 15:26
Con lo listo que eres, ya deduces qué podrías hacer. Elige, que solo leerlo y se ve más claro…
Si me haces caso a mí, pasa de la tía esa, que no pensaba estar contigo y tendrá trajín en el pueblo.
La movida con la otra te la ahorras en casa de una ex con derecho a roce, de esas de las que tú pasas de ellas aunque sepas que te respetan hagas lo que hagas. Si hasta te dejan enchufar el móvil y cargar la batería, y escuchan en silencio la pelea telefónica.
Luego niegan que hayas estado en su casa cuando las llama la otra, que te mira el twitter, el facebook y el localizador (se lo pusiste tú, atontado).
Pero bueno, allá tú.
Ahora está de moda esto de ponerte el localizador con la novia o con la que se ha casado uno, y bueno, yo creo que después de saber donde dormían anoche más de uno y de una pues vuelven, que así se llega a fin de mes.
No sé que te cuento, pero es así por esta zona.
19 septiembre 2013 | 17:22
Hola que tal, interesante nota la confianza es un fundamento principal para las parejas.
19 septiembre 2013 | 18:54
Hoy duermes en el sofá!
19 septiembre 2013 | 19:42
Yo que tú, Simp, hoy me presentaba en casa (a la hora de la cena) con un ramo de flores, una mariscada y una botella de Albariño.
Ah! Y también llevaría al tipo de la grúa con una botella de cava bajo el brazo.
19 septiembre 2013 | 20:09
la confianza es algo muy dificil de obtener y muy fácil de perder.
23 septiembre 2013 | 19:55