Urbanita es el que encuentra la belleza en las flores de plástico. Es la locura de dormir en un décimo quinto piso con vistas a ti mismo. Es conocer los gustos musicales o la frecuencia amatoria del vecino de abajo aunque jamás hayáis cruzado ni media palabra. Es caminar con la vista pegada a tu teléfono móvil, sujetando el aparato con ambas manos como quien maneja el volante de sus propios pasos. La gente se tropieza porque no mira al frente y ya pasó de moda pedir perdón. Te chocas con alguien y te jode porque perdiste el hilo de lo que estabas leyendo en la pantalla. Incluso caminando, no puedes evitar comunicarte vía twitter o whatsapp o facebook o tuenti con gente que no conoces en persona. Gente que miente hasta en su foto de perfil. Tal vez estés chateando por el móvil con el mismo tipo con el que acabas de tropezar, o con tu vecino de abajo y tú sin saberlo. Le cuentas tus intimidades a un chaval de Soria, pero en el ascensor hablas del tiempo y te sientes incómodo.
Un hombre sube a mi taxi y baja su ventanilla buscando ese chute diario de dióxido de carbono. Pasan cinco ambulancias, cuatro coches de policía y tres camiones de bomberos, y el hombre se mira las uñas. Las sirenas en la gran ciudad no tienen escamas, ni seducen al marinero. Aquí sólo gritan, pero es un grito imperceptible para el urbanita. Nos hemos vuelto inmunes al grito, a la emergencia ajena. Somos duros como esos cuchillos que anuncian por la tele, pero lloramos al ver a un niño chino abrazar a otro niño chino en el canal proezas de YouTube. Salimos a la calle desconectando el alma mientras subimos la música (con esos cascos en las orejas cada vez más enormes), como buscando un aislamiento cada vez más perfecto. Los trayectos son solo un trámite patrocinado por carteles de lencería fina, compañías eléctricas, tallas 36, tratamientos para frenar la calvicie o depilación láser. Más pelo para ellos, menos pelo para ellas y cochecitos para bebés con frenos de disco testados por la Unión Europea. Y amor a la carta: cumplimenta el formulario y nosotros encontraremos a tu pareja ideal.
Y cuanto más juntos, más solos. Por eso el urbanita coge taxis. De espaldas al confesor es más fácil hablar por hablar.
Blablablá, llenar huecos, ya sabes.
26 marzo 2013 | 00:00
Llevaba tiempo pensando escribir algo referido al urbanita. Después de leer esto, todo lo que hiciese quedaría muuuy por debajo. Gran post.
26 marzo 2013 | 00:08
Tristemente es así :S
Besos transatlánticos guapo
26 marzo 2013 | 00:29
¿doceavo piso? Yo vivo en el décimo segundo.
26 marzo 2013 | 00:42
¡Cierto, patricia! Errorazo.
Corregido.
26 marzo 2013 | 01:17
Me encantan las metrópolis, si, puede que sea urbanita aunque no cumplo casi ninguno de los estereotipos que mencionas en el post. No uso móvil, no cojo taxis, pido perdón, hablo con mis vecinos, es un placer pasear por mi barrio, por el centro, por otras ciudades.
Cumplo uno de tus clichés, vivo en un décimo.
26 marzo 2013 | 07:15
Buenos días simpulso!
Me ha gustado mucho el post. Cada vez estamos más aislados unos de otros y es contradictorio porque cada vez vivimos más juntos, con nuevas tecnologías que deberían acercar distancias (minutos en llamadas gratis, internet de alta velocidad no sé qué…) y lo cierto es que es al revés.
Preferimos hablarnos por facebook, twiter y demás que cuando nos encontramos en la calle.
Cada uno aislado, en su mundo, en su burbuja de confort…
Puede que las tecnologías hagan la vida más fácil pero nosotros siempre lo veremos como una excusa para estar más cómodos, poseer más, tener todo al alcance de nuestra mano y vivir mejor que reyes!
Los humanos somos muy peculiares, ni creeis? En lugar de evolucionar, involucionamos… Si Darwin levantase la cabeza, pienso que corregiria su teoría inmediatamente después de observar un solo día en la vida de un «homo urbanitas» qué triste y descorazonador futuro les espera a nuestros hijos?
Que paseis un buen día!!
26 marzo 2013 | 07:32
Yo viví en mi niñez
por un período de tiempo
dentro de un desfiladero.
Allí había un salto de agua,
la mía y de varias familias más,
era en la fábrica de la luz
donde trabajaban los maridos.
A los lados dos montañas,
arriba una estrecha banda azul
era, lo que veíamos del cielo.
A pesar de ser chicuelo
esa estrechez me agobiaba
yo me sentía enjaulado,
por tener el horizonte
como encima, muy cercano.
A lo largo de la vida
he vivido yo en ciudades,
donde altos edificios
hacen de desfiladeros,
y cuando vivía allí
la misma angustia sentí
que cuando era chicuelo.
Hoy vivo junto al mar,
en Gomaranto, pero al Sur
con horizontes lejanos,
creo que se respira mejor
que el vivir así es más sano.
Aquí quisiera morir
y que esparzan mis cenizas
cuando sea incinerado.
26 marzo 2013 | 08:03
Vivo en un 5º piso ( séptimo de altura ) …conozco a la dependienta de mi panadería desde antes incluso de nacer mi hijo mayor ( más de 11 años ) se llama Chari su marido Juan ( le conocemos ) de hecho ha estado en casa dos veces arreglando el desagüe de la cocina…a su vez MI Sant Jordi le instaló un pc y una impresora en su casa…tenemos pendiente una BBQ…Con los vecinos es más difícil tener trato porque en mi finca hay mucha gente de alquiler pero con la de al lado 5º2ª A y la vecina del 6º 4ª A me llevo de p.m. son dos mujeres cincuentonas super agradables…con la del 2º 4ª B ya me llevo un poco peor ( es mi suegra ) 😉 El año pasado se hicieron obras importantes en la portería y el que era el presidente ( un señor ya jubilado ) se lo kurró mucho y, a pesar de tener administrador, él estuvo al tanto de todas las obras…y se acordó hacerle un regalo…Tb cuando muere algún vecino se compra un ramo de flores…Sigo teniendo trato con dos abueletes muy majos de los tiempos de cuando iba al parque por las mañanas con mi hijo y, después, con mi hija…como no fueron a la guardería por las mañanas solíamos ser dos yayos con sus nietas y yo con mis hijos…Uno sigue fumando y está muy bien…el otro el pobrete va un poco cojo y necesita de bastón ya para andar…Esto viviendo en BCN capital ( barrio de Sants ) …porque en MI barrio de soltera en Sant Josep en mi L´H natal todavía hay más trato…de hecho la que fuese vecina de toda la vida de mis padres k vivía justo enfrente a su vez era la madrina de mi hermano: la GRAN Pepa k se nos fue hace muchos años por un puto cáncer de pecho con el k luchó más de 20 años…fue una profesional hasta k su enfermedad se lo impidió…era una gran enfermera…sentí mucho su muerte y, a pesar de los dolores k ya sufría, vino a nuestra boda…meses después al día siguiente de nacer su 1ª nieta se fue…pero NO olvidaré nunca sus palabras nada más verme con mi vestido pronovias…y ya pronto hará 13 años…luego la semana pasada k fuí por casa de mis padres me encontré con la vecina de abajo de mis padres: la Sra. Alfonsa…se quedó viuda pero no perdió su alegría…no sé si ya había empinao el codo ese día pero me comió a besos: Ay mi Nuriiiiiiiiii…mi lucero *_* …Y ahora enfrente de mi madre, donde vivía el Luis y la Pepa vive la Loli k mi madre «enchufó» a kurrar con nosotras por las mañanas en el put- CI de Almeda ( Cornellà ) y la piqué sólo por saludarla…y tb estuvimos recordando viejos tiempos de kurrantas…ella al igual k mi madre y al igual k yo ya dejó de kurrar allí…Se pueden echar lazos en la gran ciudad…como en cualquier sitio…en los pueblos tb hay gente muy huraña…y k a falta de taxis van a dar el coñazo al mesero…Y se llenan huecos en todos los lados…acaso no se trata de eso…de llenar huecos…
26 marzo 2013 | 08:50
Un post genial Simp, me ha encantado.
Supongo que cuanto más grande sea una ciudad, más pasa lo que tú dices. La gente suele ser más independiente, va más a su rollo, es como impermeable a lo que pasa a su alrededor, pero eso pasa cuando sale de su «zona de seguridad» (barrio, amigos, compañeros de trabajo, familia…)
En ciudades pequeñas como la que yo vivo es casi imposible ir por la calle sin saludar cada X pasos a alguien, la verdad es que esa cercanía me gusta, pero cuando quieres desconectar o «desaparecer», ser un «homo urbanitas» no me parece tan mal.
26 marzo 2013 | 09:14
Una vez conquistado Portugal, España ha terminado la invasión de Canadá lo que nos acerca a la frontera con nuestro tradicional enemigo estadounidense y ha provocado un aumento de la tensión entre ambos países.
En el panorama político los partidos tradicionales ven amenazada su posición dominante con el crecimiento de nuevas agrupaciones.
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26 marzo 2013 | 09:42
aunque en temas religiosos discrepemos, la cierto es que eres un gran escritor.
Gran post.
26 marzo 2013 | 10:23
Muy, muy bueno, Cochero de las Letras. Este post sobre los urbanitas, nueva especie humana de los siglos XX y XXI, me ha parecido de lo mejorcito que he leido en los últimos tiempos. Me alegra saber que te mantienes en plena forma.
Felices vacaciones para todos/as, aprovechad el mal tiempo para ver y disfrutar de los seres queridos y leer mucho, que siempre sienta muy bien.
Mientras, sigo cabalgando hacia el horizonte………………..
26 marzo 2013 | 10:27
Cuando empecè a vivir en la huerta me desesperaba puesto que estaba acostumbrada a vivir en la ciudad en medio del bullicio y con todas las tiendas cercas, luego me fui acostumbrando al silencio y al paisaje de limoneros. Hoy en dìa aùn hay momentos en que sigo añorando la ciudad, pero no cambiarìa la tranquilidad de mi entorno aunque tenga que coger el coche para ir a comprar una barra de pan.
Feliz dìa a todos los comentaristas y besitos huertanos para mi taxista favorito.
26 marzo 2013 | 10:28
(Peloteo) Oda a tu genialidad:
No es que sea el mejor post que te he leido, pero consigue recordar lo dificil que tiene que resultar escribir diariamente algo que llame la atención del lector con ese estilo tuyo tan singular resultando original y entretenido sin morir en el intento. Tampoco te vayas a crecer como una pompa de chicle y vayas a explotar de gloria, pero a todos nos gusta que nos den coba de vez en cuando. Un abrazo.
26 marzo 2013 | 11:29
…y leyendo este blog desde la distancia, imagino situaciones diferentes cada día. Imagino a las personas que escriben aqui, imagino al autor del blog, y sobre todo imagino a cada personaje de las tramas.
Si algún día coincido con alguno de vosotros se me trabaría la lengua, comentaría las mejores y las peores historías, pero dudo mucho que inventaramos una nueva (aunque con un par de cañas ……)
26 marzo 2013 | 13:39
De casualidad como casi todo lo que no queremos explicar en la vida he dado con el post, para ser taxista chico se vé que tus neuronas no andan demasiado lánguidas por el CO2 de la ciudad y el ajetreo de nuestra insólita urbe. Me pareces un tio avispado, fresco, algo original y con una profesión muy digna…llevas a los urbanitas a su destino!!! Que pena que la mayoria de los taxistas solo cuenten de su profesión los kilómetros y las monedas que hacen al cabo del día! Besos y ánimo…sigue contando historias y pensamientos donde otros solo ven trayectos!!
26 marzo 2013 | 19:28
Espero que si una banda reincidente de atracataxistas es puesta en libertad por varios jueces después de una exhaustiva investigación policial y el Gordo y el Tomás dicen, básicamente, que les importa un huevo, al menos les corráis a ambos a taximetrazos, a ver qué les parece.
Y si os tachan de ricos, y que por eso mismo, básicamente, os jodáis, porque los que tendrían que estar en la cárcel son los que roban a los pobres, espero también que recordéis a ambos lo mucho que han robado a los parados andaluces y a los parleños, incluídos sus hijos, nietos y biznietos. Y espero que les preguntéis si la plataforma de la Colau es oficialmente «rica», habida cuenta de que ha recibido, que se sepa, 500 millones de pesetas extraídos del trabajo de «los pobres» y que, sospecho, en parte se han dedicado a cursillos de Kale Borroka.
En general, me gusta decir las cosas a la cara, y me gustan los taxistas porque, en su mayoría, no hablan por hablar. En general, digo, porque imbéciles hay en todos los gremios. Del mismo modo que hay urbanitas y urbanitas, pero ya se sabe que cree el ladrón que todos son de su condición.
(Imagino que para el Gordo y el Flaco, los empleados de joyerías son serviles cual cajeras de Mercadona, y que no les vendría mal algún que otro empellón de nada. No sé qué coño será un proletario para estos putos ignorantes. Los empleados de los Bardem, digo yo)
26 marzo 2013 | 20:55
El ulular de las sirenas: el mejor recurso sonoro (cinematográficamente hablando) para revelar al espectador que la acción se desarrolla en una gran ciudad cuando ruedas en interiores.
En plan cine, y tal, Simp.
26 marzo 2013 | 21:13
El Reino de la Absurdez invade las ciudades y, hacinados, nos empeñamos en defender el modo de vida urbanita como el que más nos favorece.
De todas formas, ¡qué grave es dejar de escuchar la realidad!
http://en-otra-dimension.blogspot.com
29 marzo 2013 | 15:27