Archivo de la categoría ‘Cultura’

Publicidad sin estereotipos sexistas

Por Uschi Henkes

Que desaparezcan de las pantallas las mujeres engañosamente perfectas, las noñas, las obsesivas compulsivas de la limpieza, las pacatas, las recatadas, las arpías, las banales, las que son meras comparsas, las sosas, las sin gracia, y que en su lugar, veamos mujeres de todo tipo y condición, pero que no responden a un marcado patrón, a un estereotipo. Esa es la ambición de un proyecto llamado #OVER_, que ha puesto en marcha el Club de Creativos (c d c), asociación que reúne a los profesionales que trabajan en publicidad en España, con la colaboración del Instituto de la Mujer. Un proyecto que se ha materializado en un libro y un folleto que buscan concienciar a  la industria publicitaria de la necesidad de acabar con los estereotipos que encorsetan y limitan a las mujeres.

En estas dos décadas, ha estado regido por diez profesionales, en mandatos de dos años. De los diez, nueve son hombres. Yo soy la primera mujer que preside el club en toda su historia. Mi mandato concluye ahora y quien llega es también mujer, Judith Francisco. Una rotación que representa un claro signo del cambio que estamos viviendo.
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Teatro necesario para abrir los ojos ante el maltrato

Por Nuria Coronado

Hay veces que la vida te regala conocer a mujeres que admiras y que son el bálsamo del mundo. Así me paso con Marina Marroquí, una luchadora y superviviente de la violencia de género a quien la primera vez que entrevisté me dijo una frase que se me quedó clavada para siempre. “La mayor venganza que se le puede hacer a un maltratador es ser feliz”. ¡Qué verdad más inmensa y más empoderante! Ella, como tantas otras, hablaba a sabiendas de lo que son los golpes físicos y emocionales, de lo que es dejar de sonreír y ser persona porque alguien le decía que no valía nada o que bastante suerte tenía con tenerle a él. Ese “él” que a los ojos de cualquiera es “el hombre perfecto”. Ese él que le hizo bajar al infierno, desaparecer de sí misma, marchitarse, dejar de existir.

Marina creyó después de tanto escuchar a la voz de su amo y maltratador que no merecía nada. Hasta que un día dijo basta. Se levantó de sus cenizas y se demostró que valía oro, que era la mejor en todo lo que se propusiera y que necesitaba respirar de nuevo. Se apoyó en su familia, y dejándose la piel de sus manos y de su alma, tuvo los ovarios de empezar a subir por la cuerda del pozo en el que había caído. Y el milagro se hizo. Salió de ese territorio que ninguna mujer se merece y puso en marcha el contador de la vida en mayúsculas.

Los actores Cecilia Sarli y Chema Coloma.

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La revolución de la lectura

Por Eloisa Molina

A Beta Dindzio, de 46 años, no le preocupa el entorno que le rodea, ni sentarse en el tronco de un árbol, ni que no haya pupitres, ni paredes… Crecer en Sudán del Sur durante la década de 1970, en plena guerra, significó vivir el horror de un conflicto en primera persona, una infancia rota y que no tuviese muchas oportunidades para ir a la escuela. Lo realmente importante para ella es escuchar y aprender.

Por eso, cuando al comenzar las clases de alfabetización de adultos, aprendió a escribir su nombre por primera vez en un libro de ejercicios, vivió un momento que nunca olvidará. “No pude dormir antes de mi primer día de escuela. Tenía emociones encontradas sobre lo importante que era para mí la educación y el valor que eso suponía. Pero al tiempo, también me asustaba”, sostiene la sudsudanesa.

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Ciberfeminismo contra la violencia

Por Eva Moure

Sólo hace un par de meses que supimos que la RAE (Real Academia) había decidido incorporar ‘sororidad’ como nueva palabra al diccionario. ¡Nueva! ¡Una palabra usada desde hace décadas! Mientras las instituciones y espacios oficiales van a remolque, la calle camina imparable.

Antonia Santolaya / Oxfam Intermón

Notas visuales realizadas por la ilustradora Antonia Santolaya durante la reunión de ciberactivismo organizada por Oxfam Intermón en Madrid. (c) Antonia Santolaya / Oxfam Intermón

Hace pocas semanas tuve la suerte de compartir jornadas con un grupo de activistas feministas de Africa, América Latina y España que se juntaron en Madrid, invitadas por Oxfam Intermón, para plantear estrategias de innovación digital contra los diferentes tipos de violencia machista. También para compartir experiencias y propuestas, para tejer red. Sororidad internacional en estado puro. Está claro que lo que compartimos es infinitamente mayor que lo que nos separa. En Argentina, Sudáfrica, Gambia, Colombia, España, Brasil o Marruecos.

De entrada, muchos hechos y datos demuestran que las violencias machistas ocurren en todo el mundo de forma sistemática, aunque hay quien todavía las niega o afirma que se trata de casos aislados. ‘Los datos son claves para conseguir políticas públicas, por eso es importante que se reconozcan los datos reales, no solo los oficiales’, comenta Nerea de Feminicidio.net.

Las movilizaciones sin precedentes también son un punto en común. El #NiUnaMenos en Argentina, el histórico 8 de Marzo pasado en España, el Total Shutdown (Paro total) del verano pasado en Sudáfrica, con miles de mujeres de todo el país movilizadas contra la violencia machista en uno de los países con mayor número de feminicidios del mundo y, al mismo tiempo, con las leyes más avanzadas en materia de defensa de los derechos de las mujeres. Leyes que no se cumplen. 

(c) Antonia Santolaya / Oxfam Intermón

Notas visuales de Antonia Santolaya durante la reunión de ciberfeminismos celebrada en Madrid y organizada por Oxfam Intermón. (c) Antonia Santolaya / Oxfam Intermón

El colectivo feminista habla de violencias, en plural, porque son varias. Y en los últimos años, la violencia digital es una de las últimas incorporadas. El auge del ciberactivismo ha multiplicado las posibilidades tanto de defender derechos como de recibir ataques, sufrir acoso o violencia machista en la red. Varias activistas africanas lo cuentan en este artículo. En América Latina, experiencias como la de Las Igualadas buscan abordar temas de género de forma divulgativa, y lo hacen de forma desenfadada y directa.

Su propuesta les ha valido millones de aplausos. También muchos ataques que, como a tantas activistas, las obliga a buscar estrategias de autodefensa.  ‘El objetivo de las violencias machistas es expulsar a las mujeres del espacio público’, escucho. Asustando, acorralando, avergonzando, provocando autocensura, entre otras cosas. La cuestión de fondo: las violencias machistas provienen de la desigualdad de género y de unas creencias afianzadas que es necesario desmontar si queremos una sociedad más justa y equitativa.

Hay trabajo por hacer. Y para ello es imprescindible unir fuerzas y compartir recursos. Es lo que hicieron las activistas que se juntaron en Madrid y a las que la ilustradora Antonia Santolalla siguió durante dos días para contar, con gran talento, en ilustraciones como las que acompañan este texto, cómo tejer redes saltando fronteras de todo tipo. En una palabra, sororizando.

Eva Moure es periodista y trabaja en Oxfam Intermón

Avanzadoras: antes de que sea demasiado tarde

Por Belén de la Banda

Encuentro de Avanzadoras en octubre de 2013 en Madrid. Imagen de Ana Sara Lafuente/ Oxfam Intermón.

Cuando miro esta fotografía, es imposible para mí no sentir una intensa emoción. Yo estaba abajo, tomando la foto desde mi teléfono, con una mezcla de admiración, alegría y responsabilidad que vuelvo a sentir cada vez que veo estas imágenes. Era un encuentro de lideresas en el más amplio sentido de la palabra. Vinieron mujeres de Mauritania, Togo, Perú, México, Guatemala, y también personas comprometidas con diferentes causas en España (educación, vivienda, sanidad, vida rural…). Hablamos de cómo impulsar mejor nuestras causas, de cómo hacer más eficaz el trabajo, de cómo apoyarnos en la comunicación y en la movilización, de cómo trabajar mejor en red… Pero también de cómo cuidar y cuidarnos, de cómo impedir que lo urgente se lleve lo fundamental, de lo importante que es cuidar nuestra salud día a día para mantener la actividad que impulsa los cambios.

Deberíamos haber hecho al menos un libro, o un documental, con las ideas maravillosas y absolutamente factibles que iban saliendo en las conversaciones, en los grupos, y en los momentos de café. En Madrid, hay jornadas, congresos, simposios y conferencias todos los días. Pero esta no fue una más para ninguna de las personas que allí estuvimos.

Ahora me gustaría que os fijéis en el centro de la imagen. Vestida en colores claros, con el brazo levantado, está Mariam Nana, una lideresa rural de Burkina Faso que tuvo la idea genial de vaporizar el arroz para darle más calidad a la alimentación de su familia, y conseguir ingresos extra para las mujeres. A su lado, con camiseta morada y gafas, Juana Olivia Hernández sonríe. Vino desde México para contarnos la lucha de las comunidades de Chiapas, donde la desigualdad hace estragos en la vida de las mujeres, y donde ella, con una enorme visión estratégica, trabajaba para revertir sus consecuencias más graves.

Hace cinco años de esta foto, y en este tiempo las hemos perdido a las dos. No hay duda de que Mariam y Juana son dos  avanzadoras que cambiaron la vida de sus gentes, y en plena juventud, se fueron dejando un legado que ya nos gustaría a muchas poder tener cuando llegue nuestro momento. No deberíamos olvidarlas, ni olvidar lo que aprendimos de ellas: no sabemos si algún día tendremos mejores lecciones vitales.

En las últimas semanas, hemos perdido también a una magnífica Avanzadora, y gran colaboradora de este blog, Dori Fernández Hernando. Personalmente la extraño ya muchísimo: su absoluta sensatez, su enorme conocimiento, su sentido del humor son recuerdos impagables. Pero sobre todo su compromiso con la igualdad, con los derechos de las mujeres, aunque fuera duro e incómodo, aunque hubiera que soportar absolutos disparates en los comentarios de sus entradas, aunque hubiera que dar la cara para que nos la partan. Te debo un abrazo grande, allí donde estés, Dori. Y desde aquí se lo envío a tu familia, y a tus compañeras de lucha en la PPiiNA, con quienes seguiremos de la mano.

No me gustaría acabar con tristeza. Me gustaría acabar diciendo que a las personas valiosas, y especialmente a las mujeres tantas veces invisibilizadas, hay que agradecerles sus aportaciones cuanto antes. Hay que reconocer ya, sobre la marcha, los esfuerzos, las propuestas, los trabajos, las ideas geniales y las disparatadas que llevan a otras geniales, los hallazgos, las derrotas. Porque una vida mejor para las mujeres, y para todos, se va haciendo gracias a Avanzadoras como Mariam, como Olivia, como Dori. Y como otras en las que seguramente estás pensando en este momento.

Quedan pocos días para que se cierre el plazo del Concurso Avanzadoras.  Un concurso de propuestas abiertas, en el que cualquier persona puede aportar su criterio para reconocer las aportaciones valiosas de las mujeres a la sociedad. Es muy fácil presentar vuestras candidaturas, o las de otras mujeres que sabéis que lo merecen. Os invito a hacerlo. Porque igual que en los últimos años hemos reconocido a Sagrario Mateo, Mabel Lozano, Mariú d’Errico o Ana López Navajas, quizá este año podamos rendir homenaje, de la mano de Oxfam Intermón y 20minutos, a esa persona que tú sabes que merece un premio. Y luego, dile que la has presentado, que su causa te importa, ofrécele apoyo, y trata de que logre muchos otros éxitos. Que serán para todos.

Comencemos a generar una sana costumbre de decir que lo que está bien, está bien y merece la pena. Antes de que sea demasiado tarde.

Belén de la Banda es periodista y trabaja en Oxfam Intermón. Comprometida con el Proyecto Avanzadoras.

13 razones, o cómo hacer contenidos responsables

Por Isa Mastrodoménico

La serie de Netflix “13 reasons why”, con dos temporadas emitidas, cuenta las razones que llevaron a una adolescente, Hannah Baker, a quitarse la vida y el posterior proceso judicial del caso, un caso que da un paso hacia adelante en la producción de contenidos responsables. De hecho, genera un material (con los propios capítulos de la serie y los adicionales) muy útil, apelando a una audiencia muy amplia y poniendo sobre la mesa el necesario debate sobre los temas que propone.

Esta serie, muy criticada por los contenidos que trataba, calificados de “adultos”, trata asuntos como acoso escolar, sexting, violaciones, drogacción, vandalismo hasta homofobia…, contenidos exclusivos para adultos, obvio. Pero quienes trabajamos con estas edades sabemos que estos son temas que viven en la cotidianeidad las y los adolescentes.

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Clärenore Stinnes: la primera en dar la vuelta al mundo en coche fue una mujer

Por Laura Suárez

‘Hasta donde podía recordar siempre había sentido atracción por la aventura. Estaba a punto de comenzar una proeza que nadie más había hecho antes: daría la vuelta al mundo en coche. Apretó las manos en el volante, sintiendo el cuero calentarse bajo sus dedos, y cerró los ojos. Quería memorizar todo lo que sentía en ese instante, sabía que esa euforia la salvaría en los momentos más duros del viaje, y serían muchos’, escribe Cristina Pujol en su libro Intrépidas, editado por Pastel de luna.

Dos años y más de 46.000 kilómetros fue lo que lo que le llevó a la alemana Clärenore Stinnes dar la vuelta al mundo al volante de su Adler Standard 6. La joven partió de Frankfurt el 25 de mayo de 1927 juntó con dos mecánicos y el fotógrafo Carl – Axel Söderstrom. Atravesó Europa, Asia y América. Regresó a el 26 de junio de 1929.

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El por qué de las muy necesarias auditorías de género

Por Clara Calbet

En los medios de comunicación las mujeres son sujeto y fuente en un 28% de informaciones, según el Proyecto de Monitoreo Global de Medios (2015). Los hombres, del 72% restante. Cuando la temática es economía, las mujeres aparecen en el 17% de informaciones. Solamente se llega a la igualdad de representación en las noticias de crimen y violencia (51% mujeres). Por ello, incorporar la perspectiva de género es básico para hacer un buen periodismo.

Y sí, es cierto, cada vez más algunos medios están tomando conciencia de ello. Es un primer paso muy importante que se debe poner en valor, pero no es suficiente. Lamentablemente vivimos en una sociedad donde la visión androcéntrica y patriarcal está muy arraigada e impregna poros de los que ni siquiera éramos conscientes. Una auditoría de género permite analizar si se está aplicando la perspectiva de género en los contenidos, las dinámicas y la organización del medio, y en qué aspectos se puede mejorar. Y es que no se trata solamente de hacer aparecer mujeres en las informaciones, o de utilizar un lenguaje inclusivo que no las invisibilice (que también es importante). Una auditoría va mucho más allá de buscar fórmulas que eviten recurrir al genérico masculino o a desdoblamientos: hay que incorporar a las mujeres en las distintas fases del proceso. Resulta fundamental ser consciente de qué mirada se tiene, qué estereotipos sexistas se reproducen, qué roles desempeñan las mujeres que aparecen en las informaciones, en qué contextos aparecen, el porcentaje de voces expertas de mujeres, qué temáticas se tratan, si se desagregan datos por género… Todo ello es determinante a la hora de hacer un periodismo con o sin perspectiva de género.

‘Mind the gap’, cuidado con la brecha, logotipo de la campaña estudiantil feminista británica del mismo nombre, que se inspira en un cartel del metro londinense. Imagen: Mind The Gap

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Por qué la desigualdad es un asunto feminista

Por Winnie Byanyima

Vivimos unos tiempos revueltos, emocionantes y también aterradores para ser una mujer. Todos los días traen consigo un gran éxito o un revés desolador en nuestra lucha por la igualdad de derechos. Hace un par de semanas, después de décadas de activismo por los derechos de las mujeres, Irlanda votó de forma aplastante para derogar la prohibición del aborto en el país. Y al mismo tiempo, una reciente ofensiva en Arabia Saudí contra las activistas por los derechos de las mujeres terminó en varias detenciones: su paradero y los cargos en su contra aún se desconocen.

Ilustraciones de la Asociación Mujeres y Madres Abriendo Caminos, de Colombia. Imagen: Pablo Tosco / Oxfam Intermón

Hay muchos frentes en esta lucha, pero uno en el que he centrado mis esfuerzos especialmente es en el modelo económico global, absolutamente manipulado contra las mujeres. Veamos algunos de los hechos:

Primero. Según estimaciones conservadoras, las mujeres contribuyen con cerca de 10 trillones de dólares, ¡sí, trillones! a la economía de los cuidados no remunerados y al trabajo doméstico. ¡Y lo hacen gratis! Nuestras economías colapsarían sin ese trabajo. Sin embargo, rara vez los políticos discuten este tema.

Segundo. El Banco Mundial contó que hay 104 países con leyes que impiden que las mujeres desempeñen ciertos trabajos, principalmente en fábricas y en el sector construcción, un comportamiento que corresponde a ideas anticuadas y paternalistas de lo que una mujer puede y debe hacer.

Y más. Según el último estudio de Oxfam, hay alrededor de 2.043 milmillonarios en todo el mundo; de los que nueve de cada 10 son hombres. Los datos del Foro Económico Mundial muestran que, según el ritmo de los cambios, habría que esperar 217 años para cerrar la brecha en las oportunidades de empleo y remuneración entre mujeres y hombres. La desigualdad económica entre mujeres y hombres se traduce en desigualdad en quienes ostentan el poder. ¿Cómo podemos, entonces, esperar un mundo igual para las mujeres cuando las riendas del juego las llevan ellos?

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El día en que no se editen libros de ilustradoras

Por Carmen García Huerta

‘Dionaea Muscipula. Tiene usted una sonrisa encantadora’ es parte de la muestra de la artista que puede verse en la La Fábrica, de Madrid, hasta el 30 de mayo.

¿Qué hacemos con las ilustradoras? Me refiero a ellas porque yo lo soy, pero muy posiblemente esa pregunta se pueda aplicar a otros campos profesionales. Soy ilustradora y la poca sociología que yo pueda aventurar se limita a mi pequeña parcelita. Llevo ya un porrón de años dedicándome a lo mío, y no sé si lo que ocurre ahora es mejor o peor que lo de antes. Porque hace unos años yo era ilustradora en general; es verdad que, como en todo, éramos menos chicas, pero nunca sentí que mi trabajo fuera percibido distinto por tener mano femenina, y yo no producía nada deliberadamente desde mi condición de mujer. Y aquí pregunto, hombre: ¿te imaginas produciendo desde tu condición de varón? Aposta, quiero decir. ¿A que tú tampoco puedes? ¿A que te sientes universal y no peculiar? Yo también. Sin embargo, ahora resulta que soy ilustradora, pero muy acabado en «A»…

 

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