En la prehistoria no había chupetes

Chupete

Fuente: Pixabay

Una de las características que más define a la especie humana es la capacidad de inventar herramientas para hacernos la vida más fácil. Estaréis de acuerdo conmigo que, por ejemplo, la rueda, el libro o las nuevas tecnologías digitales son avances que han provocado un cambio en nuestra sociedad y que se han quedado con nosotros desde el mismo momento en que fueron ideados. El campo de la crianza de los hijos no es ajeno a estos inventos y durante toda la historia de la humanidad han surgido artilugios que prometen a los que somos padres hacernos la infancia de nuestros hijos un poquito más fácil.

De entre todos ellos, el que quizá tenga más arraigo social y esté más extendido es el chupete. Pero, ¿cuándo se ideó este objeto para que los niños dejaran de llorar? ¿Es algo reciente o los hombres de las cavernas ya lo utilizaban? Y sobre todo, ¿en respuesta a qué necesidad se pensó que esa tetina artificial con forma de pezón podía ser una buena idea?

En este post recorremos la historia del chupete y os desvelamos los secretos de este invento que a día de hoy es utilizado por miles de niños en todo el mundo.

La succión no nutritiva

Antes de meternos en faena, debemos pregutarnos por qué a los niños les gustan tanto succionar un chupete.

No sé si os habéis fijado que cuando a un recién nacido se le introduce algo en la boca, ya sea la teta de su madre, una tetina (de biberón o de un chupete), su propia mano o el dedo de algún familiar tiende a succionar. Esto es lo que se reconoce como reflejo de succión y está presente en todos los niños hasta más o menos los tres meses de vida, sin que realmente signifique que el niño tenga hambre.

Sin embargo, a pesar de que durante esos primeros meses el niño succiona sin motivo aparente como respuesta a algo que se le introduce en la boca, esa succión suele llevarle a un estado de calma y tranquilidad. Esto es debido a que cuando un bebé succiona segrega endorfinas, una sustancia química que en el cerebro produce esa sensación de tranquilidad y bienestar. De hecho, una vez que el bebé ha perdido el reflejo de succión, es él mismo el que busca succionar sin ánimo de comer como mecanismo para calmarse cuando algo le molesta, siente dolor o está incómodo.

El succionar para calmarse es a lo que se conoce como succión no nutritiva, ya que no tiene por objetivo alimentarse, y es en lo que se basan los chupetes para conseguir su objetivo principal: calmar a los niños. Sin embargo, esa efecto calmante de los chupetes también se puede obtener con el pecho de las madres, ya que en muchos momentos los niños cogen el pecho de sus madres con la intención de dar solo unas pocas succiones sin ánimo de comer y solo para entrar en un estado de calma.

A día de hoy, la succión no nutritiva, ya sea al pecho de la madre o mediante una tetina, es una estrategia que se usa habitualmente para calmar el dolor de procedimientos médicos menores, como cuando a un bebé se le pone una vacuna.

Libro

Fuente: Dos Pediatras en Casa

No te pierdas nuestros libritos de cartón para prelectores que salen a la venta el 19 de enero de 2022. La preventa ya esta activada, puedes acceder a ella en este enlace.

En la Edad Media chupaban trapos con azúcar y huesos

Pero no quiero perder el foco del título de este post, ya que estoy seguro de que en la prehistoria, cuando la raza humana empezaba a deambular por este mundo, no había chupetes. Está claro que el reflejo de succión estaría presente, pero las necesidades de succión de los niños prehistóricos debían calmarse mediante el pecho de sus madres, las cuales se quedaban al cobijo de las cavernas mientras sus parejas masculinas salían a la caza del mamut y ellas cuidaban de la prole. Y seguramente esa ha sido la dinámica del cuidado de los hijos hasta bien entrada la edad moderna, donde las madres para calmar a sus hijos los cogían en brazos y en la mayoría de los casos les daban un chupito de lactancia materna.

La historia atribuye la primera definición de chupete al médico alemán Bartholomäus Metlinger , allá por el año 1473 en su exitoso libro Ein Regiment der jungen Kinder (en español, algo así como Una guía sobre niños pequeños) y en el que expondría las bondades de que los niños succionaran algo que les indujera un estado de calma.

De hecho, durante la toda la edad moderna y la edad contemporánea ha sido habitual el empleo de trozos de tela a los que se les introducía algo dulce en su interior para que el niño lo succionara. Quizá la representación pictórica más conocida de estos chupetes es el cuadro de Alberto Durero de 1506 en el que podemos ver a la Virgen sujetando a un Niño Jesús que tiene en su mano derecha una bola de tela blanca y que podéis ver aquí abajo (el cuadro se llama La Virgen del Verderol y se puede visitar en el museo Staatliche de Berlín).

Hasta finales del siglo XIX, esos trozos de tela eran muy habituales en muchos hogares de Europa, junto a otros objetos que se les ofrecían a los niños para que los chuparan o mordisquearan para que se calmaran, como trozos de marfil o de hueso, aunque se los consideraba poco higiénicos y, en general, eran empleados por las clases sociales más bajas para calmar a los niños mientras lloraban y sus madres no estaban en casa.

Las pobres no tenían amas de cría

A principios del siglo XX las mujeres no estaban incorporas al mercado laborar como lo están hoy en día. La familia que se lo podía permitir dejaba a la madre en casa y era el varón el que traía el dinero a casa, mientras que en las familias más pobres, las mujeres hacían lo que podían para ganar algo de dinero, además de cuidar de sus hijos.

En muchas familias pudientes se estilaban las amas de cría, también conocidas como nodrizas, mujeres a las que se contrataba para que cuidaran a los bebés y los alimentaran con su leche aunque no fueran sus madres, además de satisfacer sus necesidades de succión cuando lloraban o simplemente querían mamar para calmarse. Sin embargo, las madres pobres no gozaban de ingresos suficientes para contratar  a esas madres postizas, y a menudo tenían que salir de casa a ganarse la vida dejando a sus bebés con alguien de la familia, a menudo un hermano o hermana de mayor edad, los cuales, me puedo imaginar, se las veían y deseaban para calmar al pequeño cuando lloraba y su madre no estaba en casa.

Fue entonces cuando en el año 1900 Christian W. Meinecke, un farmacéutico de la ciudad de Nueva York, presentó la patente de lo que podríamos decir que es el primer chupete moderno de la historía: una tetina de goma adherida a un escudo que impide que el bebé se la trague y que tiene por su parte de atrás un asa para agarrarla, y a la que él llamó «baby-conforter» (tranquilizador de bebés).

Patente chupete

Imagen de la patente del primer chupete de 1900 de Christian W. Meineuke

Los que ocurrió tras este invento es por todos sabido: bebés a los que era fácil calmarlos al introducirles ese artilugio en la boca. De hecho, el nombre que se le da al chupete en el mundo anglosajón en pacifier, lo que vendría ser algo así como pacificador. Como os podéis imaginar, este artilugio fue inicialmente un éxito entre las clases más pobres de la sociedad, ya que los niños podían disfrutar de la succión no nutritiva mientras sus madres estaban fuera de casa y las personas que se quedaban a su cargo dejaban de oír llantos y llantos constantemente.

Tal fue su éxito, que esos primeros chupetes se extendieron rápidamente a todas las clases sociales, siendo quizá uno de los motivos de desaparición de las nodrizas: las señoras de la alta sociedad ya podían disfrutar de sus bebés sin que estos estuvieran todo el día llorando, y a día de hoy es un hecho que casi todos los niños usan chupete durante los primeros meses de vida.

Tetinas de chupetes para todos los gustos

Pero todo invento suele acarrear algún que otro inconveniente, y todos sabemos que los chupetes tienen la capacidad de deformar la cavidad oral y la posición de los dientes en la mandíbula. De hecho, esto es algo que se observó muy pronto tras el invento de los primeros chupetes modernos. Me consuelo pensado en que al menos se habían cambiado los trozos de tela con azúcar, con lo bueno que tenía que ser eso para la higiene dental y para las caries de la primera infancia, por un objeto que lo que hace es inducir una mordida abierta en el caso de que se use por un tiempo muy prolongado.

Con ánimo de evitar que los chupete deformen la cavidad oral de los bebés, los fabricantes de chupetes desarrollaron con el tiempo diferentes tipos de tetinas que prometen ser más respetuosas con la boca del bebé. Sin embargo, y cómo le he oído a muchos odontopediatras, no hay chupetes buenos, en todo caso chupetes menos malos, ya que todos, usados durante un tiempo prolongado, tienen esa capacidad de modificar la mordida del niño.

La buena noticia es que si el chupete se retira antes de los tres años de vida (preferiblemente antes de los dos años), esas posibles deformidades suelen desaparecer por si solas, por lo que ya sabéis, en el caso de que tengáis niños que usan chupete llegará el día el que tengáis que decirles que deben de dejar de usarlo.


No quiero acabar este post sin hacer una aclaración, a algunos os parecerá que por lo que aquí he escrito el chupete es un must en la crianza de los niños del siglo XXI, y nada más lejos de la realidad. Es cierto que los chupetes tienen sus ventajas, ayudan los niños a autocalmarse succionando y se ha demostrado ser un factor protector contra la muerte súbita del lactante, aunque también tiene efectos negativos, los ya mencionados en el desarrollo de la cavidad oral, además de que se presupone que puede interferir en la lactancia materna (en parte por lo que se ha llamado confusión tetina-pezón, aunque yo me inclino más por pensar en que interfieren al ofrecerle al niño una tetina de goma cuando a lo mejor lo que quiere es comer, y por tanto que la lactancia fracase por no mantener la demanda del niño).

También os diré que hay niños a los que no les gusta el chupete y que por mucho que insistamos nunca lo acaban cogiendo, y aunque quizá sus padres hubieran deseado en ese momento que su hijo sí lo cogiera, estoy seguro que llegado el momento se alegran de no tener que pasar por los lloros y noches sin dormir que supone la retirada del chupete cuando el niño se hace mayor.

En cualquier caso, la elección de usar chupete es algo muy personal en la que los demás no deberíamos entrar y que debemos respetar. De lo que estoy seguro es de que si las mujeres de las cavernas hubieran podido ofrecer algo a sus hijos para que se calmaran mientras ellas se iban a cazar con los hombres, lo hubieran hecho sin dudarlo, al final todo es supervivencia, como sucede muchas veces en esto de criar a los hijos, tanto en la prehistoria como en el siglo XXI en el que vivimos.

Fuente: Dos Pediatras en Casa G.O

Si te ha gustado lo que has leído, hemos publicado un libro con explicaciones sencillas y amenas sobre las cuestiones de salud más importantes de la infancia. Podéis adquirirlo en puntos de venta habituales o a través de los siguientes enlaces:

Además, en septiembre de 2021 echó a rodar «Sin Cita Previa», un podcast del que somos presentadores y que seguro que también te pude gustar. Puedes escucharlo en:

Escribe aquí tu comentario





    Normas para comentar en 20minutos.es

    • Antes de enviar su comentario lee atentamente las normas para comentar en 20minutos.es.
    • Esta es la opinión de los internautas, no la de 20minutos.es.
    • No está permitido verter comentarios contrarios a las leyes españolas o injuriantes.
    • Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios que consideremos fuera de tema.
    • Por favor, céntrate en el tema.
    • Algunos blogs tienen moderación previa, ten paciencia si no ves tu comentario.

    Información sobre el tratamiento de sus datos personales

    En cumplimiento de lo dispuesto en el Reglamento (UE) 2016/679 del Parlamento Europeo y del Consejo de 27 de abril de 2016 relativo a la protección de las personas físicas en lo que respecta al tratamiento de datos personales y a la libre circulación de estos datos, y Ley Orgánica 3/2018, de 5 de diciembre, de Protección de Datos Personales y garantía de los derechos digitales le informamos que los datos de carácter personal que nos facilite en este formulario de contacto serán tratados de forma confidencial y quedarán incorporados a la correspondiente actividad de tratamiento titularidad de 20 MINUTOS EDITORA, S.L, con la única finalidad de gestionar los comentarios aportados al blog por Ud. Asimismo, de prestar su consentimiento le enviaremos comunicaciones comerciales electrónicas de productos y servicios propios o de terceros.

    No está permitido escribir comentarios por menores de 14 años. Si detectamos el envío de comentario de un usuario menor de esta edad será suprimido, así como sus datos personales.

    Algunos datos personales pueden ser objeto de tratamiento a través de la instalación de cookies y de tecnologías de tracking, así como a través de su acceso a esta web desde sus canales en redes sociales. Le rogamos consulte para una más detallada información nuestra Política de Privacidad y nuestra Política de Cookies.

    Los datos personales se conservarán indefinidamente hasta que solicite su supresión.

    Puede ejercer sus derechos de acceso, rectificación, supresión y portabilidad de sus datos, de limitación y oposición a su tratamiento, así como a no ser objeto de decisiones basadas únicamente en el tratamiento automatizado de sus datos, cuando procedan, ante el responsable citado en la dirección dpo@henneo.com

    Le informamos igualmente que puede presentar una reclamación ante la Agencia Española de Protección de Datos, si no está satisfecho con en el ejercicio de sus derechos.