Bronquiolitis: preguntas y respuestas

Lavado nasal

Fuente: GTRES

La palabra bronquiolitis puede hacer temblar hasta al pediatra con más calma y templanza. No en vano, la bronquiolitis es la enfermedad que más ingresos provoca en pediatría y durante los meses fríos del año las consultas de atención primaria y las urgencias hospitalarias se colapsan de niños pequeños a los que les cuesta respirar.

Para muchos de vosotros esto de la bronquiolitis es pillará de nuevas, como si fuera una enfermedad de reciente aparición, sin embargo, sobre todo para los que tenéis más de un hijo, seguro que os suena, ya sea porque alguno de ellos la ha padecido o porque algún primito o algún compañero de clase ha tenido la mala suerte de tenerla.

En este blog hemos publicado muchas entradas sobre la bronquiolitis (las dejamos enlazadas al final de este post), así que, ya que empieza la época bronquiolitis, hemos escrito este post para dar respuesta a las preguntas que nos hicisteis llegar la semana pasada sobre este tema en nuestra cuenta de Instagram.

¿Qué es la bronquiolitis?

La definición clásica de bronquiolitis hace referencia al primer episodio de dificultad respiratoria (normalmente con sibilancias/pitos en la auscultación) en un menor de dos años en el contexto de una infección vírica.

De esta definición se pueden extraer cuatro cosas importantes:

  1. Sólo se puede tener bronquiolitis una vez en la vida (luego profundizamos sobre esto).
  2. La bronquiolitis está provocada por un virus.
  3. Afecta a niños pequeños (menores de 2 años).
  4. Su síntoma principal es la dificultad respiratoria.

¿Quién provoca la bronquiolitis?

Como acabamos de decir, la bronquiolitis está provocada por un virus y entre todos los virus hay uno que es el más frecuente: el VRS.

El VRS (acrónimo de virus respiratorio sincitial) es el virus responsable del 80-90% de bronquiolitis. Por «fortuna», no todos los niños que se contagian del VRS acaban desarrollando una bronquiolitis, ya que en muchos casos, sobre todo en niños mayores y adultos jóvenes, puede dar lugar a un simple catarro.

El VRS está presente en las secreciones de los pacientes que están infectados, tanto en saliva como en mocos, aunque no tiene la capacidad de general aerosoles. Esto tiene mucha importancia para la prevención que veremos más adelante.

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¿Qué síntomas provoca?

A pesar de que la bronquiolitis se define como dificultada respiratoria, todas las bronquiolitis empiezan siempre por un catarro (tos y mocos). Con el paso de los días el virus avanza hacia la vía aérea distal (hacia los bronquiolos, de ahí el nombre) para provocar inflamación y secreción mucosa, lo que a la postre da lugar a la mencionada dificultad respiratoria.

Hay que dejar claro que no es que «los mocos bajen al pecho», como si cogieran un ascensor, sino que el virus que está provocando la bronquiolitis avanza por la vía respiratoria y allí por donde pasa se producen mocos para defendernos. Esto nos debe hacer entender dos cosas:

  1. No podemos hacer nada para evitar que un niño contagiado por un virus desarrolle una bronquiolitis.
  2. Si un niño desarrolla una bronquiolitis no es porque le hayamos limpiado mal los mocos o por ser consecuencia de «un catarro mal curado».

Por último, además de los síntomas respiratorias, que a veces pueden durar hasta un mes, es frecuente la aparición de síntomas generales como la fiebre (aunque no siempre), la falta de apetito y el malestar general.

¿Qué tratamiento le puedo dar a mi hijo si tiene bronquiolitis?

A día de hoy no hay ningún tratamiento que haya demostrado eficacia que cambie el curso de una bronquiolitis, es decir, no hay ninguna pastilla, jarabe, antibiótico o aerosol que haga que la bronquiolitis mejore.

De esta forma, los niños deben superarla, y mientras lo hacen, lo único que podemos hacer es ofrecerles un tratamiento sintomático para que lo sobrelleven lo mejor posible:

  • Lavados nasales para despejar la nariz tantas veces como sea necesario.
  • Posición semiincorporada cuando estén tumbados.
  • Tomas fraccionadass frecuentes para que no se fatiguen y se mantengan hidratados.
  • Un antitérmico en caso de fiebre.

Solo en cotonadas ocasiones y siempre bajo prescripción del pediatra, a veces se añade a estos cuidados de rutina un antibiótico cuando se sospecha una sobreinfección bacteriana o un broncodilatador en niños mayores (generalmente por encima de los 12 meses), realizando previamente una prueba terapéutica en la que se observa mejoría.

¿Cómo prevenir la bronquiolitis?

Como hemos dicho hace unos párrafos, el VRS (y la gran mayoría de virus que provoca bronquiolitis) flota en las secreciones de un paciente infectado por estos virus.

Por tanto, las medidas más importantes para prevenir una bronquiolitis serán el lavado de manos y evitar que nuestros hijos pequeños estén en contacto con personas con síntomas respiratorios, ya que lo que para ellas puede ser un simple catarro, para los más pequeños de la casa puede ser algo de mucha mayor gravedad. Si somos nosotros, sus padres, los que estamos enfermos, no está de más que nos pongamos una mascarilla cuando estemos muy cerca de nuestros hijos (por ejemplo, si les estamos dando el pecho o el biberón).

Pero también hay que reconocer que la mayoría de los niños que se contagian de estos virus lo hacen en las escuelas infantiles. Evitar allí que Manolito chupe el juguete que acaba de coger Lola y que esté impregnado de mocos es bastante difícil, por lo que lo más recomendable es que mientras vuestros hijos estén enfermos (con fiebre o con  mucha tos y mocos) se queden en casa, tanto por ellos, que se encontrarán mal, como por sus compañeros. La otra fuente de contagio habitual son los hermanos mayores.

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¿Cuándo debo ir a Urgencias por una bronquiolitis?

A pesar de que la bronquiolitis puede ser una enfermedad grave (requieren ingreso el 5% de los niños que la padecen, sobre todo por debajo de los 6 meses de vida) la mayoría de los niños la supera sin mayores consecuencias.

Sin embargo, en el caso de que observéis que vuestro hijo tiene dificultad para respirar debéis acudir a Urgencias para que sea valorado en es ese momento. Cuando a un niño le cuesta respirar debéis vigilar que:

  • Respirar más rápido.
  • Marca las costillas (en un intento de utilizar otros otros músculos para meter más aire al pecho)
  • Respira con el abdomen de forma desacompasada respecto al pecho.

En este video de aquí abajo tenéis un ejemplo de un niño con dificultad respiratorias de unos pocos meses de edad.

Además de la dificultada respiratoria, en el caso de que vuestro hijo coma muy poco (nos solemos marcar el límite por dejado del 50% de lo que comen habitualmente) también debéis acudir a que sea valorado porque en ocasiones requieren ingreso para manténerlos hidratados. Y por supuesto, si observáis que está muy decaído o somnoliento.

Las bronquiolitis graves son más frecuentes en los niños menores de 6 meses y en aquellos con enfermedades de base (como enfermedades del corazón, del pulmón, neurológicas…).

Si quieres saber más de cómo identificar la dificultad respiratorias en bebés no te pierdas esta entrada antigua de nuestro blog.

¿Es lo mismo una bronquiolitis que una bronquitis?

Si habéis estado atentos, la bronquiolitis solo se puede padecer una vez en la vida. Al resto de veces en las que el niño tenga esos síntomas, aunque estén provocadas también por virus (incluso por el VRS) las deberíamos llamar bronquitis o broncoespasmo.

Aquí os tengo que dar la razón porque como los pediatras somos los que en muchas ocasiones os decimos que vuestro hijo «tiene una bronquiolitis» en el segundo, tercer o cuarto episodio… quizá porque es más fácil de explicároslo así.

De todas formas, la diferencia entre bronquiolitis y bronquitis no es solo un tema técnico de definición, sino que en las bronquitis, además de la inflamación y los mocos que puede haber en los bronquios, existe una contracción del músculo que rodea al bronquio. Esto es muy importante, ya que esto explica que las bronquitis mejoren con brocodilatadores/corticoides y las bronquiolitis no.

De todas formas, desde el punto de vista de los padres, los síntomas de una bronquitis y una bronquiolitis son los mimos. Si os interesa profundizar en este tema, hace unos meses realizamos un episodio en nuestro podcast Sin Cita Previa  (el número 48 de la primera temporada) solo dedicado a contaros las diferencias entre estas dos enfermedades.

¿Deja secuelas la bronquiolitis?

Una vez superada la bronquiolitis muchos padres se preguntan si esto tendrá alguna consecuencia para sus hijos en el futuro, sobre todo para aquellos que lo pasaron muy mal, incluso requiriendo ingreso en cuidados intensivos para soporte respiratorio.

Es verdad que un niño que ha tenido una bronquiolitis es más probable que tenga nuevos episodios de dificultad respiratorias durante los siguientes meses/años (en este caso los llamaremos bronquitis), por lo que debemos estar atentos cuando un niño que ya ha tenido una bronquiolitis desarrolla un nuevo catarro por si comienza con dificultad respiratoria.

Hay muchas teorías de por qué esto ocurre, la mayoría muy técnicas que no merece la pena que conozcáis, pero quedaos con que esos bronquios se quedan predispuestos a inflamarse en caso de un nuevo estímulo, es decir, ante una nueva infección viral.

Por fortuna, en el caso de que un niño desarrollo bronquitis de repetición, es decir, que cada dos por tres necesite un broncodilatador cuando se contagie de un catarro, existe medicación que podemos pautarle para disminuir la gravedad de los episodios, su frecuencia o su duración, aunque estos no impedirían que se contagiara de los catarros.

Y por último, cuando un niño pequeño tiene muchas bronquitis, muchos padres se preguntan si cuando crezca será asmático. El asma es una enfermedad crónica que se caracteriza por broncoespasmos de repetición ante ciertos estímulos (virus, alergias del ambiente, ejercicio, frio…), por lo que es razonable preguntarse si un niño pequeño que esta haciendo bronquitis cada dos por tres de mayor seguirá presentándolas.

Para poder predecir si esos niños al crecer seguirán presentado estos episodios, los pediatras usamos el Índice Productivo de Asma (IPA). Este índice nos dice que un niño menor de 3 años con más de 3 episodios sibilancias/bronquitis en el año anterior es siete veces más probable que padezca asma en la edad escolar si tiene dermatitis atópica, alergia a algún alérgenos del ambiente o si algún padre es asmático.


Estamos seguros que muchos de los que leáis este post tendréis la visita del VRS y la bronquiolitis durante los siguientes meses. Espero de corazón que se quede en algo leve y no necesitéis ingresar en el hospital. En cualquier caso, si tenéis dudas, no dudéis en consultar con el pediatra para que os pueda orientar y valorar si vuestro hijo tiene dificultad respiratoria.

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