Archivo de la categoría ‘Sexualidad’

Porque hablar de sexualidad no es lo mismo que de sexo

Por Silvia Cintrano de la Torre

Hablar de educación está de moda, y no siempre es para algo positivo. En este momento, se pone de manifiesto la dificultad que existe para hablar de ciertos temas con los menores de edad, en particular sobre educación sexual. Pudiera parecer que hablar de sexualidad es lo mismo que hablar de sexo, y que esto último es una provocación para las y los adolescentes, incitándoles a llevar conductas sexuales prematuras o a llenarse la cabeza de pájaros que les hagan cambiar de orientación o de identidad sexual.

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Follar, ¿sin o con celebración?

Por María Astrid Toscano – María Maracas
Mi sobri Ale tenía seis años cuando en el karaoke de mi casa tomó el micrófono para cantar el vallenato La ventana marroncita. De repente, para avivar su canto, gritó: «¡ay hombe’!», como suele exclamarse en el canto tradicional. Y en seguida, casi sin parar, gritó: «¡ay mujer!» Yo lo miré atónita, con el pecho hinchándose de orgullo y mi cabeza y mi corazón celebrando al pensar: hemos creado un hombre no machista. 
Juan, mi último “amor de verano” (o de invierno, más bien, para corresponder con el calendario), por darle una categoría al tipo con el que más follé en las últimas vacaciones, ya pasa de sus treinta años. Quizás es uno de los tipos más libres que he conocido, crudamente honesto, lo que permite conversar y actuar en igualdad de condiciones, sin manipulaciones ni juegos emocionales innecesarios. 

La tercera letra: ni chicha ni limonada

Por Jack

Hablemos un momento de la tercera letra, el tercer lugar en LGBTI, el espacio de la incomodidad para quienes consideran que las definiciones deben ser absolutas. Eres lesbiana o eres gay, pero no está bien ser bisexual porque eso no es más que una crisis existencial en la que te encuentras mientras decides quién eres. Si al final de la carrera optas por uno u otra (u otro o una), asumes de inmediato la etiqueta que corresponda: gay, lesbiana o heterosexual, pero definitivamente NO bisexual. Y como aún no es una práctica regular el matrimonio entre tres, lo que queda la mayor parte de las veces es escoger, aunque te cueste. ¿Se han puesto a pensar que también las identidades no heteronormativas caen en normatividades?

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Lgtbifobia: miedo a revertir la norma

 

 

Por Natalia Pereira

Cuando tenía ocho años mi abuelo me regaló una muñeca. Una de esas que tan explícitamente incrustan en el inconsciente femenino infantil las más estrictas, y violentas, normas sobre la belleza y la expresión de género. Mi yo de ahora le habría preguntado por qué, por qué tanta resistencia a la disidencia de género. Qué es lo que les molesta que les hace insistir tanto. Regalarme una muñeca, ¡a mí! Mi yo de ocho años, con auténtica sorpresa, le entregó directamente la caja sin abrir a su prima, y ella, de también ocho años, lo entendió mejor.

Las Naciones Unidas -organismos que se supone velan por los Derechos Humanos- no se dignaron a discutir orientación sexual e identidad de género hasta 1995 en la Conferencia de Beijing, gracias en parte al movimiento feminista y el posicionamiento en la agenda política de la agencia sobre los cuerpos.

Foto: Helena Sánchez

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Vive: música frente a la violencia de género

Por Montse Casasempere

Todo surgió con la idea de un taller semanal de composición de canciones en el que quisimos involucrar a personas en situación de fragilidad, mujeres víctimas de violencia de género, en el proceso creativo de hacer canciones como vía y herramienta de empoderamiento.

Un grupo de participantes en el taller, durante la grabación del disco «Vive», junto con el cantautor Rafa Sánchez. Imagen: Generando Igualdad.

En ese momento necesitábamos crear un espacio de encuentro, de desarrollo personal y comunitario dirigido a mujeres víctimas de violencia de género que les posibilitara un desarrollo afectivo, personal y social. El taller funcionó a modo de terapia grupal en busca de la reafirmación de las mujeres que en él participaron.

Cada martes, tuve el honor de vivir con ellas cómo contaban y compartían sus experiencias de vida, trasladando un mensaje positivo que pone el acento en la recuperación y en el refuerzo de un mensaje: es posible salir del maltrato. Las letras de las canciones se elaboraron a partir de sus experiencias de vida y las melodías fueron compuestas por Rafa Sánchez, director musical del taller.

Los temas ya están grabados en estudio, interpretados por artistas de la talla de: Rozalén, El Kanka, Clara Montes, Luis Eduardo Aute, Olga Román, Ricardo Marín, Sandra Carrasco, Lamari de Chambao, Amparo Sánchez-Amparanoia y Rafa Sánchez.

Y así vamos avanzando para hacer realidad VIVE, un disco con canciones compuestas por mujeres que luchan cada día por sobrevivir a la violencia de género. Me siento inmensamente afortunada de formar parte de este equipo que somos e Generando Igualdad, una asociación sin ánimo de lucro que trabaja por la defensa y apoyo de los derechos y reivindicaciones de las mujeres, la igualdad de oportunidades y la no discriminación aunando esfuerzos, de un modo especial, en la lucha contra la violencia de género y la atención directa a víctimas de malos tratos. Comenzamos nuestra andadura en el año 2000.

Desde entonces, un equipo de profesionales voluntarias trabajamos día a día por cumplir el que para nosotras es nuestro objetivo prioritario: apoyar e intervenir tanto jurídica como psicológicamente con mujeres de cualquier edad y condición que tienen en común ser protagonistas de una historia de maltrato.

Con las aportaciones obtenidas a través del crowdfunding podremos dar forma a un disco que pretende visibilizar la realidad de la violencia concienciando a la sociedad en la implicación y búsqueda de soluciones. Queremos que otras mujeres que están pasando por una situación similar comprendan que no están solas. Que hay salida. Que si otras lo han conseguido, ellas también pueden vencer el miedo. Pueden y deben pedir ayuda.

Toda la vida compartida y los sueños de tantas tardes de martes, las esperanzas, los miedos, las luchas y la alegría de haber sido más fuertes que las heridas son la materia prima de un disco que rezuma vida y dignidad.

Puedes descubrir todo lo que significa este proyecto aquí. Y por favor, si crees que merece la pena que se escuchen estas voces, apóyanos en el crowdfunding para hacer realidad el disco.

Montse Casasempere. Firme defensora del valor de la comunicación constructiva -porque nuestro peor problema es que no escuchamos para entender, escuchamos para contestar-, me especialicé en community management aplicado al movimiento asociativo creando conciencia social. Con formación específica en violencia de género e igualdad aplicada al ámbito empresarial, soy vicepresidenta y responsable de comunicación en Generando Igualdad.

Los mitos de la violencia sexual

Por Bárbara Tardón

“El mito es un habla despolitizada”. La afirmación que en 1953 realiza el filósofo y semiólogo Roland Barthes es extrapolable a la realidad presente de las mujeres, víctimas y supervivientes de violencia sexual en el Estado español, por el escenario de desprotección y garantía de sus derechos.

Los mitos sobre la violencia sexual empañan cualquier intento de alcanzar la justicia y la reparación frente a los derechos humanos vulnerados. Sostienen la discriminación y la aúpan hasta la estratosfera. Parecen inmortales e intocables. He de confesar que incluso yo misma me he sentido atrapada a veces por esos mitos. El estereotipo de género es como si te enganchara, como si no fuera nada. Pero lo es todo.

Manifestación contra la violencia sexual y judicial hacia las mujeres. Imagen: Francisco Ruano / Amnistía Internacional.

Sin rodeos, puedo concluir -después de más de un año investigando para la Sección Española de Amnistía Internacional sobre la violencia sexual en el Estado español-, que el mito, el estereotipo o el prejuicio de género se encuentra estampado de forma generalizada en cada una de las instituciones cuyo deber es acompañar y restituir los derechos humanos de las víctimas de violencia sexual. El estereotipo de género se cuela y se arrastra por las comisarías, por los juzgados, por los hospitales y medios de comunicación, por las calles de nuestras ciudades. Donde menos te los esperas, ahí están.

¿No será que es una discusión entre novios?-, le comentó una trabajadora social de un hospital a una mujer entrevistada para nuestra investigación, después de ser violada por su ex novio.

Vaya niña más ligerita!- afirmó una abogada de un condenado por acoso sexual en relación a una niña de 15 años que terminó suicidándose tras el acoso.

 

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Avanzadoras: antes de que sea demasiado tarde

Por Belén de la Banda

Encuentro de Avanzadoras en octubre de 2013 en Madrid. Imagen de Ana Sara Lafuente/ Oxfam Intermón.

Cuando miro esta fotografía, es imposible para mí no sentir una intensa emoción. Yo estaba abajo, tomando la foto desde mi teléfono, con una mezcla de admiración, alegría y responsabilidad que vuelvo a sentir cada vez que veo estas imágenes. Era un encuentro de lideresas en el más amplio sentido de la palabra. Vinieron mujeres de Mauritania, Togo, Perú, México, Guatemala, y también personas comprometidas con diferentes causas en España (educación, vivienda, sanidad, vida rural…). Hablamos de cómo impulsar mejor nuestras causas, de cómo hacer más eficaz el trabajo, de cómo apoyarnos en la comunicación y en la movilización, de cómo trabajar mejor en red… Pero también de cómo cuidar y cuidarnos, de cómo impedir que lo urgente se lleve lo fundamental, de lo importante que es cuidar nuestra salud día a día para mantener la actividad que impulsa los cambios.

Deberíamos haber hecho al menos un libro, o un documental, con las ideas maravillosas y absolutamente factibles que iban saliendo en las conversaciones, en los grupos, y en los momentos de café. En Madrid, hay jornadas, congresos, simposios y conferencias todos los días. Pero esta no fue una más para ninguna de las personas que allí estuvimos.

Ahora me gustaría que os fijéis en el centro de la imagen. Vestida en colores claros, con el brazo levantado, está Mariam Nana, una lideresa rural de Burkina Faso que tuvo la idea genial de vaporizar el arroz para darle más calidad a la alimentación de su familia, y conseguir ingresos extra para las mujeres. A su lado, con camiseta morada y gafas, Juana Olivia Hernández sonríe. Vino desde México para contarnos la lucha de las comunidades de Chiapas, donde la desigualdad hace estragos en la vida de las mujeres, y donde ella, con una enorme visión estratégica, trabajaba para revertir sus consecuencias más graves.

Hace cinco años de esta foto, y en este tiempo las hemos perdido a las dos. No hay duda de que Mariam y Juana son dos  avanzadoras que cambiaron la vida de sus gentes, y en plena juventud, se fueron dejando un legado que ya nos gustaría a muchas poder tener cuando llegue nuestro momento. No deberíamos olvidarlas, ni olvidar lo que aprendimos de ellas: no sabemos si algún día tendremos mejores lecciones vitales.

En las últimas semanas, hemos perdido también a una magnífica Avanzadora, y gran colaboradora de este blog, Dori Fernández Hernando. Personalmente la extraño ya muchísimo: su absoluta sensatez, su enorme conocimiento, su sentido del humor son recuerdos impagables. Pero sobre todo su compromiso con la igualdad, con los derechos de las mujeres, aunque fuera duro e incómodo, aunque hubiera que soportar absolutos disparates en los comentarios de sus entradas, aunque hubiera que dar la cara para que nos la partan. Te debo un abrazo grande, allí donde estés, Dori. Y desde aquí se lo envío a tu familia, y a tus compañeras de lucha en la PPiiNA, con quienes seguiremos de la mano.

No me gustaría acabar con tristeza. Me gustaría acabar diciendo que a las personas valiosas, y especialmente a las mujeres tantas veces invisibilizadas, hay que agradecerles sus aportaciones cuanto antes. Hay que reconocer ya, sobre la marcha, los esfuerzos, las propuestas, los trabajos, las ideas geniales y las disparatadas que llevan a otras geniales, los hallazgos, las derrotas. Porque una vida mejor para las mujeres, y para todos, se va haciendo gracias a Avanzadoras como Mariam, como Olivia, como Dori. Y como otras en las que seguramente estás pensando en este momento.

Quedan pocos días para que se cierre el plazo del Concurso Avanzadoras.  Un concurso de propuestas abiertas, en el que cualquier persona puede aportar su criterio para reconocer las aportaciones valiosas de las mujeres a la sociedad. Es muy fácil presentar vuestras candidaturas, o las de otras mujeres que sabéis que lo merecen. Os invito a hacerlo. Porque igual que en los últimos años hemos reconocido a Sagrario Mateo, Mabel Lozano, Mariú d’Errico o Ana López Navajas, quizá este año podamos rendir homenaje, de la mano de Oxfam Intermón y 20minutos, a esa persona que tú sabes que merece un premio. Y luego, dile que la has presentado, que su causa te importa, ofrécele apoyo, y trata de que logre muchos otros éxitos. Que serán para todos.

Comencemos a generar una sana costumbre de decir que lo que está bien, está bien y merece la pena. Antes de que sea demasiado tarde.

Belén de la Banda es periodista y trabaja en Oxfam Intermón. Comprometida con el Proyecto Avanzadoras.

Cuando la violencia contra las mujeres se convierte en motor de cambio

Por Judit Saavedra

’Me mutilaron cuando tenía solamente una semana de vida, como a todas las otras niñas de la comunidad donde me crié, en Damina, Malí. Pensaba que todas las niñas del mundo estaban mutiladas, que habían nacido así, por eso lo veía como una cosa normal’: Dialla Diarra, 42 años.

Dialla Diarra llegó a Banyoles (Girona) en 1993 y no fue hasta que vio los problemas ginecológicos que tenía una amiga suya que empezó a hacerse preguntas. En ese momento, entendió que se encontraba ante un problema oculto. Tanto ella como su amiga forman parte de los 200 millones de niñas y mujeres mutiladas que se calcula que hay en todo el mundo. Además, según datos del Mapa de la Mutilación Genital Femenina en España (2016), Girona es la tercera provincia con más población empadronada con origen en países en los que se practica esta terrible práctica (en Cataluña residen un tercio del total).

’Cuando cortas a una niña es como si cortaras una parte de su lengua para siempre’, afirma Dialla. Para las mujeres que lo han sufrido, hablar de ello es muy complicado. La mutilación no solo tiene graves consecuencias para su salud física, sino también psicológica. Implica también efectos que repercuten en su vida social a la hora de relacionarse con los demás, unas secuelas que durarán toda la vida.

La activista africana, sinónimo de fuerza y determinación, decidió que la única manera de combatir esta violencia contra las mujeres en su entorno y en los países de origen era hablando de ello, debatiendo y sensibilizando a las mujeres afectadas, al personal sanitario, a los líderes de las comunidades y a los representantes religiosos. Pero para hacerlo, antes debía encontrar la manera de romper el silencio, ya que de la mutilación no se habla en casa. Pensó cómo apoyar a la comunidad subsahariana en su integración en la sociedad de acogida y fundó, en 2006, la asociación de mujeres subsaharianas “Legki Yakaru” (“mujeres de hoy”, en sarankule). Desde entonces, la organización trabaja para ganarse la confianza de las mujeres y las niñas. Se trata de que se sientan empoderadas y puedan ejercer el derecho a decidir sobre su propio cuerpo, no solo para prevenir y evitar la mutilación genital femenina, sino también otras violencias machistas, como los matrimonios forzados.

’Hemos conseguido que 30 o 40 mujeres se sienten en una mesa a debatir sobre su salud sexual y reproductiva, y que expresen sus sentimientos sobre la mutilación’, señala orgullosa. Algo impensable hasta hace poco. Ahora todas estas mujeres disponen del poder y la formación necesarias para cambiar su situación. Tienen voz y voto en sus casas y además se han convertido en formadoras y se desplazan a distintos pueblos dando charlas sobre la mutilación genital femenina y otros temas que conciernen a las mujeres africanas.

Dialla cree firmemente que la base para luchar contra esta práctica es la educación y el diálogo intercultural. Y precisamente a través de esas conversaciones ha conseguido grandes resultados. Talleres de sanidad, cursos de informática e idiomas y clases de danza, entre otras actividades, han servido para generar espacios de empoderamiento entre las mujeres y las niñas. ’Hoy en día hay muchísimas mujeres africanas que trabajan, que traen un sueldo a casa y que mantienen a la familia, a la vez que ayudan a sus hijos en los estudios’, comenta la defensora de los derechos humanos.

Una de las participantes de esos talleres de sanidad es Goundo Diabira. Nacida en Banyoles hace 19 años, pertenece a la nueva generación de jóvenes que se sienten concienciadas sobre sus derechos. Ella habla de derechos de las mujeres y también reivindica una identidad: ’Para mí es importante que la gente vea nuestra cultura, porque es muy bonita también. Queremos dar a conocer cómo somos, de dónde venimos y quiénes eran nuestros antepasados’. La joven llama a Dialla “Mama Dialla”, que es como la conoce todo el mundo. Porque esta gran matriarca que es energía, alegría y pasión se ha convertido en una figura clave para las mujeres africanas que viven en Banyoles. Para ellas y también para los líderes de las comunidades que viven en África. No hay día que, al salir a la calle, alguien no la detenga. La saludan, le piden consejo, le cuentan sus avances.

Con su organización, ha tejido una red de asociaciones en diferentes países del continente africano que le dan apoyo. Así, cuando se detecta que una niña que viaja a su país de origen está en riesgo de sufrir una mutilación, hay una persona encargada de explicar a la familia de allí qué consecuencias físicas y psicológicas tiene para la niña y a qué consecuencias penales se enfrentan sus padres.

Dialla, fuerza, motivación y cambio, está contenta con lo conseguido hasta ahora, pero su meta va más allá: Tenemos que salir, llegar a más mujeres, las que están mutiladas y las que no. Tenemos que salir y luchar conjuntamente con las mujeres europeas que defienden la salud y el bienestar de todas’.

Judit Saavedra se licenció en Periodismo pensando en ser reportera de guerra… Y aunque no se fue al campo de batalla, lucha día a día por cambiar las injusticias. Tras trabajar en radio, prensa y televisión, decidió especializarme en comunicación social y cooperación al desarrollo. Ha trabajado y colabora en el departamento de comunicación de Oxfam Intermón. 

La juventud en Latinoamérica aún ve «normal» la violencia machista. ¡A desaprender!

Por Aida Pesquera

Los países de América Latina y el Caribe han adoptado, desde los 90, leyes y otras normas para la protección de las víctimas de violencia machista. Colombia, por ejemplo, cuenta con importantes directivas aprobadas entre 1996 y 2015, además de planes nacionales para prevenir y atender la violencia contra mujeres y niñas. Los avances legislativos son significativos, pero hay que reconocer que la situación de la violencia contra las mujeres persiste. Según la Comisión Europea para América Latina y el Caribe, CEPAL, 1.831 mujeres fueron asesinadas por el solo hecho de ser mujeres en 2016.

Imagen del informe publicado por Oxfam sobre imaginarios. En él se recoge también que hay caminos para la transformación de imaginarios.

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La calle es nuestra. Y hoy más que nunca

Por Lula Gómez

‘A pocos días del primer txupinazo del que van a poder disfrutar el asesino de Nagore Laffage y los violadores de La Manada, aparecen muchas iniciativas para demostrar la indignación de las mujeres. Que no vayamos, por ejemplo. O que vayamos de negro’, decía hace apenas unos días en Vice la activista y feminista vasca Irantzu Varela. Ella está en totalmente desacuerdo: ella aboga por contar con el legítimo derecho de salir.

Porque sí, estamos indignadas, estamos hartas de la violencia, pero ante todo, la consigna de las feministas navarras y de todo el mundo es clara: la calle y la noche son nuestras también (faltaba más) y nadie nos puede arrebatar el derecho de disfrutar una fiestas, de emborracharnos, de ponernos una camiseta o de quitárnosla.

 

Ante esa máxima, importa poco el color de la camiseta, pero ojo, las navarras, que son las que llevan allí luchando durante décadas por tener unas fiestas sin violencias sexuales hacia las mujeres, quieren seguir portando la camiseta blanca, la oficial. La negra, comentan, supone luto y ellas, en sanfermines, quieren reír, bailar y gozar.

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