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9 libros para rendirse al turbio encanto de las road novels

Mira que vivo de espaldas a lo real y atrincherada entre anaqueles fortificados con literatura, pero a veces la vida retoma el asedio a mi reginaexlibrislandia. Entonces mi

(Los Ángeles de Charlie / Sony Pictures Tv)

(Los Ángeles de Charlie / Sony Pictures Tv)

bibliofilia se repliega, dejo organizadas las defensas y definida la estrategia de reconquista, mientras huyo de un portazo, me atuso el pelucón, salto a mi Mustang y le meto gas para coger carretera y manta quemando el asfalto y con el maletero cargado de road novels hasta el motel más próximo.

Allí, a salvo de lo real y de la cruenta batalla, devoro de forma compulsiva ficciones de viajes sin rumbo ni posibilidad o voluntad de retorno, polvo y asfalto, excesos, gasolineras solitarias, máquinas de hielo oculta-cadáveres, piscinas en forma de riñón, café aguado, prófugos, paisajes desolados, lugares sórdidos y un maldito desconocido cuya mirada asoma vigilante cada dos por tres a tu retrovisor. También hay otra variante, la de un viaje sobre ruedas sin mapas, pero con un destino -el propio- por conquistar.

Sean del tipo que sean la verdad es que yo siempre empiezo por las tres que considero los pesos pesados del subgénero de las “road novels”, todas ellas made in USA y todas editadas en España por Anagrama: En el camino (Jack Kerouac), Miedo y Asco en las Vegas (Hunter S. Thompson) y Lolita (Nabokov).

Road Novels Anagrama

Road Novels Anagrama

En el camino, redactada entre 1948 y 1951, publicada en 1957, y escrita como monólogo interior narra los viajes en Cadillacs y Dodges desvencijados que Kerouac y los suyos hicieron por EEUU y México, y que contribuyó a la mitificación de la ruta 66. Alcohol, orgías, droga, vidas al límite y desolación, y el retrato de una América subterránea, auténtica y desinhibida en una crónica de los protagonistas de la generación beat.

Miedo y Asco en las Vegas tiene un origen casi anecdótico: cuando a H.S. Thompson -padre del periodismo gonzo en el que el plumilla es parte activa de la trama que narra- le envían a cubrir un rally en Nevada él decide ir con su abogado samoano en pos del sueño americano a Las Vegas en un descapotable rojo y con el maletero cargado de droga. Así escribe cómo, puestos de todo hasta las trancas, la pareja será muy pronto la pesadilla de casinos, policías y turistas, en una orgía de más de 72 horas de acción delirante y frenética.

Y finalmente la controvertida y genial Lolita, en la que un profesor de mediana edad que vive obsesionado por Lolita, una niña más perversa que inocente y plenamente consciente de su poder sobre él. Pronto Humbert Humbert sucumbe a su malsana atracción, y cuando muere su mujer arrastra a Lolita al asiento de su coche prometiéndole mil maravillas e iniciando un periplo por carreteras de EEUU. Un retrato ácido y visionario de los Estados Unidos, de los horrores suburbanos y de la cultura del plástico y del motel.

Y una vez repasadas estas tres indispensables, incorporo nuevos títulos de novelas de carretera y manta de la cosecha reginaexlibrislandiana por si con alguna de ellas -o con todas- logro que os rindáis al turbio encanto de las road novels:

1. Goodbye Berlín. Wolfgang Herrndorf. Siruela. Independientemente de tus inclinaciones bibliófilas, no dejes de leer el revelador relato del loco verano de dos adolescentes marginados al volante de un destartalado coche azul con el que viajan desde Berlín a Valaquia para dejar atrás una realidad que los aplasta e ir tras sus sueños. Aventuras, risas, derroche de picaresca para ir tirando, carreteras secundarias, persecuciones, personajes magnéticos, parajes surrealistas y una historia narrada con sencillez en la que uno se deja atrapar de principio a fin.

Googbye Berlin, Alevosía

Googbye Berlin, Alevosía

2. Viajes con Charley. John Steinbeck. Nórdica. En 1960 John Steinbeck tuvo una revelación dolorosa: llevaba décadas narrando la entraña de su país y de las gentes que lo poblaban, pero ¿de verdad lo conocía? Como sabía la respuesta -desconocía la mayor parte de EEUU salvo por cuanto leía en libros y diarios- decidió emprender su particular odisea estadounidense. Así que cogió a Charley, su perro, y se puso al volante de Rocinante, su autocaravana y juntos recorrieron 16.000 kilómetros atravesando una treintena de estados. De esa experiencia surgió uno de los libros más exquisitos y reveladores del premio Nobel. Solo tiene una pega: apenas alcanzada la página 20 ya te dan ganas de hacer el petate, buscarte una Rocinante y tirar millas.

Viajes con Charley, Nórdica

Viajes con Charley, Nórdica

3. Carreteras secundarias. Ignacio Martínez de Pisón. Booket. Un adolescente y su padre viajan por la España de 1974. Su única posesión es el Citroën Tiburón en el que viajan por los pueblos costeros alquilando apartamentos en urbanizaciones veraniegas, desiertas e inhóspitas en temporada baja. Esa es su vida. Sin embargo algo empieza a cambiar para ellos cuando se adentran hacia paisajes de interior llegado el invierno. En su periplo de asfalto y sin rumbo fijo, padre e hijo descubren todo tipo de cosas, no solo relativas a las gentes, los ambientes y hasta los negocios y garitos turbios con los que se topan, sino sobre lo que les rodea y sobre sí mismos.

Carreteras secundarias, Booket

Carreteras secundarias, Booket

4. Volga Volga. Miljenko Jergovic. Siruela. Todos los viernes Delal Pljevljak se pone al volante de su Volga M24 para recorrer los 116 Km que separan su casa en la costa dálmata, de Livno, Bosnia, para llegar a la oración semanal en la mezquita. Un día una repentina nevada le obliga a detenerse en un pueblecito, y allí su vida cambiará para siempre. Años más tarde, cuando Bosnia sufre una de las fases más dramáticas de su guerra civil, un director de documentales intenta aclarar las incógnitas del fatídico día de Año Nuevo en el que Delal Pljevljak se convirtió, a su pesar y con su coche, en el protagonista de uno de los más controvertidos episodios en los albores del conflicto.

5. Carol. Patricia Highsmith. Anagrama. Imbuida del talento de Patricia Highsmith para urdir tramas cargadas de suspense con personajes magnéticos, Carol es una de las grandes cimas de la escritora norteamericana. En ella, la tediosa rutina de una joven escenógrafa con un empleo precario en unos grandes almacenes estalla por los aires con la visita de una elegante y misteriosa mujer a la que atiende tras el mostrador. La atracción es mutua y ese instante desencadena una historia de seducción, de aceptación y de una amor ardiente que se consuma en un viaje sin retorno por carretera que pone patas arriba la vida de ambas a un precio que, aunque elevado, las dos están dispuestas a pagar.

Carol, Anagrama

Carol, Anagrama

6. El oscuro camino hacia la misericordia. Wiley Cash. Siruela. Wade Quillby es un perdedor, un tipo sin blanca y sin futuro que abandonó a sus dos hijas unos años atrás. También es un forajido implicado en el robo de un furgón que transportaba catorce millones de dólares. Pero la noche en que irrumpe en la casa de acogida donde viven las niñas y huye con ellas a través de las infinitas carreteras de Carolina del Norte, solo es un hombre desesperado que quiere tener una nueva oportunidad como padre. Sin embargo, ni el tutor legal de las niñas ni un ser vengativo que quiere verlo muerto a toda costa esperan que Wade pueda ganar la carrera a su pasado. Una gran road novel a medio camino entre Matar a un ruiseñor y la Carretera, de Cormac McCarthy.

El oscuro camino hacia la misericordia, Siruela

El oscuro camino hacia la misericordia, Siruela

  • Y vosotros, queridos, ¿leísteis alguna de esas road novels? ¿Qué otros títulos de carretera y manta sugeriríais? 
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¡Cavafis en el anuncio del Seat Exeo!

Si el día que vi cómo utilizaban En el Camino de Jak Kerouac para anunciar un BMW no supe cómo encajar con gracia el golpe catódico, ayer el visionado a traición del spot del nuevo Seat Exeo me dejó petrificada en el sofá, no si antes arrancarme un:

PERO, PEEERO… ¡ESO ES DE CAVAFISSSSSSS!

Allí estaba yo, con los globos oculares como melones y la tortilla solidificada en la tráquea, recitando los mismos versos que me escupía la voz en off desde el televisor.

Para los que aún no lo hayáis visto, aquí está el spot:

 

Sí, queridos, sí. Se trata de Itaca, uno de los 154 poemas que Constantino Cavafis (1863-1933) consintió en publicar, más otros tantos que no pasaron la purga del poeta, autoexigente hasta el delirio con sus partos literarios.

Aquí os dejo el poema íntegro en una de sus múltiples traducciones, una maravilla absoluta en mi regina opinión:

 

 

¿Os parece que está bien llevada la esencia del poema de Cavafis al concepto del anuncio del Seat Exeo?

Desde Seat explican así su campaña:

 

 

En su poema original, el poeta griego nacido en Alejandría brinda su magistral homenaje a La Odisea de Homero, el maravilloso poema épico de más de 12.000 versos en el que el héroe Odiseo (Ulises en latín) narra su vuelta a Ítaca tras la Guerra de Troya.

Se trata de un viaje alucinante desde el momento en que su protagonista explica por qué tarda 10 años en cubrir una distancia marítima que no requería más que unos cuantos días de navegación.

En una primera escala Odiseo/Ulises vence al cíclope Polifemo, lo que desata la ira de Posidón, su padre, que maldice al rey de Ítaca asegurándose de convertir la simple travesía de vuelta en un infierno sembrado de obstáculos, trampas y peligros.

Y ahí se inicia su fabulosa marcha por un mar mítico poblado de criaturas monstruosas, pérfidas sirenas, arrebatadoras ninfas y letales hechiceras hasta llegar al mismísimo Hades para averiguar el camnino de regreso a su añorada Itaca, donde le aguardan su mujer Penélope, su hijo Telémaco, su perro Argos y una última prueba…

La grandeza de Odiseo/Ulises es, más allá de su audacia sin fin, que exprime cada aventura sin dejar de pensar en su reino, es decir, es consciente de dónde viene y hacia dónde se dirige. Le mueve la nostalgia del regreso, pero en su interior se solidifica la certeza de que está donde debe estar. De una y de otra saca fuerzas y ánimos cuando todo se le viene abajo…

Como veréis, la simbiosis entre los textos de Homero y Cavafis es total, y el poema del segundo intensifica la esencia del mismísmo Odiseo.

Pero, ¿y el spot?

No sé qué pensaréis vosotros, reginaexlibrislandianos de pro, pero si con el anuncio de BMW-Keruak se me dispararon las ventas de En el Camino, lo que significa que la campaña despertó el apetito lector de muchos, ¿creéis que el spot del Seat Exeo animará a alguien a leer a Cavafis y, ya metidos en harina, al mismísimo Homero? ¿A vosotros, quizás? ¿Cómo veis la reciente querencia de los publicistas por la Literatura?

 

 

Yo, si me lo permitís, os recomiendo encarecidamente tanto a Cavafis como a Homero… Regina dixit.

Un autoestopista de lujo en el BMW de Kerouac: Cormac McCarthy

Bueno, queridos, por fin puedo sacar al replicante Roy Batty de Blade Runner que llevo dentro.

Vale, ver, lo que se dice ver pues a día de hoy no he visto en reginaexlibrislandia ‘atacar naves en llamas más allá de Orión’, ni ‘rayos C brillar en la oscuridad cerca de la puerta Tannhäuser’, pero lo que sí he visto es cómo al BMW que conduce catódicamente Jack Kerouac en los televisores de medio planeta se subía un autoestopista de lujo: Cormac McCarthy, que en lugar de alzar su pulgar en la cuneta lo que mostraba era un ejemplar de su La Carretera.

Así empezó la cosa:

– Clienta: Hola, buenas tardes. Mira, me han encargado un libro de un escritor americano muy famoso, pero olvidé el papel con el nombre. Lo que recuerdo es que el título era algo así como La Autopista, o La Carretera, algo parecido.- Regina: Ah, pues quizá se refiera a Cormac McCarthy y a su La Carretera, con el que le dieron el Premio Pulitzer el año pasado. Además luego se estrenó la adaptación de su No es país para viejos, por la que se llevó el Oscar Bardem, así que imagínese si se habla de él…

– C.: Pues debe ser ese, ¿lo tiene?

– R.: Si, aquí está.

– C.: Bueno, con lo que me cuenta de él no me extraña que hayan aprovechado el tirón para sacarlo en el anuncio

(La frase desbarató la pulcra uniformidad de mi pelucón con la fuerza de un tsunami)

– R.: Perdón, ¿cómo dice? – C.: Si, que es el que sale en el anuncio del coche, creo que de un BMW. Ahí es donde lo vio mi chico, y le dio por el libro.

– R.: Discúlpeme, entonces usted lo que busca es En el Camino, de Jack Kerouac, solo que en inglés uno se titula On The Road y el otro The Road. Entre eso, que ambos son norteamericanos y que los dos libros se han puesto de moda…

– C.: ¡Uy, qué curioso! Mmmm, y ¿de qué va el de McCarthy?

– R.: Bueno, es fascinante, es una de esas novelas cuyo eco resuena en la memoria más allá del final. En ella C. McCarthy coloca a un padre y a su hijo recorriendo una apocalíptica Norteamérica en la que todo está carbonizado, la civilización agoniza y los hombres se devoran para sobrevivir. El protagonista se refugia en los viejos tiempos para entretener a su hijo y como antídoto para el presente, pero ¿fueron reales? Es demoledora y brillante, la verdad.

– C.: Suena interesante. ¿Sabes lo que te digo? Que me llevo las dos, En el camino y La Carretera.

Pero ella no fue la única, y en una semana han venido nueve personas buscando ‘La Carretera o algo así‘ sin llegar a citar el spot-obús de la BMW-Kerouac hasta bien entrado el diálogo.

Fue lizka quien intuyó la confusión latente cuando me preguntaba en un comentario al post de la BMW:

Y no te compran también la carretera de Cormac McCarthy? ambos libros con titulo similar.

En su día me hizo gracia el comentario, pero dos días después la vida misma le dio la razón en mis regias narizotas. Y no una, sino en ocho ocasiones.

Porque de las nueve personas de las que os hablo ocho a quien querían realmente era a Kerouac y sólo un caballero buscaba La Carretera tras quedar deslumbrado por la pluma de McCarthy con No es país para viejos.

Visto lo visto, queridos, he de reescribir uno de los fragmentos de mi post sobre BMW-Kerouac:

Desde que un artefacto catódico-publicitario llamado BMW-On The Road explotó cerca de reginaexlibrislandia nada ha vuelto a ser igual ni en mis confines ni bajo mi pelucón. (…) La onda expansiva del anuncio está reventándome la demanda de ejemplares de On the Road, de Jack Kerouak, traducido en España por Anagrama como En el camino…

Y añadir:

«y la de La Carretera, de McCarthy».

Loado sea el spot si con ello se lee a ese soberbio, lúcido y terriblemente inquietante escritor.

Y vosotros, queridos, ¿Leísteis a McCarthy? ¿Conocéis algún efecto más del obús-spot BMW-Kerouac?

De cómo la BMW me dispara las ventas de On the Road, de J. Kerouac

Desde que un artefacto catódico-publicitario llamado BMW-On The Road explotó cerca de reginaexlibrislandia nada ha vuelto a ser igual ni en mis confines ni bajo mi pelucón.

Esta regia entidad librera que teclea febrilmente no sabe si uno de los últimos spots del gigante de los coches ha disparado las ventas de su modelo Serie 1, pero lo que si sé es que la onda expansiva del anuncio está reventándome la demanda de ejemplares de On the Road, de Jack Kerouak, traducido en España por Anagrama como En el camino.

Si, queridos, así es. Cada día desde hace un par de semanitas salen de mis confines una media de tres o cuatro ejemplares diarios, tanto en inglés como en castellano, y hay incluso quien se lo lleva en ambas ediciones. Es una auténtica barbaridad.

Y yo, que brindo por la BMW a la salud de uno de los clásicos de la contracultura made in yankilandia y de mis cuentas de resultados, he de reconocer que hay momentos en que siento cómo la estupefacción se abre paso a través de la euforia y me paraliza de los pies al pelucón.

Regina, cielo, me digo, mira que eres faulkneriana. Relájate y disfruta, tesoro, olvídate del 2007 y de lo que le deslució a Kerouak el 50 aniversario de su novelita…

Y ahí está la clave de mi ambivalencia emocional. Durante todo el año pasado especialistas de todo el planeta celebraron cada uno a su manera el 50 aniversario de la primera edición de On the Road, pero éste a duras penas abrió el apetito lector de la gente, al menos el de mis reginaexlibrislandianos, ni los de pro ni los esporádicos.

Por mi parte consagré al padre de la genereción beat y sus vástagos un rinconcito en mis confines, pero fuera de algún que otro ejemplar furtivo la obra de Kerouac se vendió como cualquier otro título de fondo: a trompicones.

Pero justo cuando estaba a punto de desmontar el altar kerouaciano va la BMW y me lanza catódicamente su obús-spot. Y aquí estoy, vendiendo En el camino como churros.

Para quienes no lo hayáis visto, hételo aquí, el anuncio:

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Y a vosotros, queridos, ¿os desató la BMW un deseo irrefrenable por devorar On the Road, de Jack Kerouac? ¿Recordáis algún que otro anuncio con novelita detrás?