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Cinco novelas para leer y sucumbir a la narrativa feroz de Tom Wolfe

Feroz, lúcido e instantáneamente adictivo. Así es Tom Wolfe, padre del ‘nuevo periodismo’ y un autor que hay que leer. Ha fallecido, pero su obra late en los anaqueles de las librerías, y en reginaexlibrislandia, donde somos de un tomwolfenianismo desmesurado, hemos montado un rinconcito consagrado a su obra. Porque él lo vale.

Si su muerte levanta esa polvareda mediática que inocula el bibliointerés en algún que otro lector estaremos al quite para desplegar nuestro biblioarsenal tonwolferiano. 

Con su obra, Tom Wolfe, dotado de un talento fuera de serie para contar historias, articuló el Nuevo Periodismo, un novedoso género consistente en narrar hechos reales y articularlos en forma de libro que bien podía ser novela, así como las llamadas obras gonzas escritas por quienes entran tanto en la historia que narran que son, a la vez, observadores y protagonistas de lo que escriben.

Y para quienes no tengan claro por dónde empezar a leer a Tom Wolfe he preparado una selección de cinco títulos con los que hincarle el bibliodiente a este gigante de la fusión de los géneros literario y periodístico, capaz de reconstruir historias vívidas, hilarantes, vertiginosas y, eso sí, siempre cargadas de una crítica tan despiadada como venenosa y veraz.

¿Listos? Pues vamos a por esos cinco títulos para empezar a leer a Tom Wolfe:

1. La hoguera de las vanidades, Tom Wolfe. Anagrama.

Esta monumental y ambiciosa novela de Tom Wolfe, su primera incursión en la narrativa más allá del periodismo, es una crítica tan brillante como brutal de las ramificaciones del capitalismo rapaz del Wall Street de 1980 y la gran novela de NYC por excelencia. En ella conocemos a un tal Sherman McCoy, un joven yuppie, adinerado y arribista, que es la joven estrella de una prestigiosa firma de brokers. Pero su suerte cambia el día que, tras recoger en el aeropuerto a su amante, ésta atropella a un joven negro al atravesar el Bronx camino de su coqueto picadero en el centro. A partir de ahí todo y todos se vuelven en su contra para hundir a Sherman y para mostrar las entrañas de la ciudad que representa el epicentro del dinero y el poder, una sucia ratonera plagada de conflictos raciales y envidias de clase donde todos quieren hacerse ricos cuanto antes y como sea, y donde el dinero, el sexo y el poder son las monedas de cambio.

La hoguera de las vanidades

La hoguera de las vanidades

2. Bloody Miami. Tom Wolfe. Anagrama. 

Una fábula vulgar, grotesca e irreverente, cargada de adrenalina, cincelada con sarcasmo y cimentada con el incuestionable talento de Wolfe para el reportaje, que en su día lo encumbró como periodista. En ella Edward T. Topping IV, blanco, anglo y sajón, de una pequeña dinastía de Yale, va con Mack, su mujer –también Yale– a un restaurante. Y mientras se desocupa una plaza para aparcar su utilitario ecológico un Ferrari, conducido por una latina despampanante y cargada de oro, les birla el hueco y se burla de Mack. Y es justo a esa ciudad -donde, como afirma Wolfe, una población venida de otro país, de otra cultura, con otra lengua, se ha hecho dueña del territorio en sólo una generación-, han enviado a Ed Topping para reconvertir el Miami Herald en un periódico digital, sin edición en papel, y lanzar El Nuevo Herald solo para las masas latinas. Wolfe descuartiza a una ciudad chamuscada por el sol, dividida y volátil, donde todos odian a todos y con la digitalización de un tabloide como telón de fondo.

Bloody Miami

Bloody Miami

3. Todo un hombre. Tom Wolfe. Anagrama.

Sin perder un ápice de su humor corrosivo, su lucidez y su narrativa absorbente Wolfe te adentra en las entrañas de una de las grandes urbes del viejo sur norteamericano: Atlanta, esa gran dama sureña de modales impolutos, rancio abolengo y melaza que esconde en las enaguas un hervidero de conflictos raciales, corrupción, lujuria, ostentación y ambiciones desatadas. En ella ha prosperado Charlie Croker, que con sesenta años ha levantado su propio negocio inmobiliario y tiene una segunda esposa treinta años más joven que él. Pero la vida de este triunfador se empieza a resquebrajar cuando descubre que no puede devolver el cuantioso crédito que pidió al banco para expandir su coloso de ladrillo. Croker inicia un descenso a los infiernos en el que se cruzará con un joven idealista que soporta con estoicismo los embates de la vida y un abogado negro que ha ascendido socialmente. Un retrato trepidante, divertido y absorbente sobre los trapos sucios del viejo sur. 

Todo un hombre

Todo un hombre

4. Ponche de ácido lisérgico. Tom Wolfe. Anagrama.

Calificada por la crítica mundial como una de las mejores obras de no ficción del siglo XX, Wolfe levanta a palabras la espléndida crónica de un viaje de costa a costa por EEUU mezclando técnicas narrativas con técnicas periodísticas (investigación exhaustiva, entrevistas rigurosas, querencia a la exclusiva y especial atención al detalle revelador). Estamos en los años sesenta y Ken Kesey, autor de la colosal «Alguien voló sobre el nido del cuco«, lidera a los «bromistas», una desmadrada corte de jóvenes artistas que recorren los Estados Unidos en un autobús que conduce Neal Cassady (el mítico Moriarty de En el camino, de Kerouac), y celebran la vida, el éxtasis orgiástico, y las drogas que abren las puertas de la percepción con el F.B.I. pisándoles los talones. Viaja al corazón del movimiento hippie embarcándote en esta aventura fascinante contada con escrupulosa fidelidad y aderezada con la seducción de una atmósfera y unos personajes de órdago. Brillante.

Ponche de ácido lisérgico

Ponche de ácido lisérgico

5. La palabra pintada & ¿Quién teme al Bauhaus feroz? Tom Wolfe. Anagrama.

Este volumen reúne dos títulos de Wolfe que levantaron ampollas en los ámbitos pictórico y arquitectónico: La palabra pintada y ¿Quién teme al Bauhaus feroz? En la primera Wolfe describe el curso errático de la historia social del arte moderno y afirma que es una parodia de sí mismo: tan literario, académico y manierista como la pintura contra la que se había rebelado. En ¿Quién teme al Bauhaus feroz? Wolfe lleva su crítica al ámbito de la arquitectura desde el fin de la I Guerra Mundial, cuando la aspiración del Bauhaus, era «empezar de cero», es decir, era acabar con la arquitectura «burguesa», por lo que estos marxistas sueñan con edificar un mundo riguroso y abstracto. Expulsados de Alemania por el nazismo, se refugian en los Estados Unidos. Así, en la Babilonia del capitalismo, se produce la paradoja de una atemorizada obediencia a los cánones de una arquitectura desnuda, fría y abstracta, que prohíben el lujo y hasta el optimismo. Una y otra son obras maestras y constituyen, cada cuál en su campo, una venenosa crítica a esa gran verdad: cómo el dinero, los modales y otros intereses han perpetrado la gran manipulación del gusto público.

La Palabra Pintada & Bauhaus Feroz

La Palabra Pintada & Bauhaus Feroz

De cómo la BMW me dispara las ventas de On the Road, de J. Kerouac

Desde que un artefacto catódico-publicitario llamado BMW-On The Road explotó cerca de reginaexlibrislandia nada ha vuelto a ser igual ni en mis confines ni bajo mi pelucón.

Esta regia entidad librera que teclea febrilmente no sabe si uno de los últimos spots del gigante de los coches ha disparado las ventas de su modelo Serie 1, pero lo que si sé es que la onda expansiva del anuncio está reventándome la demanda de ejemplares de On the Road, de Jack Kerouak, traducido en España por Anagrama como En el camino.

Si, queridos, así es. Cada día desde hace un par de semanitas salen de mis confines una media de tres o cuatro ejemplares diarios, tanto en inglés como en castellano, y hay incluso quien se lo lleva en ambas ediciones. Es una auténtica barbaridad.

Y yo, que brindo por la BMW a la salud de uno de los clásicos de la contracultura made in yankilandia y de mis cuentas de resultados, he de reconocer que hay momentos en que siento cómo la estupefacción se abre paso a través de la euforia y me paraliza de los pies al pelucón.

Regina, cielo, me digo, mira que eres faulkneriana. Relájate y disfruta, tesoro, olvídate del 2007 y de lo que le deslució a Kerouak el 50 aniversario de su novelita…

Y ahí está la clave de mi ambivalencia emocional. Durante todo el año pasado especialistas de todo el planeta celebraron cada uno a su manera el 50 aniversario de la primera edición de On the Road, pero éste a duras penas abrió el apetito lector de la gente, al menos el de mis reginaexlibrislandianos, ni los de pro ni los esporádicos.

Por mi parte consagré al padre de la genereción beat y sus vástagos un rinconcito en mis confines, pero fuera de algún que otro ejemplar furtivo la obra de Kerouac se vendió como cualquier otro título de fondo: a trompicones.

Pero justo cuando estaba a punto de desmontar el altar kerouaciano va la BMW y me lanza catódicamente su obús-spot. Y aquí estoy, vendiendo En el camino como churros.

Para quienes no lo hayáis visto, hételo aquí, el anuncio:

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Y a vosotros, queridos, ¿os desató la BMW un deseo irrefrenable por devorar On the Road, de Jack Kerouac? ¿Recordáis algún que otro anuncio con novelita detrás?