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El tránsito intestinal de los niños durante las primeras semanas de vida es un ir y venir de cambiar pañales con deposiciones que van cambiando en textura y color con el paso de los días. Al nacer, los niños deben expulsar el meconio, una secreción mucosa mezclada con sales biliares de aspecto muy oscuro y espeso que estaba acumulada en el intestino de los bebés durante el embarazo.
Tras el meconio, lo habitual es que pasen a hacer deposiciones de color amarillento con grumos, como si de una mostaza se tratara, a un ritmo alto, casi con cada toma, y sin esfuerzo.
Algunos niños, hacia las cuatro semanas de vida, bajan el ritmo intestinal y pasa a no hacer tantas deposiciones, además de poner cara de querer hacer y no conseguirlo. Esto es a lo que se conoce como disquecia del lactante y es de lo que vamos a hablar hoy en este post.
El festival de la caca
Como os decía, un recién nacido es habitual que haga deposición en cada toma. Esto sucede porque cuando nos alimentamos los intestinos se mueven y van llevando el residuo de la alimentación, lo que viene siendo la caca, hacia la salida.
Durante las primeras semanas de vida el esfínter anal es incompetente, es decir, es como una puerta al exterior que siempre está abierta, y claro, si se mueven las tripas y las deposiciones llegan a al final del tubo digestivo, lo normal es que salgan sin esfuerzo al exterior.
Creo que no me equivoco si afirmo que todos hemos visto a un recién nacido hacer caca y que este siga como si nada, y esto se debe a lo que os acabo de contar, que la comida va entrando y saliendo constantemente sin que el niño tenga que hacer nada.
Y de repente el esfínter empieza a funcionar
Pero todo en esta vida llega, y como os podéis imaginar, esa puerta abierta al exterior no siempre va a estar así. De este modo, hacia el mes de vida, el esfínter anal empieza a madurar y a contener en cierta medida las deposiciones para que estas no salgan al exterior continuamente.
Hacia esa edad, lo habitual es que cuando el recto, la parte final del intestino, se llene lo suficiente el esfínter se dilate (la puerta se abra) y el bebé haga deposición. Esto ocurre de una manera natural y podemos observar cómo el niño disminuye el ritmo al que hacía deposiciones y que las siga haciendo sin esfuerzo, además de mantener un color y consistencia similar a las que hacia anteriormente, pero ahora de mayor volumen.
Pero es que mi hijo aprieta y no consigue hacer caca
A pesar de todo lo dicho hasta hora, hay un porcentaje no desdeñable de niños que cuando el esfínter anal empieza a hacer su función no saben relajarlo y les cuesta hacer deposición. Son bebes que suelen tener tres o cuatro semanas de vida y que se pasan todo el día empujando, empujando y empujando sin conseguir hacer caca, pero en una de esas relajan el esfínter anal y sacan para fuera todo lo que tenían acumulado, pero con un aspecto de deposición muy similar a las que venía haciendo anteriormente. Incluso hay niños que se pasan varios días intentándolo. Volviendo al símil de la puerta, sería como intentar salir cuando ésta está cerrada a cal y canto. Por lo demás, son niños que ganan bien peso, que no están especialmente irritables y que su aspecto al explorarlos es normal.
Esto último que os acabo de explicar, lo de que las deposiciones sean normales, aunque parezca que les cueste, pero que mantienen un aspecto normal es fundamental para poder diagnosticar la disquecia del lactante, ya que en el caso de las deposiciones fueran duras o el niño presentara otros síntomas, habría que pensar en otro diagnóstico.
¿Y cuánto dura la disquecia del lactante?
La disquecia del lactante se considera un trastorno digestivo benigno que no tiene ninguna trascendencia para el bebé, ni en el momento que lo padece, más allá de lo incómodo que se sienta porque no puede hacer caca, ni para su vida futura. Lo malo es que no mejora rápidamente, sino que requiere de unas semanas, incluso algunos meses, para que aprendan a relajar el esfínter anal cuando toque.
Lo importante durante este tiempo es que sepáis que a vuestro bebé no le pasa nada malo y lo afrontéis con tranquilidad, aunque pase varios días sin hacer deposición.
Para aliviar al niño, pueden venir bien masajitos suaves en la tripa o doblarle las piernas para arriba, ya que esto puede ayudar a que relaje el esfínter anal. Sin embargo, no está indicado estimularles el ano para que este se abra, ya que podemos hacerles daño y esto no va a hacer que su función madure antes.
¿Y cómo diferencio si mi hijo tiene otra cosa?
Muchos padres piensan que cuando su bebé de pocas semanas de vida no hace caca es que está estreñido. Sin embargo, la gran diferencia entre este trastorno y la disquecia es la consistencia de las deposiciones. En el estreñimiento serán duras, a veces como plastilina, mientras que en la disqeucia seguirán siendo blandas. En el caso de estreñimiento sí que solemos pautar un tratamiento, así que si pensáis que esto es lo que le pasa a vuestro bebé, no dudéis en consultarlo con el pediatra.
Por otro lado, a veces se confunde la disquecia con los cólicos del lactante. Estos últimos aparecen también hacia las tres o cuatro semanas de vida, pero se caracterizan sobre todo por llanto inconsolable muchas horas al día, a menudo más por la tarde, mientras que en la disquecia hemos dicho que se trata de un niño que empuja y no hace caca, pero el resto del día esta bien. De nuevo, si quedan dudas, consultar con el pediatra.
Y ya por último, hay una serie de enfermedades que pueden aparecer hacia el mes de vida que se caracterizan por irritabilidad, como es la alergia a proteínas de leche de vaca o el reflujo gastroesofágico. En estos casos, el bebé suele rechazar las tomas y después de comer es cuando se encuentra irritable, cosa que no pasa en la disquecia, donde la irritabilidad solo aparece cuando quieren hacer deposición y no pueden. Tanto la alergia a proteínas de leche de vaca como el reflujo gastroesofágico requieren una valoración exhaustiva por parte del pediatra, por lo que, una vez más, si hay dudas pedid cita con el pediatra para que lo valore.
Como habéis podido leer, el mundo caca de bebé puede ser mucho más complicado de lo que a priori podríais pensar. Lo más habitual es que al niño no le pase nada y sea un angelito feliz que hace deposición con normalidad y al que solo haya que darle de comer y cambiarle los pañales. Pero a veces las cosas no van como se esperaba, y saber diferenciar si se trata de una disquecia u otro trastorno resulta de vital inmportancia.
Para los que no lo sepáis estamos de lanzamiento, ya que el 19 de enero de 2022 salieron a la venta dos libritos en cartón con texto rimado para que los niños aprendan a lavarse las manos y lavarse los dientes. los tenéis disponibles en librerías y plataformas on-line:
Además, en septiembre de 2021 echó a rodar «Sin Cita Previa», un podcast del que somos presentadores y que seguro que también te pude gustar. Puedes escucharlo en: