Por Pilar Orenes
Hay momentos que no sabes si avanzas o retrocedes. No te paras, eso sí, pero puedes volver a la casilla de salida o pasar por el mismo sitio. A la vez que tenemos un recién nacido Ministerio de Igualdad o una Ley contra la Violencia de Género, cerramos el 2019 con 99 feminicidios y ya vamos por 22 en el 2020. Las voces que claman por la igualdad se escuchan con más libertad que nunca, pero también lo hacen las que, con un discurso retrógrado y simplista, cuestionan esa igualdad y vuelven a situar a la mujer en un rol de siglos pasados. Sabemos y disfrutamos de los avances conseguidos pero también descubrimos que no son tan sólidos y que se tambalean con más facilidad de la que nos gustaría.
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Aun así, con todas las paradojas del momento y la lucha constante ante la posibilidad de cualquier retroceso, estoy convencida de que avanzamos. Porque sabemos que más mujeres, más organizadas y con más capacidades para exigir sus derechos, construyen sociedades más justas. Y esto está pasando, las mujeres, aliadas y organizadas, no vamos a parar hasta conseguir la transformación social que buscamos.
Este 8M hemos avanzamos un poco más. Millones de mujeres en todo el mundo han salido a las calles para exigir la garantía de sus derechos. Lo hemos hecho el 8M, pero también lo hicimos el 25N. Y lo hicimos también cuando gritamos ante la emergencia climática, y cuando recordamos que “la culpa no era mía ni dónde estaba ni cómo vestía” y, y, y… El movimiento es todos los días y es imparable. Avanzamos cuando identificamos y decidimos cuestionar una práctica familiar, laboral o social machista procedente de un mundo regido por el patriarcado.
La mujer que decide cuestionar la norma habitual, la que interpela ante una decisión, la que se arma de valor para proponer el cambio, la que va más allá de lo que esperan de ella… Son las mujeres avanzadoras, las que a lo largo de la historia y con su entrega y empeño, han hecho posible todos los avances que hoy vivimos. Y somos muchas y muy diferentes, porque además de mujeres somos diversas y reconocemos en nuestra diversidad la necesidad de inclusión. Es un proceso de transformación de la sociedad, la economía y las relaciones con la vida y el medio dónde la desarrollamos y es un proceso que empieza por nosotras mismas. Y es lento, como cualquier proceso de transformación, pero que nadie lo dude, avanzamos.
Pilar Orenes es Directora Adjunta de Oxfam Intermón
Hola Pilar, me ha gustado mucho tú artículo.
10 marzo 2020 | 09:45