Zoila, una jefa indígena que quiere romper techos

Por Charo Zapata Vásquez

Esta es la historia de Zoila Samaniego, una mujer de 35 años empoderada, madre de dos hijos, esposa, profesora de primaria, regidora y jefa de la comunidad nativa de San Miguel Centro Marankiari. Ella es una mujer indígena asháninka, de la selva central  del Perú.

Zoila se siente muy orgullosa de ser asháninka, conserva su lengua, sus cantos, sus costumbres, su forma de vestir. Los asháninka son un pueblo indígena amazónico con principios básicos del cuidado de la naturaleza. Sin embargo, no podemos negar que hubo una ancestral discriminación, desigualdad, inequidad entre las mujeres y varones en sus culturas, y lo que es peor aún, una desigualdad que llega hasta la modernidad de nuestros tiempos. 

 

Para Zoila Samaniego, dirigente indígena: “En la vida hay que atreverse, es posible fallar, pero no hay que dejar de intentarlo, no hay límites por ser mujer”© Charo Zapata.

En la comunidad nativa de San Miguel (200 habitantes), ubicada en lo alto de un monte, cerca del cielo, los jefes siempre fueron varones. Nunca se  dio la oportunidad a ninguna mujer para que pudiera ser la dirigente. Y  lo que es peor, ninguna mujer se atrevió antes a postular. Zoila es la primera jefa y ya va dos períodos consecutivos, ejerciendo el cargo con grandes cambios en la comunidad. En su gestión se ha creado la casa del maestro, la mejora del el club de madres y se promociona el turismo como actividad económica.  

Según la voy entrevistando, la charla se convierte en una motivadora conversación. No obstante, en mitad de ella hacemos una pausa que ella aprovecha para dar de lactar a su pequeña mientras con la otra mano sostiene el celular para recibir una llamada y coordinar asuntos municipales. La miro, sonreímos y solo dice: «Zoila…, regidora. Hay cosas que coordinar». Me imagino lo difícil que debe ser cumplir tantos roles.

Mientras hablamos recorremos las calles de San Miguel. Observo dos letreros que llaman mi atención. Las dos calles tienen nombres de mujeres y le pregunto quiénes son. «Fueron las esposas del fundador de la comunidad. Por ese honor se les puso sus nombres». Según lo explica caigo en la cuenta de lo difícil que es ganarse un nombre para una mujer por una misma. Zoila no tiene calle. 

La acompaño a una reunión en su comunidad. Antes de eso se prepara, se viste con su cushma (vestido largo de una sola pieza utilizado por los pueblos asháninca). «Falta el maquillaje», me advierte y saca una pequeña caña de bambú con tapa. En su interior hay una pasta roja. Es achiote, una semilla de color rojo con la que se pinta la cara con diseños propios de su cultura. 

Zoila, está en constante comunicación con su comunidad. Como  aliado tiene un sencillo equipo de sonido, instalado cerca del local comunal y una bocina en lo alto de  un árbol de mango. La veo sujetar firme el micrófono y aunque yo no puedo entender lo que dice: el mensaje lo da en su lengua, puedo percibir por su tono,  firmeza en sus palabras y el liderazgo que ejerce. No pasa mucho tiempo, para que la comunidad responda al llamado de su jefa.

En la reunión con los comuneros, recuerdo las palabras  del fiscal de la comunidad: “Tener una jefa mujer, aun cuesta, aun nos estamos acostumbrados a recibir órdenes de una mujer”. Pienso que lo que realmente cuesta, es tener que escuchar esto. Pero  me aliento al observar al fiscal en medio de las mujeres del comedor, trabajar a la par con ellas, y comprendo que es un aliado y que es cuestión de tiempo para que su pensamiento evolucione.

Ejemplo de mujer ashaninka 

El empoderamiento de una mujer tiene efectos multiplicadores hacia otras mujeres para que se conviertan en protagonistas de su propio desarrollo. Zoila está empoderando a las nuevas generaciones. Ella simboliza, como mujer indígena, la lucha por la igualdad de género en las culturas ancentrales. Ella es un ejemplo de cómo las culturas pueden evolucionar, sin perder su esencia. Al finalizar, ella me dice que es difícil ser Zoila madre, Zoila esposa, Zoila profesora, Zoila regidora y Zoila jefa.

Encontrarme con ella  fue sin duda un aprendizaje significativo: “En la vida hay que atreverse, es posible fallar, pero no hay que dejar de intentarlo, no hay límites por ser mujer”. Llego a la conclusión que se debe incubar, engendrar para gestar, para pujar con mucho esfuerzo y por fin parir una sociedad más equitativa, más justa y más desarrollada para las nuevas generaciones. Porque sin equidad no hay desarrollo. No todas las mujeres tienen que ocupar cargos de poder,  pero se tiene que tener la misma oportunidad para ejercerlos. 

La historia de Zoila continua, sigue estudiando, sigue superándose, para ella misma, para su familia y para su comunidad. Zoila seguirá trabajando por derribar el techo de cristal o de bambú.

Pasonki Zoila! (gracias en asháninka) 

Charo Zapata Vásquez es una periodista peruana. 

6 comentarios

  1. Dice ser Leyla

    Hola Charo, excelente artículo. Gracias por compartir esta bella historia e inspirar a más mujeres a seguir el ejemplo de Zoila.

    19 diciembre 2019 | 15:04

  2. Dice ser Paola Bernuy

    Excelente historia, muy bien contada, nos permire conocer historias reales de mujeres que aún en pleno siglo XXI siguen luchando por ejercer sus derechos, por lograr su pleno desarrollo personal y para ello haciendole frente a las desigualdades de género, a la discriminación que muchas veces relega a la mujer a un papel secundario o invisiviliza su importate rol y aporre rn la familia y sociedad.

    20 diciembre 2019 | 01:37

  3. Indigenous females around the world are stuck first and worst by the effects of environmental destruction and a quickly changing climate, their uneven vulnerability the result of a brutal connection of colonialism, racism, and sexism whose effects continue largely unabated.

    20 diciembre 2019 | 10:23

  4. Dice ser Rebecca

    Maravilloso artículo! Demasiado conmovedor y muy interesante para la gente que aún no conoce lo que sucede en el Amazonas. Es increíble ver que aún en este siglo a las mujeres les cueste ganarse un papel en la sociedad;sin embargo, como en el caso de Zoila vemos que no es imposible. Es querer para poder. Este gran mujer ashaninka me ha inspirado a ver la vida de otra manera, su esfuerzo para darle bienestar a su familia y comunidad es admirable. Gracias por compartir artículos como estos.

    20 diciembre 2019 | 17:38

  5. Dice ser ZOILA SAMANIEGO PEREZ

    hola mi nombre es Zoila Samaniego vivo en peru especificamente en la selva de chanchamayo y CC.NN San Miguel Centro Marankiari.Se que mi historia ha inspirado a muchas mujeres y lo dificil que es ganarse un nombre .solo hay que demostrar que todo se puede aunque haya obstaculos en la vida siempre hay que ser perseverantes y pensar siempre en positivo.

    21 diciembre 2019 | 05:19

  6. Dice ser Evelyn Alvarez

    Excelente historia…real e inspiradora, sin duda me quedo con ésta frase: «En la vida hay que atreverse, es posible fallar, pero no hay que dejar de intentarlo, no hay límites por ser mujer”. Lo tomo como un consejo de vida… y un motivo para «atrerme a ser… Y seguir intentando… »
    A tí Charo, gracias por ésta historia, que motiva e impulsa a no tener límites…

    28 diciembre 2019 | 05:07

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