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Hernán Zin está de viaje por los lugares más violentos del siglo XXI.El horror de la guerra a través del testimonio de sus víctimas.

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Ehud Olmert: una rectificación tardía pero esperanzadora

El pasado lunes, el primer ministro Ehud Olmert se manifestó dispuesto a retomar el diálogo con la Autoridad Palestina tras cinco meses de ofensiva armada y castigo colectivo contra la Franja de Gaza. Anunció que excarcelará «a muchos presos» palestinos cuando los milicianos liberen al soldado Gilad Shalit, que permanece en manos de Hamás desde el día 25 de junio de 2006.

Pienso en el dolor de tantas familias que conocí durante los dos meses en que seguí de cerca los acontecimientos de Gaza, en los más de 400 civiles muertos, en los miles de civiles heridos, en el hambre, en la desesperación, y me pregunto: ¿por qué no tomó Olmert esta decisión el primer día? ¿Por qué no nos evitó esta lóbrega sucesión de destrucción y muerte?

El secuestro de un soldado no puede justificar el castigo de millones de personas, como ocurrió en Gaza, como sucedió también en Líbano, donde seguramente dentro de poco tiempo se abrirán las negociaciones con Hezbolá para el intercambio de prisioneros. Más de mil muertos como consecuencia de una respuesta desproporcionada, a todas lúces errónea. Y otra vez la misma pregunta: ¿por qué? ¿Para qué?

El cambio de rumbo de Olmert viene dado por su baja popularidad en Israel, inferior al 20%, y por la presión de EEUU, que parece haber comprendido que la vía para la paz es el diálogo con todos los actores de la región, incluyendo a Siria e Irán, y la solución del conflicto palestino. Justamente hoy, Condoleezza Rice se reunirá con Mahmud Abbas en Jericó.

Ojalá Olmert haya tomado conciencia de que las acciones militares no han conducido más que a generar nuevos odios y a la condena de Israel por parte de la comunidad internacional. Ojalá tenga la entereza suficiente para actuar con decisión, como se lo exigió el padre de Gilat Salid, que le pidió “más hechos y menos palabras” (y que, en un gesto que lo honra, visitó en el hospital a los supervivientes de la matanza de Beit Hanún). Ojalá tenga el valor de ir a la causa de los problemas, aunque los Kassam sigan cayendo, y comience de una vez por todas a retirar los asentamientos ilegales y a desmontar el infame muro para volver a las fronteras de 1967. Sólo a través de ese camino alcanzará la paz. Y tal vez los israelíes vuelvan a confiar en él. Y quízás la historia no lo juzgue con tanta severidad.

Escudos humanos en Gaza: ¿es posible la resistencia pacífica?

A veces tengo la impresión de que lo único que busca el Ejército israelí con sus incursiones armadas y sus constantes violaciones de la legalidad internacional y los derechos humanos, es provocar la reacción violenta de los palestinos.

Una reacción que permita seguir justificando a los gobernantes hebreos, con la excusa de la «seguridad», la ocupación de territorios que hace décadas que tendrían que haber devuelto a sus legítimos dueños, según lo ha repetido en tantas ocasiones el Consejo de Seguridad de la ONU.

Cuando Hamás llevaba 14 meses de tregua, buscando legitimar así el poder que había conseguido en enero de este año en las urnas, el Tsahal – nombre con el que se conoce al Ejército israelí – golpeaba con fuerza a Gaza a través de ataques con artillería desde la frontera y bombardeos.

Hasta que el asesinato de la familia Galia el día 9 de junio, en la playa de Beit Lahia, empujó a los líderes del brazo armado de la organización islamista a volver a empuñar las armas.

Aún recuerdo con desazón el encuentro con uno de los cuatro supervivientes de la familia, Jamal, que acaba de volver del hospital de Israel en el que había pasado dos meses internado y que me recibió en la puerta de su casa en Beit Lahia.

Como consecuencia, Hamás llevó a cabo una operación junto a miembros de los Comités Populares de la Resistencia a través de un túnel que los condujo al puesto militar de Kerem Shalón. Allí, el 25 de junio, mataron a dos soldados y secuestraron a un tercero: el cabo Gilad Shalit.

La respuesta del Ejército de Defensa de Israel, que según muchos analistas estaba planeada de antemano, fue brutal y desproporcionada, lo mismo que sucedería semanas más tarde en el Líbano tras el secuestro de dos soldados israelíes por parte de Hebzolá (que esperaba poder utilizarlos como moneda de cambio por algunos de los cientos de libaneses que Israel había encarcelado a lo largo de los 22 años de ocupación ilegal del sur del país del cedro).

El día 27 de junio los tanques entraron tanto por el sur como por el norte, y la aviación comenzó a destruir de forma sistemática edificios públicos e infraestructuras como puentes, carreteras y centrales eléctricas.

Cuando ya parecía quedar poco por arrasar – los principales ministerios habían sido reducidos a escombros, así como todos los puentes de la franja de Gaza -, los ataques de los cazabombarderos F16 y de los helicópteros Apache se centraron en las casas de civiles, tanto líderes políticos como miembros de la resistencia, en una serie de acciones que contravienen los principios elementales del Derecho Internacional Humanitario y la Cuarta Convención de Ginebra.

Recuerdo que en los meses de julio y agosto, además de cubrir las incursiones de los blindados, me dedicaba a seguir día a día las casas que acababan de ser destruidas, en lo que no era más que otra herramienta del brutal castigo colectivo al que Israel está sometiendo a los habitantes de la franja de Gaza.

Para evitar la muerte de civiles, los soldados hebreos comenzaron a llamar por teléfono para alertar a los habitantes de la vivienda. «Abandone su casa, en veinte minutos será destruida», decía una voz en árabe o hebreo a través del teléfono. Pero lo cierto es que resultaba un método impreciso, como en el caso de una vivienda que visité en Siyaía varias horas más tarde de que fuera atacada. Por error, el misil había destruido también la casa de los vecinos, hiriendo a una anciana que se encontraba en su interior.

Otra equivocación fue la que denuncié en este blog en agosto. Los F16 lanzaron su carga sobre una vivienda pensando que pertenecía a un alto cargo de los Comités Populares de la Resistencia cuando, en realidad, hacía un año que la había vendido. El dueño de la casa me dijo: «Al menos podrían haber llamado para disculparse».

Las primeras llamadas del Ejército israelí produjeron un extraño fenómeno en Gaza. Decenas de personas comenzaron a recibir mensajes semejantes, lo que producía pánico en la población, robos en las casas vacías. La principal empresa de móviles de la región, Jawal, decidió entonces terminar con la posibilidad de establecer comunicaciones con número oculto.

Cuando los periodistas de la cadena Fox fueron secuestrados en Gaza, uno de los rumores que corría era que estaban siendo empleados como escudos humanos por los micilianos para proteger ciertas casas. Lo cierto es que, durante los 14 días que duró el secuestro, el número de ataques de la aviación israelí disminuyó notablemente.

Hasta el momento, más de 60 casas fueron destruidas siguiendo este método, que no es digno de un Estado que se llama democrático, pues condena sin juicio ni testigos a familias enteras a perder todo lo que tienen por el mero hecho de que uno de sus miembros está relacionado con alguna organización política o paramilitar.

Lo que sí parece acertado por parte de los palestinos, y todo un signo de unión en estos tiempos de fractura interna entre Hamás y Fatah, es la iniciativa que pusieron en marcha ayer de forma espontánea. A través de mensajes de teléfonos móviles y del llamado de los imán de la mezquita de Beit Lahia, más de 300 personas, en su mayoría mujeres, se congregaron en la casa de Uael Barud, guardaespaldas del primer ministro Ismail Haniya, que estaba a punto de ser bombardeada.

De haber caído en la tentanción de atacar la vivienda, el Ejército israelí habría provocado otra masacre, que se sumaría así a la larga lista que lleva a sus espaldas: la familia Galia, Qaná, Beit Hanún (tanto las dos mujeres que fueron asesinadas cuando intentaban actuar como escudos humanos, como los 18 miembros de la familia Al Kafarna).

Ese es el camino que debe seguir la población palestina, y que tanto se le reclama: la resistencia pacífica frente a la política violenta de los ocupantes. Los actos contra civiles israelíes, tanto con atentados suicidas como a través del lanzamiento de misiles Qassam, además de moralmente erróneos, le restan apoyos a su causa.

El problema es la violencia desmedida con que siempre ha respondido a estas iniciativas el Ejército israelí. ¿Cómo manifestarse de forma pacífica frente a soldados que parecen actuar sin límites éticos, a través de métodos humillantes, desproporcionados, violentos?

El caso de Rachel Corrie, que en el año 2003 murió aplastada por una excavadora en Gaza sirve de ejemplo. Ese es el precio que pagó una extranjera por atreverse a desafiar, sin arma alguna en sus manos, al poder militar hebreo. ¿Qué precio hubiese pagado en su lugar un palestino?

Quizás la respuesta esté en Bilín, ciudad cercana a Ramala en la que cada viernes se mafiestan palestinos, israelíes pacifistas y voluntarios extranjeros contra la construcción del muro. Son pocas las marchas a las que los soldados israelíes no responden con disparos y cargas.

En su excelente libro, Generación Intifada, Laetitia Bucaille, describe justamente los movimientos no violentos que surgieron durante la Segunda Intifada, y muestra la imposibilidad que tuvieron de prosperar debido a la brutal represión que padecieron. Es importante señalar que quienes participan en ellos no sólo se enfrentan a las agresiones del Tsahal, sino también a la cárcel, ya que el sistema legal israelí permite mantener a los palestinos en la prisión durante años sin tener que llevarlos a juicio.

Otra pregunta que tendría sentido formular es por qué el Ejecutivo de Ehud Olmert no dialoga con Hamás, por qué razón no busca interlocutores válidos, moderados, dentro de la estructura de la organización. No son pocos los informes de expertos del gobierno que señalan que esos canales de comunicación están abiertos, y que hay dentro del grupo islamistas facciones dispuestas a buscar una salida dialogada al conflicto. ¿Por qué aferrarse al hecho de que Hamás no reconoce al Estado de Israel, un error a todas luces, o que facciones armadas siguen lanzando Qassam? ¿Por qué no buscar el acuerdo a pesar de todo? ¿Por qué enrocarse en posiciones tan radicales?

Al analizar todos estos comportamientos, creo que resulta lógico preguntarse si el gobierno de Israel tiene intención alguna de buscar la paz y el diálogo.

O si, en el fondo, lo que intenta es enturbiar el ambiente empleando la agresión desproporcionada, grautita, sin sentido (recordemos que, en los últimos cinco meses, más de 400 palestinos han muerto en Gaza) para evitar que se aborde una vez por todas el problema de fondo: la retirada negociada de los territorios conquistados en 1967.

Una decisión que divide a los ciudadanos israelíes, que implicaría la salida de más de 200 mil colonos y la renuncia a fuentes de agua potable vitales para Israel.

Por ahora, lo único que está sobre la mesa es el plan electoral de salida de Cisjordania de Ehud Olmert. Un plan similar al que Ariel Sharón aplicó de forma unilateral en Gaza, que daría vida a un Estado palestino inviable, dividido en guetos comunicados por túneles, que Israel podría abrir y cerrar a su antojo.

¿Se busca llevar la situación a tal extremo de miseria y desesperación, que tanto los palestinos como el resto del mundo no tengan más opción que aceptar esta iniciativa si es que en algún momento Olmert la retoma y la pone en práctica?

Israel y las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU (2)

El veto de EEUU impidió una condena del Consejo de Seguridad de Naciones al ataque del Ejército de Israel que terminó con la vida de 18 personas de una misma familia, la mayoría mujeres y niños, la semana pasada en Beit Hanún.

Quizás pueda parecer una forma de consuelo, pero lo cierto es que Israel ha hecho caso omiso a más de 80 condenas del Consejo de Seguridad. Un país que parece jugar con sus propias reglas en la escena internacional.

La sucesión de condenas en los años ochenta muestra las acciones militares de Israel en la región a lo largo de esta década y su indiferencia ante las decisiones del consejo: ataca Iraq, invade Líbano, cambia el estatus de Jerusalén, hace lo mismo en los Altos del Golán, sigue adelante con su política de asentamientos en Cisjordania, se niega a recibir a los inspectores de la Agencia Internacional de la Energía Atómica, ataca Túnez, realiza incursiones armadas en los Territorios Ocupados Palestinos, deporta a palestinos, viola los Derechos Humanos, no respeta la Cuarta Convención de Ginebra

Continúo con el listado que comencé en la anterior entrada de resoluciones del Consejo de Seguridad sobre las acciones de Israel:

. Resolución 332 (1972): Condena los ataques de Israel en Líbano que violan los armisticios firmados así como varias resoluciones anteriores.

. Resolución 337 (1973): Condena el secuestro de un avión de pasajeros libanés por parte de Israel, así como la violación de la soberanía libanesa.

. Resolución 347 (1974): Condena a Israel por nuevos ataques en Líbano.

. Resolución 425 (1978): Solicita a Israel que retire sus fuerzas de Líbano.

. Resolución 427 (1978): Pide a Israel que complete su retirada de Líbano.

. Resolución 444 (1978): Deplora la falta de cooperación de Israel con las fuerzas de paz de Naciones Unidas.

. Resolución 446 (1979): Determina que los asentamientos israelíes en Cisjordania, los Altos del Golán, la franja de Gaza y Jerusalén Oriental son un obstáculo para la paz en Oriente Próximo. Y pide una vez más a Israel que respete la Cuarta Convención de Ginebra.

. Resolución 450 (1979): Pide a Israel que deje de atacar a Líbano.

. Resolución 452 (1979): Solicita a Israel que deje de construir asentamientos en los Territorios Ocupados.

. Resolución 465 (1979): Deplora los asentamientos israelíes en los Territorios Ocupados y solicita a los Estados miembros que no colaboren con la construcción de estos asentamientos.

. Resolución 467 (1980): Condena la intervención militar israelí en Líbano.

. Resolución 468 (1980): El Consejo de Seguridad se muestra profundamente consternado por la expulsión por parte de Israel, como fuerza ocupante, de tres palestinos, los alcaldes de Hebrón y Halhoul, y un juez de Hebrón.

. Resolución 469 (1980): Deplora la negativa de Israel a hacer caso a la resolución 468.

. Resolución 471 (1980): Muestra una honda preocupación por la falta de respeto de Israel a la Cuarta Convención de Ginebra en los Territorios Ocupados, especialmente a su artículo 27, por el que debe garantizar el tratamiento humano y la protección de los civiles.

. Resolución 476 (1980): Pide que termine la ocupación por parte de Israel de los territorios ocupados en 1967, incluido Jerusalén. Reitera que todas las medidas tomadas por Israel para cambiar el estatus, la fisonomía y la composición demográfica de Jerusalén son ilegales.

. Resolución 478 (1980): Censura a Israel por proclamar en su parlamento a la ciudad ocupada de Jerusalén como «eterna e indivisible». Y pide a los estados miembros que retiren sus embajadas de Jerusalén como castigo. También le pide que obedezca las anteriores resoluciones del Consejo con respecto a Jerusalén y que respete la Cuarta Convención de Ginebra. En 1995, EEUU reconoció a Jerusalén como capital del Estado de Israel.

. Resolución 484 (1980): Declara imperativo que Israel readmita a los dos alcaldes expulsados de los Territorios Ocupados.

. Resolución 487 (1981): Condena el ataque militar de Israel a Iraq el día 12 de junio de 1981. Y pide que abra sus instalaciones a los inspectores de la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA).

. Resolución 498 (1981): Exige a Israel que se retire de Líbano.

. Resolución 501 (1982): Pide a Israel que detenga sus ataques en Líbano y le exige que retire sus tropas.

. Resolución 509 (1982): Demanda, nuevamente, a Israel que se retire de forma incondicional de Líbano.

. Resolución 515 (1982): Exige a Israel que levante el sitio de Beirut y que permite el ingreso de ayuda humanitaria.

. Resolución 517 (1982): Censura a Israel por no obedecer la anteriores resoluciones del Consejo de Seguridad y le exige que retire las tropas de Líbano.

. Resolución 518 (1982): Exige a Israel que coopere con las fuerzas de Naciones Unidas en Líbano.

. Resolución 520 (1982): Condena a Israel por sus ataques en Cisjordania.

. Resolución 573 (1985):Condena vigorosamente a Israel por bombardear los cuarteles de la OLP en Túnez.

. Resolución 587 (1986): Toma nota de la desobediencia de Israel a las anteriores resoluciones del Consejo de Seguridad sobre Líbano, y le exige nuevamente que salga de este país.

. Resolución 592 (1986): Deplora fuertemente la matanza de «estudiantes palestinos indefensos» en la universidad de Bir Zeit por parte de tropas israelíes.

. Resolución 605 (1987): Deplora las prácticas y políticas de Israel que violan los Derechos Humanos de los palestinos.

. Resolución 607 (1988): Pide a Israel que deje de deportar a palestinos y le pide que respete la Cuarta Convención de Ginebra.

. Resolución 608 (1988): Se lamenta de que Israel no haga caso a las resoluciones de Naciones Unidas y continúe deportando a civiles palestinos.

. Resolución 636 (1989): Se lamenta de que Israel siga con su política de expulsión de civiles palestinos y le exige que les permita regresar a su tierra.

. Resolución 641 (1981): Deplora la constante deportación de palestinos.

. Resolución 672 (1990): Condena a Israel por su violencia contra los palestinos en Haram al-Sharif, y otros lugares sagrados de Jerusalén que terminó con la vida de 20 civiles.

. Resolución 673 (1990): Urge a Israel a que colabore con Naciones Unidas.

. Resolución 681 (1990): Deplora la decisión de Israel de reanudar las deportaciones de palestinos.

. Resolución 694 (1991): Deplora las deportaciones de palestinos por parte de Israel y solitica que les permita volver de forma segura y sin dilación.

. Resolución 726 (1992): Condena a Israel por la deportación de palestinos y le pide que respete la Cuarta Convención de Ginebra.

. Resolución 799 (1992): Condena la deportación por parte de Israel de 413 palestinos.

VETOS DE LOS ESTADOS UNIDOS:

Además de las resoluciones anteriormente mencionadas, Israel contó con el apoyo de EEUU, que utilizó su poder de veto para que no prosperaran resoluciones en su contra en las siguientes fechas:

10/9/1972

2/7/1973

8/12/1975

26/1/1976

25/3/1976

29/6/1976

30/4/1980

20/1/1982

2/4/1982

20/4/1982

8/6/1982

26/6/1982

6/8/1982

2/8/1983

9/6/1984

12/3/1985

17/1/1986

6/2/1986

18/1/1988

10/5/1988

14/12/1988

17/2/1989

9/6/1989

7/11/1989

31/5/1990

13/9/1993

17/5/1995

7/3/1997

21/3/1997…

Describo algunos de las últimas resoluciones más importantes que no vieron la luz por el veto de EEUU:

. 13 de septiembre de 1985: Se opone a una resolución que condena las «medidas represivas» que aplica Israel en los Territorios Ocupados.

. 3 de diciembre de 1985: Veta el intento de censura de las acciones militares contra civiles por parte del Ejército de Israel en el sur de Líbano.

. 30 de enero de 1986: Pide a Israel que respete los lugares sagrados del islam.

. 27 de marzo de 2001: Nueve países intentan impulsar una resolución que envíe una fuerza de paz para proteger a los civiles en Gaza y Cisjordania. James Cunningham argumentó que el borrador respondía más al «teatro político que a la realidad política».

. 16 de septiembre de 2003: Varios países intentan que prospere una resolución que condene los asesinatos extrajudiciales de Israel, y que termine con el acoso y la amenaza de expulsión a Yasser Arafat. John Negroponte dijo, tras votar en contra, que al texto le faltaba una condena expresa del terrorismo y de todos los que lo apoyan.

. 25 de marzo de 2004: EE UU veta la Resolución del Consejo de Seguridad que pretendía condenar el asesinato selectivo del jeque Ahmed Yassin, fundador de Hamás.

El borrador contaba con la aprobación de España, China, Rusia, Francia, Filipinas, Angola, Chile, Pakistán, Argelia, Benín y Brasil. Este fallido documento demandaba a Israel que respetase el Derecho Internacional Humanitario y que volviera a las negociaciones de paz impulsadas por la resolución 1515.

. 13 de julio de 2006: En una resolución impulsada por Qatar, el Consejo de Seguridad intentaba condenar el uso desproporcionado de fuerza en Gaza por parte del Ejército de Israel. John Bolton se opuso a la medida afirmando que ignoraba el otro conflicto, en Líbano, que había comenzado el día anterior.

RESOLUCIONES DE LA ASAMBLEA GENERAL

Según la Biblioteca Judía Virtual, ningún otro país ha sido objeto de tantas resoluciones de la Asamblea General como Israel. En promedio, este órgano de Naciones Unidas pasa al año 19 resoluciones contrarias a Israel, de las que 16 son votadas en contra por los Estados Unidos.

Más allá de las decisiones puntuales sobre conflictos y acciones armadas, el 10 de noviembre de 1975, la Asamblea General de Naciones Unidas aprobó en la resolución 3379 una polémica declaración (con 72 votos a favor, 35 en contra y 32 abstenciones), que señala que «el sionismo es una forma de racismo y discriminación racial».

RESOLUCIONES DE LA CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA:

Corte Internacional de Justicia (9 de julio de 2004): Dictaminó que las secciones de la barrera de separación construida por Israel que se adentran en Cisjordania son ilegales y debían ser desmanteladas inmediatamente.

LOS ÚNICOS QUE HAN REACCIONADO A BEIT HANÚN: EL CONSEJO DE DDHH

El Consejo de Derechos Humanos de la ONU, que sólo lleva seis meses de existencia, en los que sólo ha censurado a un país, Israel, votó ayer por el envío de una misión para investigar los hechos ocurridos en Beit Hanún.

Se trata de la tercera vez que se reúne con carácter de urgencia el Consejo de Derechos Humanos de la ONU. La primera fue en julio, cuando el Consejo acusó a Israel de violar la ley internacional humanitaria en la franja de Gaza.

El embajador de Estados Unidos, Warren W. Tichenor, cuyo país es mero observador y no miembro como tal del Consejo, calificó de ‘tragedia’ las bajas civiles en Beit Hanún, y rechazó la legitimidad del Consejo para debatir sobre operaciones israelíes.

CONCLUSIONES

La visita de Olmert a Washington parece haber detenido, por el momento, las operaciones del Ejército de Israel en Gaza.

Resulta evidente que existe un doble rasero en la comunidad internacional. Algunos países violan sistemáticamente las resoluciones del Consejo de Seguridad, sin que esto tenga consecuencia alguna. Otros, padecen severas sanciones, y hasta ataques e invasiones.

Con respecto a Israel, parece que la permisividad que recibe de EEUU la hace sentirse legitimada en sus acciones, que suelen violar los principios elementales del Derecho Internacional Humanitario.

Un error, tanto para Israel como para todo el mundo, ya que esta laxitud no pone fin a sus incursiones bélicas, y tampoco permite ir a la raíz del problema: la devolución de los territorios ocupados tras la guerra de 1967.

Hoy, los periódicos israelíes hablan de preparativos para nuevos ataques a la franja de Gaza. Como sucedió en tantas otras ocasiones, pasado el estupor y la rabia de la opinión pública, las fuerzas hebreas volverán a actuar y, una vez más, lamentaremos la inoperancia y la falta de ecuanimidad de los organismos internacionales, así como el silencio cómplice de nuestros dirigentes.

Israel y las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU

Los Estados Unidos utilizaron su poder de veto en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas para evitar que saliera adelante una resolución de condena a la acción militar del Ejército israelí que la semana pasada terminó con la vida de 18 miembros de la familia Al Kafarna, la mayoría mujeres y niños, en la localidad de Beit Hanún.

No es la primera vez que EEUU bloquea una resolución de este tipo. El 30 de septiembre de 2004, el Ejército israelí condujo una incursión militar a gran escala en el norte de la franja de Gaza, la operación Días de Penitencia, que tampoco recibió una condena unánime debido la negativa del Gobierno de Washington.

Esta ofensiva, que afectó a las localidades de Beit Hanún, Beit Lahia y Yabalia, fue anunciada por el primer ministro Ariel Sharón como una respuesta al lanzamiento de un misil Qassam que mató a dos niños israelíes en la ciudad de Sderot.

Duró dos semanas. Terminó con la vida de 133 palestinos, de los que 47 eran civiles (otra vez, mujeres y niños). Destruyó 77 viviendas (entre las que se contó la de mi buen amigo Kayed Hammad, que perdió su taller de electrónica, quedándose así sin casa y sin medio de subsistencia).

EEUU argumentó que la resolución que pretendía pasar el Consejo de Seguridad el 17 de octubre de 2004 «ignoraba el terrorismo contra Israel». Una explicación similar a la que dio la semana pasada John Bolton (controvertido diplomático que parece tener los días contados tras la victoria demócrata), cuando afirmó que el texto resultaba tendencioso, sesgado, y que no contribuiría a la paz, aunque Qatar había aceptado que se incluyera también una condena al lanzamiento de misiles Qassam por parte de algunos grupos de la resistencia palestina.

Más allá de la decepción que el veto provocó, vale la pena preguntarse si este tipo de declaraciones ha demostrado tener alguna utilidad en el pasado. Una forma, quizás, de mitigar la impotencia que muchos sentimos al conocer la noticia.

Entre 1967 y 1988, el Consejo de Seguridad pasó 88 resoluciones contra Israel, 43 de condena directa. En el mismo período, la Asamblea General de Naciones Unidas aprobó 429 contrarias a la política de Israel, 321 eran condenas explícitas.

Basta comparar el momento en que fueron hechas y el efecto que tuvieron en las acciones posteriores de Israel (o como muchos de estos textos inciden una y otra vez sobre las mismas cuestiones) para responder a la pregunta sobre su efectividad.

RESOLUCIONES DEL CONSEJO DE SEGURIDAD SOBRE LAS ACCIONES DE ISRAEL ENTRE 1955 y 1992

. Resolución 106 (1955): Condena el ataque del Ejército israelí sobre tropas egipcias en la franja de Gaza.

. Resolución 111 (1955): Condena a Israel por el ataque a Siria que mató a 56 personas, pues viola el armnisticio firmado con Siria, y el alto el fuego provisional establecido por la resolución 54 (1948).

. Resolución 127 (1958): Recomienda a Israel poner fin a sus actividades en la zona que no está bajo su soberanía en Jerusalén.

. Resolución 162 (1961): Urge a Israel a que respete y aplique las resoluciones de Naciones Unidas.

. Resolución 171 (1962): Determina que los ataques de Israel sobre Siria son una flagrante violación de la resolución 111, así como del armisticio firmado entre ambos países.

. Resolución 228 (1966): Censura a Israel por sus incursiones militares en el West Bank, en control de Cisjordania. Condena las pérdidas de vidas y propiedades causadas por estas acciones.

. Resolución 237 (1967): Pide a Israel que permita el retorno de los refugiados que huyeron durante la Guerra de los Seis Días, y que garantice la seguridad de la población civil bajo su control.

. Resolución 248 (1968): Condena a Israel por su ataque masivo y planificado a Jordania. Le exige que respete la resolución 237.

. Resolución 250 (1968): Realiza un llamamiento a Israel para que no realice un desfile militar en Jerusalén el día 2 de mayo.

. Resolución 251 (1968): Lamenta profundamente que Israel llevase a cabo el desfile militar en Jerusalén desafiando así la resolución 250.

. Resolución 252 (1968): Declara inválida la acción de Israel para unificar Jerusalén como «capital judía», ya que, hasta el momento, la sección oriental de la ciudad se encontraba bajo dominio jordano.

. Resolución 256 (1968): Condena las incursiones de Israel en Jordania como violaciones flagrantes de la resolución 252. Y afirma que tomará medidas por la dimensión de los ataques y porque fueron premeditados.

. Resolución 259 (1968): Deplora la demora por parte de Israel la demora en aceptar la visita de un Representante Especial de Naciones Unidas a los territorios recientemente ocupados, que colabore con la puesta en marcha en lo establecido por la resolución 237.

. Resolución 262 (1968): Condena a Israel por atacar el aeropuerto de Beirut.

. Resolución 265 (1969): Condena a Israel por los ataques aéreos a Jordania que violan nuevamente el alto el fuego.

. Resolución 267 (1969): Censura a Israel por cambiar el estatus de Jerusalén sin respetar los establecido por la resolución 252.

. Resolución 270 (1969): Los ataques del Ejército de Defensa de Israel a aldeas en el sur de Líbano son condenados por el Consejo de Seguridad.

. Resolución 271 (1969): Israel es condenada una vez más por desobedecer las resoluciones precedentes de Naciones Unidas sobre Jerusalén.

. Resolución 279 (1970): Demanda la salida de las tropas israelíes de Líbano.

. Resolución 280 (1970): Condena los ataques de Israel en Líbano. Recuerda lo expresado en la resolución 279. Deplora la indiferencia de Israel a las resoluciones 262 y 270.

. Resolución 285 (1970): Exige la retirada inmediata y completa de Israel de Líbano. Los Estados Unidos se abstienen en la votación.

. Resolución 298 (1971): Recuerda las resoluciones anteriores ignoradas por Israel con respecto a no transformar el estatus de Jerusalén. Y pide que se tomen las acciones legales y administrativas contra Israel.

. Resolución 316 (1972): Enumera la larga lista de resoluciones que Israel no ha cumplido en Líbano. Y vuelve a condenar sus acciones militares en este país.

. Resolución 317 (1972): Deplora la negativa de Israel de liberar a los árabes secuestrados en Líbano.

CONTINÚA…

Agresiones del Ejército de Israel a civiles: ¿errores o política de Estado?

Ehud Olmert ha pedido «perdón» por el error técnico que el pasado miércoles costó la vida a 18 miembros, la mayoría mujeres y niños, de la familia Al Kafarna en la localidad de Beit Hanun. La investigación apunta como culpable del asesinato a un «radar que funcionó defectuosamente».

Una vez más, nadie parece hacerse responsable de lo sucedido. No habrá investigación judicial. Todo quedará dentro del ámbito del Ejército de Israel. Ni los ciudadanos de este país, ni nosotros, tendremos la oportunidad de conocer otra versión que no sea la de los altos mandos castrenses.

Reviso los cuadernos en los que tomaba apuntes cuando estaba en Gaza y en Líbano, recorro algunos informes de organizaciones de Derechos Humanos, y descubro numerosos casos de agresiones contra civiles. Sólo la familia Al Kafarna, la más numerosa de Beit Hanún, ha perdido a más de 30 integrantes desde junio.

Estas son algunas de las acciones de Ejército de Israel que han conmocionado a la opinión pública mundial desde el mes de junio:

1. MUERTE EN LA PLAYA DE LA FAMILIA GALIA

El 9 de junio, la familia Galia había ido a pasar el día a la playa de Gaza, huyendo del calor y de la miseria del barrio en el que vivía en la localidad de Beit Lahia. El proyectil disparado desde un barco israelí terminó con la vida de siete de sus integrantes. El vídeo de Huda Galia, de once años, fue emitido por televisiones de todo el mundo.

Al principio, el Ejército israelí argumentó que una mina de Hamás había matado a la familia. Pero las investigaciones de Human Rights Watch descubrieron la verdad. Cuando estaba en Gaza pude hablar con varios miembros de la familia, así como con el cámara que filmó las imágenes y con los médicos que los recibieron en el hospital.

Cinco minutos antes, otra familia había sido atacada desde el mar, por lo que los Galia se pusieron de pie y llamaron por teléfono a un taxi para que los viniera a buscar. Fue en ese momento cuando los alcanzó el proyectil.

2. ASESINATO CASCOS AZULES EN LÍBANO

El día 25 de julio, cuatro observadores de Naciones Unidas murieron como consecuencia de las bombas israelíes. Hasta en diez ocasiones se pusieron en contacto con los mandos de Israel para avisarles de su posición, ya que el fuego se acercaba progresivamente al lugar en el que se encontraban.

El secretario general de la ONU, Kofi Annan, afirmó que el ataque contra la FINUL fue deliberado, pese a haber aceptado las excusas del primer ministro israelí Ehud Olmert.

3. SEGUNDA MASACRE QANA

Al principio se hablaba de 56 víctimas mortales tras lo sucedido el 30 de julio. Después la cifra bajó a 28, de las que 14 eran niños. Las tareas de rescate, en medio de la guerra fueron sumamente complejas y se vieron interrumpidas en varias ocasiones. El gobierno de Olmert argumentó que Hezbolá había utilizado a los civiles como «escudos humanos». (No entro en la absurda polémica sobre si el chupete del bebé está limpio en las fotos, me parece una afrenta a la inteligencia y un insulto a los muertos).

Diez años antes, el 18 de abril de 1996, otro error de la aviación hebrea terminó con la vida de 102 personas también en Qana, en el marco de la brutal Operación Uvas de la Ira. El gobierno de Israel se disculpó diciendo que se había tratado de un error, y argumentó que tenía noticias de la presencia de milicianos de Hezbolá.

El vídeo de un casco azul de Naciones Unidas, originario de las islas Fidji, muestra a un avión no tripulado volando por la zona antes del ataque, por lo que los mandos castrenses israelíes tenían una visión muy clara de lo que sucedía. Esta revelación, y el informe posterior de la ONU, dejaron en muy mal lugar al gobierno de Israel, que había afirmado que no tenía aeronaves en el momento en la zona.

Tal fue el estupor mundial que, dos semanas más tarde, Israel dio por terminada la Operación Uvas de la Ira tras firmar un acuerdo con Hezbolá, en el que ambas partes se comprometían a respetar a civiles (para Hezbolá, llamada siempre organización terrorista por la administración de Jerusalén, significó un importante reconocimiento, ya que estaba rubricando un tratado de igual a igual con un Estado).

4. MUERTE DE LA FAMILIA AL KAFARNA

El pasado miércoles, 18 miembros de la familia Al Kafarna murieron cuando estaban en su casa en Beit Hanún. La mayoría eran mujeres y niños.

Vale la pena recordar que, el lunes, el fuego de los tanques hebreos alcanzo a un autobús escolar, matando a Ramzi Al Ashrafi, de 16 años, y provocando irreparable daño cerebral a Najwa Khleif, una maestra de 20 años. La Operación Nubes de Otoño dejó como saldo 63 palestinos muertos, la mayoría civiles, entre los que se cuentan dos conductores de ambulancias.

De mi propio archivo rescato otras tres historias de Gaza:

5. HIRIYA AL ATTAR Y SU NIETO NADI

El día 24 de junio, una abuela, su sobrino y su nieto volvían de trabajar en el campo, en la localidad de Beit Lahia, cuando los impactó un proyectil disparado desde Israel.

La abuela, Hiriya Al Attar, de 58 años, y el nieto, Nadi, de 11 años, morían en el acto. El sobrino, Ahmed Al Attar, recién casado, perdió las piernas.

6. LAS MUJERES DE LA FAMILIA OKAL

El día 28 de julio, un proyectil israelí impactaba contra al salón de la casa de la familia Okal, en medio de la incursión en el barrio de Siyaía, en Gaza.

La madre, que estaba embazada, y dos de sus hijas morían en el instante. La tercera niña, perdería la vida tres días más tarde en el hospital Al Shifa.

7. HUDA NATOUR Y SUS HIJAS

La noche del 6 de agosto, Huda Natour, de 44 años, era alcanzada por la munición de un avión no tripulado cuando huía por las calles de Rafah, ya que los tanques acababan de entrar, junto a sus tres hijos.

Dos murieron a las pocas horas: Kifah, una joven de 16 años, y Amar, de 15, su hermano. El tercer niño perdió una pierna. Ella fallecería a los quince días debido a la gravedad de las heridas.

¿Errores o política de Estado?¿Se puede juzgar a los culpables?

Cuando los «errores» se suceden de forma tan regular, casi metódica, resulta lógico preguntarse si se trata realmente de equivocaciones, o si responden a un error estratégico general, a una idea equivocada de la clases de acciones que se deben emprender.

Si esta serie de ejemplos, y tantos otros que figuran en los archivos de organizaciones de derechos humanos palestinas e israelíes, como el Palestinian Centre for Human Rights o Betselmen, además de Human Rights Watch y Aministía Internacional, que tuvieron lugar a lo largo de seis meses, sirven para demostrar que se está actuando de forma deliberada contra la población civil, o que no se toman las precauciones debidas a la hora de evitar las lesiones que puedan sufrir, ¿se podrá juzgar a los responsables?

Esa es la pregunta fundamental: ¿en qué momento la sucesión de «errores» pasa a ser una conducta de Estado sujeta al escrutinio de un tribunal?

¿Puede tomar la Corte Internacional de la Haya estos datos para convertirlos en pruebas que permitan llevar a juicio a Ehud Olmert y Emir Peretz según lo establecido en el artículo 146 de la Cuarta Convención de Ginebra?

¿Los puede juzgar por considerar desproporcionada y mal implementada la decisión de comenzar una guerra, que terminó con la vida de 1300 personas, como consecuencia del secuestro de dos soldados por parte de Hezbolá?

¿Cómo funcionan los mecanismos legales a nivel internacional? ¿Quién pone en marcha una investigación de esta clase? ¿Se puede juzgar a los imputados en ausencia? ¿Es un precedente lo que sucedió con Ariel Sharón con respecto a las masacres en los campos de refugiados palestinos en Líbano de Sabra y Chatila?

¿O la Corte Internacional de Justicia de la Haya sólo actúa con contundencia cuando se trata de dictadores y militares africanos o yugoslavos caídos en desgracia? ¿Tiene poder y respaldo para enfrentarse a gobernantes en activo?

La semana que viene formularé estas preguntas a un experto que ha llevado al banquillo a numerosos acusados de violar los derechos humanos.

Guerra en Líbano y Gaza: un laboratorio de nuevos armamentos 1

Cada vez que iba a un hospital en Gaza escuchaba las mismas quejas de los médicos: “No sabemos qué clase de armas está usando Israel, pero nunca hemos visto nada así. Quema los huesos, la piel y nos obliga a amputar los miembros afectados”.

Durante el tiempo que estuve allí vi infinidad de pacientes mutilados, algo que, según me aseguraban, se podría haber evitado de haber sido heridos por armamento convencional. La hipótesis que más se manejaba era la de las armas químicas, como denuncié en este blog en el mes de julio.

La teoría de médicos como el doctor Juma Saka, portavoz del hospital Al Shifa, era que, a través de estas municiones desconocidas, Israel intentaba limitar el número de muertes, que son las que llegan a los titulares de los periódicos, y crear una verdadera legión de minusválidos, con el grave efecto económico y psicológicos que su presencia tiene en una sociedad. Un engranaje más de su estrategia de castigo colectivo.

El problema para saber de qué clase armamento se trataba era el bloqueo que padece Gaza. Las estrictas medidas de seguridad del puesto de control de Erez, la única vía de acceso a una zona limitada por muros y alambradas, había frustrado varios intentos por parte de ONG de sacar muestras de tejido.

Finalmente, un equipo de la RAI consiguió llevar estas evidencias a Italia. Y los científicos de la Universidad de Parma descubrieron que se trataba de una munición que contenía materiales tan sorprendentes e inesperados como carbón, tungsteno, cobre y aluminio.

Según declaró en el reportaje emitido por la cadena pública italiana el antiguo responsable de desarrollo de armamento del Ejército Israelí, el general retirado Yitzhak Ben-Israel, el objetivo de esta clase de bombas es limitar su radio de acción para ser más certeras y precisas.

También es verdad que las micropartículas de tungsteno, que alcanzan altas temperaturas, tienen un poder enormemente destructivo, muy superior al de la metralla convencional, lo que explicaría las terribles heridas que produce este armamento que no aún no ha sido “probado oficialmente”, por lo que Israel tiene la excusa de afirmar que no estás prohibido.

Como si esto fuera poco, la presencia de estos materiales en Gaza no sólo daña de forma irreparable el medio ambiente, además causa cáncer y malformaciones. Hasta el momento el Gobierno israelí no se ha pronunciado oficialmente sobre estas graves acusaciones.

A continuación la segunda parte del reportaje de la RAI, donde se muestran los resultados de las pruebas de laboratorio. Y un link a las fotografías que la cadena italiana publica en su página web (aviso que son muy duras).

Mañana: las recientes denuncias sobre la utilización de bombas de uranio en Líbano

Morir para contar: James Miller

James Miller era uno de los mejores realizadores de documentales de su generación. Había rodado reportajes en Kosovo, Chechenia, Corea, Argelia, Sierra Leona, Sudán y Afganistán.

Algunas de sus imágenes, como las que muestran a los talibán matando a una mujer a pedradas en un estadio de fútbol, habían dado la vuelta al mundo. Su trabajo le había hecho ganar los premios más importantes del periodismo audiovisual.

El 2 de mayo de 2003 se encontraba en el sur de Gaza filmando un documental sobre la situación de los niños, cuando recibió un disparo en la nuca por parte de un francotirador del Ejército israelí.

Era de noche. Llevaba una bandera blanca en la mano para evitar ser confundido con un miliciano, y una linterna con la que se iluminaba el rostro. Su compañera, Saira Shah gritaba: «Somos periodistas británicos». Sin embargo, el soldado hebreo situado en la torre de control volvió a disparar.

Este es el documental por el que James perdió la vida. Se llama Muerte en Gaza. Muestra el momento en que fue asesinado. Tenía 35 años. Era padre de dos niños.

Su vida

James Henry Dominic Miller nació el 18 de diciembre de 1968 en el seno de una familia galesa que contaba con varias generaciones de militares.

Dice que no se hizo soldado porque la disciplina no era lo suyo. Sin embargo, sus colegas de profesión afirman que se mostraba sumamente disciplinado y meticuloso a la hora de trabajar.

James estaba casado con Sophie Miller, que es la principal portavoz en la lucha de familiares y amigos por que se haga juticia. Tenía dos hijos pequeños, Alexander y Charlotte. Los tres continúan viviendo en la casa de la familia en el sur de Inglaterra.

Una carrera extraordinaria

James Miller, que trabajó siempre como cámara y director free lance, se unió al colectivo Frontline News en 1995 para realizar documentales en conflictos armados.

Desde el principio, Miller se mostró como un joven de un gran talento, decidido, que no dudaba a la hora de acercarse a la guerra. Sus compañeros lo describen como un periodista prudente, que no tomaba riesgos innecesarios.

Cuatro años más tarde se unió a la productora Hardcash, donde contaría con el respaldo de un equipo que sacaría lo mejor de él como narrador. Cada uno de los documentales que rodó en este compañía ganó importantes premios.

El primero, un análisis en profundidad sobre la guerra de Kosovo, le valió el galardón de la Royal Television Society (RTS) al mejor documental.

Después vino el extraordinario reportaje Morir por el presidente, que describe el conflicto armado en Chechenia. Lo siguió Los niños del Estado secreto, sobre Corea. Ambos fueron emitidos por la cadena británica Channel Four.

En el año 2000 forma equipo con la periodista británica de origen afgano Saira Shah. Juntos ruedan el documental Debajo del velo, que muestra la forma brutal en que los taliban tratan a las mujeres. Este trabajo conmocionó al mundo al mostrar la brutalidad del fanático régimen que gobernaba Afganistán.

La segunda producción sobre este país, Una guerra no santa, casi le cuesta la vida. Cuando cruzaba el Hindu Kush, junto a Saira Shah, estuvo a punto de morir como consecuencia de las bajas temperaturas. Este film le valió el premio Emmy como director, y el Peabody Award (el Pulitzer del periodismo televisivo). Por su último trabajo, Muerte en Gaza recibió de forma póstuma un premio BAFTA.

La investigación sobre su asesinato

Lo primero que el Ejército israelí argumentó fue que James Miller murió como consecuencia del fuego cruzado. Sin embargo, las imágenes del documental muestran que en aquel momento, cuando el francotirador hebreo, teniente Haib, le dio un certero disparo en la nuca desde 200 metros de distancia, no había intercambio alguno de fuego. Los testimonios de todos los testigos sostienen este afirmación.

El 2 de mayo de 2005, tres años después de la muerte de Miller, el Ejército israelí dio por cerrada la investigación manifestando que no había pruebas concluyentes. Pero según las pesquisas del perito independiente, y experto en armas, Chris Cobb-Smith, resulta imposible que un disparo tan preciso fuera consecuencia de un error.

El teniente Haib, miembro del Batallón Beduino de Reconocimiento, son sólo no fue condenado, sino que ni siquiera recibió amonestación o castigo alguno dentro del Ejército. Así lo había solicitado uno de los fiscales generales de Israel, pero el brigadier Guy Tzur se negó públicamente a sancionar a su hombre.

«Seguiremos luchando contra la cultura de la impunidad», afirmó en una de sus últimas declaraciones públicas Sophie Miller. «Esperamos que la condena a la persona responsable consiga que los soldados israelíes se lo piensen dos veces antes de disparar a civiles inocentes».

Por favor, dejen en paz a Gaza

Los periodistas que trabajamos en el extranjero, tanto corresponsales como enviados especiales y free lance, recurrimos en muchas ocasiones a productores locales que nos orientan sobre las personas a las que debemos entrevistar y los temas posibles de ser investigados, además de hacer también de traductores.

No en pocas ocasiones la asesoría de estos colaborales resulta fundamental para nuestra labor. Sin su ayuda difícilmente podríamos abrirnos paso en la compleja realidad del país en el que desembarcamos en busca de noticias.

Algunos medios anglosajones suelen mencionar el nombre de estas personas al final de las crónicas y reportajes. Aquí aún no ha llegado esta costumbre, pero sería algo que debíamos plantearnos, como un acto de reconocimiento.

Muchos de los reportajes que publiqué en 20 Minutos a lo largo de los casi dos meses que estuve en Gaza merecerían haber llevado también el nombre de Kayed Hammad.

Un excelente profesional, padre de dos hijos, que aprendió a hablar español en Málaga, donde pasó cuatro años estudiando junto a su hermano. Y, ante todo, un gran amigo con el que me une el cariño que se forjó a lo largo de tantos momentos difíciles.

Tantas ocasiones en las presenciamos el dolor de familias destrozadas por la guerra, en los hospitales, entre las ruinas de las casas convertidas en escombros por los misiles.

Y también tantos momentos de miedo e incertidumbre, cuando cogíamos su Daewoo Lanos y nos dirigíamos hacia los lugares por los que habían entrado los tanques Merkava del ejército hebreo.

Un amigo leal, paciente, generoso, al que le he contado mi vida, y él la suya a mí, durante las cientos de horas que compartimos en el coche viajando de un lado a otro. Un amigo que siempre se preocupaba por mi seguridad, que la anteponía a la suya. En broma decía: «Si te ocurre algo malo mi reputación queda por los suelos».

Cuando recibí la noticia de que Israel había comenzado una brutal operación en el norte de Gaza me intranquilicé. Y pensé en Kayed y su familia, que viven justamente en la parte septentrional de la franja, en el campo de refugiados de Yabalia. Un lugar miserable, plagado de niños, en el que la gente vive hacinada.

Las información de los cables de prensa era confusa. Y también escasa y poco desarrollada, por la ausencia de periodistas en el lugar, las crónicas que aparecieron en la mayor parte de la prensa española. Se hablaba de misiones puntuales, contra milicianos, pero faltaba una visión más amplia, detallada, que mostrara exactamente qué estaban haciendo las tropas hebreas en Gaza.

Recién hoy he encontrado un buen artículo. Apareció en The Independent. Y muestra que la operación que en estos momentos tiene lugar es la peor desde que salí de la región a principios de septiembre. Ya han muerto 22 personas, entre las que se cuentan dos niños, de 10 y 14 años, y una joven madre de cinco hijos. Y las acciones continúan.

«No haremos más esfuerzos por ver quién lanza los misiles. Golpearemos a todos, no importa la organización a la que pertenezcan», declaró esta mañana el ministro de defensa Amir Peretz.

El viernes me fui a dormir preocupado. Tenía presente a Kayed y a su familia, y a los vecinos del barrio que me había presentado. Al día siguiente intenté llamarlo pero sin suerte. Le escribí varios correos eléctrónicos.

Finalmente, a eso de las diez de la noche, cuando vuelve la electricidad a la zona durante unas horas, recibí un mensaje de Kayed.

Hola querido hermano

Te estoy escribiendo mientras las bombas y disparos estan muy cerca de nostros ,espero terminar de escribirte antes que se vaya la luz.

la cosa esta mucho peor que cuando estabas amigo, y lo que se espera peor.

por otro lado casi no hay periodistas ultimamenta ,parece que nuestra causa cada vez interesa menos .pero…………….seguimos por nuestra libertad

pase lo que pase.ya como sabes somos Moros y encima cabizotas jajajjajaj

yo siguo tus noticias por lo que escribes siempre que pueda y que haya luz.

por el libro no te preocupes saldra .si dios quiere ,he rezado mucho por eso jajajjaj

por cierto ha salido el informe de la ONG Italiana sobre el armamento prohibido que utelizan los israelis contra los Palestinos ,lo tengo en Arabe ,aver si lo puedes conseguir en Ingles sopongo te sirve ,sino lo encuentras me lo dices te lo busco.

mira, por lo que oigo parece se ha calentado la cosa asi te dejo y estaremos en contacto.

un abrazo muy fuerteeeeeeeeee

tu hermano para siempre

kayed

por cierto si me pasa algo escribirias algo de mi no ?

No voy a esperar a que le pase algo a Kayed para escribir. En estos momentos, mientras los tanques avanzan por su barrio, me pongo a ello. Escribiré sobre su familia y sus amigos, sobre cómo es la vida cotidiana de una familia en Gaza, tras meses de bloqueo, casi sin luz, agua o alimentos, bajo las bombas. Sobre cómo su hermano enfermo no puede salir en busca de atención en un hospital en condiciones, y Kayed también se debe hacer cargo de alimentar y mandar a la escuela a sus sobrinos.

Y en su nombre, y en el de toda la gente inocente que conocí en Gaza, ajena al conflicto, me hago una pregunta: ¿hasta cuándo?

¿Hasta cuándo Israel seguirá con su política de atacar a la población civil de Gaza, además de empujarla al hambre, para que se rebele contra Hamás?

Eso nunca va a suceder. Lo intentaron en Líbano, durante los 22 años de ocupación hostigando a la población civil como bien señala Javier Martín en su excelente libro Hizbulah, el brazo armado de Dios.

Como mucho consiguieron un enfrentamiento de cuatro meses entre Amal y Hezbolá, aunque por otras razones, parecido al de Hamás y Fatah. Porque la gente de a pie, ante semejante agresión, no recula, por más acorralada que se vea, por más familiares, amigos y vecinos que vea morir. Al contrario. Busca justicia, aunque sea a través del camino equivocado de la venganza.

¿Hasta que Hamás no reconozca al Estado de Israel? Sería un paso acertado, sin duda. Pero ¿qué tienen que ver en todo esto los 320 muertos, en gran parte mujeres y niños, de los últimos cuatro meses en Gaza? ¿Y no tendría el Estado de Israel, que es el que detenta el mayor poder, que reconocer también al Estado Palestino? ¿Darle la posibilidad de que sea viable en lugar de colocar puestos de control, muros y embarcarse en acciones militares?

Y támbién me pregunto hasta cuándo Europa seguirá mirando hacia otra parte. Nuestro Gobierno, que se proclama comprometido con Oriente Próximo, por qué se mantiene al margen.

Reflexiones sobre la guerra: los traumas de los niños de Gaza

Las radios de Gaza suelen estar ligadas a partidos políticos. Hay emisoras de Hamás, Fatah y la Yihad Islámica. Y cumplen una importante labor social, en especial durante los ataques israelíes, ya que informan al instante sobre los lugares en los que se encuentran los tanques o donde están lanzando misiles los aviones no tripulados. Buena parte de las noticias las dan los propios vecinos de las zonas afectadas, que llaman desde sus teléfonos móviles. En ocasiones, de forma desesperada, para pedir ayuda: una ambulancia si hay algún herido; agua y comida cuando se encuentran atrapados en sus casas.

Mientras seguía el conflicto solía tener constantemente encendida la radio del coche para estar al tanto de las últimas noticias. En radio Al Quds, suscrita a la Yihad Islámica y situada en el 105.1 del dial, me llamaban la atención las intervenciones del doctor Fadel Abu Hin, que se dedicaba a aconsejar a los padres sobre cómo ayudar a sus hijos a tratar de superar los traumas generados por la guerra.

Voy a ver a Fadel Abu Hin al lugar donde trabaja, el Gaza Community Mental Health Programme, la institución palestina de referencia en trastornos psíquicos. Con una taza de té de por medio, lo escucho hablar del efecto de los ataques israelíes en los niños palestinos.

El ser humano está acostumbrado a ver a alguien herido, enfermo, pero no a alguien destrozado por un misil. El oído humano está acostumbrado a voces, a gritos, pero no al estruendo ensordecedor de las bombas. También está el ser humano acostumbrado a sufrir, pero no a este sufrimiento constante, las veinticuatro horas al día, del que no hay escapatoria.

Esta situación agota a la gente en general, sobre todo, porque es continuada. Los ataques, las bombas, los cortes de luz, la falta de dinero, de alimentos, de medicina, el bloqueo, la basura, el caos. Es una situación asfixiante, desgastante, en especial para los niños, que tienen menos recursos, menos fuerza, para enfrentarse a esta presión.

Por mucho que hagas para relajarlos, para tratar de dar cierta normalidad a sus vidas, es imposible. Las imágenes de lo que ven se les quedan en la cabeza, como las de la familia Galia, que murió asesinada en la playa el 9 de junio.

Hemos notado en los últimos tiempos un aumento enorme de las enfermedades psicológicas, de las enfermedades sociales y físicas. Una gran presencia de lo que en psiquiatría se conoce como Trastorno de Estrés Postraumático, o TEPT.

Hemos visto que los niños no quieren salir a la calle porque saben que algo malo, terrible, les puede suceder en cualquier momento. Hemos comprobado que han aumentado las peleas en las casas, así como el número de menores que tienen pesadillas, que se levantan gritando durante las noches, que duermen con sus padres, que tienen miedo de separarse de sus padres, que se chupan el dedo, que se hacen pis en la cama, que sufren ataques de pánico.

Desde que comenzó la segunda Intifada, hace cinco años, los estudios que tenemos indican que el 70% de los niños no se puede concentrar; el 96% tiene miedo a la oscuridad; el 35% se aisla, no se integra; el 45% sufre niveles altos de ansiedad y estrés. Y esto, desde que empezó la Operación Lluvia de verano, ha aumentado más aún porque nunca habíamos sufrido una ofensiva tan dura.

Uno de los problemas más graves es que los padres se encuentran atrapados en la misma situación que sus hijos por lo que les resulta difícil ayudarlos. Ellos también padecen las bombas, la falta de recursos. Están más irascibles, tienen menos paciencia. Cuando el niño tiene un problema acude a su padre. Pero como los padres no los pueden ayudar, se encuentran solos.

Fuera de Gaza: una extraña sensación

Finalmente he abandonado Gaza, tras más de cuarenta días siendo testigo de su dolor, de su desgarro, de su lucha por salir adelante a pesar de todo. Y hoy, en Jerusalén, debo confesar que me embarga una sensación extraña. No es fácil asimilar el pasaje de la miseria, del medioevo de los palestinos, al lujo, la modernidad y la paz de la capital de Israel.

Por una parte me siento como si volviese a respirar. Los jardines, los árboles, los cafés, las tiendas. Gaza es una trampa, un gran campo de concentración, un desierto. Y aquí parece que la vida no tiene límites, que todo es posible, puedes ir a donde quieras, puedes conseguir lo que quieras, el mundo parece al alcance de tus manos.

Cuando esta mañana me levanté no pude evitar sentir cierta perplejidad al ver que el ventilador seguía funcionando, que había electricidad. También se me ha contagiado el espíritu de los israelíes, que están de vacaciones, que caminan relajados por las calles y que parecen haber superado ya el horror de la guerra. Me sorprende aún la forma en que están vestidas las mujeres, tan alejadas del recato de las palestinas; la posibilidad de coger el menú y pedir una cerveza.

Siento como si hubiese salido de las profundidades del mar y me estuviese descomprimiendo, dejando salir la presión de la angustia, del desasosiego de los palestinos y su oscuro presente.

En Gaza, la violencia, la falta de alimentos, de luz, de agua, hacen que el aire se vuelva tan difícil de asimilar. Aquí el aire parece más fino, más respirable.

Debo confesar que me siento bien de estar aquí, relajado, cómodo. Me ha cambiado el humor, el talante. Pero parte de mí ha quedado en Gaza. Y creo que siempre permanecerá allí, ligada al destino de su gente.