Recién estrenada mi propia licencia, decidí no cobrarle nada a la primera persona que subiera a mi taxi, como hacen los bares el día de apertura con su «Fiesta de inauguración: Primera copa gratis».
Mi primer trayecto apenas llegó (por taxímetro) a los 5€:
– ¿Qué le debo? – me preguntó la mujer de avanzada edad.
– Nada, nada. Ha sido usted la primera usuaria de mi nuevo taxi, y quiero invitarla al trayecto.
– Pero… este taxi no parece nuevo – me dijo, incrédula.
– He comprado la licencia. El coche venía incluido – dije.
– Tome – me dijo mientras me tendía un billete de 5€.- Déjese de tonterías…
– Deje, deje… no me pague nada…
– ¿Está usted tonto?. Tome, tome…
– ¡Que no, coño!. ¡Que quiero invitarla, y punto!.
– No será esto una cámara oculta de esas, ¿verdad?. Como me esté grabando… le denuncio, vamos… que como me vea mi Paco en la tele cogiendo un taxi para ir al bingo, la liamos… – dijo con sendos ojos inyectados en sangre.
– Empezamos bien…
Yo también he comenzado una segunda etapa (aunque nunca sean buenas y encima con el puto blog en blogia que se me da más mal que mal).http://polvorones.blogia.com/by la Negra Anémona
18 diciembre 2007 | 18:23
Vaya cosas!Ojala me toque a mi un taxista que me lleve al bingo y encima no me cobre la carrera! :)La verdad que tal y como esta el panorama se hace hasta raro que alguien este dispuesto a regalarte algo raro o darte algo gratis.Por otro lado, yo estoy ahora aficionado al bingo online, que puedo jugar desde casa y sin tener que desplazarme en taxi. Eso si, la visita a la sala de bingo los sabados por la tarde no me la quita nadie.
13 marzo 2009 | 14:18