Descorche Descorche

Puede que en el vino no esté la verdad, si es que sólo existe una,pero lo que es seguro es que está el placer y juntos vamos a encontrarlo

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Un Txakoli de Getaria y un tinto de Rioja alavesa

El primer vino de esta semana nos viene del Cantábrico, en concreto de Getaria. Es el Txomin Etxaniz 2007.

La bodega es propiedad de los tres hermanos Txueka, Iñaki, Ernesto y Andrés. Cuenta en la actualidad con 35 hectáreas de viñedo, situadas en uno de los sitios más bonitos que se pueden encontrar. Viñas con desniveles del 30% que acaban muriendo en el mar.

El txakoli estuvo durante años condenado a ser un vino menor golpeado en infames vasos es las tabernas de Euskadi. Fue el gran esfuerzo de Iñaki Txueka el que sirvió para rescatarle del olvido y darle una mayor dignidad. Fruto de sus esfuerzos en 1989 se funda la Denominación de Origen Getariako Txakolina, el Chacolí de Getaria.

La familia Txueka está ligada al viñedo desde 1649. La bodega se funda en 1930 en un precioso caserón del siglo XV, pegado a la iglesia de Getaria y declarado monumento histórico artístico. Hace ya bastantes años que se traslada a un caserío en las afueras del pueblo, en la ladera del monte Garate, rodeado de sus viñas emparradas, muchas de ellas centenarias y prefiloxéricas.

En su esfuerzo por mantener las raíces del Txakoli los hermanos Txueka para cada nueva plantación se proveen de material vegetativo de sus viejas cepas. Las variedades de uva son Hondarrabi Zuri, con un 90%, y Hondarrabi Beltza, una uva tinta que representa el 10% restante.

Txomin Etxaniz 2007 es un vino fresco, ligero, ácido y con clara presencia del carbónico. Un vino para disfrutar, sin demasiadas pretensiones, pero muy auténtico. Su precio en tienda está sobre los 8 euros.

No dejamos el País Vasco y nos vamos a la Rioja alavesa. Ostatu Crianza 2005 es nuestro tinto de esta semana. La bodega es propiedad de la familia Sáenz de Samaniego y está en el pueblo de Samaniego, como no podía ser de otra forma.

Cuentan con 35 hectáreas de viñedo, en diferentes parcelas de nombres tan sugerentes como Roancho, Revillas, Valcabada, Portillo o Marbella. Los suelos son en su mayor parte arcillo calcáreos, de color muy ocre.

Ostatu Crianza 2005 tiene un 90% de Tempranillo y un 10% de Graciano. Ha tenido una crianza en roble francés de 12 meses. Un vino a medio camino entre los riojas clásicos y los más modernos. Con buena presencia de fruta, con la madera todavía demasiado marcada para mi gusto, pero con buen potencial para mejorar. Su precio en tienda es de unos 14 euros.

Las dificultades de la cata a ciegas

Este domingo en el Magazine de El Mundo tuve la suerte de formar parte de una cata ciega de las novedades aparecidas en el mercado en este 2008. Conmigo estaban algunos de los mejores vendedores de vino de España.

Seis “tenderos” ilustrados nos llamaba Antonio M. Casado, entrecomillando tenderos como si tuviese miedo de ofendernos, cuando en realidad es lo que somos: tenderos de vinos.

Estaban, de izquierda a derecha en la foto de Antonio Heredia que publica el periódico, Juan Luis Pérez de Eulate, de quien ya hablamos. Mayte Santa Cecilia, de Bodegas Santa Cecilia, una de las tiendas históricas de Madrid y con una espectacular línea de precios, Quim Vila, propietario de Vila Viniteca de la que ya hemos hablado alguna vez y sin lugar a dudas una de las mejores tiendas de Europa.

En el medio de la foto estoy yo, posiblemente por ser el mayor. A mi derecha, mirando la foto, la brasileña Marcia Dos Santos, de Lavinia, otra tienda de la que hay poco que añadir a lo ya escrito, y Miguel Prohens, de la madrileña Enoteca Barolo, una de las mejores apariciones de los últimos años en el mercado de las tiendas de vino.

La cata fue a ciegas y los resultados a veces nos sorprendieron a todos, como siempre pasa en este tipo de catas.

Muchos vinos a catar, los publicados más alguno más que obtuvieron puntuaciones más bajas. Vinos muy diferentes y de zonas muy diferentes.

La primera conclusión que saco al ver los resultados es evidente. Los vinos mediterráneos gana la batalla a los atlánticos. Los 4 primeros, Ferret Bobet 2005, Gresa 2006, Cap de Barbaria 2006, 4 Kilos 2006 son mediterráneos y sólo el quinto, Altos de Losada 2006, es atlántico.

Es algo que ya habíamos comprobado en otras catas. No es que sean mejores es que lucen más en este tipo de catas, son más golosos, más potentes, más redondos.

Posiblemente la cosa hubiese cambiado dejando los vinos unas horas en las copas para ver su evolución, pero así eran las normas de la cata y así son, normalmente, las catas ciegas, sobre todo cuando son de tantos vinos y se va siempre contra el tiempo. Posiblemente con ese tiempo algunos vinos más atlánticos hubiesen subido sus puntuaciones. Su nervio, su acidez se hubiese integrado mejor y habrían aparecido los tonos más personales.

¿No os ha pasado alguna vez?

Un Graciano de Rioja y un Cariñena del Priorato

Los dos vinos de está semana están elaborados con variedades no demasiado habituales.

El primero nos llega de Rioja y está elaborado únicamente con Graciano. Es el Contino Graciano 2005.

Viñedos del Contino está situado en Laserna, en el término de Laguardia, en un meandro del río Ebro. La bodega la crean los propietarios de CVNE en 1973, imitando a los châteaux bordeleses, es decir, una bodega rodeada de las viñas de las que se abastece.

El primer vino sale en 1974. A principios de los 90 sufrió la lacra de los TCA y estuvo, incluso, algún año sin aparecer, pero superó la crisis y volvió con fuerza.

Hay muchos que defienden que su situación no es la mejor y que hay parcelas muy productivas, pero lo que es evidente es que el gran trabajo que hace Jesús Madrazo, el auténtico alma mater de este vino, se ve reflejado en el vino.

Son 62 hectáreas de viñedo y el nombre de Contino se debe a Pedro de Samaniego. Los continos eran los 100 soldados de la guardia real que velaban continuamente, de ahí su nombre, a la familia real.

Las uvas con las que se elaboró Contino Graciano 2005 se vendimiaron el 15 de septiembre. La fermentación se hizo en tinas de roble francés y duró 8 días. La maloláctica se hizo en barricas y la crianza, en roble francés y húngaro, duró 13 meses. Se embotellaron 5.701 botellas y su precio ronda los 50 euros.

Un vino todavía joven, en el que la potencia tánica del Graciano está todavía por pulir, pero su buena acidez hace que piense que va a tener una buena evolución. Tan personal como interesante.

El segundo vino nos viene del Piorato, de una bodega de la que ya hemos hablado. Clos Dominic Vinyes Altes 2005 está basado en la Cariñena, que domina con un aplastante 90%, siendo completada por la Garnacha.

Paco Castillo y Dominic Bairaguet, ayudados por sus hijos, se encargan de todo en la bodega, en la línea de los mejores vignerons franceses. Este vino ha tenido una crianza en roble francés de 16 meses.

Si estás cansado de los vinos del Priorato porque te parecen demasiado iguales este vino te ayudará a reconciliarte con la zona.

Un vino de verdad, auténtico. Poderoso a la vez que elegante, con buena acidez a pesar de sus 14,5 grados, con notas minerales y fruta negra y roja.

Un gran trabajo en el campo para un vino del que se elaboran unas 1.000 botellas. Su precio está sobre los 39 euros.

Una Manzanilla Pasada y un tinto de Mallorca

Nos volvemos a Sanlúcar de Barrameda para escoger nuestro primer vino. Es una Manzanilla Pasada. El nombre no me produce especial placer. Si no sabes muy bien de que va la cosa y en un bar te preguntan qué prefieres sin Manzanilla Fina o Manzanilla Pasada, es fácil que escojas, ante la duda, la primera.

Y cometerías un error. La Manzanilla Pasada es la manzanilla más vieja, con más años de crianza casi al límite de un amontillado.

En esta ocasión hemos escogido La Bota de Manzanilla Pasada Nº 10. Ya hemos hablado otra vez del Equipo Navazos, formado por Jesús Barquín y Eduardo Ojeda. Su pasión por los vinos del Marco de Jerez les ha llevado a un proyecto tan apasionante como único, recuperar las viejas botas de vinos casi abandonados para ponerlas, en pequeñas cantidades en manos de los aficionados.

La manzanilla escogida fue seleccionada hace más de 22 años por Rafael Rivas, capataz de La Guita. Fueron 15 botas que el capataz ha mantenido llenas a tocadedos, muy por encima de lo que es habitual en la comarca. La vejez media debe estar entre los 12 y 14 años.

Todos sabéis que no me apasionan las descripciones largas de los vinos, pero voy a hacer una excepción y poner la del gran Eugenio Sáenz de Miera

Precioso color oro viejo con destellos verdosos, limpio y brillante. La nariz es una verdadera amalgama de múltiples aromas y sensaciones. Es intensa, compleja, misteriosa y encantadora. Destaca un carácter punzante y aldehídico con notas de frutos secos, en especial almendras y avellanas, toques especiados, ligeros ahumados y un extraordinario fondo salino e incluso mineral, de algas y yodo, que casi te transporta al Bajo de Guía, a la desembocadura del río Guadalquivir. La boca es sencillamente apabullante. Un prodigio de equilibrio brutal. Sí, es una manzanilla pasada, casi amontillada, pero su frescura y ligereza es tal, que te hace redefinirte el concepto de manzanilla pasada. De paso firme, acidez sutil y final largo, enorme, persistente, que nos deja sensaciones salinas y de frutos secos amargos. Hace que te recrees en la copa. No quieres que se termine nunca. Ya estaba sobre aviso de la enorme calidad de esta manzanilla, pero cuando la probé superó todas mis expectativas. Es la más grande de todas las manzanillas que he probado y uno de los mejores vinos mundiales. Se queda en el recuerdo. Una manzanilla de ensueño

Su precio en tienda está sobre los 27 euros.

De la bodega 4 Kilos en Mallorca ya hablamos también en su día. El proyecto de Françes Grimalt y Sergio Caballero es uno de los más interesantes que ha surgido últimamente.

Para esta semana hemos escogido 12 Voltios 2007, un vino que acaba de salir al mercado y que recibe su nombre porque es el vino más corriente de la bodega. El más corriente pero magnífico.

Está elaborado con un 30% de Syrah, 30% de Merlot, 20% de Cabernet Sauvignon y el otro 20% se lo reparten Callet y Fogoneu. Como veis mucha variedad foránea y poca autóctona, cosa que se va a ir corrigiendo poco a poco, pero no es para nada un vino de estilo internacional.

Tras una preciosa etiqueta, basada en un dibujo de Gary Baseman, se encuentra un vino lleno de fruta, agradable de beber, pese a su juventud, nada pesado.

Su precio en tienda está sobre los 14 euros.

Distinción y elegancia en un blanco del Nahe y un tinto del Penedès

Los dos vinos de esta semana destacan por su distinción y su elegancia.

El primero nos llega del Nahe alemán. Siempre he dicho que la Riesling alemana es una de mis uvas favoritas. Me apasiona su gran complejidad envuelta en una apariencia de sencillez. El vino elegido es Dönnhoff Hermannshöle 2006.

Los vinos alemanes han tenido la suerte de entrar en el mercado español de la mano de Michael Wöhr, un hombre tan lleno de pasión como de conocimiento. Michael cuando habla de la Riesling la llama la diva y consigue al hacerlo una perfecta definición.

De todos los viticultores alemanes sin duda Helmunt Dönnhoff es uno de los más destacados. Su familia es viticultora desde el año 1750 y él se hace cargo de la bodega familiar en 1971, cuando todavía era muy joven. Su rigurosidad en el viñedo, su habilidad y su personalidad hacen que pronto destaquen sus vinos.

En la actualidad tiene 16 hectáreas de viñedo, de las que 12 son de Riesling. Cualquiera de los vinos de su gama merece la pena, desde el más sencillo al pago más destacado.

Para esta semana hemos escogido uno de sus mejores pagos, Hermannshöle. Situado en el pueblo de Niederhausen, en la ribera del Nahe, destaca por su magnífica exposición sur y por sus viejas cepas de más de 60 años. En su suelo destaca la pizarra gris y la vulcanita, de origen volcánico.

Es un viñedo calificado como Grosses Gewächs, el equivalente al Grand Cru de Borgoña, la máxima calificación posible.

Dönnhoff Hermannshöle 2006 es un vino que destaca por su frescura, con una alta acidez perfectamente integrada. De una atractiva mineralidad que enamora en la boca, tan ligero como concentrado, tan intenso como sutil. No hay palabras para describirlo, por eso lo mejor que se puede hacer es beberlo.

Su precio en tienda ronda los 58 euros, puede que parezca caro pero estamos ante uno de los grandes vinos blancos del mundo.

El segundo vino nos viene de una bodega conocida, de la que ya hemos hablado. Es el Gran Caus 2002.

Si Can Ràfols dels Caus elabora alguno de los mejores vinos blancos de España, también lo hace con los tintos.

Gran Caus 2002 es una mezcla de las tres variedades destacadas de Burdeos, perfectamente aclimatadas a esta finca del Garraf.

Merlot es la variedad mayoritaria, con un 42%. Procede de la viña Pals de Fusta, de orientación sur y plantada en 1984. La siguiente variedad es Cabernet Franc, con un 38%, de las Viñas La Creu y La Pujada, de orientación sureste y plantadas en 1984. El resto es Cabernet Sauvignon de la viña La Corbata, de orientación sur y plantada en 1982.

Carlos Esteva, propietario de la bodega, odia que la madera se imponga en sus vinos, prefiere que se exprese su peculiar terroir. El vino ha tenido una crianza en barricas de roble francés, con muy bajo porcentaje de roble nuevo, de 12 meses. Se embotellaron poco más de treinta mil botellas en julio de 2004.

Gran Caus 2002 no es un vino de esos que podíamos definir como modernos, de esos llenos de concentración y fruta sobremadura. Aquí nos encontramos frescura, acidez, complejidad, buena fruta, elegancia y profundidad.

Su precio en tienda está sobre los 19 euros.

Como muchos de vosotros os habréis dado cuenta el orden en el que Can Ràfols dels Caus saca sus vinos no es el habitual orden cronológico, sino que cada año saca al mercado la añada que considera que está mejor para beber en ese momento. Por esa razón sacó antes el 2000 que el 1999 y ahora saca antes el 2002 que el 2001

Un barrica de la Ribera del Duero y un Cabernet Franc del Loira

El primer vino que recomendamos hoy viene de la Ribera del Duero y es el Marqués de Velilla Barrica 2004.

Nunca he ocultado mi personal debilidad por Gabriel Rivero, para mi uno de los mejores enólogos que actualmente trabajan en España.

Conocí a Gabi hace ya muchos años cuando dirigía Château Sociando Mallet, vino que con su trabajo contribuyó a situar entre los más grandes de Burdeos. Después se marchó al Líbano a Château Kefraya y hace poco más de 3 años se volvió a España, donde nunca había trabajado, para dirigir Marqués de Velilla.

Se encontró con una bodega bastante abandonada en su día a día. Vinos normales, sin demasiadas pretensiones y en muchas ocasiones con marcados defectos. La labor de levantar la bodega era dura pero Gabi se puso a ella con la fe que le caracteriza.

Su primera tarea consistió en hacer un estudio de suelo de las 183 hectáreas de viñedo, situadas en el entorno de La Horra, que tiene la bodega. Encontró 18 tipos de suelo, desde arcillosos que proporcionan a los vinos potencia, hasta gravas y arenas que aportan más delicadeza.

Su pasión por el viñedo hace que no sea extraño verle paseando a primeras horas de la mañana, cuando el sol todavía se niega a salir del todo.

Marqués de Velilla Barrica 2004 es el primer vino que elabora Gabriel Rivero en la bodega. Una añada marcada por el granizo que destruyó la mitad de la cosecha.

Tiene un 95% de Tempranillo y 5% de Cabernet Sauvignon, procedentes de las parcelas Curillas, La Vega del Conde, La Encina y El Membrillo. Ha tenido una crianza de 12 meses en barricas de roble, sobre todo francés.

Cuando salió al mercado algunos se quejaban de que era un vino duro y difícil. Han pasado algunos meses y el vino está en un momento impecable, con los taninos finos y redondos, para nada agresivos y con una frescura de fruta muy destacable.

Su precio en tienda está sobre los 7 euros y es muy difícil encontrar un vino de la Ribera del Duero mejor por este precio.

Una demostración más del buen hacer de Gabriel Rivero y de que los grandes vinos de esta bodega están por llegar.

El segundo vino es del Loira francés. Ya hablamos el otro día de los hermanos Foucault, viticultores a los que tengo especial respeto. Su feudo está en Saumur-Champigny, en el Loira.

El nombre de Champigny viene del latín campus ignis, que significa campo de fuego y posiblemente sea porque tienen la temperatura media más alta de la región.

Clos Rougeard siempre está elaborado únicamente con Cabernet Franc, conocido en la zona como breton, debido a que en el siglo XVII Richelieu encarga al abad Breton que replante los viñedos y utiliza para hacerlo plantas de Cabernet Franc compradas en Burdeos.

Cuando las uvas llegan a la bodega, que está entre 10 y 12ºC, permanecen entre 4 y 5 días a esta temperatura, haciendo una maceración prefermentativa en pequeñas cubas de cemento. El encubado se hace en cubas de cemento abiertas y dura de 3 a 4 semanas y a diario se hacen bazuqueos con los pies y remontados. No se incorporan los vinos de prensa. La maloláctica se hace en barricas de roble. Se hacen 3 ó 4 trasiegos por año.

Clos Rougeard 2003 proviene de 4,5 hectáreas de viñedo, situadas en diferentes parcelas. Las cepas oscilan entre los 15 y los 70 años. El rendimiento medio es de 40 hectolitros por hectárea. Ha tenido una crianza en barrica de 18 meses, parte importante de las cuales son barricas usadas procedentes de Château Margaux y Château Haut-Brion.

La añada 2003 en el Loira, como en el resto de Francia y también de España, fue especialmente calurosa, por eso el vino tiene un poco más de color y algo menos de acidez de lo que es habitual, aunque, debido a su buen trabajo en el campo, tiene una acidez realmente sorprendente para las características de la añada.

La frescura, la profundidad y la mineralidad son rasgos siempre característicos de este vino.

Es un vino destinado a vivir muchos años pero que empieza a estar en buen momento. Yo aconsejo abrirlo cuando menos 1 hora antes de beberlo.

Con su prestigio y su baja producción es un vino difícil de conseguir pero se puede encontrar a unos 29 euros en las tiendas.

Un tinto del Priorato y otro navarro

Esta semana vamos a recomendar dos vinos tintos. El primero nos viene del Piorat. Es el Riu 2006, el nuevo vino de El Trío Infernal.

El Trío Infernal es un proyecto que nace en la región de Priorat en el año 2002, iniciativa de tres destacados viticultores franceses.

El Trío son Laurent Combier, propietario de Domaine Combier en Crozes-Hermitage, Peter Fischer, propietario de Chateau Revelette en Provenza, y Jean Michel Gerin, propietario del domaine que lleva su nombre en Côte-Rôtie.

Se conocieron hace una veintena de años y nació entre ellos la idea de que cuando cada una de sus bodegas estuviera encauzada, realizarían un proyecto en común, una aventura.

Para empezar esta aventura creyeron que el lugar ideal era España por la variedad de terroirs existentes aquí y por la mayor facilidad de hacer nuevas plantaciones y conseguir derechos. En uno de sus viajes a España buscando un lugar para empezar este nuevo proyecto en común, pasaron a visitar a René Barbier de Clos Mogador en Priorat, aunque ya conocían la zona desde 1996. Le contaron que estaban buscando un sitio para empezar un proyecto en España y él les dijo que dejaran de buscar, que ese sitio tenía que ser Priorat, y que él les ayudaría a encontrar tierras y viñas.

Riu 2006 tiene un 45% de Garnacha, 45% de Cariñena y 10% de Syrah, procedentes de viñedos de 10 años situados en Torroja del Priorat. Está elaborado en tinas de acero inoxidable con temperatura controlada, con maceraciones largas, entre 25 y 30 días, y numerosos bazuqueos. Ha tenido una crianza de 12 meses en barricas de 500 litros de roble francés de uno y dos vinos.

Una versión más fácil y asequible del duro Priorato. Su precio en tienda está sobre los 19 euros.

El segundo vino nos viene de Navarra. Su nombre es Emilio Valerio Viñas de Amburza 2005.

Emilio Valerio es el impulsor de este proyecto familiar. Fiscal dedicado durante muchos años a la protección del medio ambiente ha decidido cultivar, de forma biológica y biodinámica como no podía ser de otra manera, unas tierras vinculadas a su familia desde 1342.

Son más de 50 pequeñas parcelas, situadas en las laderas de Montejurra, en torno al municipio de Dicastillo, en la Tierra de Estella.

La edad media del viñedo es de 35 años. Los suelos son arcillo calcáreos y la altitud es de 580 metros. La peculiaridad del lugar es la mezcla del clima continental con el mediterráneo.

Emilio Valerio Viñas de Amburza 2005 es una mezcla de de Cabernet Sauvignon, Merlot, Garnacha y Graciano. Ha tenido una crianza de 11 meses en barricas de roble francés, mezclando madera nueva con usada.

No es el típico moderno vino navarro. Su color es intenso pero sin excesos de sobre extracción. Es un vino limpio, puro y neto, sin ningún tipo de artificios.

Su precio en tienda supera por poco los 14 euros.

Un Chablis y un Mencía gallego: frescura y mineralidad

Para escoger el primer vino de esta semana nos vamos a la parte más norte de Borgoña, a Chablis. Hemos escogido Bessin 2006, del Domaine Jean-Claude Bessin.

Chablis es posiblemente la zona de blancos de más fama de Borgoña, pero también la más irregular. Es tan fácil encontrar buenos vinos como vinos de una mediocridad aplastante.

Su prestigio lo marca su historia. Cuando, en 1864, Napoleón III encarga a Jules Gullot un estudio sobre el presente y el futuro de la viticultura en Francia, escribe

Los Chablis tienen un bello color oro, con un reflejo verde, son espirituosos sin que el espíritu se deje notar, y su bouquet es encantador. Se distinguen por sus cualidades higiénicas y digestivas, pero sobre todo por la excitación

viva, benévola y llena de lucidez que aportan a la inteligencia

Pocos años después aparecen en Rioja vinos embotellados como Chablis, algunas botellas todavía se pueden ver en López Heredia.

Pero hoy las cosas son distintas.

Son más de 4.000 hectáreas de viñedo, plantadas en pequeños valles muy próximos los unos de los otros, pero con grandes diferencias de microclimas, orientaciones, suelos y subsuelos.

Arquitecto de profesión, Jean-Claude Bessin se hace cargo de los viñedos de la familia de su mujer, propietarios desde hace varias generaciones, en 1989 y comercializa su vino por primera vez en 1991. Su mujer, Evelyne Tramblay, estudió enología en Beaune y entre los dos se encargan de las elaboraciones.

Parten de 12 hectáreas de Chardonnay, de cepas de más de 50 años, que cultivan personalmente con todo el esmero. Juntos reestructuraron el viñedo familiar, protegiendo las viejas cepas.

Su mayor esfuerzo a la hora de elaborar es respetar las características de cada terroir, buscando la mayor delicadeza y complejidad.

Bessin 2006 es un Chablis de los de verdad, auténtico, sin todos los artificios habituales en esta zona.

Nariz sutil, fina, mineral. Esa misma mineralidad aparece en la boca, donde se mezcla con una agradable acidez cítrica, formando un magnífico equilibrio de elegancia y frescor, pureza y clase.

Su precio en tienda está sobre los 20 euros.

El segundo vino de esta semana nos viene de Galicia y de una de sus zonas menos conocidas, la Ribeira Sacra. Es el Alcouce 2005, un vino de las bodegas Chao do Couso, propiedad de Pío Domínguez.

Me recomendaron este vino César Ruiz, que acaba de abrir su blog, y Xoan Canas, copropietario y sumiller de Pepe Vieira, dos personas a las que respeto especialmente.

Cuando lo probé por primera vez me gustó pero no me entusiasmó, la madera estaba demasiado marcada, los taninos eran notorios y dejaban un poco atrás la fruta.

El otro día lo probé otra vez. Habían pasado unos 4 meses y el cambio me dejó impresionado. La fruta negra, los arándanos, la grosella brillaban por encima de una madera que el vino había conseguido integrar a la perfección.

Me pregunté cuantas veces juzgas mal a un vino simplemente por no dejarle el tiempo en botella suficiente.

El fondo mineral era notorio y la acidez le aportaba un toque de frescura que hacía al vino redondo. Un vino para disfrutar.

Las uvas de Mencía provienen del pueblo de Trives, en la subzona de Quiroga Bibei. Las cepas están a una altitud media de 1.000 metros y los suelos son de xisto y pizarra. La producción es muy pequeña y el vino es difícil de conseguir, pero una vez más se demuestra que en Galicia nacen tintos muy especiales.

Al igual que en el vino anterior su precio ronda los 20 euros.

Menos mal que nos queda Portugal: un Alvarinho y un Douro

Los vinos de esta semana nos llevan a la vecina, y demasiadas veces olvidada, Portugal.

El primer vino es un Vinho Verde, una denominación que acoge demasiados vinos diversos, lejanos en estilo y forma unos de los otros.

Se trata del Dorado Superior Alvarinho 2006. Un vino portugués de padres españoles. La familia Dorado compra la Quinta do Feital hace más de 20 años y la prepara con mimo para albergar nuevas viñas.

Marcial Dorado se encarga, con su pasión habitual, de dirigir todo el proceso. Desde el primer momento tiene claro que quiere hacer un alvarinho, en Portugal la Albariño se escribe así, diferente, con capacidad de envejecer y lo ha conseguido.

La bodega se construye entre los años 1995 y 1996 pero el primer vino que se comercializa es el de la añada 2000. Está situada en Paderne, en Melgaço en la subregión de Monçao.

Son 10 hectáreas de viñedo en un anfiteatro natural, presididos por una casa señorial del siglo XVIII. Los suelos son granítico arenosos.

Las uvas se vendimian en cajas de 20 kilos y tienen una crianza de 11 meses sobre lías.

Hace poco me bebí una botella de la añada 2000 y estaba impresionante, a la altura de los mejores alvarinhos o albariños que he bebido.

La cosecha 2006 se puede beber ahora sin problemas pero puede ofrecernos todavía mucho más si esperamos unos años.

Un vino concentrado, poderoso a la vez que fino, con potentes aromas a frutas blancas y un espectacular fondo mineral. Otro de esos vinos, y mira que hay pocos, que me reconcilian con esta variedad tantas veces maltratada. La mezcla de fruta carnosa, acidez y mineralidad es realmente atractiva.

Su precio supera por poco los 15 euros. Si tenéis la oportunidad de probar un vino más viejo no lo dudéis.

El segundo vino viene del Douro, la versión portuguesa del Duero. Es el Quinta do Vale de Dona Maria 2005, un grandioso vino de Cristiano van Zeller. La relación con el mundo del vino le llega a Cristiano por todas las ramas familiares. Entre sus predecesores están las familias fundadoras de Quinta do Noval, Quinta de Roriz y Kopke, la primera firma embotelladora de Oporto. El nombre de Cristiano van Zeller pasa de generación en generación hasta convertirse en uno de los mitos de Oporto.

La Quinta do Vale de Dona Maria está situada en el valle del río Torto. Su orientación es sobre todo sur, con algunas partes orientadas al sudoeste, el suelo es pizarroso y bastante pedregoso.

Cuenta con 19 hectáreas de viñedo, de las cuales 10 tienen más de 40 años. Las variedades con las que está plantada la finca son Tinta Amarela, Touriga Francesa, Touriga Nacional, Tinta Roriz, Rufete, Tinta Barroca, Tinta Francisca y Sousao.

No sabéis la envidia que me da Portugal cuando veo la cantidad de uvas, castas, que ellos tienen.

Este vino concentra todas las virtudes de los vinos del Douro. Potencia, fruta madura, elegancia a pesar de la poderosa estructura y capacidad de envejecimiento.

Su precio ronda los 34 euros en una tienda, pero es un dinero bien gastado.

Viña Tondonia Reserva blanco y tinto: la esencia histórica de Rioja

Por primera vez vamos a recomendar dos vinos de una misma bodega, un blanco y un tinto. Y la bodega que tiene ese honor es R. López de Heredia. Viña Tondonia.

La bodega la funda en 1877 Rafael López de Heredia, aprovechando el impulso que recibió Haro con la llegada de los franceses que buscaban uvas para abastecerse pues sus viñedos estaban desolados por la filoxera.

Hoy, 131 años después, la bodega sigue en manos de la misma familia. En palabras de María José López de Heredia

En mi casa el hacer las cosas como se han hecho siempre se considera la mayor hazaña

Esa frase resume perfectamente su filosofía y su forma de actuar. No hay en España ninguna bodega que siga con tal respeto la tradición como esta.

Los dos vinos escogidos son Viña Tondonia Blanco Reserva 1989 y Viña Tondonia Tinto Reserva 1999. No hay ningún gazapo, ni errata. El blanco es de la cosecha 1989 y todavía le quedan muchos años por delante.

Los dos vinos proceden de una única viña que les da el nombre, que en la foto, sacada de la página web de la bodega, vemos nevada.

Una finca de 100 hectáreas de viñedo, plantada entre los años 1913 y 1914, situada en un meandro en la margen derecha del río Ebro. Toda la plantación es en vaso. De esas 100 hectáreas, hay 6 plantadas con Viura y 2 con Malvasía.

La pobreza del suelo y la edad de las cepas hacen que los rendimientos sean bajos.

El cultivo es en vaso. Los injertos se hacen todos en los viñedos de la bodega y el material vegetal se obtiene mediante selección masal en las fincas propias. La viticultura es prácticamente ecológica.

La vendimia es manual, con una amplia selección en viñedo. Las uvas se trasladan a la cercana bodega en comportas de madera de chopo de forma troncocónica, de unos 80/90 kilos.

Tanto estas comportas como las tinas de madera en las que los vinos fermentan, de 60 hectolitros para los blancos y de hasta 240 para los tintos, y la totalidad de las barricas se hacen en la tonelería de la bodega. Ellos seleccionan la madera en los bosques de los Montes Apalaches de los Estados Unidos, la secan, la tuestan y construyen los diferentes recipientes en los que el vino va a permanecer.

Aunque hoy tiene una producción casi marginal, históricamente el vino blanco en Haro tuvo una especial importancia. el profesor bordelés Alain Huetz de Lemps en su magnífico libro Vignobles et vins del Nord-Ouest de l’Espagne afirma

En el año 1599 Haro producía 54.538 cántaras de vino blanco. En 1669 en Haro hay 36.266 cántaras de blanco por sólo 6.733 de tinto. En esos años la tasa fiscal del vino blanco era dos veces superior a la del vino tinto.

Viña Tondonia Blanco Reserva 1989 tiene un 90% de Viura y un 10% de Malvasía. Su crianza ha sido de 6 años, con trasiegos cada 2 años, pero la madera en ningún momento se impone. La clarificación se hace mediante clara de huevo fresco. Para el vino blanco se usa una dosis un poco mayor, 9 claras por barrica, que para el tinto.

Un vino de excepcional calidad, uno de los pocos blancos españoles que puede competir con los grandes vinos blancos del mundo.

Su precio está sobre los 18 euros y es difícil dar más por menos.

Viña Tondonia Tinto Reserva 1999 tiene un 75% de Tempranillo y 15% de Garnacha, repartiéndose el 10% restante entre Graciano y Mazuelo. Ha tenido una crianza de cinco años y medio, también con 2 trasiegos por año. La clarificación es igualmente con claras de huevo.

Su precio ronda los 19 euros.

Dos vinos que es necesario probar para conocer lo que es un vino clásico de Rioja, pero un clásico auténtico, de los de verdad, no de los de nombre.